29 de septiembre de 2011

BAHÍA BLANCA: UN DISCÍPULO DE LOMBROSO-CONSTRUYENDO UN MUNDO MEJOR.

LA DECLARACION DE SWENDSEN EN BAHIA
Un discípulo de Lombroso
Por Diego Martínez
Pidió la palabra para defenderse y terminó enardeciendo a sus camaradas. El teniente coronel Jorge Mansueto Swendsen, juzgado por crímenes de lesa humanidad en Bahía Blanca, admitió ante el Tribunal Oral Federal el funcionamiento del centro clandestino La Escuelita y los cautiverios en “condiciones infrahumanas”; adjudicó los operativos a la agrupación tropas, contó que los soldados salían a hacer patrullajes con fotos de personas buscadas, dijo que hasta fines de 1976 hubo policías trabajando en el Quinto Cuerpo y hasta se ufanó de su capacidad para distinguir “terroristas” por su aspecto físico. Eran “normalmente feos”, arriesgó.

Mansueto fue jefe del Batallón de Comunicaciones 181, en el que fueron blanqueados varios secuestrados antes de ser enviados a la cárcel, y del área militar bahiense. El 9 de diciembre de 1976, al asumir, había en La Escuelita “muchos detenidos desgraciadamente en condiciones infrahumanas”, admitió. En su Batallón encontró detenidos “luego de una temporada en la llamada Escuelita”. “Estaban bastante bien atendidos”, consideró. Dijo ignorar de qué se los acusaba, sólo supo que estaban a disposición del Poder Ejecutivo. Relató que le pidió al general Osvaldo Azpitarte que los retirara y que el traslado se cumplió el 24 de diciembre. También al asumir encontró “tres o cuatro policías” cuyas funciones desconocía. “Los despedí de inmediato. Luego consideré que parecía una falta de amabilidad e invité a un asado a los jefes de policía que había por ahí”, agregó.

Mansueto distinguió la actuación del general Adel Vilas, jefe de subzona en 1976, de la de su sucesor, Abel Catuzzi. El primero “sobrepasó ampliamente la autoridad del comandante”, dijo, sin entrar en detalles. “Catuzzi ordenó que las cosas se hagan de acuerdo con las leyes y reglamentos militares”, aseguró, pese a que bajo su mando hubo secuestros, ejecuciones y apropiaciones de bebés nacidos en cautiverio.

El militar, de 80 años, contó que tuvo a su cargo “la representatividad del Ejército en Bahía Blanca”. “Hice fiestas, reuniones y agasajos a los que concurrió la mayor parte de la sociedad bahiense, con gastos pagos por el Comando”, contó sin remordimientos. Sobre el secuestro de un grupo de estudiantes en diciembre de 1976, declaró que estuvo a cargo de “efectivos de la agrupación tropas”, que “estaba integrada no sólo por oficiales, suboficiales y soldados de distintas unidades, sino por civiles y oficiales venidos con Vilas desde Tucumán”. Vilas llevó a “personas que no integraban las Fuerzas Armadas” y que “luego quedaron”. No las identificó, pero aseguró que “buscaban fundamentalmente el botín de guerra”. Entre los “civiles comprometidos interesados por el botín de guerra” incluyó a “la CNU” (Concentración Nacional Universitaria) y al “personal que trajo el señor Remus Tetu cuando fue rector de la Universidad Nacional del Sur”.

“Reconozco que intenté entrar a La Escuelita porque sentía curiosidad por saber qué había adentro”, confesó. “Un guardia me lo prohibió con términos amables, porque no hubiera tolerado otros”, aclaró para resaltar su valentía. “Me dijo: ‘Mi teniente coronel, tiene prohibido el acceso, sólo se puede entrar con autorización del G3’”, en referencia a la jefatura a cargo del general Bayón, que lo escuchaba a sus espaldas.

Mansueto admitió que sus subordinados “salían a recorrer la ciudad armados”, pero que a diferencia de los soldados “que llevaban fotografías”, los suyos “tenían un libro de personas buscadas por si de casualidad encontraban alguna”. Cuando el fiscal federal Abel Córdoba le preguntó por el asesinato de José Luis Escudero, fusilado en 1977 por no detenerse en un control de rutas, Mansueto dijo no recordar el caso.

Un día recibió a un conscripto que “tenía un familiar montonero”, contó. “Lo llamé, vi su aspecto, gordito, blanquito y muy joven, pensé ‘éste no es terrorista pero puede estar vinculado’ y le dije ‘si una piedra golpea el batallón en la calle puedo llegar a vincularlo con eso’. Luego no pasó nada y el soldado pasó un año feliz.”

–Usted dice que por el aspecto distinguía si eran o no terroristas. ¿Cómo eran los terroristas? –le preguntó el fiscal.
–Pienso que normalmente feos.
Fuente:Pagina12


28/09/2011 
CONSTRUYENDO UN MUNDO MEJOR.
Este mediodía declaró Anahí, hija de Néstor Oscar Junquera y María Eugenia González secuestrados el 9 de noviembre de 1976. Fueron vistos en el centro clandestino de detención y torturas “La Escuelita” y continúan desaparecidos.

Luego de la irrupción de “fuerzas de inteligencia vestidos de civil” en la casa familiar, Anahí y su hermano fueron llevados por vecinos que presenciaron el operativo a casa de sus abuelos paternos. Ella viviría allí y su hermano con los padres de María Eugenia.

“Mi abuela siempre tuvo el reparo de hacerme saber cuál era la realidad de los hechos aunque era muy chica, entonces sé la historia desde siempre y tengo muchos recuerdos de dolor, ver a mi familia en la búsqueda, en mi infancia sentir la discriminación, ser la distinta. Había una estigmatización por ser ‘hija de’, con el tiempo una aprende a sobrellevarlo, mecanismos para hacer pasar desapercibida esta situación y no estar en contacto permanente con la circunstancia de ser hija de desaparecidos”, relató.

Con la reapertura de las causas por crímenes de lesa humanidad, Anahí accedió a la documentación con “una necesidad de búsqueda interna de lo que fue sucediendo”. Tenía todo el material guardado celosamente por sus abuelos y particularmente valora un diario que comenzó a escribirle su abuela desde la desaparición de sus padres.

Sus abuelos fallecieron, por eso y si bien le “costó mucho”, se presentó ante el tribunal con el cuaderno donde la mamá de su papá “va describiendo varias situaciones que veía, el testimonio que me quiso dejar y lo que fue la búsqueda”. Quiso ofrecerlo como prueba, leer unos párrafos, pero se encontró con una respuesta negativa -“por mayoría”- de los jueces.

Seguramente allí contaba cómo el abuelo recorría los tribunales y recibía habeas corpus rechazados con costas en su contra. Las firmas de esos expedientes eran las del juez federal Guillermo Madueño y su secretario Hugo Sierra. Eso lo supo cuando se contactó con la causa muchos años después.

Y el dato no tomaría tanta significación hasta que ella no avanzó cuatro años en la cursada de Derecho en la UNS y metió diez materias. ‘Qué loco’, pensó cuando descubrió que el profesor se llamaba Hugo Mario Sierra. La sorpresa le duró lo que tardó alguien en confirmarle que se trataba de la misma persona: “En ese momento de iniciación de la búsqueda no tuve elementos para poder resolver una situación en la que me encontraba involucrada y abandoné la carrera”.

“El daño es irreparable”
Tuvo que convivir con la duda permanente de no saber si las personas que se iba cruzando eran represores o no. “Es muy difícil convivir con ese fantasma, porque por más que uno lo sepa, que estén desaparecidos, que hayan sido brutalmente torturados, que fueron asesinados, que estuvieron en La Escuelita… una no abandona la fantasía de abrir la puerta y ver que están ahí: ‘Hola Anahí, somos tus papás’”, comentó y explicó que “eso ocurre porque no hay cuerpo y uno no puede hacer el duelo”.

Néstor tenía 25 y María Eugenia 22 cuando fueron secuestrados. Los llevaron en noviembre de 1976 y la última vez que los vieron con vida fue el mes posterior. “Desde entonces no se sabe donde están”.

“Mi mamá era ama de casa y mi papá trabajaba en la construcción de la petroquímica. Eran trabajadores y tenían un proyecto de familia y de país, eran militantes de la JP y antes en la JUC (Juventud Universitaria Católica)”, contó Anahí.

El padre de Néstor le contaba que su hijo y María Eugenia, “tenían un proyecto de país para todos, un mundo mejor y que lo estaban construyendo. Por eso creemos que sucede lo que sucede, era una persecución política, ellos eran muy católicos y habían hecho votos de pobreza”.

Pasado presente
Su abuelo murió cuando ella tenía siete años. Su abuela una década después: “El recuerdo que tengo es el de una persona que si bien era alegre lloraba todos los días pidiendo por su hijo y por su nuera. No había una sola vez que no lo hiciera”.

“Para el día de la madre le hacía una tarjeta a mi abuela y para el día del padre a mi abuelo. Cuando fallece mi abuelo yo seguí haciendo tarjetas, si no las hacía me iban a preguntar por qué no hacía el regalo. Entonces yo hacía, total nadie me preguntaba. Eran mecanismos de defensa para no quedar expuesta a la mirada de ser ‘hija de’”, recordó.

Ya en democracia, al estar bajo cuidado de sus abuelos paternos con la tutela judicial, era recurrente ver en casa la presencia de asistentes sociales por ende “el tema estaba muy instalado constantemente”.

En ese sentido, afirmó en la audiencia que “el pasado siempre es presente a través de un hecho traumático porque a mí no me dieron la posibilidad de vivir con mis papás, a mis dos hijas tampoco le dieron la posibilidad de conocer a sus abuelos ni a mis papás les permitieron conocer a sus tres bellas nietas”.

“Me gustaría saber por qué los secuestraron, por qué los torturaron, por qué los desaparecieron. El pasado siempre es presente. La ausencia está y que hoy podamos reconstruir la historia es parte de vivir el presente trayendo ese pasado. El daño es irreparable. Hay pérdidas de oportunidades. Hay melancolía, un duelo que nunca se puede resolver”.

Fotos robadas
En el operativo de secuestro se llevaron todo. El auto, la heladera, la máquina de coser y un montón de electrodomésticos más. Típica rapiña del terrorismo de estado. Nada que con esfuerzo no se pueda volver a tener.

Pero también se llevaron las fotos de sus viejos, tal vez intentando alejarla de ese mundo mejor que estaban construyendo. “Volver a tener contactos con las fotos es muy difícil, uno como hijo tiene la necesidad imperiosa de saber cómo eran, cómo se reían, cómo se vestían, cómo estaban en las fotos, qué les pasó, cómo los torturaron, cuál fue el destino final. Todo. Uno necesita imperiosamente saber reconstruirse en cada momento. La foto es un elemento consustancial y no teníamos”.

Otro elemento robado que la mortificó de pequeña fue el documento. “Parece una pavada, tenía documento duplicado. Era muy loco porque los chicos son crueles y lo veían duplicado y preguntaban por qué no los tenía. Son pequeñas cosas que constantemente hacen que esté presente la situación traumática”.

Juicio y castigo
Anahí declaró que la década del ’90, con su pizza champán indultos y obediencias debidas, la vivió “con mucha desazón, era como que la búsqueda no tenía sentido” y reconoció que su abuela no pudo ver lo importante que “era para mí diez años después, encontrar y reencontrar mi identidad”.

Por qué eligió ser querellante, le preguntó la abogada querellante Mónica Fernández Avello. Ella respondió que fue esa necesidad de “alguien que no encontró un lugar en el mundo” la que la hizo aceptar con gusto al reabrirse las causas porque era “el legado” de sus abuelos y “la posibilidad de actuar que no tuve en la década del ‘80 cuando tenía 10 años”.

Ese camino la llevó a cruzarse con sus pares, con un acompañamiento “importante en otras historias con las mismas necesidades, con las mismas ausencias”, con personas que le cuenten todo. “Encontrarme con familiares fue para mí reparador. Donde me siento totalmente identificada es con HIJOS, porque somos pares”.

“Quisiera terminar agradeciéndoles a ustedes, los jueces, por darme esta posibilidad de declarar porque para mí es el lugar donde todos los reclamos de mis abuelos y míos se tienen que canalizar. Me voy feliz y quiero vivir el día de hoy como un homenaje a la memoria de mis papás, de mis abuelos, de los 30 mil compañeros desaparecidos y por mí”, dijo Anahí provocando el aplauso del público.
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBB


"Los guerrilleros normalmente eran feos", dijo el ex militar Jorge Mansueto Swendsen
MANSUETO SWENDSEN. Foto gentileza Marcelo Nuñez.
Un teniente coronel que se desempeñó como jefe del Batallón de Comunicaciones del Comando 181 de Bahía Blanca y que se encuentra detenido en el marco de las investigaciones por delitos de lesa humanidad, declaró hoy en el marco del juicio oral y público que se lleva a cabo en Bahía Blanca.

Se trata del teiente coronel retirado Jorger Enrique Mansueto Swendsen, de 80 años, quien solicitó hoy en el marco de la audiencia prestar testimonio ante el Tribunal en lo Criminal Federal

Ante el Tribunal, Swendsen dijo que "yo fui jefe exclusivametne del Batallón de Comunicaciones y no tuve ninguna atribución fuera de ese batallón y está demostrada a lo largo de la causa en el primer informe de CONADEP Bahía Blanca".

"Yo fui jefe desde el 9 de diciembre de 1976 hasta octubre de 1978 y estábamos abocados a temas muy complejos que son difíciles de explicar, como el relevamiento de toda la Patagonia desde el punto de vista de telecomunicaciones", agregó.

Además el ex militar dijo que "no detuve a nadie, no tenía facultades y no ordené ningún tipo de tortura". "No estoy abogando por mi libertad, ya no me interesa. Me interesa mi familia y mis queridos amigos", agregó.

Durante el testimonio Swendsen expresó que "tres testigos que vinieron acá me nombraron en forma planeada, coordinada y atemporal, en una operación de prensa para cubrir alguno y relevar a otros".

"Dicen que maltrataba a soldados, que tenía poder sobre la vida y yo no metía miedo. Excepto a mis alumnos de historia en la Escuela Superior de Guerra, pero nunca metí miedo a nadie en Bahía Blanca", expresó durante la declaración.

Al ser consultado por el Tribunal sobre su conocimiento del centro clandestino de detención "La Escuelita" que funcionaba en el mismo predio el imputado dijo que "intenté entrar a la escuelita pero me lo prohibían" los guardias que se encontraban en el acceso.

"No tenía acceso ni a lugares como La Escuelita porque estaban prohibidos, reconozco que intenté entrar por curiosidad para ver lo que pasaba", comentó. El imputado dijo que "tenía curiosidad porque había una guardia previa y otra en la entrada sobre el camino La Carrindanga".

"Me acerqué a la tranquera, pasé la guardia de día y me detuvo una persona armada, evidentemente me conocía y me invitó a retirarme porque tenía prohibído el acceso", relató.

Sobre el centro clandestino de detención agregó "ahora tengo noción cabal de lo que ha ocurrido. A Hipólito Solari Yrigoyen le creí, pero en la misma población no se hacía mención que se torturaba gente", expresó.

En ese contexto afirmó: "Era vox populí, se comentaba que la gente enflaquecía, se enflaquecía en la escuelita porque la comida no era abundante".

"En la población hubo muchos detenidos de la Escuelita y al ser liberados lo comentaban pero ninguno de ellos me dijo que fueron torturados pero sí sometidos a un trato inhumano porque comían poco, que era propio de los cuarteles", agregó.

Al ser consultado por el fiscal Abel Córdoba sobre la hipótesis de conflicto que asumió como jefe del batallón, Swendsen señaló que "era con un país vecino en 1977 y en el plano interno era la lucha contra la subersión o algo parecido".

"Entre las medias que se tomaron en seguridad del Batallón me interesaba instruir a la tropa de oficiales, suboficiales y soldados para defender el cuartel e incluso el traslado de garitas móviles de acero", agregó. Durante el testimonio el militar expresó también que "no había interrogatorios por parte del Batallón y si los hubo fue por interrogadores que venían de Buenos Aires".

"El interrogador es una especialidad muy rara, creo que uno sólo de apellido Cruciani estaba en la Escuelita", agregó en referencia a Santiago "El Tío" Cruciani, represor quien estuvo detenido por causas de Lesa Humanidad y que falleció por una larga enfermedad.

"La gente del Batallón no participó en nada, ningún soldado, oficial ni suboficial participó de acto alguno y antes no lo sé", agregó.

En el marco del relato el teniente coronel dijo que existían patrullas que eran ordenadas para recorrer distintas calles de la ciudad de Bahía Blanca y que figuraba un libro de personas buscadas.

"Eran personas sospechadsa de cometer algún delito porque el libro estaba en el Comando en V Cuerpo y estaba facilitado para el uso del Batallón", comentó. En ese contexto afirmó que el citado libro "era confeccionado por el Comando que tenía medios de inteligencia y contactos con autoridades policiales y de la marina pero no formaba parte del Batallón".

"El Batallón cumplía la órden de efectuar patrullajes, en realidad recorrer las calles sin bajarse y si había novedades sobre detenciones se lo ponía inmediatamente al Comando", expresó.

Preguntado sobre como reconocia a un "colimba terrorista", Swendsen respondió que "los guerrilleros normalmente eran feos".
FuentedeOrigen:TelamyLB24
Fuente:Agndh


A raíz del juicio a represores, intentan reconstruir el centro clandestino "La Escuelita"
El pedido de reconstrucción fue solicitado por el juzgado federal 1 y la Fiscalía, con el fin de determinar cómo era el funcionamiento del lugar durante la dictadura.

En la actualidad, en el predio donde se encontraba el centro clandestino de detención se encuentran visibles ruinas de parte de los cimientos, lo que permite su reconstrucción.

Gonzalo Conte, responsable del área de topografía de Memoria Abierta, señaló que "se está trabajando sobre las estructuras visibles sobre el mismo terreno para ponerlas a disposición en el sentido de poder ser vistas y visitadas por los testigos", en el marco del juicio se lleva a cabo en esta ciudad.

"Es un trabajo conjunto con varias disciplinas, conformado por un equipo local de la Universidad donde participan arqueólogos, geólogos y topógrafos junto con Memoria Abierta", agregó.

Conte comentó que la idea del trabajo es "cómo hacer visible este sitio para poder ser visitado por el Tribunal, las propias víctimas o los testigos".

Comentó que una de las estructuras "reconocida en su momento por la CONADEP, fue demoliéndose lentamente, después hallamos otra durante la etapa de diagnóstico, que no aparece físicamente pero se asemeja bastante a uno de los dibujos de los testimonios".

Por último, Conte expresó que "los trabajos demandarán unos tres meses y la primera etapa culminará a fin de año".
FuentedeOrigen:Telam
Fuente:Agndh

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