TIEMPO DE FALACIAS.
EN LOS CASOS MARÍA CLAUDIA Y NUBLE YIC
Walter Pernas
Los militares ocultan información a la justicia con estratagemas insólitas, mientras una fiscal determina el archivo de una investigación que ahora se llevará a tribunales internacionales.
Por estos días, el encubrimiento, la mentira y la impunidad volvieron a pasearse por los juzgados penales. Por un lado, los militares que concurren a la sede penal ocultan las fuentes de información que les transmitieron datos -aunque fuesen falsos o erróneos-sobre el destino de los desaparecidos, en especial de María Claudia García. Por otro, a pedido de la fiscal Elsa Machado la justicia archiva la investigación por la muerte de Nuble Yic, el 15 de marzo de 1976, a causa de las torturas recibidas en el Batallón de Infantería del quilómetro 14 de Camino Maldonado.
Cuando el juez Pedro Salazar preguntó al ex jefe del Ejército Ángel Bertolotti sobre los datos que había obtenido para la redacción del informe sobre los desaparecidos presentado el 8 de agosto de 2005 al presidente Tabaré Vázquez, el militar no dio nombre alguno de las fuentes que le habían proporcionado la información. Sus declaraciones se remitieron a explicaciones que denotan ocultamiento, y excusas endebles: por ejemplo, que los datos surgieron de información cruzada, ya que el presidente le había aclarado que no quería nombres sino "hechos y lugares " (El Observador, sábado 6). "Yo sé que por lo menos uno (de los militares consultados en las investigaciones) me mintió, aunque él me dice que no", dijo Bertolotti, sin revelar nombre alguno (El País, sábado 6).
Una postura idéntica asumió el general Raúl Gloodtofsky, con la particularidad de que él tuvo quizá un trato más directo con las fuentes de información, ya que fue uno de los responsables de recolectar los datos sobre desaparecidos entre el personal del Ejército. Además, fue el que señaló erróneamente a Macarena Gelman el lugar donde supuestamente estaba enterrada su madre, María Claudia. Gloodtofsky fue quien trasmitió lo del "99 por ciento de probabilidad" del hallazgo del cuerpo, frase repetida por el presidente de la República ante la prensa. Luego se sabría que este general opinaba que la Armada y la Fuerza Aérea traicionaron en este tema al Ejército, y que el había quedado "solo" en la "lucha contra este gobierno marxista".
Bertolotti y Gloodtofsky seguramente leyeron el cartel que se cuelga en alguna pared de las oficinas judiciales, y que advierte sobre la sanción penal para los testigos que incurren en falso testimonio. Pero ese letrero factiblemente también fue leído por el comandante de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, y por el ex comandante José Pedro Malaquín, ambos integrantes de la tripulación en al menos uno de los vuelos clandestinos que trasladaban ilegalmente a detenidos desaparecidos desde Argentina a Uruguay en los años setenta, periplo que también padeció María Claudia. La trampa (legal) quizá esté en que los indagados sí pueden mentir para salvarse del enjuiciamiento, y en ese escenario hay que ubicar a los militares citados por la justicia, aunque éstos afirmen que dicen "todo" lo que saben.
Igual mente algo debe tenerse presente: los militares no tienen prerrogativa alguna ante la justicia. No hay secreto militar que se pueda invocar, ni es posible alegar ningún tipo de compromiso asumido desde la Presidencia para el anonimato de las fuentes militares, pues ése en todo caso fue un acuerdo político que no debe involucrar al Poder Judicial. También existe una ley desde 2006 que pena por desaparición forzada a aquellos que, aun sin haber participado directamente en los hechos, ocultan u obstaculizan la información sobre el destino de las víctimas. Aunque su aplicación por parte de la justicia, por el momento, es incierta.
EL CASO YIC
Por otra parte, el sistema no resultó efectivo a la hora de permitir a los familiares de Nuble Yic ejercer el derecho de justicia respecto de su homicidio en un cuartel. Luego de denunciar el caso el 16 de octubre de 2007, la investigación avanzó lentamente hasta que la fiscal Machado decidió pedir el archivo por falta de elementos de convicción suficientes para solicitar procesamientos. Habían declarado unos 20 testigos, varios de ellos detenidos y torturados junto a Yic. Naturalmente, el director de Sanidad Militar de la época, Milton Sarkissián -involucrado por varios testigos en la atención de Yic-, declaró que no recuerda nada de este caso y que en el Hospital Militar "no hay registro " alguno.
El viernes 5 Machado pidió el archivo del caso -lo que obliga al juez a cumplir con la solicitud- al argumentar que los mandos militares eventualmente involucrados "están muertos o amparados por la ley de caducidad y que las condiciones fácticas no son claras ", según describe Marys Yic, hija del asesinado, en la denuncia que el martes 16 presentará ante Amnistía Internacional. Allí también se señala que el dictador Juan María Bordaberry "nunca fue llamado a declarar".
EL TESTIMONIO DE MACARENA GELMAN
Una prueba viviente de que la represión no conoció fronteras¨*
IDENTIDAD.
Mi nombre es María Macarena Gelman García Irureta Goyena y llevo el apellido de mis padres biológicos desde el 8 de marzo del año 2005. Hasta entonces había una historia de 29 años para mi familia biológica, seguramente muy similar a la de miles de familias argentinas y otras tantas uruguayas, porque la represión no conoció fronteras; fue practicada en sus formas más cruentas en toda la extensión de América Latina y, a su vez, coordinada entre los distintos países. Existen personas que son pruebas vivientes de ello. Yo soy una de ellas, y mi historia una de tantas.
MILITARES
Lo cierto es que quien fuera en ese entonces comandante del Ejército, teniente general Ángel Bertolotti, me señaló un sitio ubicado en el Batallón No. 14 de Infantería como lugar de enterramiento de mi mamá. Recuerdo que me impresioné mucho cuando al preguntar a que profundidad había sido enterrada, el ahora general Raúl Gloodtofsky -quien nos acompañaba- respondió con sorprendente seguridad; "A 80 centímetros de la superficie". En ese momento comprendí que los responsables del crimen sabían todo; y que simplemente no deseaban hablar y terminar con nuestro sufrimiento, o al menos parte de él. No conformes con matar a una chica de 19 años que recién había dado a luz, le dan continuidad a esa muerte día a día, prolongando así el sufrimiento de todos. La desaparición no hace más ni menos que perpetuar el crimen cometido; es como si se cometiera una y otra vez. Tenemos que vivir sabiendo que alguien conoce perfectamente qué pasó y dónde está mi madre, pero que simplemente no está
dispuesto a decirlo.
LEY DE CADUCIDAD
El caso de mi madre fue excluido e incluido por distintos gobiernos. Hoy apoyo la campaña por su anulación ya que creo, entre otras cosas, que esas decisiones no las debe tomar el Poder Ejecutivo. Los crímenes deben ser investigados sin presiones y sin obstáculos. Esta ley, vigente durante 22 años, ya dio la posibilidad de que los crímenes fueran aclarados sin implicar que los responsables asumieran la responsabilidad por los hechas y fueran castigados por éstos. Eso tampoco ocurrió; y si bien en su momento pudo verse como una solución, hoy está ampliamente probado que no lo fue. El silencio se mantiene.
DESASOSEGO
A mi papá biológico, como contaba anteriormente, lo encontraron; está enterrado en un cementerio en la provincia de Buenos Aires y he podido ir y encontrar un lugar donde intentar sentir su presencia. Eso da paz. Por el contrario, cuando pienso en mi mamá, siento la desesperación de su ausencia. Quizás no la haya conocido, pero seque pasé al menos 52 días con ella, y el hecho de no poder recordar me genera una especie de desasosiego que riada puede aplacar.
VIDA
A veces dudo en trasmitir mis sentimiento, por no dar una imagen equivocada. Esto fue muy doro, pero estoy saliendo adelante y no dejo de disfrutar los momentos lindos que también me da la vida. Realmente me resulta muy raro estar escribiendo esto, como también tener dos familias, causas judiciales abiertas, haber tenido que cambiar toda mi documentación, mi apellido, perder anonimato, ser uruguaya, ser argentina y muchísimas cosas más en el día a día. No obstante ello, hay algo que realmente vale la pena, y es saber quién soy.
* Síntesis del testimonio de Macarena publicado por el SERPAJ en su libro Derechos humanos en el Uruguay. Informe 2008, presentado el miércoles 10.
(Fuente:Rdendh-Brecha)
EN LOS CASOS MARÍA CLAUDIA Y NUBLE YIC
Walter Pernas
Los militares ocultan información a la justicia con estratagemas insólitas, mientras una fiscal determina el archivo de una investigación que ahora se llevará a tribunales internacionales.
Por estos días, el encubrimiento, la mentira y la impunidad volvieron a pasearse por los juzgados penales. Por un lado, los militares que concurren a la sede penal ocultan las fuentes de información que les transmitieron datos -aunque fuesen falsos o erróneos-sobre el destino de los desaparecidos, en especial de María Claudia García. Por otro, a pedido de la fiscal Elsa Machado la justicia archiva la investigación por la muerte de Nuble Yic, el 15 de marzo de 1976, a causa de las torturas recibidas en el Batallón de Infantería del quilómetro 14 de Camino Maldonado.
Cuando el juez Pedro Salazar preguntó al ex jefe del Ejército Ángel Bertolotti sobre los datos que había obtenido para la redacción del informe sobre los desaparecidos presentado el 8 de agosto de 2005 al presidente Tabaré Vázquez, el militar no dio nombre alguno de las fuentes que le habían proporcionado la información. Sus declaraciones se remitieron a explicaciones que denotan ocultamiento, y excusas endebles: por ejemplo, que los datos surgieron de información cruzada, ya que el presidente le había aclarado que no quería nombres sino "hechos y lugares " (El Observador, sábado 6). "Yo sé que por lo menos uno (de los militares consultados en las investigaciones) me mintió, aunque él me dice que no", dijo Bertolotti, sin revelar nombre alguno (El País, sábado 6).
Una postura idéntica asumió el general Raúl Gloodtofsky, con la particularidad de que él tuvo quizá un trato más directo con las fuentes de información, ya que fue uno de los responsables de recolectar los datos sobre desaparecidos entre el personal del Ejército. Además, fue el que señaló erróneamente a Macarena Gelman el lugar donde supuestamente estaba enterrada su madre, María Claudia. Gloodtofsky fue quien trasmitió lo del "99 por ciento de probabilidad" del hallazgo del cuerpo, frase repetida por el presidente de la República ante la prensa. Luego se sabría que este general opinaba que la Armada y la Fuerza Aérea traicionaron en este tema al Ejército, y que el había quedado "solo" en la "lucha contra este gobierno marxista".
Bertolotti y Gloodtofsky seguramente leyeron el cartel que se cuelga en alguna pared de las oficinas judiciales, y que advierte sobre la sanción penal para los testigos que incurren en falso testimonio. Pero ese letrero factiblemente también fue leído por el comandante de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, y por el ex comandante José Pedro Malaquín, ambos integrantes de la tripulación en al menos uno de los vuelos clandestinos que trasladaban ilegalmente a detenidos desaparecidos desde Argentina a Uruguay en los años setenta, periplo que también padeció María Claudia. La trampa (legal) quizá esté en que los indagados sí pueden mentir para salvarse del enjuiciamiento, y en ese escenario hay que ubicar a los militares citados por la justicia, aunque éstos afirmen que dicen "todo" lo que saben.
Igual mente algo debe tenerse presente: los militares no tienen prerrogativa alguna ante la justicia. No hay secreto militar que se pueda invocar, ni es posible alegar ningún tipo de compromiso asumido desde la Presidencia para el anonimato de las fuentes militares, pues ése en todo caso fue un acuerdo político que no debe involucrar al Poder Judicial. También existe una ley desde 2006 que pena por desaparición forzada a aquellos que, aun sin haber participado directamente en los hechos, ocultan u obstaculizan la información sobre el destino de las víctimas. Aunque su aplicación por parte de la justicia, por el momento, es incierta.
EL CASO YIC
Por otra parte, el sistema no resultó efectivo a la hora de permitir a los familiares de Nuble Yic ejercer el derecho de justicia respecto de su homicidio en un cuartel. Luego de denunciar el caso el 16 de octubre de 2007, la investigación avanzó lentamente hasta que la fiscal Machado decidió pedir el archivo por falta de elementos de convicción suficientes para solicitar procesamientos. Habían declarado unos 20 testigos, varios de ellos detenidos y torturados junto a Yic. Naturalmente, el director de Sanidad Militar de la época, Milton Sarkissián -involucrado por varios testigos en la atención de Yic-, declaró que no recuerda nada de este caso y que en el Hospital Militar "no hay registro " alguno.
El viernes 5 Machado pidió el archivo del caso -lo que obliga al juez a cumplir con la solicitud- al argumentar que los mandos militares eventualmente involucrados "están muertos o amparados por la ley de caducidad y que las condiciones fácticas no son claras ", según describe Marys Yic, hija del asesinado, en la denuncia que el martes 16 presentará ante Amnistía Internacional. Allí también se señala que el dictador Juan María Bordaberry "nunca fue llamado a declarar".
EL TESTIMONIO DE MACARENA GELMAN
Una prueba viviente de que la represión no conoció fronteras¨*
IDENTIDAD.
Mi nombre es María Macarena Gelman García Irureta Goyena y llevo el apellido de mis padres biológicos desde el 8 de marzo del año 2005. Hasta entonces había una historia de 29 años para mi familia biológica, seguramente muy similar a la de miles de familias argentinas y otras tantas uruguayas, porque la represión no conoció fronteras; fue practicada en sus formas más cruentas en toda la extensión de América Latina y, a su vez, coordinada entre los distintos países. Existen personas que son pruebas vivientes de ello. Yo soy una de ellas, y mi historia una de tantas.
MILITARES
Lo cierto es que quien fuera en ese entonces comandante del Ejército, teniente general Ángel Bertolotti, me señaló un sitio ubicado en el Batallón No. 14 de Infantería como lugar de enterramiento de mi mamá. Recuerdo que me impresioné mucho cuando al preguntar a que profundidad había sido enterrada, el ahora general Raúl Gloodtofsky -quien nos acompañaba- respondió con sorprendente seguridad; "A 80 centímetros de la superficie". En ese momento comprendí que los responsables del crimen sabían todo; y que simplemente no deseaban hablar y terminar con nuestro sufrimiento, o al menos parte de él. No conformes con matar a una chica de 19 años que recién había dado a luz, le dan continuidad a esa muerte día a día, prolongando así el sufrimiento de todos. La desaparición no hace más ni menos que perpetuar el crimen cometido; es como si se cometiera una y otra vez. Tenemos que vivir sabiendo que alguien conoce perfectamente qué pasó y dónde está mi madre, pero que simplemente no está
dispuesto a decirlo.
LEY DE CADUCIDAD
El caso de mi madre fue excluido e incluido por distintos gobiernos. Hoy apoyo la campaña por su anulación ya que creo, entre otras cosas, que esas decisiones no las debe tomar el Poder Ejecutivo. Los crímenes deben ser investigados sin presiones y sin obstáculos. Esta ley, vigente durante 22 años, ya dio la posibilidad de que los crímenes fueran aclarados sin implicar que los responsables asumieran la responsabilidad por los hechas y fueran castigados por éstos. Eso tampoco ocurrió; y si bien en su momento pudo verse como una solución, hoy está ampliamente probado que no lo fue. El silencio se mantiene.
DESASOSEGO
A mi papá biológico, como contaba anteriormente, lo encontraron; está enterrado en un cementerio en la provincia de Buenos Aires y he podido ir y encontrar un lugar donde intentar sentir su presencia. Eso da paz. Por el contrario, cuando pienso en mi mamá, siento la desesperación de su ausencia. Quizás no la haya conocido, pero seque pasé al menos 52 días con ella, y el hecho de no poder recordar me genera una especie de desasosiego que riada puede aplacar.
VIDA
A veces dudo en trasmitir mis sentimiento, por no dar una imagen equivocada. Esto fue muy doro, pero estoy saliendo adelante y no dejo de disfrutar los momentos lindos que también me da la vida. Realmente me resulta muy raro estar escribiendo esto, como también tener dos familias, causas judiciales abiertas, haber tenido que cambiar toda mi documentación, mi apellido, perder anonimato, ser uruguaya, ser argentina y muchísimas cosas más en el día a día. No obstante ello, hay algo que realmente vale la pena, y es saber quién soy.
* Síntesis del testimonio de Macarena publicado por el SERPAJ en su libro Derechos humanos en el Uruguay. Informe 2008, presentado el miércoles 10.
(Fuente:Rdendh-Brecha)
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