Aborígenes marcharon hasta la sede de Gobierno, frente a plaza San Martín.
Leonardo Vincenti
Representantes de pueblos originarios marcharon ayer por Rosario y se manifestaron frente a la sede local del gobierno de la provincia para reclamar el cumplimiento de las normas que protegen los derechos de las comunidades como la ley nacional 23.302 en todos sus aspectos, el Convenio Internacional 169 de la Organización Internacional del Trabajo, y las leyes provinciales sobre tierra, salud y educación intercultural bilingüe.
Además, exigieron la puesta en marcha del Instituto Provincial de Asuntos Indígenas de la provincia de Santa Fe y denunciaron desalojos de campesinos debido al crecimiento indiscriminado del cultivo de la soja.
La protesta partió de la sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), ubicada en Maipú 1065, y marchó hasta la sede local del gobierno provincial, sitios que lucieron muy custodiados por efectivos policiales.
“Ayer colonialismo. Hoy neoliberalismo. Desalojo de comunidades. Saqueo de bienes naturales”, decía un cartel que sostenían los manifestantes, que hicieron mucho hincapié en la cuestión del medio ambiente, la soberanía alimentaria y la situación de extrema pobreza que padecen las comunidades.
“El colonialismo nos ha invadido para sembrar soja. Pero para nosotros la soja no es alimento. Con la soja se enriquece la gente de mucho dinero, pero a nosotros nos perjudica porque se dejan de sembrar semillas originarias que queremos conservar”, señaló Irene López, que pertenece a la comunidad kolla.
“Esta es la primera marcha autoconvocada, y se hace junto a otras en todo el país.
Venimos trabajando en la Fiesta de Colectividades y ahora nos manifestamos para que el gobierno de la provincia nos escuche”, agregó la mujer.
“Queremos que se haga justicia. Que sepan que existimos, que estamos vivos, y que vamos a seguir luchando”, concluyó López.Por su parte, Ofelia Morales, de la comunidad qom, hizo mención a los “desmontes irracionales y la destrucción de la biodiversidad y el trabajo esclavo”, todos males que se relacionan con un modelo alimentario que no contempla las necesidades de los pequeños campesinos y que perjudica al conjunto de la sociedad, según señaló.
“El problema de la soja afecta a todos, no sólo a los pueblos originarios”, marcó Morales.También participó de la marcha Carlos Ochipinti, campesino y trabajador social de Laguna Maineck, en Formosa, que llegó a Rosario en bicicleta, para acompañar y apoyar a los aborígenes y pequeños agricultores de Santa Fe y denunciar la situación de pobreza que se vive en su provincia.
“Vine acompañando a un compañero campesino que tiene cinco hijos y vive en un ranchito en una situación de total indigencia”, señaló Ochipinti al tiempo que contó la grave situación de los campesinos de Formosa.
“El algodón y la banana, que son dos de los principales cultivos en Formosa, se vinieron abajo. No valen nada. Para comprar un kilo de pan un agricultor tiene que vender dos cajones de bananas. Además las cosechas fueron arruinadas por la sequía primero, y después por un tornado.
Se perdió el 80 por ciento”, explicó el campesino formoseño.“El problema es que la gente no quiere más asistencialismo. Nos ofrecen planes, pero nosotros queremos trabajar. Y queremos que nos escuchen”, aseguró Ochipinti al tiempo que abogó por la necesidad del diálogo con las autoridades.
“Vinimos a hacer una protesta pacífica, gandhiana, porque creemos en el diálogo y no en el enfrentamiento de pobres contra pobres”, señaló el campesino.
Los representantes de las comunidades aborígenes hicieron escuchar sus reclamos frente a la sede del gobierno y luego permanecieron en la plaza San Martín antes de desconcentrarse.
“Creación de fuentes de trabajo genuinas y no planes esclavistas”, señalaron en la convocatoria a la movilización.“La crisis económica golpea a toda la sociedad, para los Pueblos Indígenas atenta contra la existencia misma creando niños y ancianos con desnutrición y enfermedades contraídas por la pobreza y el hambre.
Contribuyendo a un genocidio encubierto. No seamos cómplices”, se señala en el texto de la convocatoria de los pueblos originarios, donde se invitaba además “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a sumarse esta marcha pacífica”.
(Fuente:Elciudadano).
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