18 de noviembre de 2008

OPINION.

Digamos basta, hablemos seriamente.

“Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición”
Waldo Ansaldi.

Los centros clandestinos de detención, tuvieron y tienen características propias.
Fueron instalaciones secretas, empleadas por las fuerzas armadas y de seguridad, con la complicidad de la sociedad civil, para ejecutar un plan sistemático, de tortura, de desaparición –tenemos 30.000 desaparecidos- y de expresos políticos-aproximadamente 13.000-en todo el país.
Lo implementó la dictadura militar desde el 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983.
Podían ser dependencias que ya funcionaban con detenidos, locales civiles-viviendas en plena ciudad o quintas en zonas rurales- dependencias policiales y de las fuerzas armadas.

Cada provincia de nuestro país, tiene gran cantidad de ellos. Sin embargo existen lo que podemos llamar emblemáticos, dos ejemplos ESMA en Buenos Aires, LA PERLA en Córdoba.
Lo son por la gran cantidad de presos políticos que albergaron, la importancia de las acciones que se diagramaron por las fuerzas represivas en esos sitios, por su ubicación, por ser una gigantesca CARCEL CLANDESTINA cada uno de ellos, y porque desde ahí llevaron a los compañeros que hoy forman parte de la lista de desaparecidos.

En Rosario, ese lugar sin duda alguna es EL SERVICIO DE INFORMACIONES o EL POZO, o como cada uno desee que se llame, sabemos que pozo es una denominación que surge de una convención internacional para nombrar a todo espacio por debajo de nivel de calle, por ejemplo el pozo de Banfield, el pozo de Quilmes, etc., además que así lo llamaban los propios detenidos en el lugar.

Está ubicado en el corazón de la ciudad, por allí pasaron casi 5000 detenidos políticos, muchos de ellos están desaparecidos y sigue estando abandonado-desde hace años-, con falta de una señalización adecuada, sin una política acorde a todo lo que allí sucedió y en la distracción permanente de gobiernos municipales y provinciales que permitieron y permiten que esto suceda.

Hemos escuchado hablar sobre el edificio como monumento histórico. Nos preguntamos si desde su fundación, no funcionó allí una alcaidía que estuvo poblada de presos, si al asentamiento de la representatividad del gobierno provincial no le correspondía sólo un ala, si históricamente no hubo allí presos políticos de todos los tiempos.

Pero bien, en nombre de la pluralidad, la democracia y otras cuestiones dejemos la totalidad del edifico, que para 1976, se había convertido el 90% en oficinas con detenidos políticos, sigamos con EL POZO.

¿Hasta cuándo vamos a esperar que se pongan de acuerdo quién con quiénes, para que el sitio sea DE VERDAD un espacio de MEMORIA?
Si los sobrevivientes que por allí pasaron así lo piden ¿a quién o a quiénes hay que pedirles- más de lo que ya pedimos- exigirles que dejen la política de negación de lo que allí sucedió?
Hablemos en serio, esta es una cuestión política, que deberá resolverse cuanto antes. Estamos a las puertas de los juicios en nuestra provincia y miles de compañeros necesitan el correlato de lo sucedido en ese espacio para cerrar heridas, resolver historias, recordar datos- entre tantas otras cosas que el sitio demanda.

No queremos esperar más.

Necesitamos el espacio, y el espacio nos necesita porque hoy podemos transitar un tiempo socio-cultural adecuado para hacerlo.

Los gobiernos- Provincia y Municipio-deben tomar la decisión POLITICA de hacerlo.

Los crímenes allí cometidos deben estar de manifiesto ante toda la ciudadanía rosarina, y hasta ahora, pareciera ser, que cada vez estamos más lejos de ello.

Con un gobierno Nacional que predica que así debe ser, con un gobierno Municipal y Provincial que considera la construcción de la MEMORIA, fundamental para la construcción de nuestro futuro nos preguntamos:¿ EL POZO, NO EXISTE?.
(Fuente:CeppysR-Mónica Garbuglia).

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