14 de junio de 2010

JUICIO ESMA: TESTIMONIÓ LA MUJER QUE ASISTIÓ PARTOS EN LA CLANDESTINIDAD.

Sara Solarz de Osatinsky, de 75 años, estuvo 20 meses detenida en el centro clandestino de detención. Por medio de una videoconferencia, desde Madrid, declaró hoy, en el proceso que investiga 85 muertes, tormentos y desapariciones, impartidos por el grupo de tareas 3.3.2 de la Armada.
El 12 de octubre de 1979, en la Asamblea General de Francia, las ex desaparecidas Sara Solarz de Osatinsky, Ana María Martí y María Alicia Milia de Pirles se sentaron frente a periodistas de todo el mundo para contar el horror del cautiverio vivido en el centro de detención que funcionaba en la entonces Escuela de Mecánica de la Armada.
Solarz de Osatinsky hizo especial hincapié en el mismo tema que hoy, a 30 años de esa conferencia, realizó en la audiencia por el juicio a imputados de homicidios, tormentos y desapariciones, en ese centro: las embarazadas a las que les arrancaron sus hijos y posteriormente fueron asesinadas.
La testigo, que contó los hechos por medio de una videoconferencia desde Madrid, España, dijo que su cautiverio comenzó el 12 de mayo de 1977, cuando fue secuestrada por miembros del grupo de tareas 3.3.2.
“Yo era un trofeo para ellos, porque era la viuda de Marcos Osatinsky (líder de Montoneros) y sobreviviente de la masacre de Trelew). A mi marido ya lo habían matado en Córdoba y también a mis dos hijos. Cuando caí, yo ya estaba abatida”, dijo.
La ex desaparecida, que paró la audiencia al menos cinco veces para tranquilizarse y continuar con su relato, reconoció a casi todos los imputados en el juicio y pudo describir en detalle cómo eran sus actividades en la ESMA.
En tanto, la ex detenida recordó sus primeros momentos en la sala de tortura: “Me dijeron, ‘señora, no la queremos hacer sufrir, usted ya pasó por mucho’. Me pedían información, pero me negué. Entonces me empezaron a picanear. Como yo no gritaba, se alarmaban. Les dije que yo ya no podía sentir más dolor que el de mis pérdidas. Mientras eso sucedía, el Tomy (Carlos) Capdevilla, me auscultaba y daba la orden de que me podían seguir torturando”.
Cuando terminaron las sesiones de tormentos para obtener información, subieron a Solarz de Osatinsky a la Capucha, el altillo donde dormían los detenidos. “Ya había perdido mi identidad. Era el número 288. Al lado mío, vi a unas embarazadas postradas. Una de ellas era María Hilda Pérez de Donda (madre de la nieta recuperada y diputada nacional Victoria Donda), a (María del Carmen) Moyano de Poblete y a Ana Castro. Comían el mismo sanGuchito de carne hervida que nosotros y la diferencia era que les daban una mandarina”.
La testigo explicó que pudo generar una especial relación con las mujeres encintas. “Me dejaban ir a la pieza de las embarazadas, porque pedían estar conmigo en el parto. Los médicos que siempre los asistían eran Capdevilla y Jorge Luis Magnacco. La primera embarazada que tuvo -su hijo- fue Moyano de Poblete. Dio a luz una nena. La segunda fue Ana, que tuvo a un varón prematuro. Ella estaba muy preocupada por si su bebé estaba en buenas condiciones. Me pedía que le cuente los deditos. Pasaba que a Ana la habían torturado brutalmente cuando estaba de dos meses y tenía miedo de que su hijo tuviera malformaciones. Tenía agujeros en los pechos”.
Solarz de Osatinsky precisó emocionada: “Otra de las embarazadas con la que estuve fue Patricia Roisinblit de Pérez Rojo. Ella era médica y, en el momento del parto, pidió que no le corten el cordón umbilical, que ella lo haría, porque quería tener a su hijo un tiempo más unido a ella. Sabía que se lo iban a quitar y que la iban a matar”.
La ex detenida continuó relatando: “Liliana Pereyra, una chica de Mar del Plata, fue traída a parir en la ESMA. La que era de esa ciudad era Susana Pegoraro. Era terrible verla, porque había sido muy torturada en Mar del Plata. La dejaban sentada en una silla, frente a una pared, de 6 a 22. También estuve junto a Susana Siver de Reinhold, que fue asistida por otro médico, porque le tuvieron que hacer una cesárea en el Hospital Naval. Además, conocí a Patricia Mancuso, a la que le sacaron a su bebé a dos días del parto. Ella estaba desesperada”.
Solarz de Osatinsky dijo que María José Rapella de Magnone un día dejó de tener contracciones y sospechó lo peor. “El bebé estaba muerto dentro suyo. No dijo a los médicos, porque ese bebé era lo único que la ataba a la vida”.
En cuanto al trato a las embarazadas, la ex detenida dijo: “Les traían un ajuar muy costoso. Las hacían escribir una falsa carta diciendo que ellas estaban recuperándose y que no se podrían ocupar de sus hijos. Les hacían poner una dirección a dónde dejar el bebé y el nombre que habían elegido para sus hijos”.
Muchos de los niños que nacieron en la ESMA no fueron devueltos a sus familias y desconocen su verdadera identidad. “Era muy duro vivir todo eso. En un momento creí que ya no existía, que no había tenido a mis hijos. Un día lo escuché a mi hijo menor, a Juan, que me gritaba pidiendo ayuda. Entonces recordé que alguna vez había sido feliz”.
Solarz de Osatinsky tuvo que atravesar por un abuso del fallecido prefecto, Héctor Febres; reiteradas torturas; el robo de parte de su herencia y una charla con la brutalmente torturada y desaparecida monja francesa Alice Domon, horas antes de su muerte.
“Los traslados (vuelos de la muerte) eran todos los miércoles. Ese día no volaba ni una mosca en Capucha. Llamaban a la gente por su número y se iban poniendo en fila india. Luego, se abría la puerta de hierro, que hacía mucho ruido, y se escuchaba el ruido de las cadenas de los grilletes de la gente que bajaba. Si les sacaban la venda de los ojos, quería decir que iban a morir. El que veía, moría. Cuando a un detenido le ponían capucha blanca, significaba que iban a liberarlo”, dijo.
El 19 de diciembre de 1978, con un pasaporte falso hecho por la Policía Federal a nombre de Valeria Linares, fue obligada a exiliarse en Valencia, España. Sus primeros meses vivió junto a otra ex detenida en su misma condición, Ana María Martí, siempre siendo controladas por la Armada Argentina.
Luego de juntar fuerzas, se reunieron con otros ex detenidos en Madrid y con el actual secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, para planificar una conferencia de prensa en Francia, en la que le revelaran al mundo el abuso que se vivía en la Argentina. “Muy de a poco fuimos volviendo a aprender el lenguaje de la libertad”, dijo.
Publicado por El Noticialista

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