MARTES, 4 DE DICIEMBRE DE 2012Familiares de masacrados en Santa Ana piden a fiscalía entregar restos óseosPor Beatriz Castillo (COLATINO)
Teresa Jordán se apostó frente a la sede central de la Fiscalía General República, para exigir que la institución entregue las osamentas, que según su testimonio, son de víctimas de la masacre de Santa Ana, en los 80s.
Entre esos restos asegura están los de su madre Elsa del Carmen Jordán.
Los restos permanecen en poder de la fiscalía seccional Santa Ana, luego que el ministerio público realizara la exhumación entre el año 2007 y 2008, de 23 estructuras óseas de la masacre de El Caserío Canoas, Cantón El Pinalito; de siete de personas en el Caserío Costa Rica, del Municipio de Texistepeque; y otras cuatro estructuras óseas de personas exhumadas en el municipio de Metapán.
De ese proceso han pasado cerca de cinco años y el ente fiscal se ha negado a entregar los restos a sus familiares, aduciendo que debe de “agotarse el protocolo de investigación”.
Sin embargo, Teresa no entiende los tecnicismos legales, pero está consciente que ha trascurrido tiempo suficiente para que se hagan las investigaciones como para entregar los restos a sus familiares.
“Ahora lo que le exigimos al fiscal es que nos entregue los restos, nosotros queremos darle santa sepultura a mi madre. Ya tiene casi cinco años en la fiscalía Santa Ana, queremos que nos expliquen cual es el problema por el cual no nos entregan los restos”, aseveró Teresa. Claudia Interiano, apoderada legal de los familiares de las víctimas y de la CIDH “Madeleine Lagadec”, explicó que desde que se realizó la exhumación se reúnen y se ha estado colaborando con la fiscalía para que las diligencias se agilicen.
“A nosotros nos parece bien que se agote la investigación, pero el hecho es que hace cinco años se agotó la investigación”, recalcó Interiano.
La fiscalía ya no puede hacer más nada con las osamentas porque el Instituto de Medicina Legal definió que no se pueden realizar pruebas de ADN porque ya datan de más de 32 años.
Las familias de las víctimas han confirmado que son sus seres queridos, porque algunos son sobrevivientes de la masacre, e identificaron el lugar y algunos indentificaron restos de ropa que aún se encontraron con las osamentas.
Mientras que Carolina Constanza, de CIDH “Madeleine Lagadec”, explicó que la masacre se le adjudica a los soldados destacados en Santa Ana.
A la sede central de la Fiscalía también llegaron otros 15 familiares, que de igual forma exigen se entreguen las osamentas.
Entre esos restos asegura están los de su madre Elsa del Carmen Jordán.
Los restos permanecen en poder de la fiscalía seccional Santa Ana, luego que el ministerio público realizara la exhumación entre el año 2007 y 2008, de 23 estructuras óseas de la masacre de El Caserío Canoas, Cantón El Pinalito; de siete de personas en el Caserío Costa Rica, del Municipio de Texistepeque; y otras cuatro estructuras óseas de personas exhumadas en el municipio de Metapán.
De ese proceso han pasado cerca de cinco años y el ente fiscal se ha negado a entregar los restos a sus familiares, aduciendo que debe de “agotarse el protocolo de investigación”.
Sin embargo, Teresa no entiende los tecnicismos legales, pero está consciente que ha trascurrido tiempo suficiente para que se hagan las investigaciones como para entregar los restos a sus familiares.
“Ahora lo que le exigimos al fiscal es que nos entregue los restos, nosotros queremos darle santa sepultura a mi madre. Ya tiene casi cinco años en la fiscalía Santa Ana, queremos que nos expliquen cual es el problema por el cual no nos entregan los restos”, aseveró Teresa. Claudia Interiano, apoderada legal de los familiares de las víctimas y de la CIDH “Madeleine Lagadec”, explicó que desde que se realizó la exhumación se reúnen y se ha estado colaborando con la fiscalía para que las diligencias se agilicen.
“A nosotros nos parece bien que se agote la investigación, pero el hecho es que hace cinco años se agotó la investigación”, recalcó Interiano.
La fiscalía ya no puede hacer más nada con las osamentas porque el Instituto de Medicina Legal definió que no se pueden realizar pruebas de ADN porque ya datan de más de 32 años.
Las familias de las víctimas han confirmado que son sus seres queridos, porque algunos son sobrevivientes de la masacre, e identificaron el lugar y algunos indentificaron restos de ropa que aún se encontraron con las osamentas.
Mientras que Carolina Constanza, de CIDH “Madeleine Lagadec”, explicó que la masacre se le adjudica a los soldados destacados en Santa Ana.
A la sede central de la Fiscalía también llegaron otros 15 familiares, que de igual forma exigen se entreguen las osamentas.
MARTES, 4 DE DICIEMBRE DE 2012Conmemoran 32 aniversario de asesinato de monjas estadounidensesPor Beatriz Castillo (COLATINO)
El 2 de diciembre de 1980, miembros de la Guardia Nacional detuvieron a cuatro religiosas, luego de salir del aeropuerto internacional en Comalapa, y tras conducirlas a un lugar aislado las violaron y luego las asesinaron.
Las víctimas fueron las monjas Ita Ford, Maura Clarke, Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan.
Ayer que se cumplieron 32 años de este lamentable crimen, la comunidad salvadoreña rindió tributo a las religiosas, con la celebración de una misa oficiada en la Cripta de Catedral Metropolitana.
La misa se celebró justo en el lugar donde guardan reposo los restos de Monseñor Romero, otra de las víctimas religiosas del conflicto armado y del ejército salvadoreño.
“Monseñor Romero dijo que cada cristiano que con su integridad y sus virtudes grita y denuncia aunque le cueste la vida, ese es el modelo del camino hacia Dios”, dijo una de las joven lectoras al momento de presentar las fotos de las religiosas, como ofrenda.
El padre Balmore Pedroza, quien ofició la misa, también recordó la labor de estas religiosas.
Las cuatro mujeres, que pertenecían a las congregaciones de las hermanas de Maryknoll y las Ursulinas de Nueva York, llegaron al país con la finalidad de ayudar a los refugiados de la guerra civil, en Chalatenango.
Antonia Sánchez, monja de la congregación pasionista de los Planes de Renderos, quien llegó a la misa de conmemoración, reconoció la valentía y el trabajo de las extranjeras.
“Ellas son unas mártires que dieron su vida por el pueblo.
Fueron fieles y eso les llevó a la muerte. Ellas fueron víctimas de la violencia”, manifestó Sánchez.
Por el crimen, en 1984 fueron detenidos los guardias nacionales Luis Antonio Colindres Alemán, Daniel Canales Ramírez y José Roberto Canjura, quienes asesinaron a las religiosas, ellos fueron condenados a 30 años de prisión, sin embargo, los autores intelectuales nunca fueron juzgados.
Los guardias también fuero favorecidos por la ley de amnistía, y quedaron en libertad.
María Teresa Alfaro, de la comunidad Monseñor Romero, aseguró que la misa tenía como finalidad agradecer el sacrificio y la entrega de las hermanas religiosas.
“Estas religiosas son como ese signo de entrega, de martirio que nos va animando a desempolvarnos de ese conformismo en el que vivimos”, dijo Alfaro.
En la misa también se celebró el nuevo estatuto de Palestina, en la ONU, aprobado por más de los dos tercios de los países representados en el organismo internacional.
Las víctimas fueron las monjas Ita Ford, Maura Clarke, Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan.
Ayer que se cumplieron 32 años de este lamentable crimen, la comunidad salvadoreña rindió tributo a las religiosas, con la celebración de una misa oficiada en la Cripta de Catedral Metropolitana.
La misa se celebró justo en el lugar donde guardan reposo los restos de Monseñor Romero, otra de las víctimas religiosas del conflicto armado y del ejército salvadoreño.
“Monseñor Romero dijo que cada cristiano que con su integridad y sus virtudes grita y denuncia aunque le cueste la vida, ese es el modelo del camino hacia Dios”, dijo una de las joven lectoras al momento de presentar las fotos de las religiosas, como ofrenda.
El padre Balmore Pedroza, quien ofició la misa, también recordó la labor de estas religiosas.
Las cuatro mujeres, que pertenecían a las congregaciones de las hermanas de Maryknoll y las Ursulinas de Nueva York, llegaron al país con la finalidad de ayudar a los refugiados de la guerra civil, en Chalatenango.
Antonia Sánchez, monja de la congregación pasionista de los Planes de Renderos, quien llegó a la misa de conmemoración, reconoció la valentía y el trabajo de las extranjeras.
“Ellas son unas mártires que dieron su vida por el pueblo.
Fueron fieles y eso les llevó a la muerte. Ellas fueron víctimas de la violencia”, manifestó Sánchez.
Por el crimen, en 1984 fueron detenidos los guardias nacionales Luis Antonio Colindres Alemán, Daniel Canales Ramírez y José Roberto Canjura, quienes asesinaron a las religiosas, ellos fueron condenados a 30 años de prisión, sin embargo, los autores intelectuales nunca fueron juzgados.
Los guardias también fuero favorecidos por la ley de amnistía, y quedaron en libertad.
María Teresa Alfaro, de la comunidad Monseñor Romero, aseguró que la misa tenía como finalidad agradecer el sacrificio y la entrega de las hermanas religiosas.
“Estas religiosas son como ese signo de entrega, de martirio que nos va animando a desempolvarnos de ese conformismo en el que vivimos”, dijo Alfaro.
En la misa también se celebró el nuevo estatuto de Palestina, en la ONU, aprobado por más de los dos tercios de los países representados en el organismo internacional.
Fuente:Argenpress
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