“Siempre pienso qué bien hicieron las cosas”, reflexionó ayer María Lorena Candeloro en referencia a los asesinos de su padre. “Dasarticularon una familia, nuestra vida social, psíquica y hasta económica”, redondeó. La joven es hija de Jorge Candeloro, abogado laboralista marplatense vinculado con el PCR torturado hasta morir en La Cueva, el centro clandestino al mando del coronel Alberto Pedro Barda, que nunca entregó su cuerpo. El juicio en el Tribunal Oral Federal 5 continuará hoy con el testimonio de cuatro oficiales superiores de la Fuerza Aérea, incluidos dos miembros de la Fuerza de Tareas 100 destinada a “la lucha contra la subversión” en zona oeste. Los militares apuntan a desvincular de los crímenes en Mansión Será a los brigadieres Hipólito Rafael Mariani y César Miguel Comes.
A mediados de 1975, Candeloro y su eposa Marta García huyeron de Mar del Plata perseguidos por la Concentración Nacional Universitaria. Se radicaron en Neuquén. Allí los secuestraron el 13 de junio de 1977. Diez días después, previa escala en La Escuelita de Bahía Blanca, llegaron a La Cueva, en la Base Aérea, cedida al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 al mando de Barda. Lorena tenía cuatro años. Conoció la historia de boca de su madre. “Cuidá a los chicos”, pidió su padre antes de su último viaje a la sala de torturas. García “escuchó como moría mi papá”, subrayó.
También ayer declaró Oscar Orazi, sobreviviente del GADA y de la comisaría 4ª de Mar del Plata, donde compartió cautiverio con García tras su paso por La Cueva. Orazi destacó que un sector de la comisaría dependía del Ejército, recordó que la mujer estaba aislada, en un rincón, anímicamente destruida. Tras su liberación “intentamos empezar de cero, pero es imposible”, explicó su hija. “Vivimos con un enorme vacío y con la persecución diaria de quienes hicieron esto. El apellido implica una amenaza permanente”, relató. Agregó que “mi mamá tiene secuelas físicas y psíquicas por la tortura” y lamentó que pese a incansables gestiones no logró dar con los restos de su padre.
Hoy declararán cuatro camaradas de la Fuerza Aérea citados por el abogado José Ignacio Garona: el brigadier general Ernesto Horacio Crespo, el brigadier mayor Miguel Angel Osses y los brigadieres Héctor Augusto León Cocito y Luis María Maggi. En 1987, como jefe de Estado Mayor, Crespo desvinculó a Mariani y Comes de Mansión Seré y sugirió que dependía de inteligencia, como pretende Garona. Osses fue comandante de Operaciones Aéreas, superior de los imputados, y en 1985 admitió su intervención en la redacción de la “orden de operaciones” Provincia 2/76 que creó la Regional de Inteligencia de zona oeste y la Fuerza de Tareas 100, responsable de los operativos. Dos de sus miembros, Cocito y Maggi, declararán hoy por primera vez, no como imputados, sino como testigos.
(Fuente:Pagina12).
A mediados de 1975, Candeloro y su eposa Marta García huyeron de Mar del Plata perseguidos por la Concentración Nacional Universitaria. Se radicaron en Neuquén. Allí los secuestraron el 13 de junio de 1977. Diez días después, previa escala en La Escuelita de Bahía Blanca, llegaron a La Cueva, en la Base Aérea, cedida al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 al mando de Barda. Lorena tenía cuatro años. Conoció la historia de boca de su madre. “Cuidá a los chicos”, pidió su padre antes de su último viaje a la sala de torturas. García “escuchó como moría mi papá”, subrayó.
También ayer declaró Oscar Orazi, sobreviviente del GADA y de la comisaría 4ª de Mar del Plata, donde compartió cautiverio con García tras su paso por La Cueva. Orazi destacó que un sector de la comisaría dependía del Ejército, recordó que la mujer estaba aislada, en un rincón, anímicamente destruida. Tras su liberación “intentamos empezar de cero, pero es imposible”, explicó su hija. “Vivimos con un enorme vacío y con la persecución diaria de quienes hicieron esto. El apellido implica una amenaza permanente”, relató. Agregó que “mi mamá tiene secuelas físicas y psíquicas por la tortura” y lamentó que pese a incansables gestiones no logró dar con los restos de su padre.
Hoy declararán cuatro camaradas de la Fuerza Aérea citados por el abogado José Ignacio Garona: el brigadier general Ernesto Horacio Crespo, el brigadier mayor Miguel Angel Osses y los brigadieres Héctor Augusto León Cocito y Luis María Maggi. En 1987, como jefe de Estado Mayor, Crespo desvinculó a Mariani y Comes de Mansión Seré y sugirió que dependía de inteligencia, como pretende Garona. Osses fue comandante de Operaciones Aéreas, superior de los imputados, y en 1985 admitió su intervención en la redacción de la “orden de operaciones” Provincia 2/76 que creó la Regional de Inteligencia de zona oeste y la Fuerza de Tareas 100, responsable de los operativos. Dos de sus miembros, Cocito y Maggi, declararán hoy por primera vez, no como imputados, sino como testigos.
(Fuente:Pagina12).
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