21 de octubre de 2020

TROPEL 2 del 21.10.2020.

 

Desalojo compulsivo de una 

comunidad Kolla en Palpalá, Jujuy


























Resumen Latinoamericano, 20 de octubre de 2020.

(Informe y fotos: Laura Méndez)

Desde las 11,30 la policía jujeña procedió a desalojar este martes en forma violenta y compulsiva a la comunidad indígena Tucsa Pacha, Palpalá, provincia de Jujuy, cerca del acceso al Río Los Alisos. Los represores y quienes los mandan afirman falsamente que ese predio fue «usurpado» por el poblador originario Pedro Lindorfo Maráz que pertenece al Pueblo Kolla. Saben quienes hacen estas acusaciones que los verdaderos usurpadores están la casa de gobierno jujeña, en los escritorios de los jueces, fiscales y policías que se encargan de cuidar los intereses de los más ricos.

En el lugar se presentaron representantes del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) de Jujuy, que acompañaba el reclamo de la comunidad, como también algunos legisladores locales que intentaron impedir el desalojo y también fueron golpeados durante la represión.

Organizaciones sociales y campesinas llegaron hasta la Comisaría 51 Unidad Regional de Palpalá pidiendo la liberación de los detenidos, algunos de ellos integrantes del MNCI. Los detenidos son: Rosa Gutiérrez, José Luis Fuentes Alcoba, Anastacia García y Andrés Deymonaz. Después de varias horas en esa situación, fueron liberados.

La presidenta de la comunidad Juana Mamani, señaló que la orden de desalojo llegó por parte de los jueces Jorge Rodolfo Zurueta y Liliana Batriz Colqui. Con ese motivo, las fuerzas de seguridad rodearon e ingresaron al predio sin esperar a que llegue la asesora legal de las familias e impidiendo el paso a quienes estaban afuera.

Sacaron con armas de fuego, tenemos los cartuchos tirados. Lamentablemente actuaron, son alrededor de 100 o 200 policías. No me dejan ingresar al territorio, no puedo ver cómo están los niños ni las hermanas que están embarazadas. Ni siquiera se dignaron en llamar a una ambulancia”, agregó.

Afirman que la orden de viola la Ley 26.160 que prohíbe los desalojos de las comunidades indígenas que se encuentren en conflictos con terceros.
Afirman que la orden de viola la Ley 26.160 que prohíbe los desalojos de las comunidades indígenas que se encuentren en conflictos con terceros.

En el territorio que ahora son despojados por orden de los jueces Zurueta y Liliana Batriz Colqui, se construyeron tres viviendas que están habitadas por varias familias con niños de la comunidad.

Tienen huertas de hortalizas, chacra, alambrados y numerosos árboles frutales, a pesar de que la empresa litigante desmontó más de dos hectáreas hace un año.

Ese desmonte destruyó monte nativo, árboles frutales y ornamentales implantados, plantas ornamentales alambrado y una construcción. 

La supuesta beneficiaria de estas tierras es la Empresa Inmobiliaria Sucre, en los que figuran como abogados titulares Alfredo González y Simón Gronda, que defienden a familias del poder jujeño, entre los que se encuentra Javier Gronda funcionario del Gobierno Provincial de Jujuy.

HOSTIGAMIENTO Y VIOLENCIA DE LA POLICÍA

Violento desolojo en Palpalá la Comunidad Tucsa Pacha Provincia de Jujuy Argentina, los miembros de la Comunidad Tuksa Pacha resiste junto al Movimiento Nacional Campesino Indigena y organizaciónes sociales ante este violento desalojo en el acceso a parque industrial Snopek, Palpalá . Javier Gronda secretario de Asuntos y Relaciones Municipales , dueño de la Inmobiliaria Sucre, arremete contra comunidades Indigenas y movimientos campesinos. Quienes desde el territorio exigen justicia, ya que es un hecho violatorio contra los pueblos originarios de Argentina.

Estamos en plena pandemia Covid19 y sin embargo en Jujuy se ejerce violencia contra lxs Pueblos Indigenas y campesinos. Justicia!!!

Comunicado del MNCI y la CLOC Vía Campesina

Urgente detuvieron a dos compañeros de la Vía Campesina en el marco del desalojo que el Gobierno de Jujuy lleva adelante en la comunidad de Tusca Pacha en Palpala. Rosa Gutiérrez y José Luis Fuentes fueron detenidos, este último golpeado al ser ingresado al patrullero. En este momento más de 60 efectivos policiales están en el lugar llevando adelante con violencia el desalojo, rompiendo ranchos. El Gobierno de Jujuy y el Poder Judicial es responsable. Luchar no es un crimen! Libertad a lxs compañerxs.

MNCI CLOC Vía Campesina

Por lo sucedido, la Secretaría de Agricultura Familiar Jujuy del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, emitió un comunicado en el que denuncian el »violento atropello policial sobre los miembros de la organización campesina de la agricultura familiar Tusca Pacha» y hacen responsables al gobierno provincial de Gerardo Morales por la seguridad de las personas detenidas arbitrariamente durante el desalojo, a su vez que exigen la inmediata liberación de los mismos.






Cocineras por elección y no por 

mandato


Por Agostina Codes-Saldívar, Resumen Latinoamericano, 20 de octubre de 2020. 

Muchas mujeres hemos soñado con una chaqueta blanca, un delantal impecable y un equipo de cocina que siga nuestras ideas. Nos hemos preparado para sacar servicios grandes y pequeños, para decidir nosotras qué estética y qué experiencia queremos compartir en nuestros platos. Muchas mujeres hemos recibido agradecidas una crítica positiva que se transformaba en desilusión cuando escuchábamos “Excelente la sugerencia del chef”, como si no hubiera posibilidad alguna de que nuestro sueño de ser “la chef” pudiera ser realidad.

Las mujeres históricamente fuimos relegadas a la cocina, al “andá a lavar los platos”, desde hace miles de años, nuestro lugar era el hogar y, particularmente, la cocina. Sin embargo, si alguien desea hacer una pequeña investigación, se encontrará con que las mujeres no aparecemos en los libros y manuales de cocina, por lo menos hasta hace un siglo, cuando comenzamos a reclamar nuestro derecho a la vida pública, a decidir, a salir y profesionalizarnos. ¿Cómo puede ser que no haya registro histórico sobre nuestra labor si supuestamente somos las mejores cocineras? ¿No escucharon a grandes estrellas de la gastronomía mundial decir alguna vez que su cocina está inspirada en la pasta de mi madre o los guisos de mi abuela? ¿Y cuántas de nosotras hemos escuchado alguna frase similar a la de un ex jefe: vos estás acá para que el sabor de la salsa sea como la de mi mamá y no para andar inventando sugerencias?

Hoy, se festeja el Día Internacional del chef y no puedo dejar de preguntarme: ¿Quiénes son los chefs? ¿Son sólo los y las jefas de cocina o incluye también a la brigada de cocina entera? ¿Incluye a las cocineras de los comedores barriales, ellas que saben de ahorro, recuperación y que nadie se quede con hambre, las heroínas de las ollas populares y las copas de leche? Y la que para mí es la pregunta que me hace escribir hoy: ¿Cuántas jefas de cocina festejan hoy? ¿Cuántas mujeres conocés que no hayan tenido que sacrificar su profesión por cuestiones personales como, por ejemplo, la maternidad? ¿Cuántas son las chefs que están liderando equipos de cocina actualmente de todos los restaurantes que hay en el mundo?

ctep-olla-emergencia-alimentaria
(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Seguro que muy pocas, porque, como dijo Garima Arora, propietaria del restaurante Gaa de Bangkok (Tailandia): “Las mujeres todavía arrastramos muchas etiquetas”.

En lo particular, no puedo estar más de acuerdo con ella, como sociedad, cargamos con el deber de cumplir roles de género. Hasta hace no mucho tiempo, si las mujeres queríamos profesionalizarnos en gastronomía, debíamos hacerlo en pastelería, decoración de tortas, porque, como dijo una vez un compañero de cocina: “Ustedes, las mujeres, tienen ese toque sutil, esa delicadeza que las hace únicas y sensibles”. Real. Y como dijo Arora, arrastramos etiquetas que nos colocan en otro lugar, uno distinto, como una recompensa consuelo ante nuestro pedido histórico.

Garima fue elegida la mejor chef mujer de Asia en 2019, entonces: ¿Por qué las mujeres tenemos una categoría distinta, exclusiva para nosotras, en las entregas de premios de la culinaria global? No entramos en The Best Chef, nos falta algo que no vamos a encontrar en esa categoría. Y entonces, ante nuestro reclamo, ante la necesidad de aggiornarse a los tiempos que corren donde la igualdad de género es un deber, nos inauguran una categoría sólo para nosotras, The Best female chef.

Sabemos que los cambios son progresivos y que hemos avanzado algo en nuestra lucha para reivindicar nuestros derechos, cambios que no podría agradecerle sino al feminismo. Sin embargo, considero necesario focalizar desde los lugares que habitamos para construir soluciones. Seamos realistas, recién hemos comenzado a observar números que esbozan una pequeña realidad de cómo las tareas de cuidado recaen en el 70% de las mujeres, impidiéndoles desarrollarse profesionalmente. También Amnistía Internacional nos advierte que hoy, a casi finales de 2020, el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres, que la brecha salarial a nivel global es del 24% y que el 66% de las mujeres realizan el 66% del trabajo, pero sólo reciben el 10% de los ingresos.

¿Cuántas de todas esas mujeres son Jefas de Cocina? ¿Cuántas tuvieron el tiempo y el espacio para profesionalizarse y cumplir su sueño de ser la chef?

No lo sabemos porque no hay datos acerca de la situación de las profesionales gastronómicas. ¿Podremos tener esos datos? ¿Qué podemos hacer para visibilizar la falta de paridad de género en el rubro gastronómico?

Pienso puntualmente en este caso por tres razones: primero, porque soy chef, soy cocinera profesional y he comenzado a trabajar lavando copas desde muy chica en restaurantes. Segunda razón: porque la cocina es el lugar al que nos mandaron por obligación, pero a la cocina hogareña, la cocina del sustento de familia, la que se hace para atender a las demás personas por amor (que eso que llaman amor es trabajo no pago). Tercero: no podemos avanzar en búsqueda de soluciones para salir de las crisis económicas, sociales y ambientales sin lograr antes la igualdad de género. Los índices nos demuestran eso: las mujeres somos las más afectadas en situaciones de crisis.

trabajadoras-economía-popular-mujeres-pandemia
(Imagen: Florencia Salto)

Las mujeres venimos reclamando nuestros derechos desde hace mucho tiempo y, hoy en día, venimos llevando adelante iniciativas para poner este tema en la agenda. Desde Miga Colectivo (Bs. As.), Mujeres en Gastronomía (España), La Higuera (Perú) y Parabere Forum (Francia), son algunas herramientas que nos permiten encontrarnos y analizar esta situación. Tal es el caso de los datos obtenidos por el Mapa de Barmaids: el 65,1% de las mujeres entrevistadas dijo sentir que no le daban oportunidad laboral por su género o que el 41,4% advirtió que, en el lugar donde trabaja, no se le otorga iguales oportunidades laborales a mujeres y disidencias LGBTQ+.

También agregan que casi el 40% se ha sentido incómoda o que no se la trataba de una forma correcta en una entrevista de trabajo. Finalmente, el 96% declaró creer que le falta perspectiva de género al ambiente gastronómico.

No soy la primera, y estoy segura de no ser la última, que hable de la necesidad de poner la igualdad a la mesa. Muchas colegas ya vienen trabajando y dialogando, activando propuestas para avanzar en una sociedad más justa. Es por respeto a ellas principalmente que mi intención no es levantar la voz más que para que esto sea un llamado a la unidad, al trabajo colectivo por la igualdad de género. Tenemos las preguntas, implícitamente las respuestas también, entonces, nos queda comenzar a trazar un camino, establecer canales de comunicación que nos permitan saber que no estamos solas y que la igualdad está en la agenda política y social, que, sin nosotras, el mundo se para, como lo demostramos con el Paro Internacional de mujeres. No puedo sino más que apostar al trabajo colectivo para acciones que nos beneficien a todas las personas que trabajamos en el sector turístico-gastronómico y social.

Que hoy sea un feliz día para cumplirle el sueño a todas esas mujeres que se prepararon para ser la chef.

Fuente: La Tinta




Todo lo que pasa cuando se 

derrite un glaciar

























Por Marina Aizen ,Resumen Latinoamericano, 20 de octubre de 2020. 

A 10 años de la sanción de la Ley de Protección de Glaciares, Marina Aizen cuenta cómo se transformó el paisaje en este tiempo. Los impactos del cambio climático, qué tienen que ver los deshielos con la sequía y el extractivismo minero, el futuro de las ciudades costeras, las tensiones entre ciencia, política, ambientalismo y justicia, y el parentezco entre nuestras masas de hielo patagónicas y las nieves de Siberia.

En una madrugada de debate que parecía interminable, hace diez años el Senado sancionó la ley de protección de glaciares. Desde entonces, no sólo cambió en la Argentina el mapa político, económico y judicial que puso en jaque unas mil veces a esta norma, sino que -sobre todo- se modificó sustancialmente el aspecto físico de los cuerpos de hielo que están en nuestras (y otras) montañas, esos mismos que creíamos eternos, como sentencian los himnos que cantábamos en la escuela.

Pero nada es eterno ya. Ni las verdades ni el hielo. Si hay algo frágil, lábil, escurridizo, son esas masas congeladas de agua que están siendo castigadas por los efectos de las transformaciones físicas y químicas inducidas en la fina atmósfera terrestre por la industrialización y el capitalismo desde hace más de 200 años. Una medida de tiempo que, irónicamente, debería ser exigua desde el punto de vista de un glaciar, que tarda miles o millones de años en formarse. Y, sin embargo, está resultando letal.

Hablo con Fidel Roig, que es el director del Instituto Argentino de Nivología y Glaciología  y Ciencias Ambientales (IANIGLA), el organismo que hizo el inventario de glaciares que dispuso la ley, y escucho una constante en sus respuestas: la repetición de la palabra “alarma”. Mientras lo hace, me pregunto si estamos entendiendo cabalmente el significado que él le confiere o si quedamos adormecidos por efecto de la insistencia, acaso como en el cuento del pastor y las ovejas.

No hay pastor en este cuento. Hay sed. Lo saben bien en Mendoza y en San Juan, donde producto de una sequía que tiene la misma edad que la ley de glaciares, los caudales de los ríos son -como diría Roig- alarmantemente menores. Porque nieva poco o nada, la recarga de hielo en las montañas también se interrumpe. Y los glaciares se adelgazan. Se achica también el reservorio del que dependen las economías cuyanas que están asentadas en un desierto.

Casi todos los glaciares del mundo están retrocediendo, incluyendo a los dos grandes cuerpos helados del planeta, la Antártida y Groenlandia. Los científicos acaban de descubrir, por ejemplo, que en la Antártida está bajo un peligroso estrés, acaso por romperse, la plataforma flotante de hielo que contiene al glaciar Thwaites. Por algo a esta masa de hielo le dicen “el glaciar del Fin del mundo”: una vez que se deslice de la superficie rocosa como por un tobogán, las ciudades costeras quedarán sepultadas bajo el agua.

glaciar
(Imagen: Anfibia)

En Groenlandia he sido testigo de cómo enormes chorros de agua fría irrumpen como un vómito desde el corazón mismo del hielo, porque las lagunas que se forman por el calor en la superficie se percolan. Así, horadan desde dentro de las entrañas a las masas que han estado congeladas y duras por miles y miles de años.

Los suelos de Siberia y Alaska, que permanecían congelados, se están ablandando como cuando se deja un helado fuera del freezer. Mientras esto sucede, se liberan a la vez enormes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero aún más potente que el CO2. Es una bomba literal.

En Argentina también estamos para el campeonato de los hielos perdidos. Pongan en primer lugar a los de los Andes australes, los famosos campos de hielo Sur cuyas lenguas glaciares nos ponen tan orgullosos como ciudadanos de esta geografía. Estos figuran entre los que más sufren en el mundo los efectos del cambio climático.

“En los Andes del Sur el promedio de pérdida de masa glaciar fue la más alta del mundo durante las últimas tres décadas, superando a la de cualquier otra región montañosa del planeta”, escribió un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). “Algunas estimaciones indican que el derretimiento de estos campos de hielo representan casi el 10% del aumento total del nivel del mar causado en todo el planeta por los glaciares de montaña en los últimos 50 años”.

Un dato todavía más aterrador me lo tira Roig. Aún si dejáramos de emitir hoy los gases que atrapan el calor del sol en la atmósfera, y la convierten en un edredón de plumas que nos sofoca, todos los glaciares del mundo perderían igual el 30 por ciento de su masa actual a fin de siglo. Pero como las emisiones van en aumento, no en dirección estable u opuesta, podemos esperar que esa pérdida llegue al 60 por ciento. “Estamos corriendo contrarreloj para conocer un poco más en profundidad cómo son los mecanismos de los ciclos hidrológicos”, cuenta. O sea, antes de que desaparezcan. Alarmante, diría el doctor Roig.

En un contexto tan crítico, aún hace diez años, lo más lógico era sancionar una ley de presupuestos mínimos que ordenara registrar la cantidad de cuerpos de hielo había en la Argentina y prohibiera la actividad sobre los glaciares y en las áreas circundantes de suelo congelado (conocido como ambiente periglaciar) para proteger el recurso hídrico estratégico.

glaciar-2
(Imagen: Anfibia)

Esto, que parece tan básico, no estuvo exento de tropiezos políticos. El primer proyecto fue rechazado por la entonces presidenta Cristina Kirchner; se lo conoció como el “veto Barrick”, por la empresa canadiense que tiene una enorme presencia en la provincia de San Juan, en una mina a cielo abierto llamada Veladero. Pero el diputado y escritor Miguel Bonasso lo tomó como una afrenta personal y siguió la batalla política que culminó milagrosamente en un triunfo, en la madrugada del 30 de septiembre de 2010.

Quienes recuerdan deliciosamente los vericuetos de esa tensa pelea son la investigadora Maristella Svampa y el abogado Enrique Viale, como lo describen en el libro El colapso ecológico ya llegó. Cuentan cómo operaba el lobby minero a través de los políticos y de la prensa para evitar el triunfo de la norma, imponiendo su presencia no sólo con ideas manipuladoras (fake news, dirían ahora) sino también con el mero lenguaje corporal: se sentaban como dueños en los sillones reservados a los senadores en las discusiones de comisión, cuando el resto tenía que luchar por unas sillitas plegables. A las 2 de la mañana, Viale estaba convencido que perdían por goleada, pero a las 5 a.m. se dio vuelta la taba y asombrosamente vencieron. La segunda vez Cristina no vetó.

Mientras escribo estas palabras un tribunal en Chile, un país de tradición minera, ordenó la clausura del que era el gran desarrollo de oro, plata y cobre de la Barrick, en el mismísimo límite entre los dos países, el proyecto Pascua Lama. La enorme mina de Veladero era apenas la antesala de ese proyecto aún más gigantesco, en virtud el más grande del mundo. La (mala) salud de los glaciares y la contaminación de los cursos de agua, en un contexto de mega sequía, la misma que atraviesa Mendoza, estuvieron entre las razones que impulsaron al tribunal a adoptar su decisión. Nuestra Corte Suprema, confrontada con pruebas parecidas, no tuvo las mismas agallas.

En 2009 estuve en Veladero, atravesando la montaña, las delicadas vegas donde beben guanacos y vicuñas, y un glaciar llamado Conconta, que se cortó para hacer un camino industrial en plena y prístina cordillera. Eran unos viajes de prensa a los que Bonasso llamaba el “boby tour”, porque te querían vender la ilusión que ibas a una tierra feliz, “Barricklandia”, mientras te lavaban la cabeza con un concepto que es un oxímoron, el de la minería sustentable.

Había que hacer un esfuerzo físicamente muy demandante para estar en el lugar porque la explotación minera se hace en un rango de entre 3,8 y 5 mil metros de altura sobre el nivel del mar, lo que reduce la saturación de oxígeno en sangre y obliga a pedir la ayuda de un tanque lleno de este elemento esencial para la vida. La montaña desollada, el valle de lixiviación; la ciudad industrial construida entre cumbres magníficas. No hay forma de reparar ese daño.

glaciar-3
(Imagen: Anfibia)

No menos terrible me pareció el ambiente político de la provincia, intimidante para quienes cuestionaban la minería. La Barrick hacía propaganda hasta en los jardines de infantes, con cuentitos para niños sobre la minería.

En el “boby tour” no nos dejaron ver ni las explosiones, ni el dique de cola, donde va a parar la mugre tóxica con metales pesados, ni donde fundían los lingotes de oro y plata.

Años más tarde tres derrames de cianuro contaminaron la cuenca del río Jáchal y, desde entonces, los vecinos de la ciudad se pusieron en pie de guerra contra la mina, y las actividades de Responsabilidad Social, que la empresa tanto se empeñó en mostrarnos, se deben haber ido al cuerno. La Barrick, de todos modos, siguió operando imperturbable, con alguna que otra multa, y junto con el gobierno de San Juan (que depende de las regalías como yo del tanque de oxígeno que me dieron en la cordillera), continuó poniendo recursos judiciales para tratar de invalidar la ley de glaciares. El año pasado, sin embargo, la Corte Suprema de Justicia ratificó su constitucionalidad citando, entre otras cosas, el hecho que la Argentina adhirió al Acuerdo de París, que tiene como fin combatir al cambio climático.

Un inventario empieza en la oficina, estudiando imágenes de satélites, pero hay que corroborarlo en el campo. O sea caminando en la montaña, con la mochila al hombro, llevando los elementos para pasar varias semanas fuera del hogar, cruzando ríos torrentosos, fríos, soportando el viento intempestivo, siguiendo huellas difusas de animales con cansancio, camaradería, buen o mal humor. La escucho hablar de todo esto a Laura Zalazar, geógrafa del IANIGLA, que participó en la mitad de las más de 60 campañas de relevamiento. Siento cierta envidia por ese trabajo que, además, tiene en mi imaginación un componente de gran una aventura: el de haber podido recorrer la cordillera de punta a punta, a lo largo de 5.769 kilómetros, penetrado en lugares que están sólo reservados para las fotos panorámicas, acaso los cóndores, donde se pueden escuchar los sonidos secretos de la naturaleza. Se relevaron así 17 mil glaciares a lo largo de 69 sub cuencas. Se produjo un conocimiento que no existía. Vale recordar que con presupuesto exiguo y con muchos monotributistas.

Fuente: La Tinta *Por Marina Aizen para Anfibia / Imagen de portada: Ilustración Sebastián Angresano.



Acción completa del Frente 

Cultural Che Adelita contra la 

Trata en Parque Centenario

Resumen Latinoamericano, 20 de octubre de 2020.

El pasado 9 de Octubre, en el Parque Centenario cantamos y abrazamos a nuestras desaparecidas por la Trata con fines de explotación sexual. Con Margarita Meira, Asociación Víctimas de Trata).

Perfo completa del Frente Cultural Che Adelita.



Envio:RL




No hay comentarios: