LUNES, 25 DE FEBRERO DE 2013
Demandan esclarecer asesinato de dirigente campesino paraguayo
PL
Organizaciones sociales y campesinas reclamaron el total esclarecimiento del asesinato del dirigente agrario paraguayo Benjamín Lozano y responsabilizaron al gobierno de militarizar zonas de asentamiento de comunidades que se le oponen.
Lozano, dirigente del movimiento de campesinos sin tierra del departamento de Concepción, fue muerto a tiros junto a su residencia el pasado martes por dos individuos que tripulaban una motocicleta y le dispararon varias veces sin mediar palabra.
En esa ocasión, el Frente Guasú, coalición de partidos y movimientos de izquierda, dijo que el hecho agregó un capítulo más al terrorífico escenario de muerte contra dirigentes campesinos con el claro propósito de frenar sus legítimas luchas por la tierra.
Agregó que ese crimen fue exactamente igual al perpetrado contra otro líder agrario, Vidal Vega, en la jurisdicción de Curuguaty, lugar en el cual, en junio de 2012 se desarrollará un cruento desalojo campesino con 11 víctimas fatales entre campesinos y policías sirviendo de pretexto para la destitución del presidente Fernando Lugo.
Comunidades campesinas de la zona planearon hoy que los territorios que ocupan han sido militarizados y sus referentes hostilizados por los cuerpos polic{iacos con el correspondiente peligro para sus vidas, especialmente quienes se oponen en estos momentos al desarrollo allí de los cultivos con semillas transgénicas.
Igualmente, difundieron una declaración de apoyo recibida de la Asamblea Permanente de Defensa de los Derechos Humanos en Latinoamérica que denunció la detención de líderes campesinos por el solo hecho de defender su derecho a la tierra.
La Asamblea pidió la intervención del Comisionado Internacional de Derechos Humanos para que investigue cada uno de los casos de represión y abuso, así como el funcionamiento permanente de un grupo especial que evalúe la situación existente.
LUNES, 25 DE FEBRERO DE 2013
Ocho meses de retroceso
Por José Antonio Vera
La ofensiva ultra-liberal, que en economía continúa produciendo caos en el mundo y en el plano político guerras, y en el social hambre, luego de cuatro décadas de predominio absoluto en la vida de los pueblos, consolidándose penosamente en todos los ámbitos de la sociedad, tiene en la influencia mediática una de sus principales herramientas en su actual cruzada criminal que, en el cono sur de América, ha hecho de Paraguay uno de sus laboratorios.
Cierto es que la situación es casi similar en casi todos los continentes, pero en Paraguay bate records el comportamiento desquiciado, insolente, obsceno y provocador de los cinco canales de televisión, los tres grandes diarios, y una docena de las radioemisoras privadas en el apoyo incondicional al gobierno de facto que, desde su instalación hace ocho meses, cumple medidas humillantes para el ciudadano común, concentrado rabiosamente en eliminar cuanto antes las medidas sociales de la Administración de Fernando Lugo, con el objetivo de cortar de cuajo el proceso de cambios iniciado en el 2008.
Corrupción catapultada, oscuridad absoluta en las cuentas de gastos del Estado, represión y criminalización de las luchas populares, en particular de las organizaciones campesinas, total entreguismo de los recursos naturales a la explotación por corporaciones transnacionales del agronegocio y de la megaminería, regalo de la soberanía étnica, ecológica, económica y territorial, hipoteca del futuro del país con la emisión de Bonos del Tesoro, recortes del presupuesto para la salud y la universidad, y subvención de inversionistas locales y extranjeros en las áreas rurales, del transporte público y en parques industriales privados.
Los grandes empresarios de la prensa comercial constituyen uno de los más firmes horcones en el despiadado despojo de las tierras indígenas que opera el gobierno ilegítimo, y en el lenguaje belicista empleado por sus portavoces cada vez que se refieren a los gobiernos vecinos, a los cuales no le pueden perdonar su apego a los principios democráticos del MERCOSUR, UNASUR Y EL CELAC, organismos que han suspendido a Paraguay hasta que este país no recupere su sistema democrático que representaba el gobierno de Lugo.
Más de tres mil funcionarios públicos han sido despedidos en estos ocho meses, en abierta violación de los derechos laborales y fanática persecución ideológica, en un afanado nepotismo, y la misma saña partidiza los servicios del Estado, convirtiendo a los trabajadores en una masa clientelar para las elecciones nacionales del 21 de abril próximo.
Los grandes apostadores que operan en el país, pocos empresarios profesionales y mucho menos inversionistas que beneficien al desarrollo nacional, en su inveterada hipocresía persisten en denostar la acción de los cuatro años que duró la administración de Fernando Lugo, al mismo tiempo de reconocer que “2011 y también el año pasado, han sido muy buenos a pesar del Gobierno de entonces”, como comentó a un matutino el patrón de otro cotidiano.
Los tecnócratas a sueldo de las corporaciones financieras transnacionales, que gobiernan países e imponen la agenda política al propio gobierno de Estados Unidos, su país natal, y a toda Europa, donde han tomado por asalto al Estado, han hecho, y siguen haciendo muy buen negocio integrando en sus filas a propietarios de los grandes medios de comunicación, cuya misión es confundir a la gente, con la deformación de los hechos y con la difusión de editoriales que sólo buscan alienar el pensamiento ciudadano con la manipulación de la realidad.
Sin menospreciar la importancia de las múltiples expresiones de prensa alternativa que se desarrollan en el mundo, ni la movilización en masa que se produce en todo el planeta, de momento la respuesta popular no alcanza y, al no ser lo suficientemente fuerte, permite que, poco a poco, los históricos derechos arrancados al poder hegemónico por los trabajadores y los sectores más lúcidos de la sociedad, durante siglos de sacrificada lucha, se vean sistemáticamente violados, recortados e incluso eliminados.
Los movimientos sociales y las organizaciones progresistas y revolucionarias tradicionales vienen siendo reforzados por cientos de miles de ciudadanos que, en los tres últimos años van sumando fuerzas a partir de la crítica situación socioeconómica que se está sufriendo, y una mayor toma de conciencia de la necesidad de emprender una lucha unitaria, constante y organizada contra los abusos e imposiciones del poder financiero dominante.
Sin embargo, los sectores de clase media, en especial, continúan incubando a una mayoría silenciosa, que no protesta, que no reclama, que no sale a las calles, y que influye negativamente en la capacidad real de resistencia al totalitarismo imperante.
Frases tales como "los recortes son necesarios", "si gastamos de más ahora tenemos que ahorrar", "si los bancos se caen nos caemos todos", "no es momento para hacer huelgas, eso es lo último que se necesita", "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", "hay que apretarse el cinturón, no nos queda otra", etc., son usadas cada vez con más frecuencia por esas mayorías silenciosas que, desde su pasividad, hacen posible los planes políticos, económicos y culturales de los enemigos del bienestar popular.
El dominio hegemónico que el gran capital financiero especulativo ejerce sobre los medios de comunicación de mayor alcance, aquellos capacitados para generar eso que eufemísticamente se denomina "la opinión pública", es utilizado para imponer entre la población con menor nivel de consciencia política, ideas legitimadoras de la agresividad capitalista que, sin su actual dominio militar y sin la colonización ideológica, sería un sistema mucho más vulnerable.
Aunque es un gran logro lo alcanzado y aunque sea insuficiente, los medios de comunicación alternativa, que en todos los países sirven para recoger y dar voz a las opiniones y movilizaciones de los movimientos sociales y gremiales cuya actividad no encuentra espacio alguno en los grandes medios, todavía no constituyen el arma poderosa que se necesita para enfrentar al perverso sistema enemigo de las más legítimas aspiraciones populares.
La recuperación de Paraguay como país democrático, no será posible sin la renovación de los órganos de prensa e, incluso, algunas ideas y métodos que predominan en los medios alternativos, que impiden superar su carácter endógeno, servidor de un público convencido de que la lucha anticapitalista es la única posible para derrocar al sistema, cosa que está bien, aunque sería mejor su superara su radio de acción y, enfrentando el gran déficit en la política comunicacional democrática y progresista que padece el país, intentar llegar a un público mayor, en particular a la gente sin partido y a la población de afiliación colorada y liberal, desde donde escapan muchas bocanadas de hastío.
La alternativa es de enfrentar el reto político y cultural de servir a espacios más amplios con una efectiva difusión de las ideas, propuestas, acciones y movilizaciones que, entre el 2008 y hasta el 22 de junio del 2012, hicieron posible la alianza de la izquierda con sectores anticapitalistas, progresistas y democráticos, fuerza aún posible de concretar, a condición de deponer personalismos egoístas y miopes.
El grueso del pueblo entiende y reclama la unidad popular, porque en múltiples formas, expresa suficiente conciencia de que no quiere volver a sufrir los efectos dañinos de los gobiernos de las cúpulas de los Partidos Colorado y Liberal, cuyo latrocinio sistémico y bien ejercitado, está presente en la memoria colectiva.
Fuente:Argenpress
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