28 de septiembre de 2008

PEQUEÑAS ANECDOTAS DE GRANDES MOMENTOS.

Teníamos un grupo de teatro que llamamos 'La mortadela'. El título en realidad, por pocas conocido, lo puse a raíz de que en esa época había un chiste que hacían debido al fallecimiento de Perón. Le llamaban mortadela porque era "un fiambre popular". Este grupo, estaba formado por compañeras detenidas políticas, de distintas extracciones político partidarias. La situación de nuestra período de detención en la cárcel de Devoto distaba mucho de las características de detención de esa cárcel. Lo único que podíamos hacer era estar sentadas en la celda y leer algún libro que, por supuesto era previamente sometido a una exhaustiva inspección, no sólo del material en sí, por seguridad, sino también en su contenido. En los recreos lo único que podíamos hacer era caminar en grupos que no excedieran las 4 personas. Mas de eso adentro y afuera era motivo de detención. Por eso nos organizamos para hacer todo lo que no se podía. Así estaba el grupo del economato en el cual se juntaba todo lo que entraba en las visitas y se repartía equitativamente a todas. Tengamos en cuenta que no todas recibían visitas. Y no todas las familias tenían el mismo poder adquisitivo. Había también un grupo de biblioteca y un grupo de recreación. En este último grupo fue creado "La mortadela" en ese celular. Llegamos a representar: Las aguas bajan turbias, La gata sobre el tejado de zinc caliente, un personaje que era una vieja anarquista (humor político del momento y del penal). Hicimos monólogos sobre la muerte de Sacco y Vanzetti, los personajes eran : ellos y un juez que los condenaba. Hicimos asimismo una versión musical también con la coyuntura, con todas las limitaciones que teníamos, del estilo de humor de Mel Brook y el grupo Les Luthiers. Las obras eran representadas en los baños en el horario de recreo interno, de a grupos y con compañeras que vigilaban el no ser descubiertas y en las fechas especiales de fin de año como en navidad. Como un acto de "sensibilidad" las autoridades del penal nos dejaban representar obras o cantar en el recreo interno, por ello lo hacíamos en el fondo del pabellón. Allí podíamos disfrazarnos y utilizar objetos para representar las obras. Esto era comentado por nosotras a los familiares y también entre ellos , cosa que alegraba a todos y se presentaban preguntas, por ejemplo: como habíamos logrado con tan poco representar objetos como una góndola. Usábamos para este fin, todo tipo de elementos para disfrazarnos, como toallas, sábanas, frazadas, etc. Si algo rescato, entre tantas cosas, de aquella dolorosa experiencia, fue la gran solidaridad que todas teníamos como forma de vida dentro del penal. Pero por sobre todo el espíritu de alegría que reinaba. Por eso cuando comentamos ante alguien que no estubo en esa situación y nos reímos y nos alegramos las personas nos miran con cara de no creer por que nos ponemos contentas.

DIANA COMINI.

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