Publicado el 12/10/2013
Hacía falta un gesto de cercanía de la Iglesia con las Abuelas de Plaza de Mayo y su lucha en la búsqueda de los nietos robados en la dictadura militar. Pasó mucho tiempo, demasiado, y se necesitó que un argentino fuese Papa para que el reclamo de colaboración tuviera eco en la estructura eclesiástica vernácula.
“Cuenten conmigo”, fue la frase clave pronunciada por el Pontífice ante Estela de Carlotto que allanó el camino para que la Conferencia Episcopal Argentina motorice, más de 30 años después, consultas y acciones tendiente a facilitar datos que permitan determinar el destino de los hijos de los desaparecidos.
El gesto “sorprendió” a la dirigente de la organización de derechos humanos, a raíz de que provenía de Jorge Bergoglio, el religioso tantas veces acusado de “omisiones”, “complicidades” y hasta de haber “entregado” a dos sacerdotes jesuitas durante los años de plomo en la Argentina.
El mismo Jorge Bergoglio que el kirchnerismo militante intentó, sin éxito, meter preso por delitos de lesa humanidad en causas que según fuentes eclesiásticas fueron “forzadas” para sacarse del medio a quien los residentes de Balcarce 50, sobre todo el fallecido Néstor Kirchner, consideraban el “líder moral” de la oposición en el país.
Desde aquel encuentro del 24 de abril en el Vaticano entre Carlotto y el papa Francisco, varias puertas locales comenzaron a abrirse en pos de un acercamiento de la Iglesia a Abuelas.
El 29 de julio, Carlotto llevó al presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, un pedido para que la Iglesia facilite información en la búsqueda de niños robados en la dictadura, y el prelado se comprometió a colaborar.
Carlotto le solicitó puntualmente un listado detallado de las “fe de bautismo” emitidas entre 1976 y 1983 en los templos de la zona de San Miguel y Bella Vista, donde organismos de derechos humanos presumen pueden haber sido entregados algunos de los nietos buscados.
Abuelas considera que esta documentación puede aportar para la localización e identificación de los bebés, a raíz de que en ese documento eclesiástico se asientan los datos personales al momento de impartir el sacramento y entre otros figuran los nombres de padres y padrinos.
La sospecha de la organización radica en que hay evidencia de que en casos de robo de niños los apropiadores se anotaron como padrinos al momento del bautismo.
Carlotto también pidió a monseñor Arancedo que exija al Movimiento Familiar Cristiano (MFC) que aporte toda la información en su poder sobre los niños entregados en adopción en ese mismo período, después de constatarse que dos nietas restituidas fueron entregadas a través de esa entidad laical.
En este orden, en mayo pasado, la Justicia procesó con prisión preventiva a un miembro del MFC acusado de participar en el robo de una menor nacida en cautiverio, tras el traslado de su madre al Hospital Militar de Campo de Mayo.
Los pedidos de Abuelas fueron considerados por los obispos en la reunión de la Comisión Permanente que sesionó entre el 20 y 22 de agosto en la sede episcopal de Buenos Aires.
Pese a que no figuró en el temario oficial distribuido a la prensa, se pudo saber que el tema fue motivo de discusión y se trabajó en la redacción de “directivas” a diócesis y parroquias para instrumentar el pedido de la organización.
Sin embargo, desde Abuelas dijeron que no fueron notificadas desde la Iglesia sobre posibles “avances” o acciones para que “la promesa se convierta en acción”.
Fuente:ElLiberal
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