TESTIMONIO DE ESTHER BERDINI
“Al fin tengo la oportunidad de aportar luz ante tanta oscuridad. Agradezco a Dios que me permitió vivir hasta hoy y dejarme decir mi testimonio para limpiar el nombre de mucha gente. Otros han pagado con su vida su atrevimiento de vivir en libertad buscando la verdad con el amor y la justicia ”.
Así comenzó Esther Berdini su testimonio el jueves 19 de mayo en la última ronda del juicio de la causa Goya. ¿Quién es Esther Berdini? Una ex hermana auxiliar parroquial que trabajó en la junta diocesana de catequesis hacia el año 1968 y siguientes y que al ser allanada la casa donde residía con sus iguales por calle San Martín entre Colón y José Gómez de Goya enfrentada entre la opción de irse trasladada conservando su estado religioso o quedarse en Goya junto a sus jóvenes prefirió apartarse de la congregación pero no traicionar su trabajo de base.
“Trabajé cuatro años en el Obispado –recordó ante el Tribunal- con Monseñor Devoto en la Junta Diocesana como Secretaria ; todas las publicaciones de ese organismo de catequesis llevaban la firma de él y la mía”. Le pidieron que organizara la evangelización y el trabajo con jóvenes y adolescentes de la diócesis integrando un equipo de dos profesoras y un sacerdote. En el Instituto de Bachillerato Humanista “Pbro. Manuel Alberti” hacía esa labor enseñando catequesis de primero a sexto año buscando en los estudiantes contribuir a una formación cristiana sólida con un compromiso evangélico acorde con la pertenencia del Instituto a la Parroquia y al Obispado.
Las profesoras eran María Josefa Raimbault y Ana María Fuentes y el sacerdote el párroco y representante legal Luis María Adis. Las actividades se extendieron desde 1968 hasta 1971 año en que se organizó una Jornada Estudiantil. Antes el grupo había publicado una revista (Se llamó “¿Viste?”) cuyos redactores eran los jóvenes a su cargo con un estilo chispeante pero responsable; sobre la Estudiantina de Empedrado se había preguntado “¿Diversión o Alienación?”, y publicó algunos chistes como “Si tienes 18 años cumplidos y quieres tener una carrera donde se persigue a los que no piensan como vos inscribite en el Colegio Militar”, “Si tienes el secundario cumplido…etc.” Que causaron parece algún escozor en el Ejército.
Concretamente en la Semana del Estudiante (1971) durante una mesa redonda en un club (sería AGDA) irrumpió un grupo de veinte a veinticinco soldados a las órdenes del Teniente Hernán Burgos quien tras discutir con uno de los organizadores sacó un arma y le dijo: “Dejá esto o te levanto la tapa de los sesos”. Siete u ocho chicos fueron detenidos y demorados 24 horas en la Policía, allanaron la casa de las Hermanas Auxiliares Parroquiales donde “estaba yo”. En ese punto Esther Berdini relató la intervención del Nuncio Pío Laghi quien pidió a su Superiora que la trasladara de Goya y luego de varios días de reflexión ella prefirió dejar la Congregación y seguir en Goya con la anuencia del Obispo Alberto Devoto quien le hizo “la dispensa de los votos”. “Viví con unas profesoras amigas y el señor (Jorge) Leiva me consiguió mi primer trabajo de ex monja como dactilógrafa del escribano Amílcar Araújo, luego en la Escuela 111, en una Guardería e hice suplencias docentes”. Pero ese “hecho de 1971 fue la imagen que llevó a mi detención en 1976”.
“Yo me presenté espontáneamente (a la Policía) porque el 31 de julio de 1976 al terminar las vacaciones de invierno nos reunimos para festejar el cobro de suplencias con Mario Pezzelato, Margarita Enríquez, DÁvetta, todos maestros rurales con un asado cuando llega el Padre Víctor Arroyo y me dice “Esther no vayas a tu casa porque está rodeada por el Ejército”. Entonces me quedé a dormir en lo de Pezzelato donde estábamos y donde me enteré de detenciones de gente que había ido a visitarme. Fui el domingo al Obispado a pedir asesoramiento, hablé con mi hermano en Córdoba, y el domingo 1 de agosto fui a la policía y les dije “Yo sé que me andan buscando”. Quedé detenida alojada en una habitación chica, había gente de uniforme y de civil, presidía el grupo el Prefecto (Juan Ängel) Giudice jefe de la Subprefectura Goya. Allí me mostraron una sábana de mi casa con una imagen del Che Guevara, discos, una caja de habanos, tres telegramas. Entonces Giudice dice: “Este es un día glorioso para las Fuerzas Armadas, hemos tomado a una responsable de la Organización Montoneros. Yo estaba tranquila porque no tenía nada que ver con ninguna organización armada. Estaba envalentonado y me interrogó sobre Montoneros , me exhibió una carpeta con recibos y papeles del Banco Hipotecario pues había pedido un crédito para hacerme una casa con ayuda del albañil Ramondetti y del arquitecto Nocetti que tenía centros de apoyo escolar en el Barrio San Ramón como parte de su trabajo de base casa que ya estaba terminada al momento de mi detención: “Esta es la prueba sobre Montoneros” dijo refiriéndose a los recibos del Banco. Los tres telegramas eran: un envío de tres bultos por OCA de un familiar Antonio, una referencia de compra de grifería de mi hermano Fausto desde Córdoba y otro que decía Murió Carlos que era mi cuñado. Otro cargo presentado por Giudice fue la caja de habanos que yo había sacado como souvenir de la casa del padre (Miguel) Ramondetti hasta que exasperado por falta de resultados Giudice gritó “Llévensela”.
“Estuve vendada en un pasillo, amenazada con una Itaka a la espalda me llevaron a la casita del Puerto donde había una celda (en el recorrido por asfalto y por tierra vendada gritaba y lloraba) con una cama, un ropero, estaba parada. Un policía de guardia en un diálogo le confirmó que estaba en el Puerto, le sacó la venda, le permitió sentarse al reconocerla y decirle ¿Ud.Hermana? ¿Qué hace aquí?. En una camioneta fue trasladada a la Subprefectura donde la interrogaron y no sabe quién. Allí le cambiaron la versión del relato diciéndole que encontraron en su casa la revista El Combatiente del PRT con cinco estrellas rojas y le preguntaban: “Que el Obispo, que el P.Arroyo, que el P.Torres, que el P.Camozzi, que las Ligas Agrarias. No saqué nada en limpio. Nada.”. Me permitieron luego buscar ropa a mi casa que no había sido estrenada, ví el desorden, llevé unas mantas, un tapadito de cuero, fui al baño, me revisaron, y mandé un mensaje a mi hermano: “Fausto, estoy en la casita del Puerto, hablá con Monseñor Devoto y hacé lo que él te diga. Así se enteró Devoto. Se va a hablar con el Mayor Miy Uranga, lo trató muy mal (al Obispo) quien al pedir garantías para mi integridad física le contestó “Y a mí quién me garantiza mi integridad física”. Me vuelven a sacar en una tercera reunión con tres y me interrogan nuevamente sobre Devoto, los Padres Arroyo, Camozzi, Torres, las Ligas, sin resultado.
“El problema central era la Iglesia de Goya”. La declarante se refirió luego a la Biblia Latinoamericana que pone su acento en los más pobres pero que es una Biblia autorizada con el mismo mensaje evangélico que las otras versiones, se refirió a Medellín, a los Obispos progresistas Angelelli, Hesayne, De Nevares como “ala progresista de la Iglesia”. Recordó que Monseñor Devoto les decía a sus catequistas que la persecución o los ataques que “ese era el destino de todo cristiano comprometido”, “que no teman porque Dios no los abandonará”, “que eran perseguidos como lo fueron los Apóstoles en los primeros tiempos”.
Declaró también en una extensa exposición de casi tres horas de duración ante el silencio respetuoso y estupor de la sala, que le prometían la libertad a cambio de firmar que eran comunistas, que estaban muy desinformados, que estuvo diez días en el Puerto con comida escasa y deprimente. El 11 de agosto ingresaron al lugar las profesoras detenidas en la habitación de al lado y se enteró que el 4 de agosto había muerto monseñor Angelelli en un atentado disfrazado de accidente carretero en La Rioja. El 16 de agosto vio a dos soldados con boinas rojas y a Nadalich de la Subprefectura y a Chavi Macías. En la madrugada del 17 de agosto se escucharon ruidos, golpes, personas, llevaban a las profesoras y volvían torturadas, las vejaban, a varias las violaron, les hicieron cosas inadmisibles, las traían a unas y las llevaban a otras. Hacía frío. Me decían esta es la ex, la ex. Físicamente no me llevaron. Un policía me dio unas pastillitas para las chicas y que no tomaran agua (serían anticonceptivos). Fue muy duro lo que hicieron. Sobre la profesora Titina Martínez dijo que intentaron picanearla pero la llevaron urgente al hospital porque tuvo un problema cardíaco, eran días de lluvia, no podíamos bañarnos. Reapareció Nadalich y les dijo hoy se van a bañar y las llevaron a la Subprefectura primer piso un lugar desprolijo y sucio. En el puerto había letrinas para hombres y mujeres y allí pudo ver a Franco, Enrique De Solano hermanito de Foucault (una Congregación religiosa de origen francés), Barboza, tal vez Bello. Torturados. Amagan con llevarme, me vendan, se frenan y no me llevan. Tampoco a Nubia Mendíaz. El 20 o 21 de agosto nos llevan a Enfermería de Ejército, reconoce a Silveyra (“creo”) y a Miy Uranga.
Desde ese momento quedo a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) mejor cuidada con cama colchón sábana hasta el 29 de agosto con las chicas nos llevan a “un viaje muy largo” en un ómnibus verde a la U7 de Resistencia, estaba también Franco y otros varones (éstos a la Penitenciaría y las mujeres a la Alcaidía con 7 profesoras más). Las ocho en una sola celda había un tarro para las necesidades fisiológicas, para ir al baño las celadoras se hacían rogar bastante, no tuvimos atención médica en ningún lugar de detención.
Destacó: “¿Quisiera saber qué pasó con una chica de las Ligas Delicia González, ella en los primeros días de diciembre me dice “me van a dar la libertad”, “esta tarde firman la libertad”, la llevaron, firmó y se fue. A los dos o tres días las prostitutas detenidas en el mismo lugar que nosotras nos alcanzan páginas de un diario local chaqueño que hablaba de la Masacre de Margarita Belén. Para mí fue siempre el misterio de Delicia González y relacioné lo suyo con lo de Margarita Belén.
La situación en la Alcaidía fue estresante. Las visitó Monseñor Marozzi quien estaba en contacto con Monseñor Devoto para comunicación con familiares. En diciembre de 1976 recuperaron la libertad las profesoras Nía Fernández, Nubia Mendíaz, Chichita Rioboo.
La declarante insistió en que lo que sufrieron las profesoras fue una cosa aberrante, vejámenes sexuales, violaciones, imposible de creer que personas bien nacidas “sean capaces de tanta maldad” y que “puedan cantar el Himno Nacional como defensores de la Patria”.
Muchas quedaron muy golpeada, eran muy jovencitas, serias y nobles.
El 24 de mayo de 1977 su hermano intentó verla. Le dijeron su hermana “no va a salir”.
Un día el general (Cristino) Nicolaides nos arengó diciendo entre otras cosas que “estábamos pudriendo la mente de los jóvenes de Goya. Que lo que enseñábamos se iba a poner de moda dentro de veinte años que ahora era de avanzada y nos despidió. Pero “yo me quedo”. Aparece el señor Obregón de la Policía que me interroga sobre el P.R.T. (Partido Revolucionario de los trabajadores de tendencia marxista). Negué todo. Me acusaba de crear células en reuniones con M.Pezzelatto y V.H.Arroyo.. En Perugorría trabajé sí con la hermana Katy y otra hermana Ivonne, en Morón conoció a Alice Dumont en catequesis.
El 14 de setiembre de 1977 nos llevaron a presos de Corrientes y de Misiones a Villa Devoto en avión con un tratamiento más suave al de las presas políticas que estaban engrilladas, nosotras sentadas, vendadas, esposadas y con las manos en la cabeza. En el avión nos amenazaban, nos asustaban con tirarnos al mar o llevarnos a Angola o Amazonas. Lo más deprimente: las conversaciones de los guardias y celadoras sin ningún pudor sobre cuestiones sexuales aberrantes.
Finalmente en Villa Devoto: “Las cosas que vivimos en ese penal. Vejámenes, luces a cualquier hora”. Mi hermano estuvo en Devoto. Y la Cruz Roja Internacional en 1978. Nada vía judicial.
No firmé una declaración de arrepentimiento que querían a cambio de libertad. En mayo de 1980 pasó al régimen de libertad vigilada y viajó a Córdoba a casa de sus padres.
El 19 de marzo de 1980 llegué a Córdoba. Conseguí algunas suplencias. El 26 de noviembre de 1980 cae muerto mi hermano Fausto en la calle, mi papá se quedó mudo inexplicablemente y falleció el 8 de abril de 1981 y mi madre falleció de cáncer de riñón el 16 de noviembre de 1982. Fue el exterminio de una familia. Tengo una hermana de 77 años con depresión por un tumor. Otra consecuencia fue la sordera que ahora padece, pese a lo cual pudo contestar las preguntas que le hicieron.
Al dr. Domínguez Henaín (Querella): Que permaneció detenida en el Puerto hasta el 21 de agosto y recuerda haber visto allí a Laura, a la mamá de Laura, a Raquel Margara, a Chavi Macías, a Margarita Enríquez, y desde el 11 de agosto en adelante a María Josefa Raimbault, a Chichita Riobóo, a Nía Candia de Fernández, a Nubia Mendíaz, a María Cristina Martínez, a Ana María Fuentes, a Titina Martínez, a los varones Franco (“Clavo”), Barboza (Rodolfo), Bello (Osmar), y a Enrique de Solano. En Resistencia, a: Delicia González, Ully Casabonne, Mirta Clara de Sala, Beby Hanke; en V.Devoto, a: Milagros Palacios, Mabel Fernández, a Beby Hanke. Que las torturas comenzaron el 17 de agosto, que las fuerzas eran de la Aerotransportada del Chaco, que Nadalich le dio hostias por el Día de San Roque, que no hubo asistencia de guardias femeninas en Goya sí en Alcaidía de Resistencia (dos o tres celadoras) y en Villa Devoto; que hubo médico en Goya solamente en el caso de Titina Martínez y que había sí en V.Devoto.
Al dr. Brest Enjuanes: (Querella) Que la Enfermería era un aula del Regimiento con 4 camas y sábanas blancas y que no recuerda si había baño.
A la dra. Gabriela López Breard: (Querella) Que reconoce al oficial Silveyra Escamendi (en la propia sala).
Que reconoció a Obregón porque lo interrogó en 1977 en el Chaco. Lo vio también en la primera entrevista tras su detención en Goya en la Policía. Que cree que el que presidía el interrogatorio era Giudice. Que cuando se refirió a uniformes de varios colores quiso decir “azul” con charretera (Prefectura); “verde” (Ejército); “beige” (Policía, encargados de llevar la comida en el Puerto); “ocre” (a Nadalich, de la Prefectura). Que a Baigorria lo vio pero no en el interrogatorio, varias veces por vivir ella cerca de la Policía que estaba en Colón y San Martín y su vivienda en San Martín entre Colón y José Gómez de Goya.
Al dr. Domínguez Henaín: Que en las torturas a las chicas le preguntaban cosas denigrantes como “vos co… con el P.Camozzi, con el Obispo”.
A la Jueza Badaró: Que hacían preguntas ideológicas como “Fulano es comunista o no”, que la persona extranjera era Enrique de Solano (hermanito de Faucault) y que hablaba castellano con acento francés y que no sabe si fue torturado que el que puede saber es Franco, que del personal del Chaco había alguien de boina roja y no sabe si hablaba francés. Dio a entender que podría identificar a torturadores del Chaco.
Al dr. Domínguez Henaín: Que le preguntaron muchísimo sobre las Ligas Agrarias, por mucha gente en el primero y segundo interrogatorio, por Sergio Tomasella, por Natacha Tomasella que era mucama en la misma Guardería donde ella trabajaba, y que reconoció al comisario Héctor Martínez.
Al dr. Burella (Querella): Que el Campito era el lugar donde Martínez usaba de bulín para llevar mujeres, había una cama matrimonial y un ropero. Que el policía que le dio las pastillas le dijo que la policía estaba para darles de comer, que el Ejército era que las cuidaba, que los traslados corrían por cuenta de la Prefectura. Agregó que entre las cosas denigrantes que los represores de la Alcaidía de Resistencia se hacían masturbar por las chicas jóvenes detenidas, que había allí manoseo, procacidad y suciedad. (Aquí hubo un intervalo de cinco minutos para que se repusiera la declarante visiblemente emocionada y fatigada con la voz muy quebrada).
(Al reanudarse el debate), (al dr. Burella): Que los de boinas rojas tenían uniforme verde y que parecían soldados cultos y delgados, no eran conocidos, actuaban en forma violenta e intimidatoria. Que Nubia Mendíaz no fue torturada, que no sabe y que ella no fue torturada.
A la Defensa, dra. Mirta Pellegrini: Que sabe de Miy Uranga y de Silveyra porque se corría la voz cuando estuvo detenida en la Enfermería del Regimiento de Goya. Que Silveyra iba y escuchaban los cantos de las detenidas, que les hablaba y que fue quien les avisó que viajarían a Resistencia.
Al dr. Shaffer, Defensa: Que no sabía qué hacía Obregón en la policía de Goya, que la interrogó sobre subversión en la Alcaidía de Resistencia.
GOYA, martes 24 de Mayo de 2011. JOSE GAUTO – PRENSA MEDEHS (Presente en la audiencia de debate del Juicio Oral Federal de la Causa Panetta o Causa Goya).
Fuente:Agndh
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