Polémica en el juicio
Los defensores de los marinos de la Masacre pidieron tiempo para revisar documentación.
La querella se quejó ante el Tribunal.
Unas horas más. Es lo que reclamaron las defensas para armar mejor el alegato a favor de los marinos. El tribunal lo concedió y hubo discusión.
Las defensas de los marinos acusados por la Masacre de Trelew pidieron un día libre para preparar sus alegatos. Argumentaron que necesitan más tiempo ya que los acusadores hablaron de legislación que por su complejidad y su volumen requiere de un análisis más profundo de lo que creían.
“Nos parece sensato dar continuidad al juicio pero tenemos que contestar tres acusaciones, y la documentación y la prueba que tendríamos que revisar es mucha”, dijo Sergio Oribones, defensor oficial. A cambio se comprometieron a terminar su trabajo el viernes.
El tribunal que juzga los 19 fusilamientos en la Base Almirante Zar aceptó la solicitud. Las audiencias se reanudarán recién mañana a las 10 en el Cine Teatro “José Hernández” de Rawson.
La novedad cayó pésimo entre querellantes y fiscales.
El Centro de Estudios Legales y Sociales, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Ministerio Público Fiscal no sólo quieren que el juicio no se detenga sino que incluso se agilice. Eduardo Hualpa, que representa a los familiares de las víctimas, ya exigió que los jueces adelanten una posible fecha de sentencia.
“Los parientes necesitan organizarse para viajar y estar presentes en una fecha tan importante”, argumentó.
La discusión por los cortes fue parte del alegato de los fiscales. Además del pedido de penas (ver aparte), reclamaron que el tribunal explique públicamente por qué se suspendieron las últimas audiencias.
Este diario ya reveló que el jueves hubo un error en el horario de un pasaje de avión de parte de una defensa. Los acusadores lo saben pero quieren que este episodio insólito se transparente.
Otro pedido fue que el presidente del tribunal, Enrique Guanziroli, “fije días y horas” para las audiencias. Esto significa que de ser necesario, el juicio continúe sábado y domingo.
También advirtieron que no admitirán más prórrogas del proceso y reclamaron que se fije un cronograma para lo que queda del juicio.
La batería de exigencias incluyó que el viernes sea el día para que los marinos puedan decir sus últimas palabras, “teniendo en cuenta el costo que para la sociedad demanda la prolongación de este proceso y la edad avanzada de los procesados”.
Esto permitiría que la sentencia se lea la segunda semana de octubre. El tribunal no contestó a ninguna de estas demandas. Y hubo mucho enojo de los abogados, que ven en las interrupciones una tardanza que se resuelve fácil si hubiese voluntad.
Anoche la última parte del alegato le tocó al fiscal Dante Vega. Explicó que los episodios del 22 de agosto de 1972 fueron un delito de lesa humanidad ya que se trató de “una ejecución sumaria de prisioneros en una base militar, de parte de un régimen dictatorial”. Y se preguntó cómo es que en democracia ningún juez se ocupó de la causa, inactiva por más de tres décadas.
“Además los marinos no fueron sancionados ni siquiera disciplinariamente y el sumario contra ellos lo clausuró un decreto que firmó la Junta Militar”.
Según esta versión, el trabajo militar de los acusados tuvo una “apariencia de legalidad” ya que actuaron tres jueces: Jorge Quiroga, Alejandro Godoy y Jorge Bautista. El primero y el último se sabe qué hicieron.
El segundo “fue usado como un cebo para engañar a los militantes y dejaran las armas. Luego se desprendieron de él”. Vega remarcó que la Base fue “blindada” por las fuerzas armadas: no ingresaron familiares, abogados ni otros civiles vinculados a los presos.
“Fue una forma de decir ´Acá no entra nadie que no queramos que entre´. Si había cerco perimetral o alguna medida de seguridad no importaba para nada”.
Con sus pausas e ironías, el acusador mostró experiencia en lides de Derechos Humanos. Y desde la interpretación política, el fiscal dijo que la Masacre de Trelew significó “amedrentar y escarmentar” a la militancia política de los ´70: “A los que tuvieron la osadía de fugarse de una cárcel de máxima seguridad les dijeron ´Miren lo que somos capaces de hacer´”.
Ser este símbolo fue el rol que tuvo el 22 de agosto en el plan de represión que comenzaba. “No fue obra de un grupo de militares exaltados o borrachos: fue una ejecución fríamente calculada y de otra forma no se podría entender. Así se inserta Trelew en la penúltima dictadura militar, que impulsó una forma desconocida en Argentina para eliminar a los disidentes políticos”.
FuentedeOrigen:LaJornada
Fuente:Agnddhh
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