30 de marzo de 2009

CORDOBA-RIO IV: LOS MILITARES LLEGARON AL GENOCIDIO CON COMPLICIDAD DE LA JUSTICIA.

A 33 años del genocidio
Baronetto: “Los militares llegaron al genocidio con complicidad de la Justicia”
El miércoles pasado estuvo en Río Cuarto Luis "Vitín" Baronetto, secretario Adjunto de la CTA Córdoba y Director de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba. Participó en la Sala de Sesiones del Concejo Deliberante de un video-debate sobre los fusilamientos de los detenidos en la UP 1 de la capital provincial convocado por la Organización Territorial Malón (OTM-CTA).
En el encuentro llevado a cabo al anochecer del miércoles 25 de marzo en el Concejo Deliberante, con la participación de más de medio centenar de personas, Luis Miguel Baronetto fue presentado por el secretario General de la CTA Río Cuarto, Carlos Valduvino. Con anterioridad, Baronetto intervino en una jornada similar, esta vez con los estudiantes del Colegio Industrial, invitado por la Juventud de la CTA de esa ciudad del sur cordobés.
Luis Baronetto sufrió la pérdida de su esposa Marta en los fusilamientos de la UP 1. Hoy pide por la sustitución de un miembro del tribunal que lleva la causa por haber tenido participación en el golpe.
“Mar­ta era una maes­tra de Vi­lla El Li­ber­ta­dor, un ba­rrio muy po­bre. Ella mis­ma era de un ho­gar bas­tan­te hu­mil­de. Era ca­te­quis­ta en la pa­rro­quia y yo es­ta­ba es­tu­dian­do pa­ra cu­ra en ese mo­men­to. Nos en­con­tra­mos y de­jé el se­mi­na­rio. Ella si­guió dan­do cla­ses en la es­cue­li­ta San Jo­sé Obre­ro, que le de­cían ‘del tran­vía’”, cuen­ta "Vitín" Ba­ro­net­to, quien su­frió la pér­di­da de su es­po­sa en la úl­ti­ma dic­ta­du­ra mi­li­tar.
Con­ti­núa: “Nos ca­sa­mos en el ba­rrio, yo es­ta­ba en el cen­tro ve­ci­nal, mi­lita­ba en la Ju­ven­tud Pe­ro­nis­ta y des­pués en el Par­ti­do Pe­ro­nis­ta Au­tén­tico, que es­ta­ba li­ga­do a Mon­to­ne­ros. Nos de­tu­vie­ron en mi ca­sa en agos­to del ‘75, te­nía­mos una hi­ja de 8 me­ses en ese mo­men­to y des­pués tu­vi­mos otro hi­jo que na­ció en la cár­cel el 16 de ju­lio del ‘76. A ella la ma­ta­ron el 11 de oc­tu­bre de ese año”.
Hoy Ba­ro­net­to es se­cre­ta­rio de De­re­chos Hu­ma­nos en la Mu­ni­ci­pa­li­dad de Cór­do­ba y secretario Adjunto de la Central de Trabajadores de la Argentina de la provincia de Córdoba y, con los fa­mi­lia­res de quie­nes fue­ron fu­si­la­dos jun­to a su mu­jer, es­tá lle­van­do a ca­bo un pe­di­do par­ti­cu­lar en la cau­sa que in­ves­ti­ga el ca­so: que sea sus­ti­tui­do uno de los miem­bros del tri­bu­nal.
¿Cuál es el pe­di­do de es­te gru­po de fa­mi­lia­res?
La cau­sa, que ca­sual­men­te to­da­vía no ha si­do ele­va­da a jui­cio y que la Jus­ti­cia fe­de­ral ha ve­ni­do mar­gi­nan­do, es la que ya han nom­bra­do: “La cau­sa mal­di­ta de Cór­do­ba”. Tie­ne que ver con el fu­si­la­mien­to de 29 pre­sos po­lí­ti­cos que es­ta­ban le­gal­men­te de­te­ni­dos en la cár­cel y cu­yo tras­la­do fue au­to­ri­za­do por jue­ces y fun­cio­na­rios ju­di­cia­les de ese mo­men­to. Qui­zás és­ta sea la par­ti­cu­la­ri­dad más fuer­te que tie­ne la cau­sa de la UP 1, por­que no se tra­ta de de­sa­pa­re­ci­dos, si­no de pre­sos le­gal­men­te de­te­ni­dos.
Los he­chos
El 11 de oc­tu­bre de 1976, el ge­ne­ral Juan Bautista Sa­siaiñ fir­mó una au­to­ri­za­ción por la que per­mi­tía re­ti­rar de la UP 1 a los de­te­ni­dos Flo­ren­cio Díaz, Pa­blo Ba­lus­tra, Jor­ge Gar­cía, Mi­guel A. Ce­ba­llos, Os­car H. Hu­bert y Mar­ta Gon­zá­lez de Ba­ro­net­to. To­dos ellos fue­ron fu­si­la­dos cer­ca de la uni­dad pe­ni­ten­cia­ria.
Se­gún los do­cu­men­tos del Nun­ca Más, Luis Mi­guel de­cla­ró en 1983: “El 11 de oc­tu­bre de 1976, apro­xi­ma­da­men­te a las 16 hs, es­tan­do Mar­ta de­te­ni­da y alo­ja­da en la cár­cel del ba­rrio San Mar­tín, Cór­do­ba, fue re­ti­ra­da por per­so­nal mi­li­tar sin mo­ti­vo ni ex­pli­ca­ción al­gu­na [...] Es­ca­sa­men­te una ho­ra des­pués fue­ron fu­si­la­dos a po­cas cua­dras de la cár­cel. Mar­ta pre­sen­ta­ba va­rios im­pac­tos de ba­la en el ros­tro y su cuer­po de­no­ta­ba ha­ber caí­do a tie­rra.
Un co­mu­ni­ca­do mi­li­tar fir­ma­do por el en­ton­ces co­ro­nel Vi­cen­te Me­li, del Ter­cer Cuer­po de Ejér­ci­to, in­for­mó que el ve­hí­cu­lo en que eran tras­la­da­dos fue in­ter­cep­ta­do por ve­hí­cu­los ci­vi­les en­ta­blán­do­se un in­ten­so ti­ro­teo, a raíz del cual mu­rie­ron to­dos los de­te­ni­dos po­lí­ti­cos”.
Baronetto co­men­tó que en el mar­co de es­ta cau­sa tam­bién se ha vin­cu­la­do a Jor­ge Ra­fael Vi­de­la “por­que se­gún la Cons­ti­tu­ción, que no ha­bía si­do de­ro­ga­da en el ‘76 si­no su­pe­di­ta­da a los es­ta­tu­tos del pro­ce­so, nin­gún pre­so pue­de ser re­ti­ra­do de la cár­cel sin la au­to­ri­za­ción de la au­to­ri­dad ba­jo cu­ya res­pon­sa­bi­li­dad es­tá el de­te­ni­do”.
¿A qué juez es­tá des­ti­na­da la de­nun­cia de los fa­mi­lia­res?
He­mos de­nun­cia­do an­te el Con­se­jo de la Ma­gis­tra­tu­ra al ac­tual juez Car­los Ote­ro Ál­va­rez, in­te­gran­te del Tri­bu­nal Oral 1, que es­tu­vo en el jui­cio a Me­nén­dez el año pa­sa­do y que vol­ve­rá a es­tar­lo en los jui­cios en la pri­me­ra eta­pa del año. En aque­lla épo­ca fue se­cre­ta­rio pe­nal del Juz­ga­do Fe­de­ral nú­me­ro 1, y sus­cri­bió las au­to­ri­za­cio­nes pa­ra que fue­sen re­ti­ra­dos es­tos pre­sos fu­si­la­dos.
Ba­ro­net­to con­ti­núa in­for­man­do: “Su­pon­ga­mos que des­pués del pri­mer re­ti­ro que él au­to­ri­zó ha­ya si­do sor­pren­di­do en su bue­na fe y quie­nes au­to­ri­zó ha­yan si­do ma­ta­dos, pe­ro fue­ron en to­tal 10 he­chos. Hu­bo 9 he­chos más igua­les, don­de los pre­sos eran re­ti­ra­dos de la cár­cel con au­to­ri­za­ción del juz­ga­do in­ter­vi­nien­te y lue­go eran muer­tos en su­pues­tos en­fren­ta­mien­tos o in­ten­tos de fu­ga”.
¿Qué rol cum­plió la Jus­ti­cia en la úl­ti­ma dic­ta­du­ra?
Los mi­li­ta­res no po­drían ha­ber lle­va­do el ge­no­ci­dio en la mag­ni­tud que lle­gó en el país, sin com­pli­ci­dad de vas­tos sec­to­res so­cia­les. Aquí hu­bo sec­to­res em­pre­sa­ria­les, fá­bri­cas que fa­ci­li­ta­ron ins­ta­la­cio­nes pa­ra el se­cues­tro y la tor­tu­ra de sus co­mi­sio­nes in­ter­nas; se se­ña­la tam­bién la com­pli­ci­dad de cier­tos obis­pos que mi­ra­ron pa­ra otro la­do. La Jus­ti­cia, una he­rra­mien­ta fun­da­men­tal den­tro de las ins­ti­tu­cio­nes de­mo­crá­ti­cas fue, sin du­das, una par­te im­por­tan­te en es­te pro­ce­so. Sin em­bar­go, aún no te­ne­mos a nin­gún juez pro­ce­sa­do.
¿Qué res­pues­ta tu­vie­ron des­de los or­ga­nis­mos de De­re­chos Hu­ma­nos en es­ta lu­cha?
El tra­ba­jo se es­tá ha­cien­do con los fa­mi­lia­res de los fu­si­la­dos. Al­gu­nos or­ga­nis­mos que han pues­to el acen­to en el tra­ba­jo por la bús­que­da de fa­mi­lia­res de­sa­pa­re­ci­dos, no han vi­vi­do la ex­pe­rien­cia del ac­cio­nar de la Jus­ti­cia, por­que no es­ta­ban de­te­ni­dos le­gal­men­te.
(Fuente: Rdendh-Luis Schlossberg, Diario Puntal de Río Cuarto).

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