"Laise levantó el teléfono y le dijo a mis suegros donde estaba detenido mi marido"
Ayer en la Toma, uno de los testimonios más reveladores fue el de Lucía Domingez Gimenez, la esposa de Ricardo Angle, uno de los detenidos en el comienzo de la primavera del '76, que señaló como el entonces Obispo de San Luis Juan Rodolfo Laise "levantó el teléfono, se comunicó con alguien y le dijo a mi suegra donde estaba y que al otro día iba a salir".
Ya había pasado el mediodia y la comitiva judicial iba a hacer un reconocimiento del lugar donde vivía Víctor Fernández, sobre la calle San Juan 441.
Ayer en la Toma, uno de los testimonios más reveladores fue el de Lucía Domingez Gimenez, la esposa de Ricardo Angle, uno de los detenidos en el comienzo de la primavera del '76, que señaló como el entonces Obispo de San Luis Juan Rodolfo Laise "levantó el teléfono, se comunicó con alguien y le dijo a mi suegra donde estaba y que al otro día iba a salir".
Ya había pasado el mediodia y la comitiva judicial iba a hacer un reconocimiento del lugar donde vivía Víctor Fernández, sobre la calle San Juan 441.
Casualmente se encontraba allí una ex vecina que también fue víctima de un allanamiento de las fuerzas policiales y militares aquella madrugada.
Tras realtar todo lo sucedido en la casa de su vecino y la suya, recordó que en la primera detención que sufrió su marido, Ricardo Angle, sus suegros y su cuñado, ya cansados de andar por las reparticiones policiales y militares sin saber su paradero, fueron al Obispado, donde los atendió el propio Laise y levantó el teléfono, averiguó y le dio los datos precisos sobre su paradero y el día que saldría.
"Me da tanta rabia los otros días cuando escucho cuando dice el abogado del obispado que la Iglesia no sabía nada, que eran inocentes, que desconocían todo. No pueden decir eso, si sabían todo", remarcó.
Luego de que su marido fuera dejado cesante en la policía, fue a cobrar a la Jefatura Central y allí lo detuvieron, pero nadie daba información sobre su paradero. "Mi suegra y mi suegro recorrieron la ciudad íntegra buscándolo a mi marido y en una de esas a mi suegra se le da por ir al Obispado. La atendio Laise en persona" y luego de hacer un llamado le dijo: "su hijo está en la comisaria cerca del barrio San Martín y va a salir mañana. Tenía contactos con las esferas de decisión".
Resaltó que el obispo "marcó un número y le dijo (a su suegra) 'su hijo está en la comisaría' cerca del barrio San Martín 'y va a salir mañana' y así fue. A mi nadie me va a decir que las autoridades eclesiásticas no sabían nada. El obispo supo, levantó el teléfono y le dijo a mi suegra que estaba en la comisaría cerca del barrio San Martín. Estaba ahí y salió al otro día", puntualizó.
Lucia Gimenez Domínguez recordó también como fue el operativo donde se lo llevaron a Víctor Fernández, que vivía en la casa contigua, separados por la medianera: "Era el 21 de setiembre de 1976, a eso de las cinco de la mañana, escuché que tocaban la puerta, pensé que era en mi casa, después escuché tiros, andaban por los techos. Escuché gritos. En la casa estaba el Gringo Fernández, estaba la señora, los chicos, eran pequeños".
"Yo se que eran militares, andaban por arriba del techo, vi su ropa. Había policías de acá, estaba el señor Gil Puebla (entonces jefe de la Departamental Pringles con asiento en La Toma), Félix Funes, que vivía acá a la vuelta y falleció".
"El que hacía el acta era el señor Mariano Mansilla, de acá de La Toma. Qué decía el acta no lo recuerdo". Los tres nombrados eran policías de La Toma.
"Mi esposo no estaba... a mi también me golpearon la puerta, me preguntaron y les dije que estaba en San Luis y lo detuvieron allá en la terminal antes de que saliera el colectivo".
"Estaba aterrorizada, había gritos, disparos. Me acuerdo que el Gringo fue hasta el medio de la calle y a los que lo llevaban a pie, les dijo: 'me puedo volver a darle el reloj a mi señora', le dijeron 'bueno, total es lo último que vas a hacer por tu familia"
"Escuchaba los gritos de los chicos, de la señora, era algo terrorífico, era desesperante la situación", relató.
"Después estuve con la señora, ese día no porque ella se fue a la casa de los padres de él. Había disparos en el techo, yo los ví, en el living de la casa. En los dormitorios no tuve acceso. Hasta hace un año estaban las marcas de las balas en el techo".
"A mi también me revisaron toda la casa y no me encontraron nada, a Fernández tampoco. Mi marido tenía una oficina que hacía sueldos y jornales en la calle Pringles 825, también la allanaron y no encontraron nada y tuvieron la caradurez de pedirme disculpas, después de todo lo que me habían hecho pasar", señaló.
Cuando llegaron, afirmó que le dijeron: "Abra la puerta o tiramos la puerta abajo. Cuando abro, se me llenó la casa de militares y policías".
"Teníamos un fiat 1500 y estaba atravesado frente a la puerta de la cocina y no encontraban las llaves y me amenzaban con volar la cerradura, hasta que se me dio por buscar en un lugar, encomendandome a todos los santos y la encontré".
"Nunca me dijeron qué buscaban. Me preguntaron por mi marido y les decía que estaba en San Luis esperando el colectivo".
"Estuve sentada como una hora en camisón y me dieron ganas de ir al baño. Le pedí permiso para ir y tuve que ir al baño con la puerta abierta, porque me tenía que seguir vigilando. Son esas humillaciones que no se olvidan jamás en la vida".
Al marido lo detuvieron en San Luis cuando "estaba tomando el desayuno en la terminal y se lo llevaron en un camión del Ejército". Luego fue liberado.
"Yo me comuniqué con un hermano que trabajaba en el ferrocarril y me dijo que lo habían detenido".
"Al otro día yo estaba en la casa de mi madre y el volvió. Me comentó que estuvo en la (Jefatura) Central de Policía. Yo no se si alcanzó a ver a la chica Fiochetti, pero si había otros detenidos. Yo al único que se que detuvieron era a Fernández".
"Yo evito tocar ese tema. Cuando él quiere tocar ese tema yo le digo 'no hablemos de eso'".
También pormenorizó: "Al otro día cuando salí... -en esa época era docente-" aclara, "no pude ir a la escuela ni avisar. A la tarde cuando salí me enteré que la habían llevado a la chica Fiochetti. Yo fui a visitar a la madre. Me contó ella que habían ido... Era una época que uno estaba tan mal anímicamente, era una visita como para decir estamos pasando el mismo mal momento..."
"Hace poco, cuando lo detuvieron al señor Becerra, mi marido me dijo que 'ese era el que me detuvo en San Luis', pero le pedí que no me contara".
Esa madrugada "no sabía si me mataban, que me iban a hacer. No sabía que le iban a hacer a mi marido".
"Me da tanta rabia los otros días cuando escucho cuando dice el abogado del obispado que la Iglesia no sabía nada, que eran inocentes, que desconocían todo. No pueden decir eso, si sabían todo", remarcó.
Luego de que su marido fuera dejado cesante en la policía, fue a cobrar a la Jefatura Central y allí lo detuvieron, pero nadie daba información sobre su paradero. "Mi suegra y mi suegro recorrieron la ciudad íntegra buscándolo a mi marido y en una de esas a mi suegra se le da por ir al Obispado. La atendio Laise en persona" y luego de hacer un llamado le dijo: "su hijo está en la comisaria cerca del barrio San Martín y va a salir mañana. Tenía contactos con las esferas de decisión".
Resaltó que el obispo "marcó un número y le dijo (a su suegra) 'su hijo está en la comisaría' cerca del barrio San Martín 'y va a salir mañana' y así fue. A mi nadie me va a decir que las autoridades eclesiásticas no sabían nada. El obispo supo, levantó el teléfono y le dijo a mi suegra que estaba en la comisaría cerca del barrio San Martín. Estaba ahí y salió al otro día", puntualizó.
Lucia Gimenez Domínguez recordó también como fue el operativo donde se lo llevaron a Víctor Fernández, que vivía en la casa contigua, separados por la medianera: "Era el 21 de setiembre de 1976, a eso de las cinco de la mañana, escuché que tocaban la puerta, pensé que era en mi casa, después escuché tiros, andaban por los techos. Escuché gritos. En la casa estaba el Gringo Fernández, estaba la señora, los chicos, eran pequeños".
"Yo se que eran militares, andaban por arriba del techo, vi su ropa. Había policías de acá, estaba el señor Gil Puebla (entonces jefe de la Departamental Pringles con asiento en La Toma), Félix Funes, que vivía acá a la vuelta y falleció".
"El que hacía el acta era el señor Mariano Mansilla, de acá de La Toma. Qué decía el acta no lo recuerdo". Los tres nombrados eran policías de La Toma.
"Mi esposo no estaba... a mi también me golpearon la puerta, me preguntaron y les dije que estaba en San Luis y lo detuvieron allá en la terminal antes de que saliera el colectivo".
"Estaba aterrorizada, había gritos, disparos. Me acuerdo que el Gringo fue hasta el medio de la calle y a los que lo llevaban a pie, les dijo: 'me puedo volver a darle el reloj a mi señora', le dijeron 'bueno, total es lo último que vas a hacer por tu familia"
"Escuchaba los gritos de los chicos, de la señora, era algo terrorífico, era desesperante la situación", relató.
"Después estuve con la señora, ese día no porque ella se fue a la casa de los padres de él. Había disparos en el techo, yo los ví, en el living de la casa. En los dormitorios no tuve acceso. Hasta hace un año estaban las marcas de las balas en el techo".
"A mi también me revisaron toda la casa y no me encontraron nada, a Fernández tampoco. Mi marido tenía una oficina que hacía sueldos y jornales en la calle Pringles 825, también la allanaron y no encontraron nada y tuvieron la caradurez de pedirme disculpas, después de todo lo que me habían hecho pasar", señaló.
Cuando llegaron, afirmó que le dijeron: "Abra la puerta o tiramos la puerta abajo. Cuando abro, se me llenó la casa de militares y policías".
"Teníamos un fiat 1500 y estaba atravesado frente a la puerta de la cocina y no encontraban las llaves y me amenzaban con volar la cerradura, hasta que se me dio por buscar en un lugar, encomendandome a todos los santos y la encontré".
"Nunca me dijeron qué buscaban. Me preguntaron por mi marido y les decía que estaba en San Luis esperando el colectivo".
"Estuve sentada como una hora en camisón y me dieron ganas de ir al baño. Le pedí permiso para ir y tuve que ir al baño con la puerta abierta, porque me tenía que seguir vigilando. Son esas humillaciones que no se olvidan jamás en la vida".
Al marido lo detuvieron en San Luis cuando "estaba tomando el desayuno en la terminal y se lo llevaron en un camión del Ejército". Luego fue liberado.
"Yo me comuniqué con un hermano que trabajaba en el ferrocarril y me dijo que lo habían detenido".
"Al otro día yo estaba en la casa de mi madre y el volvió. Me comentó que estuvo en la (Jefatura) Central de Policía. Yo no se si alcanzó a ver a la chica Fiochetti, pero si había otros detenidos. Yo al único que se que detuvieron era a Fernández".
"Yo evito tocar ese tema. Cuando él quiere tocar ese tema yo le digo 'no hablemos de eso'".
También pormenorizó: "Al otro día cuando salí... -en esa época era docente-" aclara, "no pude ir a la escuela ni avisar. A la tarde cuando salí me enteré que la habían llevado a la chica Fiochetti. Yo fui a visitar a la madre. Me contó ella que habían ido... Era una época que uno estaba tan mal anímicamente, era una visita como para decir estamos pasando el mismo mal momento..."
"Hace poco, cuando lo detuvieron al señor Becerra, mi marido me dijo que 'ese era el que me detuvo en San Luis', pero le pedí que no me contara".
Esa madrugada "no sabía si me mataban, que me iban a hacer. No sabía que le iban a hacer a mi marido".
(Fuente:rdendh-Gustavo Senn).
No hay comentarios:
Publicar un comentario