
El vecino país conmemorará a partir de hoy el vigésimo aniversario del la remoción del dictador, quien había gobernado el país durante casi 35 años y cuya caída significó el primer paso de una lenta transición hacia la democracia.
Su gobierno se caracterizó por un anticomunismo cerril, un marcado acercamiento a las posiciones de EEUU y por la instalación de un aceitado sistema de clientelismo y corrupción
Paraguay conmemorará a partir de este lunes el vigésimo aniversario del derrocamiento del dictador Alfredo Stroessner, quien había gobernado el país durante casi 35 años y cuya caída significó el primer paso de una lenta transición hacia la democracia.
Paraguay conmemorará a partir de este lunes el vigésimo aniversario del derrocamiento del dictador Alfredo Stroessner, quien había gobernado el país durante casi 35 años y cuya caída significó el primer paso de una lenta transición hacia la democracia.
El derrocamiento de Stroessner, producto de disidencias dentro del régimen gobernante, tuvo lugar al cabo de una madrugada -la del 2 al 3 de febrero de 1989- plagada de violencia y vandalismo, y la consecuencia fue el acceso a la presidencia del general Andrés Rodríguez, consuegro del dictador caído. Stroessner, militar de carrera, participó en 1947 de la revolución de los "pynandí" ("pies descalzos" o pobres), que puso fin a medio siglo de hegemonía liberal y sentó las bases para el acceso al gobierno, al año siguiente, del Partido Colorado.
En 1948, a los 36 años de edad, Stroessner se convirtió en el general más joven de Sudamérica. En 1951 se afilió al Partido Colorado y fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
En mayo de 1954 encabezó el golpe de estado que derrocó al presidente Federico Chaves -quinto mandatario colorado en menos de seis años-; el 11 de julio fue elegido presidente, sin oposición, y el 15 de agosto asumió la primera magistratura. Apenas asumió, suprimió las garantías constitucionales, prohibió la actividad de los partidos políticos y ejerció una represión implacable de la oposición, para lo cual contó con el apoyo del Ejército y el Partido Colorado, cuyo control ejerció sin oposición tras haber realizado varias purgas entre sus dirigentes.
Su gobierno se caracterizó por un anticomunismo cerril, un marcado acercamiento a las posiciones de Estados Unidos y un aceitado sistema de clientelismo y corrupción alrededor de la administración y el partido gobernante.
Fue reelecto ocho veces (1958, 1963, 1968, 1973, 1978, 1973 y 1988) en elecciones que siempre se sospecharon fraudulentas y en las que, de todos modos, siempre fue candidato único.
El activista de derechos humanos Martín Almada sostuvo que la madrugada del derrocamiento de Stroessner "fue la noche del saqueo y la muerte, sobre todo del saqueo", y aseguró que "esa noche", el entonces coronel Lino Oviedo "se apoderó de una casa donde vive ahora", según reportó la agencia noticiosa alemana DPA.
También en esa madrugada, según Almada, "el Canal 9 (de televisión), que era de Stroessner, se lo quedó Rodríguez", el presidente surgido del golpe. "Otros muchos fueron al Banco Central y sacaron lingotes de oro", agregó Almada, para quien "muchos escribanos tendrían que dar cuenta de lo que hicieron esa noche".
Almada interpretó que el disparador del derrocamiento de Stroessner fue la situación derivada de la construcción de la represa binacional paraguayo-brasileña Itaipú, a partir de 1973, que generó un sector de "nuevos ricos" que "querían cierta apertura para entrar al mundo del neoliberalismo".
Según esa línea de razonamiento, germinó entonces dentro del régimen una puja entre muchos defensores de la apertura y la posición férrea de Stroessner, quien no encontraba motivos para modificar el rumbo de su gobierno.
A juicio de Almada, esa crisis interna del coloradismo se produjo "no por ideales ni patriotismo, sino por intereses puramente económicos, por el control del mercado".
El dirigente afirmó que muchos paraguayos creyeron que con la caída de Stroessner se abría paso la democracia, pero "apenas hubo una reforma tímida con signos de apertura democrática". Para Almada, "se democratizó la corrupción", que "antes estaba controlada por Stroessner y su grupo" y "después pasó a Rodríguez, (Juan Carlos) Wasmosy, (Raúl) Cubas Grau, (Luis) González Macchi, hasta Nicanor (Duarte Frutos)".
Los nombres que enumeró Almada son precisamente los de los sucesores de Stroessner hasta la consagración, el año pasado, del ex obispo Fernando Lugo, que puso fin a seis décadas de hegemonía colorada. A 20 años de aquella madrugada histórica, "la lista de muertos está oculta; yo conseguí como 30 nombres, todos soldados y civiles, y hasta un técnico francés, que trabajaban en el bunker de Stroessner, pero nadie aporta datos", dijo Almada. Mientras tanto, el gobierno de Lugo y varias organizaciones sociales preparan homenajes a las víctimas de la dictadura.
(Fuente:Telam).
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