martes, 26 de junio de 2012
Acto Central por los diez años del asesinato de Kosteki y Santillán
“Justicia por sus vidas”
El reclamo de la condena judicial a los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda recorrió el discurso de Vanina Kosteki, Alberto y Leonardo Santillán. Una masiva movilización que culminó en la estación precedió el acto.
Por Ailín Bullentini
De muchas maneras distintas, el pedido de “juicio y condena” a los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda fue la consigna que más fuerte retumbó ayer, entre los edificios que acompañan el último tramo de Hipólito Yrigoyen desde la estación de trenes de esa localidad hasta que esa avenida del sur del conurbano bonaerense se funde con el Puente Pueyrredón. Miles de personas la desperdigaron en forma de canciones militantes, que repitieron sin parar durante la marcha por la década que se cumplió de los asesinatos. Su recorrido fue el mismo que, el 26 de junio de 2002, hicieron las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales en clave de cacería humana, desde el límite que se les había ordenado proteger, el ingreso a la Ciudad de Buenos Aires, hasta la estación ferroviaria. Allí adentro mataron a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. Vanina Kosteki, hermana de Maxi, tradujo el reclamo en gritos agudos: “Vamos a seguir pidiendo en la calle, donde Darío, Maxi, Mariano (Ferreyra) y todos los compañeros murieron por luchar, justicia por sus vidas”, amplificaron los micrófonos sobre el escenario que se montó sobre ese puente.
El grito ronco de Leonardo Santillán, hermano de Darío, lo reformuló en clave de desafío: “Que lo de hoy (por ayer) no sea solo un recuerdo, sino la lucha por meter en la cárcel a todos esos hijos de puta”. En pena rabiosa lo convirtió Alberto Santillán, papá de ambos, que entre lágrimas agradeció a la “juventud” que acompañó la movilización y recordó las “promesas incumplidas de investigación que hizo el kirchnerismo”.
Pasado el mediodía, los familiares fueron los encargados de cerrar, ante un Puente Pueyrredón rebozante, un día entero de reclamos y recuerdos que había comenzado el lunes a las 14 en la Estación de Avellaneda y que mantuvo el calor de la lucha durante la noche fría de junio, con los recitales de Raly Barrionuevo, Nompalidece y Fandermole. “Seguimos estando acá, no le vamos a dar lugar a nadie para que use la lucha de los compañeros ni vamos a permitir que cierren la causa que busca a los responsables políticos”, despuntó Vanina desde el mismo escenario en el que reafirmó una antigua promesa: “Se lo prometí a Maximiliano el día que se murió”, culminó.
Los discursos sobre el escenario fueron duros contra el gobierno nacional, al que los tres le atribuyeron el nulo avance en la investigación sobre la acción política en la masacre. Las críticas al oficialismo también formaron parte de un documento consensuado entre organizaciones sociales y políticas leído ayer.
La investigación judicial de la pata política en la masacre –la causa permanece archivada– es la materia pendiente del caso y el principal reclamo, pero no el único. La decisión que la Justicia bonaerense tomó hace poco más de una semana, de permitir el traslado de los únicos dos condenados, los policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta –ambos con prisión perpetua–, a cárceles de régimen abierto también fue materia de enérgico rechazo. “Que los condenados hayan sido pasados a un régimen abierto es indignante, es humillante, es un insulto. Se están cagando en nosotros”, concluyó Leonardo.
La movilización, que culminó pasadas las 14 de ayer en el puente, había arrancado en la estación con una tupida columna de jóvenes militantes miembros del MTD y el infaltable Frente Popular Darío Santillán, de organizaciones de base y algunas de agrupaciones de izquierda, referentes de organismos de derechos humanos –Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, Liga por los Derechos del Hombre– y colectivos de trabajadores, estudiantes y trabajadores de la cultura, entre otros. “Acá hay miles de Maxis y Daríos, hay un puente entero que busca cambiar las cosas en este país”, definió a quienes integraron la conmemoración popular. Vanina, en tanto, los vio como un reflejo de “continuidad”: “Las banderas que ellos levantaron con pedidos de trabajo, salud y educación para los más desprotegidos son las que sostuvimos todo este tiempo y seguimos sosteniendo”.
El reclamo de la condena judicial a los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda recorrió el discurso de Vanina Kosteki, Alberto y Leonardo Santillán. Una masiva movilización que culminó en la estación precedió el acto.
Por Ailín Bullentini
De muchas maneras distintas, el pedido de “juicio y condena” a los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda fue la consigna que más fuerte retumbó ayer, entre los edificios que acompañan el último tramo de Hipólito Yrigoyen desde la estación de trenes de esa localidad hasta que esa avenida del sur del conurbano bonaerense se funde con el Puente Pueyrredón. Miles de personas la desperdigaron en forma de canciones militantes, que repitieron sin parar durante la marcha por la década que se cumplió de los asesinatos. Su recorrido fue el mismo que, el 26 de junio de 2002, hicieron las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales en clave de cacería humana, desde el límite que se les había ordenado proteger, el ingreso a la Ciudad de Buenos Aires, hasta la estación ferroviaria. Allí adentro mataron a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. Vanina Kosteki, hermana de Maxi, tradujo el reclamo en gritos agudos: “Vamos a seguir pidiendo en la calle, donde Darío, Maxi, Mariano (Ferreyra) y todos los compañeros murieron por luchar, justicia por sus vidas”, amplificaron los micrófonos sobre el escenario que se montó sobre ese puente.
El grito ronco de Leonardo Santillán, hermano de Darío, lo reformuló en clave de desafío: “Que lo de hoy (por ayer) no sea solo un recuerdo, sino la lucha por meter en la cárcel a todos esos hijos de puta”. En pena rabiosa lo convirtió Alberto Santillán, papá de ambos, que entre lágrimas agradeció a la “juventud” que acompañó la movilización y recordó las “promesas incumplidas de investigación que hizo el kirchnerismo”.
Pasado el mediodía, los familiares fueron los encargados de cerrar, ante un Puente Pueyrredón rebozante, un día entero de reclamos y recuerdos que había comenzado el lunes a las 14 en la Estación de Avellaneda y que mantuvo el calor de la lucha durante la noche fría de junio, con los recitales de Raly Barrionuevo, Nompalidece y Fandermole. “Seguimos estando acá, no le vamos a dar lugar a nadie para que use la lucha de los compañeros ni vamos a permitir que cierren la causa que busca a los responsables políticos”, despuntó Vanina desde el mismo escenario en el que reafirmó una antigua promesa: “Se lo prometí a Maximiliano el día que se murió”, culminó.
Los discursos sobre el escenario fueron duros contra el gobierno nacional, al que los tres le atribuyeron el nulo avance en la investigación sobre la acción política en la masacre. Las críticas al oficialismo también formaron parte de un documento consensuado entre organizaciones sociales y políticas leído ayer.
La investigación judicial de la pata política en la masacre –la causa permanece archivada– es la materia pendiente del caso y el principal reclamo, pero no el único. La decisión que la Justicia bonaerense tomó hace poco más de una semana, de permitir el traslado de los únicos dos condenados, los policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta –ambos con prisión perpetua–, a cárceles de régimen abierto también fue materia de enérgico rechazo. “Que los condenados hayan sido pasados a un régimen abierto es indignante, es humillante, es un insulto. Se están cagando en nosotros”, concluyó Leonardo.
La movilización, que culminó pasadas las 14 de ayer en el puente, había arrancado en la estación con una tupida columna de jóvenes militantes miembros del MTD y el infaltable Frente Popular Darío Santillán, de organizaciones de base y algunas de agrupaciones de izquierda, referentes de organismos de derechos humanos –Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, Liga por los Derechos del Hombre– y colectivos de trabajadores, estudiantes y trabajadores de la cultura, entre otros. “Acá hay miles de Maxis y Daríos, hay un puente entero que busca cambiar las cosas en este país”, definió a quienes integraron la conmemoración popular. Vanina, en tanto, los vio como un reflejo de “continuidad”: “Las banderas que ellos levantaron con pedidos de trabajo, salud y educación para los más desprotegidos son las que sostuvimos todo este tiempo y seguimos sosteniendo”.
Fuente:CasaPueblos
Envío:Andrea Benítes-Dumont
Comunicado de prensa. 25/6/2012
A 10 años del asesinato de Darío y Maxi
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio
17 años en Lucha
www.hijos-capital.org.ar
A 10 años de la Masacre de Avellaneda, seguimos firmes en el reclamo por Juicio y Castigo para todos los culpables del asesinato de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Queremos recordar el compromiso militante de Darío y Maxi, dos jóvenes que salieron a las calles para alzar la voz y poner el cuerpo en la lucha colectiva por otro país, contra el proyecto de exclusión, hambre y represión que gobernaba la Argentina.
Darío y Maxi fueron combativos, solidarios y luchadores. Fueron asesinados por la Policía Bonaerense, bajo órdenes de Eduardo Duhalde. A los compañeros no los mató la crisis, como intentó instalar Clarín el 27/6/2002 con un negociado político y económico hecho tapa de diario, sosteniendo que la “crisis” había causado “dos nuevas muertes”. Era la mentira hecha título. No fue la crisis la que los mató, fue la decisión política, acompañada de las prácticas criminales de las Fuerzas de Seguridad.
Esa maldita Policía, que lejos estaba de ser la “mejor del mundo”, como alardeaba Duhalde, fue la ejecutora de la Masacre. Una vez más, la práctica del fusilamiento se usó para aniquilar a militantes. Como ráfagas de la memoria, nos vuelven José León Suárez, Trelew, 2001, Ferreyra, y otros.
En 2006 terminó el juicio a quienes apretaron el gatillo y asesinaron a Darío y Maxi, e hirieron a otros 30 compañeros. Pero ninguno de los responsables políticos respondió ante la justicia. Eso no tiene otro nombre más que impunidad.
Darío y Maxi sostuvieron su militancia y compañerismo hasta el último minuto de sus vidas. Fue Darío, uno de los compañeros que puso el cuerpo sobre el de Maxi para protegerlo, cuando estaba en el suelo, herido de muerte. Hoy viven en cada lucha, en cada compañero.
A 10 años de la Masacre: ¡Darío y Maxi presentes! Juicio y Castigo a todos los culpables.
Abuelas de Plaza de MayoFamiliares de Desaparecidos y Detenidos por Razones PolíticasH.I.J.O.S.- Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el SilencioMadres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
H.I.J.O.S. Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio
17 años en Lucha
www.hijos-capital.org.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario