Es urgente una revisión crítica del proceso
Por Edwin Sambrano Vidal
El círculo vicioso del electoralismo es aquel en el cual la conducta política pierde su sentido real o material para rendirse frente a la apariencia momentánea o coyuntural y tal apariencia requiere de nuevos e interminables actos, sin que puedan acumularse los recursos y desarrollarse un plan que cambie efectivamente la realidad.
En este círculo, todo se hace con el fin de obtener un resultado en un evento electoral, más o menos inmediato, sin que se produzca una transformación real de las condiciones en las cuales se ejerce la vida social. Es una grave desviación de la conducta revolucionaria que no crea una cultura basada en unos valores y principios, sino en la conveniencia de unas circunstancias determinadas de carácter inminente. No se construye nada duradero ni se articula un sistema de relaciones. En el círculo vicioso del electoralismo se dispara una sucesión de acciones que se improvisan para impactar fuertemente en el ánimo de algunos sectores de la población, que por alguna razón se encuentran separados o apáticos y que es necesario acercar y hacerlos simpatizar con la organización política emisora de las acciones. En el círculo vicioso del electoralismo no hay convicciones sino acuerdos de conveniencia, independientemente de que el emisor recubra con rótulos, slogans o consignas vinculadas a una propuesta teórica o un proyecto de país. Es lo que se conoce en la ciencia política como oportunismo. En esencia, el círculo vicioso del electoralismo, es el escenario natural de la política dentro del capitalismo, porque es la expresión de la moral de la acumulación capitalista: Obtener la mayor ganancia por cualquier medio. Resulta obvio, entonces, que de la superación de esta tara ideológica e intelectual depende que avancemos al socialismo. Si el gobierno venezolano se mantiene dentro de ese círculo, al mediano plazo reforzará la dominación capitalista, porque no impulsa realmente la transformación con sentido permanente de la realidad y por lo tanto no genera una sólida conciencia de la transformación, extendida socialmente y especialmente en el seno de los trabajadores productores. Mantenerse dentro del círculo vicioso del electoralismo genera innumerables desviaciones en la conducta revolucionaria, de las cuales una de las más importantes es la incoherencia.
Profundizar la Revolución
Observamos que el gobierno se encuentra atrapado en un enfoque erróneo de la radicalidad o de la profundización de la revolución. Profundizar la revolución es que las acciones revolucionarias, y particularmente las medidas de gobierno, rindan los resultados que se han prometido y que se han previsto dentro del plan. Es que se alcancen las metas y que esto a su vez lleve a lograr los objetivos propuestos, avanzando significativamente en la elevación progresiva y sostenida de los niveles de seguridad (social, jurídica y personal), de bienestar, de justicia y libertad en la vida cotidiana de la población. Esto implica, necesariamente, dar continuidad a los planes que se han propuesto, mediante el seguimiento, la evaluación y control de los planes y proyectos, así como la corrección de los erróneos y el mejoramiento de los acertados. Desechar aquello que teórica o prácticamente no cumple con los objetivos previstos. Especial evaluación tiene que hacerse sobre los equipos de trabajo. Todo esto mediante el ejercicio serio y sistemático de la crítica y la autocrítica y de la participación consciente de los sectores involucrados en un debate libre y franco. De lo contrario nada habrá cambiado en Venezuela, la democracia seguirá siendo de las minorías para oprimir a las mayorías, aunque se coloquen nuevos nombres y colores y se arropen con otros rótulos ideológicos.
Buscar las causas y producir los correctivos
El reciente desastre de las lluvias sirve de campanada para colocar sobre el tapete la responsabilidad que tiene el gobierno nacional, principalmente, pero también los gobiernos regionales y municipales en la superación o, al menos, en la disminución de los factores de riesgo que son causantes (en su diferente grado) de las calamidades sufridas por decenas de miles de compatriotas. Cada situación de esas calamidades tiene su particularidad que debe analizarse en sus circunstancias concretas produciendo un resultado. No puede despacharse el asunto con la olímpica acusación genérica del capitalismo, tal como lo hemos escuchado de las principales autoridades gubernamentales. Esta conducta no es coherente, ni sincera; se encuadra perfectamente dentro del oportunismo y del círculo vicioso del electoralismo y, por tanto, no es una conducta revolucionaria y mucho menos sirve al propósito de profundizar o radicalizar la revolución. El comportamiento de las autoridades ha sido en general muy positivo y se ha cumplido esencialmente con el deber de atender a las víctimas, sin embargo, igualmente este comportamiento debe ser objeto de un riguroso análisis para corregir y para superar las insuficiencias y algunos erróneos procederes, así como la demagogia visible en muchos episodios que parece utilizarse para ocultar las responsabilidades en no haber tomado medidas preventivas racionalmente previsibles y necesarias. Cuando el deslave de Vargas en 1999, muchos levantamos la voz planteando que era indispensable realizar un sostenido plan de desconcentración de las grandes urbes, de reorganización de los espacios urbanos, de repoblación de zonas despobladas. Alertamos sobre la catástrofe que sería que se presentara una situación semejante en los barrios de Caracas y en otras ciudades en las que se acumulan riesgos similares. Transcurrieron 11 años, en el curso de los cuales hubo también desastres parciales que clamaban la atención del problema desde una perspectiva estructural, sin embargo, nada sustancial se hizo para adelantar una integral política de reordenamiento poblacional. ESO SÍ HABRÍA SIDO REVOLUCIONARIO Y UNA RADICALIZACIÓN Y PROFUNDIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN. Es obvio, incluso es justo y necesario, que se hagan las preguntas de rigor:…¿Qué conducta es responsable de esta situación? …¿Qué daños podían evitarse y cuáles se produjeron con esta conducta?... ¿Quiénes son los responsables? … ¿Dónde están ahora esos responsables? …
La situación de las carreteras del país es desastrosa y altamente peligrosa, la ausencia de vigilancia efectiva y de patrullaje por esas carreteras, genera obviamente, una cierta cantidad de accidentes; muchos de ellos con pérdidas de vidas, mutilaciones y otros males y daños menores; que bien podrían evitarse. Entonces preguntamos: … ¿Cuándo el gobierno nacional y los gobiernos regionales y municipales, según sus respetivas atribuciones, acometerán la urgente tarea de acondicionar las carreteras del país?... ¿Qué responsabilidad tienen los gobernantes en las pérdidas ocurridas año tras año por esta negligencia y este incumplimiento?...
No corregir puede conducir a una tragedia
Desde hace mucho venimos reclamando pública y privadamente que debe realizarse un examen profundo del gobierno desechando toda conducta justificadora y estableciendo las responsabilidades y sus consecuencias; es la única manera que no se traicione la esperanza del pueblo y que, como resultado del fracaso, no se reafirme la dominación capitalista con sangrientas experiencias como las que ha tocado vivir a otros pueblos hermanos. Los errores en esta materia son trágicos y estamos en la obligación de no cometerlos, justamente en bienestar de nuestro pueblo.
Fuente:Argenpress
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