6 de febrero de 2009

URUGUAY: YESSIE MACCHI EL RAYO QUE NO CESA.


YESSIE MACCHI
El rayo que no sesa

Andrés Capelán
"Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado."
(Miguel Hernández ­ Elegía)


MONTEVIDEO/URUGUAY/04.02.09/COMCOSUR AL DÍA - Yessie pasó casi toda su vida luchando. Renunciando a una vida burguesa, desde muy joven luchó por la liberación nacional y el socialismo desde el lugar más peligroso. Luego, durante 13 años debió luchar por su vida en las mazmorras de la dictadura civil militar. La primera lucha la perdió. De la segunda salió victoriosa. Ni las torturas ni el sadismo de los terroristas de Estado pudieron con ella. A la vuelta de la democracia, Yessie buscó nuevas trincheras para seguir luchando, creó la A.C.A. (Amigas de la Comunicación Alternativa), y junto a Jürgen y a Carlos fundó Comcosur. Desde la A.C.A. y desde éstas páginas luchó entonces por la igualdad de género con el mismo fervor y la misma entrega de siempre.
Luego, la atacó el enemigo más implacable, y ­como no podía ser de otra manera­ Yessie le enfrentó con valentía y coraje, soportando estoicamente todos los tratamientos. Hacía como cuarenta años que la muerte venía buscando a Yessie de diversas maneras y no encontraba la forma de vencerla. Y ni con la enfermedad más terrible pudo llevársela con ella. Tuvo que atacarla a traición, golpeándola con un relámpago en su parte más tierna y más grande: su corazón. Hoy, los diarios no sólo no se han preocupado por conocer la verdadera causa de su muerte, sino que ni siquiera escriben bien su nombre.
Busco en mi memoria una imagen de Yessie, y entre todas las que encuentro (en Comcosur, en su casa, en el hospital) surge por sobre todas la de la Yessie riendo. Porque a pesar de todos sus pesares, a pesar de sus martirios de antes y de ahora, Yessie no sólo era una mujer alegre, sino que contagiaba esa alegría a todos. Sus roncas carcajadas resuenan aún en mis oídos, y hacen que mi boca desmienta a mis ojos, sonriendo al fin, como a ella le hubiera gustado que lo hiciera. Gracias Yessie, y quedáte tranquila, que "por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores", por siempre.
2) YESSIE MACCHI SU MUERTE EN LOS PERIÓDICOS
MURIÓ JESSIE MACCHI (La República)
Fue rehén de la dictadura e integrante del MLN-T Luchó por su vida con las armas en la mano cuando renunció a una vida cómoda y placentera
A los 62 años de edad y a causa de un cáncer falleció ayer en Montevideo la ex dirigente del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, Jessie Macchi. Durante 13 años fue presa política de la pasada dictadura militar, junto a otras mujeres y hombres, integrantes de la cúpula del MLN-T como José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro. Participó de las dos fugas que se sucedieron en la cárcel de la calle Cabildo cuando en ese recinto se recluían a las presas políticas.
"Fue una militante muy importante, se puede decir que una de las principales", dijo Nélida Chela Fontora, una de las diez mujeres rehenes de los militares. "Jessie se enfermó como muchos de los que en algún momento estuvieron presos por la dictadura. Es llamativa la cantidad de compañeros que se enferman y mueren a causa del cáncer o de enfermedades neurológicas" dijo a LA REPUBLICA la senadora del Movimiento de Participación Popular (MPP) Lucía Topolansky que, durante algunos años, compartió la reclusión con Macchi tanto en la cárcel de Cabildo como en el penal de Punta de Rieles.
La legisladora recordó algunos pasajes de la vida de la militante tupamara. Macchi en sus años de actividad militante en el Movimiento de Liberación Nacional, respondía al alias de "Cecilia" en los tiempos de la clandestinidad, integraba el ala militar del grupo y tuvo una activa participación en el llamado "Plan Collar", un operativo del MLN-Tupamaros que se implantó y desarrolló en las zonas de chacras que circundan el área urbana de Montevideo.
A la salida de su reclusión se dedicó casi en exclusividad a la actividad social en diferentes organizaciones de solidaridad alejándose de la función política partidaria, por lo que perdió contacto con sus viejos compañeros tupamaros. Cuando adolescente, Jessie Macchi estudió gestión administrativa en el Instituto Crandon, manejaba fluidamente varios idiomas y vivió algunos años en Alemania y en Cuba. "Jessie era hermosísima y tenía mucho huevo... mucho coraje y capacidad militar para llevar adelante las cosas que por los años 70 se hacían", recordó por su parte el dirigente del MLN Nery Mutti. Los restos de Macchi fueron velados ayer hasta las 21.00 en Rogelio Martinelli y en esta jornada, sin cortejo fúnebre según lo establecido por sus familiares, será inhumada en el Cementerio del Norte.
MLN. FALLECIÓ JESSIE MACCHI (El País) Jessie Macchi, una de las principales dirigentes tupamaras y ex rehén de la dictadura (1973-85), murió ayer a los 62 años víctima de un cáncer. Macchi formó el grupo con diez mujeres y nueve hombres del MLN-T que fueron rehenes en condiciones de aislamiento absoluto hasta el retorno de la democracia. Macchi, alias "Cecilia" en sus años de guerrillera, fue una de las protagonistas de la fuga de la cárcel de mujeres en 1970 de 13 tupamaras.
FALLECIÓ AYER JESSIE MACCHI, FUNDADORA DEL MLN (Últimas Noticias)
A LOS 62 AÑOS de edad y víctima de un cáncer falleció ayer Jessie Macchi Torre, ex militante tupamará presa política. Fue una de las principales creadoras del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), conocida entre sus compañeros con el nombre de "Cecilia". La militante de izquierda formó aquel grupo con diez hombres y nueve mujeres, entre los que se encontraban el actual senador José Mujica y el director de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo, Mauricio Rosencof. Macchi estuvo recluida durante 13 años en el Penal de Punta de Rieles, a las afueras de Montevideo. Escapó dos veces de prisión: primero en la "Operación Estrella" y después en "Las Palomas".
MURIÓ YESSIE MACCHI (180.com.uy)
Falleció este martes a los 62 años, Yessie Macchi, militante histórica del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros. Estuvo recluida 13 años en las cárceles de la dictadura. Escapó dos veces de esas prisiones primero en la Operación Estrella y después en Las Palomas. Últimamente estaba trabajando en el ministerio de Educación y Cultura (*) y dirigía la agencia de noticias Comcosur Mujer (**). Entre las 15 y las 21 horas del martes será velada en Rogelio Martinelli, Canelones 1450, sala 106 (Teléfono 908 77 21 al 25). Carlos Casares, de Comcosur, en diálogo con 180, la recordó con "rebeldía siempre y la coherencia de luchar por lo que pensó". (*) La que trabajó en el ministerio de Educación y Cultura fue su hermana Yvette. (**) Nuestra agencia se llama "Comcosur", "Comcosur Mujer" es uno de nuestros boletines.
MONTEVIDEO/URUGUAY/04.02.09/COMCOSUR AL DÍA
3) LOS AÑOS DE YESSIE EN LA CÁRCEL Entrevista de Fabián Werner (*)
Con dos fugas de la cárcel de mujeres de Cabildo en su prontuario, Yessie Macchi había vuelto a formar parte del aparato armado del MLN en la columna conocida como "El Collar" [1], junto a su compañero Leonel Martínez Platero, uno de los integrantes de la vieja guardia de "la orga". Era el 13 de junio de 1972, y ambos hacían vigilancia en una hermosa mañana de invierno, "bien azul el cielo", en el balneario canario de Parque del Plata, cuando los sorprendió un descomunal operativo que reunió a decenas de efectivos de la Caminera, la Policía, el Ejército, en unidades de tierra y aire. Ella recuerda que mientras corría y tiraba contra aquel hato de cazadores, la invadió una increíble serenidad, a pesar del sentimiento que acompaña la certeza de la muerte.
"Habíamos hecho un pacto con mi compañero de no dejar que nos agarraran vivos. A él lo asesinaron, lo mataron por la espalda, pero no al lado mío. Tuvimos que separarnos en un momento para dispersar el fuego enemigo, y él cayó en una emboscada. Yo seguía buscándolo en el balneario, sin saber bien dónde estaba."
En medio de esa búsqueda "un semicírculo" de militares y policías rodeó a Yessie Macchi y se produjo un intercambio de disparos largo e intenso. Ella no quería caer viva, entre otras cosas rechazaba la idea de "sufrir esa humillación", y a la vez que insultaba a sus oponentes para que dispararan, cuando se quedó sin balas y veía que "los milicos" también habían dejado de tirar, se fue despidiendo mentalmente de todos sus seres queridos, pensando que había llegado su hora. Pero no llegó, porque "el semicírculo" se cerró detrás de sí, y como ya la habían reconocido, se había dado la orden de atraparla con vida.
"Cuando vienen por atrás me pegan un culatazo, todos vienen arriba mío y me empiezan a golpear y yo instintivamente me agarré la barriga y dije "aquí no". Cinco minutos antes estaba diciendo "asesinos, no se animan a matar a una mujer". Pero en ese momento recordé mi embarazo. Y ahí fue donde pegaron los culatazos. Ya en el camino al Hospital Militar tuve una pérdida."
Así fue como Yessie Macchi perdió su primer embarazo, se enteró de la muerte de su compañero y vio escapar su libertad recuperada por segunda vez. Además, la golpiza que le dieron sus captores significó tales daños que fue necesario enyesarla desde la punta de los pies hasta debajo de los senos. Así pasó casi ocho meses, hasta que "un poco en contra" de lo que querían quienes la asistían en el Hospital Militar la sacaron para interrogarla. La devolvieron con el yeso roto, por lo que debió quedarse internada un tiempo más, luego que lo emparcharan.
En realidad, lejos de servir para la rehabilitación, el hospital fue una instancia de permanente indagación; hicieron un calabozo especial para ella en la parte de arriba. También había otro para Raúl Sendic, para atenderlo de las heridas que sufrió durante su caída. Después de un tiempo llegó por su calabozo el coronel Ramón Trabal, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército, quien se hizo cargo de su interrogatorio. Entre ambos se generó una "relación política buena, de enemigo a enemigo. En los dos o tres primeros meses el militar la visitaba todas las noches en el hospital.
"Fue muy interesante todo lo que conversamos, me enteraba por él de todo lo que pasaba en los distintos cuarteles, de las negociaciones del MLN con los milicos, incluso quiso llevarme cuando las negociaciones para el Batallón Florida y yo me negué porque no estaba de acuerdo con ellas."
Las conversaciones terminaron cuando se enteró el general Esteban Christi, comandante de la Región Militar N° 1, que una noche fue al Hospital y delante de Yessie Macchi recriminó duramente a Trabal por su actitud con la detenida. Es que los informes posteriores al interrogatorio que él había realizado repetían lo que ella le había dicho: su nombre y nada más. Luego de ese incidente vendría un nuevo período de interrogatorios, esta vez en la sede de la Región Militar N° 1.
"Lo primero que hicieron fue romper delante de mí el acta que había hecho Trabal. "A este hijo de puta lo vamos a romper igual que al acta", me dijeron, y ahí empezó el verdadero interrogatorio. Ahí estuve creo que un mes, porque me dejaron un tiempo para recuperarme de la tortura, y de ahí me devolvieron al Regimiento de Infantería N° 2 para recauchutarme un poco; después me llevaron a Punta de Rieles. Así que yo llegué allá después del resto de las compañeras, febrero o marzo de 1973."
DEL PENAL A LA MAZMORRA
Cuando Yessie Macchi llegó al Penal de Punta de Rieles "era una piltrafa", debido al largo período de tortura que había sufrido durante los interrogatorios. Además, arrastraba el dolor de la muerte de su compañero y del embarazo que había perdido, sin haber podido elaborar sus duelos debido a los mecanismos de defensa que había tenido que levantar ante el permanente hostigamiento de sus custodios.
Al entrar al penal todavía rengueaba, porque la fractura de su pierna había sido muy grande, y estaba muy delgada. De ánimo estaba completamente cerrada, en un estado de defensa absoluto, y se disponía a encarar la difícil realidad de un penal con 173 mujeres, la inmensa mayoría del MLN, enfrentadas a los militares pero también a sus propios demonios interiores, porque entre ellas convivían las que habían logrado sostenerse con las que habían delatado, había algunos casos de desmoralización bastante grandes y no había organización entre ellas.
"Cuando llegué me encontré con una cartita que había dejado un compañero dirigente del MLN que había pasado por Penal de Punta de Rieles como preso antes que llegaran las mujeres presas. Esta carta nos la entregó el comandante del penal, el coronel Albornoz [2], y decía que él era una excelente persona, que nos dejaban una huertita para que cultiváramos para nosotras. Poco menos, decía que nos portáramos bien. Entonces todo eso me asustó un poco, me puso en guardia, y junto con dos compañeras más, las tres con más experiencia dentro del MLN, nos pusimos a organizar el funcionamiento de la orga dentro de la cárcel."
Eran tiempos muy difíciles para los tupamaros. Los comunicados 4 y 7 habían generado discrepancias entre los miembros de la organización que estaban presos, lo que hacía que se difundieran "ecos raros" entre ellos. Entre las reclusas también se discutió sobre la tendencia "peruanista" que pugnaba en la interna militar, en base a la información obtenida durante las charlas con el coronel Trabal y a libros que tenían sobre el proceso peruano. Eso motivó a las prisioneras más experimentadas a impulsar mecanismos de discusión, para tener una línea común dentro de la cárcel.
"Fue bastante difícil porque eran compañeras recién salidas de la tortura, algunas ni siquiera habían militado, apenas habían prestado un auto o habían caído en la desbandada. De hecho todas habíamos pasado momentos muy duros también en la tortura. Y hasta que nos sacaron del penal a las que seríamos las rehenes de la dictadura, el 20 de junio de 1973, siete días antes del golpe, lo que se organizó por parte nuestra fue bastante. Creo que por eso se apuraron a sacarnos, antes que a los hombres. Se logró formar en grupos a las compañeras para la discusión y el funcionamiento, estabilizar lo caótica que era esa situación, dar un sentimiento de pertenencia nuevamente a la organización."
La última pulseada entre las presas y los carceleros antes del retiro de las primeras ocho rehenes fue el 18 de mayo de 1973, cuando se conmemoraba el primer año del operativo en el que resultaron muertos cuatro soldados que montaban guardia frente a la casa del comandante en Jefe del Ejército, general Gravina. En los días anteriores, previendo que hubiera algún "verdugueo", las presas habían resuelto romper filas ante cualquier provocación, y así lo hicieron cuando la incitación efectivamente se produjo, en el patio donde se izaba la bandera uruguaya todos los días
"Ya no estaba Albornoz, había otro comandante que comenzó con un discurso terrorista contra nosotras, muy fuerte, e inmediatamente rompimos filas. Enseguida nos subieron y estuvimos sancionadas por desacato. Eso fue el 18 de mayo, y el 20 de junio ocho de nosotras ya estábamos fuera del penal, como rehenes."
El primer cuartel "visitado" por Yessie Macchi fue el de San Ramón; junto a ella estaba "en el mismo trille" Gracia Dry, a quien ubicaron a un par de calabozos de distancia. Desde su llegada "se notaba algo raro en el ambiente", pero era imposible saber de qué se trataba. Una semana después de su llegada notaron un extraordinario movimiento, chasquidos de armas, griteríos. En medio del alboroto un capitán apellidado Taramasco, que había participado de las sesiones de tortura y que mantenía la curiosa costumbre de acercarse a charlar con la presa atormentada, pasó por delante de su calabozo. "¿Qué pasa?", le preguntó ella al militar desde su mirilla. El gritó: "Vamos a salvar a la patria". Era el 27 de junio de 1973. Ella no entendió nada.
A los cuatro o cinco días les dicen que se preparen para un traslado, y las llevan al Regimiento N° 4 de Caballería. Ahí están cuando cae toda la plana mayor del Frente Amplio salvo su presidente Líber Seregni. En calabozos individuales fueron instalados los dirigentes de la izquierda el 9 de julio, detenidos en la manifestación contra la dictadura convocada por el mismo Frente Amplio. Estaban uno al lado del otro. Yessie Macchi estaba en el último calabozo. Ahí pudo hablar por la mirilla, en voz baja con Hugo Batalla, que había sido alojado en la celda contigua; él le contó lo que había pasado aquel día de alboroto incomprensible. Ahí empezó a pensar que las peores hipótesis podían concretarse, y que la muerte era una posibilidad muy firme. De hecho, los militares amenazaban con matarla todo el tiempo y practicaban frecuentemente simulacros de fusilamiento.
Por aquellos días cambiaron a Gracia Dry por Estela Sánchez, sin que Yessie Macchi supiera nunca el motivo ya que no tenía prácticamente chance de hablar con ellas; era extraño encontrar algún "milico pierna" que las dejara decirse cosas de calabozo a calabozo o cantar juntas. Era un momento de caída de militantes políticos, sociales y sindicales, y por lo tanto también de tortura, sistemática y salvaje. En el cuartel de San Ramón estaban, entre otros, los ferroviarios, cuyo sindicato había sido desmantelado; allí eran torturados sus militantes. Los cuartos de tortura estaban prácticamente pegados a los calabozos, desde donde se escuchaba todo, por lo que dormir era casi imposible.
"En los momentos en que había un descanso lo que había que hacer era levantarse y desde la mirilla ayudar a esos compañeros, algunos de los cuales se veía que estaban aflojando. Silbar canciones revolucionarias, tangos, o si el milico era medio piola preguntarle de dónde eran, decirles que no estaban solos, que aguantaran. El día se me iba en eso. Cuando pusieron a Estela (Sánchez) seguían esas sesiones de tortura, pero además ella sufría de claustrofobia, entonces tenía ataques de histeria, de angustia, y también había que apoyarla a ella, gritarle, golpearle fuerte la pared, hablarle aunque no lo permitieran."
Mientras esa batalla transcurría, la dictadura uruguaya decide investigar si guerrilleros uruguayos habían sido entrenados en Cuba [3]. Entonces es trasladada al "Infierno Chico", una casona en la rambla de Punta Gorda, a donde es interrogada durante dos semanas junto a quienes habían visitado la isla caribeña y los someten a "una buena máquina".
Así Yessie Macchi fue postergando sus duelos, no había lugar para pensar en la muerte de su compañero o en la pérdida de su embarazo. A fines de 1974 fue trasladada al Batallón de Ingenieros N° 1, y estando allí se produce el asesinato del coronel Ramón Trabal en París, el 19 de diciembre. Esto tuvo una consecuencia directa en la vida de la presa tupamara, debido a los contactos que había mantenido con él durante su internación en el Hospital Militar, por lo que se inicia una nueva etapa de interrogatorios para saber quiénes integraban el equipo de trabajo "clandestino" del oficial asesinado, que supuestamente ella debía conocer.
"Después nos trasladan para San Ramón nuevamente, era un lugar feo, los calabozos diminutos, tremendamente inclementes, inhóspitos. Cada vez que te llevaban al baño te ponían la capucha y te llevaban con llave de karate, ibas saltando todo el camino y era bastante lejos, por lo cual te llevaban poco. A veces una vez por día, por lo que yo tenía una bolsita de nylon."
A principios de 1975, cuando la separan de Estela Sánchez, Yessie Macchi por primera vez se queda sola, sin otras rehenes o compañeros sometidos a tortura que necesiten de su ayuda. Allí, la invade un sentimiento de soledad que sólo había sufrido en su adolescencia [4] por lo que debe ocuparse de sus duelos, de sus cargas, de su doloroso presente. No tenía a quién silbar, no tenía a quién ayudar, más que a sí misma.
"Ahí empecé a llorar, en silencio. Pasaron dos o tres semanas y el llanto no me paraba, era una cosa mansa. No gemía, no gritaba, no hacía nada, simplemente me caía un chorro de lágrimas permanente. Mi gran preocupación era mantener una imagen de fortaleza frente a los militares, pero ellos tenían una vigilancia muy estrecha y calculo que esta diferencia en mi actitud era obvia. Me preguntaron si quería un pase al psiquiatra, y les dije que no lo necesitaba. En ese momento, eso hubiera sido mortal. En esos días no podía pensar, lloraba, no podía contener el llanto, y eso me martirizaba. Y en los pocos momentos que no lo hacía fantaseaba con que mi hijo tendría ya tres años y yo estaba con él, le hablaba, le contaba historias, cuentos, pero lo que más bronca me daba era no poder contener el llanto. Creo que en el período anterior lo que me contuvo fue que siempre tenía que ayudar a alguien, primero en Punta de Rieles y después en los calabozos. Una vez que se acaba todo eso mi auto exigencia o la exigencia externa habían desaparecido, y entré en una crisis muy grande."
Inmediatamente es trasladada otra vez al Batallón Florida, donde había un sistema mucho más laxo. Una vez más los militares aplicaban su idea de apretar y aflojar la represión, lo que establecía una situación de incertidumbre psicológica para las rehenes que constituía una tortura en sí misma. El simple anuncio de un traslado ya se convertía en una amenaza de endurecimiento de las condiciones de reclusión. Cuando las cautivas se acostumbraban a algún lugar poco hostil, se producía el traslado a un lugar con una represión más dura, y cuando esto amenazaba con destrozar la resistencia, volvía a distenderse con otro traslado.
Cuando Yessie Macchi vuelve al Batallón Florida, en medio de aquella crisis de llanto silencioso e interminable, se produce un encuentro inesperado, que marcaría los siguientes años de reclusión: "Me encontré con una mujer dentro del calabozo. Era Elisa". La hija mayor del senador Zelmar Michelini había soportado varios días de salvaje tortura en el Infierno chico, en la casona de Punta Gorda, y luego fue trasladada al cuartel en el barrio de Buceo. Allí se reunió con Yessie Macchi, quien venía de sus primeras tres semanas de total soledad en un inhóspito calabozo de San Ramón, de más de veinte días de llanto permanente.
En el Batallón Florida las cosas mejoraron, porque pasó a una amplia celda con dos camas, con espacio suficiente para transitar entre ellas, una ventana entrecerrada a través de la cual se adivinaba el sol, la puerta de las celdas estaban abiertas (por lo que se podía ir al baño todas las veces que se necesitara) y había dos horas diarias de recreo. Incluso las visitas podían entrar paquetes con frutas y verduras.
"Cuando me encontré con Elisa ella venía muy mal de la tortura, y lo que hice fue agarrarme a ella y tratar de ayudarla. Se me fue instantáneamente el llanto, ella me contó su historia, yo le conté la mía, hicimos una amistad muy grande. Hacía años que yo no hablaba, desde que estaba en la situación de rehén."
Aquel encuentro de dos meses y medio fue para Yessie Macchi como "un respiro después de una corrida larga". Ella y Elisa Michelini se necesitaban mutuamente, y por lo general charlaban todo el tiempo, aunque había momentos en que cada una se sumía en sus pensamientos. Gracias a un efectivo mecanismo de tráfico epistolar clandestino, mediante el cual Elisa podía recibir las cartas de Zelmar y de su compañero preso en el Penal de Libertad, las dos tenían buena información acerca de lo que ocurría fuera de los cuarteles. Hasta que un día les dijeron que prepararan sus cosas porque las iban a trasladar. Otra vez la angustia, la incertidumbre. Y ahí volvió el apriete, y fue un período muy duro, inolvidable para ambas.
"Nos trasladan a Artillería 1, La Paloma, en el Cerro. Llegamos y nos encontramos con un lugar donde no cabía uno y estábamos las dos. Y había un cartel sobre la mirilla que decía: "asesinas". Entonces pensé: "acá viene brava". A ese lugar le llamaban "las mazmorras", y estuvimos ahí bastante tiempo. Ella dormía para un lado, yo para otro, no cabíamos paradas, no teníamos recreo, teníamos que ir al baño con un milico parado junto al inodoro con un fusil apuntándonos; había golpizas, plantones."
Las brutales condiciones del cautiverio fueron narradas a las visitas, gracias al ingenio de las presas para comunicarse, y esos relatos llegaron a oídos de Zelmar, el padre de Elisa, quien lo denunció en el Tribunal Russell, en Human Right Watch, y en todos los lugares donde fue posible. Pero las cosas empeoraron, porque cuando los detalles de la denuncia se hicieron públicos hubo más plantones, más golpizas, más represión.
Faltaban pocos días para el final del mes de abril de 1976, y aquellas denuncias habían acicateado la saña de los militares, que pasaban cada media hora por los calabozos, metían el arma por la mirilla y la martillaban; ellas no sabían si estaban cargadas o no, así que cualquiera de aquellas maniobras podía ser el fin del sometimiento y de la vida.
UN AGUJERO Y UN AMOR
Un día Yessie Macchi pidió, como permiso especial, que le permitieran poner un tablón en la pared a modo de estante para colocar las pocas cosas que le permitían conservar dentro del calabozo. Increíblemente las autoridades del cuartel dijeron que sí, y le encomendaron la labor a otro preso, que compartía una "pared medianera" con ella. El tenía permiso para hacer manualidades, y con las herramientas que tenía había horadado las viejas paredes, que se caían de viejas y húmedas, hasta hacer un agujero. Una y otro se tapaban con sus colchas de un lado y otro de la medianera, y hablaban de noche. El insoportable volumen de las cumbias que escuchaban los torturadores mientras vejaban a los presos servía de involuntario cómplice para las tertulias nocturnas. Así, Yessie y Mario charlaban, mientras los demás no escuchaban nada.
"No sé qué pasaba dentro de mí en esos momentos, pero creo que no haber elaborado mis duelos, la bronca que yo tenía adentro por tantos cuarteles, tanta tortura, venía un milico de otro cuartel y te dejaban en un cuarto con él y otra vez el toqueteo y la "máquina". Yo tenía una necesidad de rebeldía muy grande, porque además ya había pasado por el juez militar que me había baboseado, me había dicho que antes de 45 años no salía. Y yo de eso estaba segura, porque no había ninguna perspectiva de nada."
El romance clandestino avanzó con el correr del tiempo, con cumbias de fondo, soportando los gritos de los compañeros sometidos a suplicio en las salas vecinas, hasta que una noche Yessie propuso: "¿Y si tenemos un hijo?"
"No pude ver la cara que puso porque estaba del otro lado de la pared, pero le dije: "Mirá Mario, yo no salgo más de acá. O me matan o me quedo acá por muchos años. Vos tenés una pena corta, te faltan dos años, podemos tener un hijo que cuiden mis padres mientras tanto, y después tú lo criás". "Bueno, está bien", dijo Mario Soto, aunque con alguna sorpresa en su voz."
En aquel cuartel, el más represivo de todos los que la presa había estado, la pareja pudo reunirse "dos o tres veces", gracias a la solidaridad de uno de los custodios. Previamente, ella había pedido la aprobación de sus padres, que aceptaron criar a su hijo a pesar de la incertidumbre que les provocó la noticia de que existía la posibilidad de que fueran abuelos. También contaron con la solidaridad de los compañeros presos en ese cuartel, que fueron anoticiados previamente de que ella quedaría embarazada y que eso podía tener consecuencias posteriores, como el endurecimiento de la represión y el aislamiento. Casi todos estuvieron de acuerdo.
Una noche Yessie y Elisa no podían dormirse, y escuchaban una radio sintonizada en Carve, emisora que tenía un programa nocturno que pasaba música y la interrumpía con breves espacios informativos. Como era habitual, al final de una melodía comenzó a darse una novedad que las presas no pudieron escuchar completamente. "Los dos legisladores desaparecidos en la Argentina…" alcanzaron a escuchar, y después más nada. En el primero que pensaron fue en el padre de Elisa, el otro podía ser Wilson Ferreira Aldunate.
"Esa noche no dormimos nada. Al otro día vemos que rodean todas las mazmorras con ametralladoras, y cortan las visitas. Después de unos días, le conceden una visita a un compañero que un mes atrás la había pedido por su cumpleaños. Cuando vuelve por el corredor se zafa del milico, corre hacia nuestra mirilla y dice: "Elisa, asesinaron a tu padre". Y mientras el milico lo sacudía: "Prefiero que lo sepas por mí y no por ellos". "
Durante la siguiente semana Elisa reclamó insistentemente que la dejaran ver a la familia, y pedía sin éxito para hablar con el comandante de la unidad. Mientras tanto la situación era de duelo, en las celdas no se cantaba, no se jugaba al ajedrez de calabozo a calabozo. Finalmente le dieron la visita, era Hugo Batalla. Allí se enteró que el otro asesinado había sido Héctor Gutiérrez Ruiz. Mientras Elisa conocía algunos detalles del crimen de su padre, Yessie se vio sacudida por un vómito; nunca había vomitado en su vida. Cuando volvió al calabozo Yessie limpiaba el piso. Al darse cuenta de lo que había ocurrido se abrazaron, por el padre que se había ido y por el bebé que anunciaba su llegada.
Fue como si yo fuera la hija de Zelmar y Elisa la madre de Paloma. Eran dos cosas completamente opuestas, la vida y la muerte. Lo que yo viví con Elisa no lo viví con nadie más. Todo ese tiempo anterior y posterior a la muerte de su padre y a mi embarazo, fue algo muy intenso.
Después de confirmar su gravidez, el problema pasó a ser que no corriera el rumor de que el niño era hijo de un militar, producto de una violación, y para eso no había más remedio que dar a conocer su relación con uno de los compañeros presos. Entonces Yessie le pidió a la madre que hiciera un juego de alianzas y que las enviara en el paquete de Mario, el padre de su hijo, y que en los anillos estuviera grabada una fecha muy bien pensada, para que pareciera que ese había sido el día en que habían estado juntos por primera vez. En realidad, el día que figuraría en los anillos había estado de guardia el torturador más salvaje de todos.
"Si se daban cuenta de que teníamos anillo, y miraban la fecha, iba a aparecer él como responsable de lo que hubiera pasado esa noche."
Luego él le mandó a ella una carta de amor a través de un soldado, con la certeza de que la misiva llegaría a manos del comandante de la unidad. Enseguida ambos fueron llamados a interrogatorio, y él estuvo de plantón toda la noche. Cuando ella fue interrogada por el comandante confirmó su romance y le pidió permiso para casarse por poder. El objetivo de publicitar su relación se había conseguido, pero también habían determinado su separación definitiva. Aquella fue la última vez que Yessie Macchi vio a Mario Soto, el padre de su bebé.
A los dos días ella y Elisa fueron trasladadas al 4° de Caballería, donde tenían una hora de recreo diaria, en la que una podía ir al calabozo de la otra. Allí se encontraron con el hijo del asesinado coronel Ramón Trabal, quien permanecía como jefe del S2 (Inteligencia) en esa unidad. Todas las noches él iba, borracho, a hablar con Elisa, quien procesaba su duelo por la muerte de Zelmar. Y le decía: "A mi padre lo mataron los mismos que mataron al tuyo". Era conciente de que el crimen cometido en París había sido responsabilidad de sus propios camaradas, pero permanecía de todas formas en el S2 del 4° de Caballería.
Poco tiempo después, un nuevo traslado, esta vez al 9° de Caballería. Para ese entonces, ya había empezado a aparecer la panza, por lo que tenía que usar un poncho de lana para ocultar su estado. Allí Yessie Macchi se encontró con un mayor que la conocía del Hospital Militar, "un viejo enemigo", quien sospechó de aquel afán por abrigarse en tiempos nada invernales, por lo que ordenó un examen ginecológico. Cuando la reclusa llegó al consultorio, una mujer le indicó que se acostara para practicarle los análisis, pero la presa se negó: "Usted no me va a hacer ningún examen, y si lo que quiere saber es si estoy embarazada, se lo digo yo: sí, estoy embarazada de seis meses". En realidad el embarazo era de poco más de 16 semanas, pero la exageración había sido calculada previendo posibles consecuencias. "¡Qué disparate, qué sinvergüenza!, ¿usted me va a decir que los militares violan a las presas en los calabozos?", replicó la mujer. "Esto no es producto de violación, pero desde y a le digo que a mí me han violado. Esto es producto de una relación voluntaria con otro preso". Alarmada, la mujer cerró la puerta, dejó a Yessie Macchi dentro de la sala y fue a buscar a las autoridades de la unidad. En poco tiempo se había armado un revuelo que tendría consecuencias para el destino inmediato de todas las mujeres rehenes.
Minutos más tarde, el jefe de reclusión del cuartel, un capitán de apellido Lucero, llamó a Yessie Macchi, y le pidió la alianza, aquella que su madre había mandado fabricar con una fecha muy bien estudiada. El militar la anotó y le preguntó a la presa el nombre del padre del niño. Luego, confesó que no sabía cómo resolver la situación. Al poco rato fue llamada otra vez, pero ahora estaban presentes los comandantes y sub comandantes del cuartel de La Paloma (la unidad adonde había sido concebido el bebé) y el 9° de Caballería. Ninguno sabía qué hacer porque todavía no había ninguna orden de la Junta de Comandantes.
Estaban todos a los manotazos, pero yo me daba cuenta que eran todos para arriba, en la panza nada.
Las amenazas de muerte se intercalaban con las de un aborto provocado, hasta que Yessie Macchi les anunció que su situación estaba en conocimiento de varios organismos humanitarios internacionales, y que cualquier daño que ella sufriera por su embarazo inmediatamente tendría consecuencias para el Uruguay y su régimen militar. La advertencia profundizó la incertidumbre de los oficiales, que optaron por retirarse de la sala y dejar sola a la mujer. Al día siguiente, el comandante de la unidad se presentó para pedirles a Elisa y ella que recogieran sus cosas para abandonar el cuartel. Las razones de esta medida se las aclaró luego otro oficial de la misma unidad: "Las mujeres no sirven para estar en los cuarteles".
"Si bien a mí me resultó relativamente barato quedar embarazada, no fue así para quien era mi compañero en ese momento. El estuvo tres meses siendo torturado simplemente para que dijera el nombre del guardia que había facilitado que nosotros estuviéramos juntos. Ya después de eso quedó totalmente traumatizado por dentro, lo que desembocó en un cáncer y su muerte el 27 de junio de 1980. "
Más de tres años después de iniciada la rotación, los militares habían caído en la cuenta, gracias al embarazo de Yessie Macchi, de que "las mujeres no sirven para estar en los cuarteles", por lo que resolvieron que las rehenes volvieran al penal de Punta de Rieles. Al principio las instalaron en un sector a todas juntas, con algunas presas que venían de otras zonas de la cárcel. Fue una especie de aislamiento antes de la integración con el resto de las reclusas.
Este regreso a la vida compartida del penal podría verse como una mejora respecto al severo aislamiento que sufrieron en los calabozos de los cuarteles de la dictadura. Sin embargo, estuvo bastante lejos de ser así en el caso de Yessie Macchi. El entusiasmo que ella sentía por su maternidad se vio empañado por el malestar que ocasionaba en un grupo pequeño pero influyente de presas.
"Yo estaba muy orgullosa con mi embarazo, me parecía que era lo más grande que había podido lograr en toda mi vida. Al tiempo me enteré que en otro sector de la cárcel había compañeras que estaban en contra. Era una posición muy homogénea de ese grupo que impuso una mordaza a otras que también estaban en ese sector. Allí la crítica fue muy fuerte, aunque nunca me enteré cuál era."
Cuando el Comando de la cárcel constató esta división entre las presas, trasladó a Yessie Macchi a ese sector de reclusión, lo que le significó enfrentar un momento muy duro de la cárcel, quizás el más duro de todos.
"Estuve rodeada de compañeras con las cuales no podía hablar, las críticas no se hacían de frente y ellas mismas habían implantado una especie de silencio hacia mí. Es muy difícil sufrir una cana doble, la que te imponen tus enemigos y la de compañeras que están tan presas como una. Quizás sus opiniones podían ser aceptadas como algo válido, aunque no compartido, pero no de la forma como lo hicieron, muy cruel. Incluso cuando mi hija venía a la visita de niños, ellas no la saludaban, fue una situación de mucha tensión."
En ese sector estuvo un año. Un año muy solitario. Allí también estuvo Lía Maciel, otra de las que había estado como rehén hasta finales de 1976. Con ella compartió sus estudios de psicología, pero la comunicación era difícil porque estaban en celdas distantes. Había otro aspecto que dificultaba la vida de Yessie en el Penal de Punta de Rieles, y era que la seguían interrogando por "el tema Trabal", así que tenía los morrales prontos para los traslados a nuevos interrogatorios, nuevas torturas, y no lo podía compartir con nadie. Esta fue la segunda instancia (la primera fue los calabozos de la Región Militar Número 1) en la que tuvo que enfrentar sola la ausencia de libertad.
"Nunca me dejé divagar, tenía la mente ocupada permanentemente, si había libros estaba leyendo, si no pensaba en los que había leído antes, escribía poemas mentalmente, usé mucho el canto, silbaba, recordé todos los tangos que sabía en mi vida, inventé otros. Recuerdo días enteros numerando la cantidad de compañeros que había conocido durante toda mi vida, lo cual me daba cuentas astronómicas y me llevaba días y días. Es increíble la capacidad creativa del ser humano."
Mientras esas estrategias para sobrevivir a la agresión del presidio se desarrollaban, recurriendo a todo el patrimonio personal y colectivo cosechado durante años de militancia, se iban eludiendo viejos lutos. Es que la cárcel no es un lugar propicio para elaborar duelos, por el contrario van aumentando, ante la constante pérdida de libertad.
La salida de la cárcel es el momento más difícil, yo le llamo el trauma de la libertad, porque se te plantea tirar abajo todos esos mecanismos de defensa que te pusiste para bancar la hostilidad del medio, y empezar a vivir como un ser humano normal, como si no te hubiera pasado nada o procesando el duelo por lo que te pasó.
El dolor por el compañero asesinado en el operativo de Parque del Plata en junio de 1972, y por el hijo que le hicieron abortar ese mismo día, fue asimilado por Yessie Macchi hace pocos años, y terminó en una profunda crisis alcohólica, de la que le costó mucho salir. Pidió mucha ayuda y no la obtuvo, salvo de su hermana mayor y alguna amiga íntima. "Hay que tener en cuenta que todos sufrían sus duelos y sus amputaciones", asegura.
"Yo me atendí permanentemente con psicólogos, primero por la relación con mi hija Paloma que tenía nueve años cuando yo salí en libertad, mi relación con mi nueva pareja, y toda mi reinserción implicó terapias. Y ninguno de los terapeutas que me atendieron estaba preparado, es un tema muy difícil. En algunos países los hay pero son contados, porque no es una simple neurosis común, es algo mucho más profundo, con raíces muy dolorosas, y exige del terapeuta cierta experiencia en la materia o una sensibilidad muy exquisita, que yo no encontré."
La labor para los psicólogos no era fácil. Se debatían con una persona que había mantenido firmes mecanismos de defensa durante más de catorce años en la cárcel y que durante ese lapso había estudiado lo mismo que ellos.
"Yo los sobraba, cuando me preguntaban algo yo ya sabía por donde venían, tenían todas las de perder."
Pero Yessie también perdió. Dos compañeros, un hijo, un padre y tres lustros de libertad. La carga era muy pesada, y el consuelo que encontró fue el alcohol, hasta que decidió abandonar su hogar y refugiarse en una casa de salud durante cinco meses.
"Estaba con cuatro viejitas amorosas y con ellas logré hacer mi duelo. Yo creo que cada uno tiene su ritmo. ¿Por qué ahora surgen tantos testimonios y tantos libros? Lleva su tiempo, es un tiempo histórico, que depende de todo un proceso."
Buena parte de ese período se vivió en el contexto de la lucha contra la ley de impunidad, que finalmente se perdió. Esa batalla, sin embargo, Yessie la vivió amortiguada porque al salir de la cárcel resolvió vivir en La Teja, así que buena parte de esos años los vivió abrazada por la solidaridad de los vecinos.
"Aún así, no pude evitar esa crisis muy prolongada en el tiempo, fácilmente quince años de mi vida, en que yo no podía hablar de determinados temas. A lo largo de todos esos años yo logré conocerme totalmente, no sólo en el aislamiento de la cárcel sino en el posterior por mi enfermedad. Hoy me siento bien conmigo misma. Creo que lo que viví hasta el 85 fue bien vivido. Lo que viví después también lo fue, pero fue en una pelea constante contra la autodestrucción. Al menos eso fue lo que me pasó a mí." - (1) El Collar era una columna que rodeaba todo el departamento de Montevideo y su finalidad era para una etapa superior de lucha, para evitar la entrada de tropas del ejército a Montevideo suponiendo que hubiera una situación insurreccional o revolucionaria, y al mismo tiempo impidiendo la salida de tropas para el interior si había un levantamiento allí, el cual era posible encuadrado en lo que era el plan Tatú. "En esa columna tenían que ser cuadros militares muy bien probados, porque era la barrera de choque. Yo me instalé ahí, en la parte de los balnearios del este, desde el arroyo Carrasco hasta el arroyo Solís Grande en el límite con Maldonado". (2) "Albornoz era un caso típico de un hombre de inteligencia, porque él estaba ahí para clasificarnos, muy simpático, muy amable, de puertas abiertas en las celdas, y que fue en definitiva, mirado desde la perspectiva de ahora, el que planificó el penal represivo más duro que tuvimos, en base a los datos que ingenuamente nosotras mismas le fuimos dando, porque no estábamos acostumbradas a los militares como celadores, sí como torturadores". (3) Yessie Macchi viajó a Cuba en 1967, estando aún en la legalidad, trabajando en Alcan Aluminios del Uruguay. Por ese tiempo, durante el día trabajaba como secretaría ejecutiva y durante el resto era una militante tupamara en cuyo apartamento de Malvín se congregaba buena parte de la dirección del MLN. Pero llegó un momento que fue muy difícil mantener la "doble vida", por lo que la organización resolvió enviarla a Cuba, y lo que se pensó como una "representación" por seis meses terminó siendo una estadía de un año. Aprovechando el impulso dado por la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), que había aprobado la lucha armada en todo el continente, se vinculó con representantes de los movimientos de liberación nacional de la región, y recibió un intenso entrenamiento militar. (4) Cuando Yessie Macchi tenía 11 años sus padres deciden separarse, aunque continúan viviendo juntos en la misma casa, ellos en distintos cuartos, y ella en un tercero. Esa fue una etapa muy difícil para la niña, que además sufría la falta de su hermana mayor que debió viajar a Estados Unidos por motivos de estudio. "Ese fue mi primer aprendizaje de la soledad. Si lo miro desde hoy yo diría que fue, con todo lo que me tocó vivir en mi vida, los peores años de soledad". Para superar esa situación se acercó primero a la Iglesia Católica y después a la Metodista, pero a los 13 años también se decepcionó de la vida religiosa y emprendió la exploración por otros caminos: "Siempre estaba a la búsqueda de algo que me sostuviera". -- (*) Entrevista publicada en el Número 3 de "Cuadernos de la Historia reciente", Ediciones Banda Oriental, Setiembre de 2007. Forma parte de un libro de próxima aparición en "Ediciones del Caballo Perdido", sobre las rehenes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros durante la dictadura.
MONTEVIDEO/URUGUAY/04.02.09/COMCOSUR AL DÍA
4) YESSIE MACHI SUS NOTAS EN COMCOSUR
TRIUNFÓ LA HIPOCRESÍA Yessie Macchi (29.04.04)
¿Cómo en un cuerpo legislativo existen tan pocas mujeres? El 5 de mayo, a las 0:5 de la mañana,, la cámara de Senadores de la República votó en contra del proyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva por 17 votos en oposición y 13 a favor. Algunos senadores no estaban o se fueron en el momento de la votación.
Votaron a favor once legisladores del Encuentro Progresista (Mónica Xavier, Marina Arismendi, Reinaldo Gargajo, Manuel Nuñez, Alberto Cid, Enrique Rubio, José Korzeniak, Margarita Percovich, que suplantó a Alberto Couriel, José Mujica, Albérico Segovia, suplente de Danilo Astori y Eduardo Ríos, el lugar de Rodolfo Nin Novoa) así como Edgardo Carvalho del Nuevo Espacio y el forista Julio Herrera.
Lo hicieron en contra los colorados Luis Hierro López, Wilson Sanabria, Pablo Millor, Orlando Virgili, Alberto Brause, Ruben Correa Freitas, Juan Adolfo Singer, José Jorge de Boismenú, Walter Riesgo, los siete senadores nacionalistas: Julia Pou, Guillermo García Costa, Luis Alberto Heber, Francisco Gallinal, Carlos Garat, Carlos Julio Pereyra, Jorge Larrañaga y el encuentrista y dirigente del actual MPP y MLN-Y Eleuterio Fernández Huidobro.
En tanto el quincista Alejandro Atchugarry, partidario de modificar la ley pero no del contenido total de este emprendimiento, se retiró de sala en el momento de la votación. Pudo más su "lealtad" con el Presidente Battle, quien hace dos años ya anunció que se aprobarse la ley, la vetaría.
Este es un buen momento para preguntarse dos cosas: ¿cómo en un cuerpo legislativo existen tan pocas mujeres? Tres senadoras en 32 senadores nos da algo de escalofrío, si pensamos que TODAS las leyes que se aprueban o desaprueban tocan intereses de las mujeres del país, que somos más del 50%. ¿Cómo es posible tal desigualdad? En proyectos como éste, hombres que sólo aportan al embarazo un espermatozoide de los 450 millones que fluyen con cada eyaculación, están decidiendo sobre el cuerpo y el destino vital de todas las mujeres, que somos quienes parimos con dolor, o debemos abortar con riesgos, o tener un hijo o hija con apenas 13 o 16 años, y en la mayoría de los casos sin un padre que se haga responsable, que somos quien amamantamos a nuestros hijos y los cuidamos en su infancia y más allá de ella.
Lo otro que nos podemos preguntar es si así debe funcionar una democracia. Porque hay temas que son tan personales, íntimos, que tocan tan profundamente la conciencia individual, que no deben ser resueltos por representantes que a veces ni conocemos, sino directamente por cada mujer y hombre de este país. Creemos que no es la conciencia del legislador la que debe primar en estos casos, sino la de las y los ciudadanos que lo votaron, en el entendido que los representaría a cabalidad. En ese sentido, aunque sea utópico, nosotras seguimos aspirando a la democracia directa en TODAS las materias del Estado.
De modo que volvemos a atender casos de muerte de mujeres -sobre todo las pobres- por abortos practicados en condiciones de riesgo, o de mutilación genital, volvemos a recurrir a clínicas abortivas que son cada vez más caras porque la policía (que también manda a sus mujeres a abortar allí como los propios legisladores) las reprime cada tanto y con eso aumentan las tarifas, y volvemos a esperar, con una paciencia que se nos está acabando, que se implanten buenos programas de educación sexual y reproductiva desde la escuela. Volvemos a la hipocresía y a ratificar los caminos de la muerte antes de los de la vida.
¡Senadores! ¡Qué vergüenza! ¡Qué falta de sensibilidad! Somos nosotras quienes pagamos sus sueldos y viáticos indecorosos, para que Uds. promulguen leyes que nos perjudican. Ante tanta pornografía, deberían renunciar.
Sólo vamos a citar un caso de lo que dijo un senador al momento de fundamentar su voto, y nos estamos refiriendo al mal senador Fernández Huidobro: dijo que esa misma tarde, en los pasillos del Parlamento, dos senadores, Marina Arismendi y Herrera lo habían convencido con "razones puramente pragmáticas" de la necesidad de aprobar este proyecto, pero que igual votaba en contra. A esta altura es sólo con infinita tristeza y desprecio que mencionamos esta anécdota.
Pero seguiremos. Esta historia continuará. Nuestros brazos no están caídos. Dejemos de hacer tanto lobby y vayamos directamente a las zonas del país -que son muchas- donde hay mujeres que viven en estado de pobreza y zozobra total. Pensemos, junto con ellas, que tanto nos tienen que enseñar en términos de supervivencia, cómo hacer valer nuestra voz en una consulta popular. Somos el 63% que queremos la despenalización del aborto. Tarde o temprano, la hipocresía dejará de triunfar. _________________________________________________________
DE LAS BASES Y EL FREEZER Yessie Macchi (13.06.05)
Corrían los años 1985/1990. Recién reinstitucionalizado el país, comenzaron a surgir variadas formas de militancia, alguna frenteamplista, otras autogestionarias. Por un lado brotaron como luego de un aguacero los comités de base, las coordinadoras frenteamplistas, los plenarios.
Los comités tenían una gran vida: se invitaba a dar charlas a compañeros y compañeras recién salidos de las cárceles, iban los dirigentes de cada grupo político a dar y recabar opinión sobre diversos temas, se reunía el barrio en torno a las tortas fritas y el mate cuando habían espectáculos artísticos o simplemente algún cantor local con su guitarra. Convivían junto a las policlínicas, ollas populares, merenderos, cooperativas de consumo y de vivienda y las intersociales de cada lugar, se apoyaban mutuamente, solidarizándose activamente con los sindicatos en conflicto. El general Seregni no dejaba de decir que estos comités de base eran el motor del Frente Amplio, y se discutía por doquier si este frente era una coalición de partidos o un movimiento político de masas. Los independientes, que eran la mayoría, defendían esta última definición..
A partir de 1990, en que el doctor Tabaré Vázquez asumió la Intendencia de Montevideo, este auge de los comités, plenarios, coordinadoras se vio algo opacado por un encare muy especial que se le dio a la descentralización de Montevideo. Nacieron los centros comunales zonales, las juntas locales, y en cierta forma se institucionalizó lo que era la movida espontánea de los barrios. Seguramente sin intención, la gente de los barrios fue abandonando lentamente los comités de base y se fue nucleando en los CCZ, que no tenían voto en las decisiones municipales pero al menos algo de voz. Algunos valientes frenteamplistas intentaron dejar abiertos sus comités, pero ya nadie financiaba su alquiler, no iban los dirigentes frenteamplistas a charlar con la gente, y, curiosamente, esto coincidió con la política del Intendente de gobernar más allá de su fuerza política, tomando las resoluciones de su gobierno sin consultarla. Y lo logró..
Hace poco Mujica declaró que creía que los comités de base eran una estructura obsoleta, que ya no tenía sentido que existieran. Con su dura franqueza, dijo lo que piensan todos los políticos con cargos de gobierno, de municipio y de legislatura del Frente Amplio. A muchos militantes de base les dolió esto. ¿Dónde podían volcar sus ideas, sus inquietudes, sus propuestas? Creemos que desde que asumió Vázquez la intendencia de Montevideo, dejó de existir esa categoría fundamental en cualquier frente popular: la base militante..
Hoy lo comprobamos, y con pesadumbre. Pesadumbre porque en los momentos más críticos de la vida política de este frente, fue la base la que, con infatigables jornadas de debates, puerta a puerta, organización de actos, mantuvo las banderas en alto. Esa misma base, conectada a cada casa de cada barrio, peleó por la supervivencia del programa del Frente Amplio de 1971. Sin importar el color político de cada quien, lo importante era el rescate del legado histórico de los años 60 y 70, y de la lucha clandestina de todos y todas durante la dictadura. Los 'independientes' se fosilizaron, y finalmente triunfó la coalición de partidos como definición de un frente que rápidamente iba cambiando sus concepciones y principios para poder acercarse al gobierno. Hoy es lo que es: un frente policlasista, y en esto no hay fisuras internas..
El verticalismo predomina. Se está gobernando al país entre si acaso unos pocos de hombres (y bien digo, hombres), dejando de lado lo que se prometió durante la campaña electoral de darle total preponderancia al parlamento y de buscar todos los caminos posibles para la participación de los cuidadanos/as. No existe el 'sujeto' prometido, existen los números y guarismos, la búsqueda de la gobernabilidad, y sobre todo, la entrega del futuro prometido a nuestra gente pobre en aras del Mercado. Es así que volvemos a la condición de colonia, status del que nunca salimos pero creímos que podíamos cambiar a partir del 1 de marzo..
Por más escéptica que pudiera ser una parte de la base del FA, nunca hubiera pensado que a los dos meses y algo de gobierno progresista, se pusiera fin a una discusión tan trascendental como lo es la propiedad estatal del agua, votada a favor en plebiscito, con un decreto presidencial. ¡Buena memoria tenemos los de la generación de los 60 de los decretazos! Nunca se nos ocurrió que, contra todas los estudios ambientalistas y de salud, se permitiera la instalación en nuestra tierra de plantas de celulosa que ni el país inversor, Finlandia, las quiere más en su país. Pero por sobre todas las cosas, y entre planteos de Astori que de 'el Fondo Monetario Internacional ha cambiado', que resulta que ahora es bueno y nos quiere ayudar, nunca pudimos concebir que un proyecto de inversiones, de la magnitud y prepotencia del que EEUU quiere firmar con nuestro gobierno, generara apoyos, entre ellos del propio presidente, a creer lo que dice su primer ministro Astori.
Al revés de lo que dice Mujica, en vez de decir 'la papa está podrida' pero igual comerla, lo que corresponde es no comer de esa papa, porque a la larga, estamos hipotecando no sólo nuestra soberanía sino nuestra dignidad como pueblo uruguayo y la dignidad de algunos gobiernos que se han mostrado amigos, y que quedarían fuera de las posibilidades de comercio e inversión con el Uruguay. Nos estamos refiriendo concretamente a Cuba, Venezuela, Irán, por ahora, porque mañana o dentro de cinco años puede tocarle a cualquier otro país que pretenda independizarse del imperio cayendo en el 'eje del mal'..
Este solo tema ameritaría haberse discutido en un plenario nacional del FA, aunque no haya sido ése el planteo de la dirección del MPP. Porque nos toca a todos y todas nosotras, porque hemos manifestado muchas veces por el cese al bloqueo contra Cuba y hemos simpatizado con las medidas socialistas que va tomando el gobierno de Chávez. Pero en lugar de esto, el 'poder' dentro del gobierno nos ha dicho claramente que éste es un tema de la bancada en el parlamento (cosa que dudamos que tengan esa independencia), y de los cabezas de lista dentro del gobierno. Nada de plenario, nada de Mesa Política. Acá se gobierna a nivel de presidencia y del Ministerio de Economía y Finanzas. Acá gobiernan, justamente las finanzas y las reglas del mercado. Y aunque la papa esté podrida, se la come y el pueblo, que se embrome..
Por supuesto que el tema del Tratado de Inversiones con EEUU no está resuelto aún. Dicen que está en la congeladora. Pensamos que, secretamente, según como actúan nuestros actuales gobernantes, se está cocinando. Cuando dicen que un tema queda congelado por un mes, es porque saben que para poder imponer una resolución poco agradable al mismo, deben vencer las resistencias populares, que por suerte en alguna medida todavía existen. También deben vencer las resistencias internas dentro de este frente progresista, que son las que más les importan a los gobernantes. Y en eso se va el mes de congelamiento, porque cuando un tema está meridianamente claro, no necesita del freezer..
Debemos hacer una precisión: aunque nuestras críticas puedan parecerse o incluso coincidir con las de la derecha, que esto no confunda a nadie. Nosotras las hacemos porque aspiramos y luchamos por un país libre y soberano, igualitario para todos y todas. No hemos claudicado de nuestros principios revolucionarios. Nuestro objetivo es diametralmente distinto al de la derecha. Buscamos erradicarla definitivamente de la faz del poder en nuestro país. Por eso no vamos a permitir a ningún Heber ni Alfie ensuciar la cancha, ni subirse a nuestro caballo. Que no se equivoquen. Sabemos distinguir claramente cuál es nuestro principal enemigo. _________________________________________________________
AUTORITARISMO HUMANISTA Yessie MacchI (18.07.05)
La imagen popular de Tabaré Vázquez está lentamente cambiando en el subjetivo de las y los uruguayos. Está pasando de ser aquel "muchacho de barrio, humilde, que con sacrificio hizo su carrera de médico y trabajaba solidariamente en un merendero para niños", socialista (y por tanto marxista), humilde y digno, a la de este oncólogo empresario, católico y admirador de la actual línea de la Iglesia Católica, sordo a los primeros reclamos populares ante medidas suyas no comprendidas, y sólo canchero cuando de medidas efectistas se trata. Así, ha hecho oído sordo al clamor de ambientalistas, fraybentinos, PIT-CNT y muchas organizaciones sociales uruguayas e internacionales para que no se instale en Uruguay las plantas finlandesas de celulosa que tanto daño social y ambiental causarán a Uruguay y Argentina.
Porfiadamente, insistió en el nombramiento del ex canciller Gross Espiell como embajador en Francia, a pesar de las múltiples denuncias que contra él se le hicieron llegar, ya que este ex canciller actuó como funcionario de Fujimori, encargado de blanquear su imagen de represor y corrupto ante la comunidad internacional. No ha respetado el resultado del plebiscito del agua, que declara que a partir del momento en que fue aprobado por más del 60% de la población, el agua pasa a ser un bien público, en manos del Estado, no permitiéndose que queden empresas extranjeras en exploten su uso. No ha respetado el resultado del plebiscito del año 92 el que impide las privatizaciones de algunas empresas públicas, entre ellas ANTEL, al aceptarla compra por parte de American Móvil, multimillonaria corporación mexicana, de buena parte de nuestra telefonía celular. Se anticipa a que el tema del proyecto de ley de Salud Reproductiva que entre otras cosas despenaliza el aborto sea visto por e l nue vo parlamento, declarando, a la salida de un almuerzo con el arzobispo de Montevideo Nicolás Cotugno, que si el aborto se despenaliza, él lo vetará .
Al decir esto, agrega que lo que pase después es "problema de la población",desconociendo o subvalorando que en una encuesta hecha el año pasado, un 66% de la misma estaba a favor de su despenalización. En el mismo momento también declaró que no existirá la eutanasia en el país, ya que los médicos no pueden disponer de las vidas de sus pacientes. También aquí hay un no reconocimiento a que el proyecto que se está elaborando de eutanasia deja la responsabilidad de concretar la muerte de un paciente cuando éste sea terminal, sin nada que modifique su estado de salud, y a pedido de él o de su familiar más próximo, si el paciente ya no está en condiciones de tomar decisiones.
Ahora dialoga con los militares, quienes lo invitaron a una reunión en el Comando General, inquietos por el tema de los desaparecidos, tan inquietos que plantean colaborar con el gobierno en la búsqueda de los mismos para terminar de una vez por todas con el tema. ¿Se olvidan los generales y el presidente que existe una Ministra de Defensa Nacional? ¿Se olvida Vázquez que en este país hay un fuerte y natural sentimiento antimilitarista y que pueda al menos doler estas reuniones "muy importantes"? Los militares no son un partido político, por lo tanto no se entiende que "ofrezcan su colaboración" en este tema. Su misión es obedecer al mando superior, es decir al presidente.¿Se olvida que en Uruguay la Iglesia Católica tiene relativa importancia, y que con los compromisos que pueda haber contraído con el arzobispo Cotugno ofendió a otras religiones igualmente gravitantes en este país, además de no atenerse a lo establecido en nuestra constitución en cuanto a la separación entre Esta do e Iglesia?
La laicidad de nuestro Estado, ¿es sólo un ornamento? Pero más allá de todas estas medidas, declaraciones, y tantos otros episodios preocupantes, lo que más nos inquieta es una característica suya que ya se había vislumbrado en su pasaje por la Intendencia de Montevideo: su autoritarismo. Tendría que hablarse de un autoritarismo humanista, ya que de humanista se ha definido a si mismo en su discurso de asunción de mando. Un autoritarismo que parece ser visto sólo por la gente de la calle, ya que no hemos oído ni leído ninguna crítica u opinión al respecto por ninguna de las personas que son parte de su gobierno, o del parlamento; dentro de su fuerza política sí se habla de esta fenómeno, aunque en voz baja. El Uruguay siempre fue el país de la demagogia. Lo fue desde Rivera, pasando por Chicotazo al presente presidente.
Así catalogamos su presencia junto a sus ministros en el acto del 1 de mayo, y la concesión de 10 minutos de la cadena de radio y televisión, ese día, para que el secretariado ejecutivo del PIT CNT diera un mensaje a la población. Así también la vemos cuando reúne a su gabinete en Zapicán, un pueblo del departamento de Treinta yTres, de 600 habitantes. Medidas simpáticas y efectistas, que para muchos son símbolos de los "nuevos tiempos". Pero, ¿dónde está el reconocimiento al "sujeto social", y las instancias de debate de medidas polémicas? No queremos símbolos sino hechos. Algunas personas dicen "¡pero si recién van dos meses de gobierno"! Nosotras decimos: ¡"Todo esto en sólo dos meses!"
Debemos estar atentos a estos signos de poder unipersonal. Loa zapatistas dicen que el poder corrompe. Nosotras pensamos que sólo si éste está en manos del pueblo todo, gobernándose a sí mismo, controlando a los delegados, asegurando mecanismos de recambio al estilo de la constitución bolivariana, sólo entonces no tendremos sobresaltos. Como esta concepción no es la de este gobierno progresista, debemos conformarnos con continuar las movilizaciones sociales, aplaudir la valiente proclama de los y las trabajadoras del 1 de mayo, y apoyar y participar en las luchas sindicales y sociales. No olvidemos que fue nuestro pueblo el que llevó al Frente Amplio, Encuentro Progresista, Nueva Mayoría al gobierno. Recordar eso es lo primero que debe hacer un verdadero "humanista"..
MONTEVIDEO/URUGUAY/04.02.09/COMCOSUR AL DÍA
(Fuente:Rdendh).

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