Publicado el 23/03/2012
INSPECCION OCULAR EN BASE ESPORA
(Télam) Un juez federal de Bahía Blanca ordenó hoy el secuestro de documentación en el marco de una inspección ocular que llevó a cabo en la Base Aeronaval Comandante Espora y el Museo de la Aviación Naval (MUAN), en el marco de la investigación por los denominados “vuelos de la muerte”.
Se trata del juez federal ad hoc Eduardo Tentoni quien durante más de 4 horas llevó a cabo la inspección ocular con el fin de verificar si algunos aviones que se encuentran en la base pudieron haber tenido alguna participación en los denominados “vuelos de la muerte”.Durante la diligencia, el magistrado -junto con el fiscal de la Unidad de Derechos Humanos, Abel Córdoba, entre otros- procedió a secuestrar manuales técnicos de aviones y diversa documentación vinculada a la causa.
Tentoni lleva adelante la causa 04/07 caratulada “Investigación de delitos de lesa humanidad (Armada Argentina)” y la inspección se efectuó en la Base Aeronaval y el Museo de Aviación ubicados sobre la ruta nacional 252, en cercanías del barrio Aeropuerto y de Grünbein, en las afueras de la ciudad.
Durante la recorrida, de la que participó Télam, el magistrado inspeccionó e identificó varias aeronaves que se encuentran en el predio del museo con la finalidad de cotejar el sistema de aperturas y cierre de sus portones.
El fiscal Córdoba informó a Télam que “se trata de una base en la que han sido secuestradas personas de centros clandestinos y desde la cual se los embarcaban en distintos medios para llevarlos a diferentes cárceles”.
Fue así que el juez observó los aviones Lockheed Electra L-188PF; Douglas C-47 Skytrain; Albatros UH-16 B y Alouette III.
El primer avión que inspeccionó Tentoni fue un Electra que se encontraba con una faja de seguridad ordenada desde el año 2002.
“La inspección en el Electra confirma los elementos que teníamos, también las características físicas de ese avión y la aptitud que tiene para desprenderse de la carga en vuelo”, comentó el fiscal.
Córdoba expresó que “dado que lo que se está investigando es la desaparición de personas sobre todo las ocurridas en la ESMA a partir del mecanismo de eliminación de cuerpos que han sido los vuelos evidentemente por las características técnicas de los manuales tiene aptitud para cometer esta operación”.
“El avión está en un museo público y quizás no esté identificado como un avión operativo en lo que fue la eliminación de personas, lo que creo que tiene relevancia desde ese punto de vista”, agregó.
El fiscal agregó también que “la medida dispuesta por el juez al venir a una dependencia de la Armada uno tiene en cuenta que es una institución que ha sido reticente a brindar información y facilitar la tarea del Poder Judicial en la investigación de delitos por crímenes de Lesa Humanidad”.
Allegados al magistrado señalaron a Télam que “el avión denominado Ushuaia contaba con una orden de secuestro desde el 2002 por orden del juez porteño Sergio Torres, quien tiene a su cargo la causa de la ESMA”.
Tentoni, el resto de la comitiva y peritos de la Policía Federal Argentina acompañados por autoridades de la Base Aeronaval, se dirigieron al hangar llamado Campo Sarmiento, que pertenece al museo y donde se hallaba un helicóptero Alouette III, también inspeccionado.
Tras ello la comitiva ingresó a la biblioteca del Museo de Aviación Naval, lugar donde procedió al secuestro de diversa documentación entre ellas manuales técnicos de aeronaves, planillas de vuelos y elementos vinculados con la causa.
Posteriormente los funcionarios junto con peritos se trasladaron a una edificación que hasta el año 1985 funcionó como Jefatura de la Base ubicada en el ingreso del predio.
Un vocero judicial dijo a Télam que “en dicho lugar, que en la actualidad funciona como alojamiento femenino del personal durante la dictadura el jefe de Base observaba el ingreso y egreso de camiones del Ejército, Prefectura y Armada con detenidos”.
Posteriormente Tentoni se dirigió a otro hangar, lugar en el que se observaron dos aeronaves que figuran en la causa.
Durante la diligencia la comitiva judicial también recorrió la torre de control de la Base Aeronaval Comandante Espora, lugar en el que se pueden visualizar la tres pistas que se encuentran y en las que según la causa se trasladaron detenidos en distintos aviones.
Publicado el 24/03/2012
Archivo Dipba y caso Partnoy
Desde la Comisión Provincial por la Memoria llegó esta semana para declarar en el juicio Claudia Bellingeri. Su presentación se basó en la documentación de la ex Dirección Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires aportada por el organismo de derechos humanos como prueba en la causa.
La perito explicó este miércoles que con el golpe los blancos a perseguir se unificaron bajo el rótulo de “subversivos” y calificó a la comunidad informativa como “un encuentro de trabajo, no orgánico, sin estructura”.
“No está dentro de los esquemas de Ejército. Sí están sus agencias, la comunidad es el encuentro de las agencias, se puede producir a nivel nacional o local. Se reúnen para compartir la información”. La comunidad regional y local operaban en el territorio.
Sobre lo actuado en nuestro territorio, Bellingeri destacó un legajo de 1975 que da cuenta de una convocatoria del jefe del Destacamento de Inteligencia 181 a las autoridades de las áreas de inteligencia de las fuerzas armadas y de seguridad “para combinar acciones en el territorio”.
“Es muy interesante que fue localizado, es el legajo 5539. Este da cuenta de la manera de actuar en el territorio. Juan Trujillo era representante de la Dipba en Bahía y se hizo en septiembre del ’75 en el Comando de Operaciones de la Policía Regional V. Fue convocada por Almada, jefe del 181″, aseguró.
Llegaron a varios, entre ellos, la difusión de los procedimientos a toda la comunidad en las doce horas posteriores; la asistencia a los interrogatorios de “personas subversivas” y la constitución de un grupo de trabajo para realizar conclusiones.
(En la emisión de EL JUICIO DESDE LA CALLE 35 del viernes pasado puede escucharse la entrevista con Claudia Bellingeri).
Buscando a Alicia
"Tiempo de Justicia" de Raquel Partnoy.
Desde la embajada argentina en Washington via videoconferencia Raquel Partnoy relató sus recuerdos sobre el secuestro de su hija Alicia y su yerno Carlos Sanabria y la recuperación de su nieta Ruth que en 1977 tenía un año y medio.
“Nos llaman, el teléfono estaba pinchado, muchas veces quería hacer llamadas y me contestaban del Ejército. Después de tres largos meses me llaman del Ejército, del Comando, para decirnos que a Alicia la iban a transferir a la cárcel, pero que teníamos que esperar. Eso nos causó más pánico porque no sabíamos qué pasaba con ella”, dijo.
Luego les pidieron que buscaran sus pertenencias en el Comando. “Ahí fuimos con mi esposo, por eso dije que conocí al mayor Delme, no sé qué grado tendría. Me entregó a mí la cartera de Alicia y una lista donde figuraba, una media de la nena y papeles, algunos papeles. Luego pasaron unas cuantas semanas, casi dos meses, cuando se nos permitió verlos en Villa Floresta a ella y a su esposo. No los reconocí, parecían dos fantasmas. Hasta ese momento pensé que los habían matado. Fueron cinco meses”.
Por su parte, su marido Salomón Partnoy afirmó que pasó por el departamento de Alicia y Carlos en calle Canadá y vio una faja del Ejército que decía clausura. “Evidentemente no sé si con intención de que me dijeran dónde estaba, yo mandé una nota con mi consuegro solicitando que levantaran la clausura para sacar pertenecías de la niña, ropa, un juguete y demás. No quisieron recibir la nota, esa nota está incorporada al expediente”.
Otra de las gestiones que hizo la familia fue intentar sacar a Alicia, Carlos y Ruth del país. Para ello acudieron a las embajadas en Buenos Aires de Dinamarca, Australia, Israel, Estados Unidos y España “siempre tramitando el derecho de opción para el matrimonio y la hija”.
“El lugar que le asignan es Seattle allí los reciben una comunidad religiosa, le dan casa y trabajo. Casi a fin de año, viaja Alicia con su hija y es muy dramático porque en ese interin en la visita carcelaria, no había contacto personal, había un vidrio. Le llamaban locutorio. Ruth no tenía contacto con su madre. Cuando se embarcan me comenta Alicia que Ruth le dice ‘¿vos vas a saber cuidarme a mí?’. Cuando ellos viajan Ruth se encargo de identificar los bultos porque la madre no sabía qué le habíamos preparado”.
“Es un agravio a toda la familia, mi hijo Daniel estaba bajo una crisis nerviosa y luego de algunos años que Alicia estaba en el extranjero como consecuencia de lo vivido el se suicida”, contestó a los jueces Salomón y agregó: “Hemos recibido agravios de todo tipo, cada vez que íbamos a Devoto estaba con sanciones. Siempre había que esperar los horarios de entrada y a veces coincidía que había familiares de presos políticos y comunes. Una vez escuché al guardia decir ‘Bueno, los terroristas a la derecha y los comunes a la izquierda’. Hemos recibido agravios de ese tipo. La familia a cambiado su vida”.
Testimonios por la Verdad
El martes por la tarde no hubo declaraciones testimoniales y el tribunal ordenó continuar con la lectura de un listado con el detalle de la prueba incorporada a la causa.
Desde la defensa oficial con la adhesión de los abogados particulares se solicitó la “exclusión probatoria de las declaraciones testimoniales del Juicio por la Verdad atento la naturaleza no penal de dicho juicio” basados en una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que reconoció el derecho de las víctimas a reconocer el paradero de sus seres queridos.
Tras un breve debate entre las partes y un cuarto intermedio los jueces recordaron que en la audiencia de la tarde del 24 de agosto de 2011 ante un pedido similar entendieron que el cuestionamiento era extemporáneo. “Fue un planteo que hizo Gutiérrez, de manera que el tribunal va a reiterar lo que decidió oportunamente por no hacer lugar al planteo de la defensa”, sentenció el juez Triputti.
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBB
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