12 de octubre de 2008

EN UN HUMILDE BARRIO TOBA UN CONTRAFESTEJO MULTICOLOR.

Música de diversos estilos, arte, y mucha solidaridad para festejar “el último día de la libertad” antes de la invasión europea. Héctor Rio
Música de diversos estilos, arte, y mucha solidaridad para festejar “el último día de la libertad” antes de la invasión europea. Héctor Rio
Como viene sucediendo desde hace unos años a esta parte, cada 11 de octubre, en la víspera del Día de la Raza, en alguna de las tantas barriadas rosarinas habitadas por integrantes de las comunidades aborígenes hay festejo. La conmemoración del día anterior a la llegada de Cristóbal Colón a América –que se celebra como el último de la libertad de los pueblos originarios–, no tiene nada de formal y no se ajusta a ningún protocolo oficial, como sucedió ayer en el barrio toba Los Pumitas, ubicado en Cabal al 1400. El lugar elegido fue un descampado en donde se montó un escenario para que tocaran noveles músicos, muchos de las propias comunidades y otros solidarios con el motivo del festejo, además de la actuación de grupos de danzas típicas. Los vecinos e integrantes del centro cultural Qadhuoqte (“columna” o “base” en la lengua qom) prepararon tortas asadas y hamburguesas para los chicos, mientras que desde las humildes casas de los alrededores, algunos se asomaban tímidos y las madres con sus hijos, al ver alterado el cotidiano movimiento del barrio y escuchar la música, se acercaban al escenario.El centro cultural Qadhuoqte del barrio toba Los Pumitas organizó ayer el encuentro del “último día de la libertad de los pueblos originarios” en el que se convocaron desde guitarreros hasta bandas de rock, conjuntos musicales de la comunidad aborigen de folclore y cumbia, un grupo infantil de danzas autóctonas aborígenes y una agrupación toba de hip-hop. “Para muchos, llegarnos al barrio costó por lo alejado. Pero qué bueno que estemos aquí apoyando la causa de nuestros originarios”, dijo a sus seguidores el cantante del grupo de rock Farolitos, que convocó a unos 200 fans que se llegaron hasta el asentamiento. Para Oscar Talero, encargado del centro cultural Qadhuoqte, la idea del festejo fue “convocar a gente de afuera del barrio, muchos de los cuales son amigos y colaboradores del centro, y también a todos los que quieran conocer a nuestra comunidad. Además, es un modo de reunir a nuestra propia gente para que exprese, para que no se sienta aislada”, dijo el dirigente.Ana María, una de las encargadas de organizar el grupo infantil de danzas aborígenes “Qom Llalacpi” (Hijos de los Tobas) contó que ensayan dos veces por semana para rescatar un patrimonio cultural en peligro. “Yo aprendí estas danzas de mis abuelos en el Chaco, y que ya no se bailaban porque nuestra cultura fue muy perseguida y quedó oculta. Por eso, es importante que la sepan los chicos, porque mucha de nuestra cultura se puede perder”, dijo la mujer. “Son bailes que se hacían para dar la bienvenida al año nuevo, eran muy coloridos y se representaban los animales de la zona, los frutos o se festejaba el renacimiento de las plantas”, contó. A la vez, como marco del cruce de culturas, un grupo de jóvenes tobas hip-hop desplegó saltos y piruetas. En ese clima de fiesta, Talero comentó que el centro tiene más de un motivo para festejar. “Estamos completando una galería que hemos llegado a techarla y en donde pensamos ampliar nuestras actividades”, informó. “Buena parte de la construcción se hizo como parte de las prácticas de los cursos de capacitación en albañilería que hicimos el año pasado y, ahora, recibimos la excelente noticia de que se van a volver a hacer”, añadió. Cabe recordar que el proyecto conectó una red de trabajo que incluye a una ONG de Francia y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai), mientras que la capacitación estuvo a cargo del Plan Nacional de Calificaciones del Ministerio de Trabajo de la Nación. “En la primera experiencia salieron capacitados más de una docena de hermanos de la comunidad y hoy todos ellos están trabajando en distintas obras de la ciudad. Es decir, salieron de cobrar un plan de 150 pesos a trabajar por un sueldo; eso es algo tan importante para nosotros que no se puede decir con palabras. Para el nuevo curso tenemos 23 hermanos anotados”, dijo Talero, con satisfacción.
(Fuente:Elciudadano).

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