29 de mayo de 2009

COLOMBIA: EL EMPEÑO DE URIBE VÉLEZ EN SU REELECCIÓN INCREMENTA LA VIOLENCIA.

Por Apolinar Díaz – Callejas
El periódico liberal de centro, El Espectador de Bogotá, registra en primera página un viejo afiche político norteamericano que exalta la notable figura de Martin Luther King, el extraordinario dirigente político y social negro de los Estados Unidos de Norteamérica, asesinado a los 39 años de edad por la ultraderecha política y racista estadounidense.
Luther King debe estar celebrando la histórica victoria electoral del candidato presidencial de raza negra de Estados Unidos en las últimas elecciones, Barack Obama, que culminaron en el más grande hecho político de ese país desde la independencia misma. Con su espíritu libertario es seguro que Luther King tratará de recomendar rumbos políticos y sociales al nuevo presidente Barack Obama, porque la realidad es que en Estados Unidos se ha dado una verdadera revolución social, racial y política, pero pacífica, después de soportar una guerra de crímenes raciales como no ha ocurrido en ningún otro país del mundo. El nuevo presidente norteamericano tiene que actuar con energía y lucidez para que no sea enredado por las fuerzas políticas retardatarias de ese país que no aceptan tranquilamente el reto de la victoria que ha tenido la democracia norteamericana. En el afiche político el líder negro asesinado hace una afirmación: “Los que hacen de la revolución pacífica algo imposible, hacen inevitable la revolución violenta”. El nuevo proceso político norteamericano, es a mi juicio, un intento mayoritario de afirmar la verdadera igualdad racial en ese país, empujando una democracia verdadera para todos.
Por toda esta experiencia norteamericana, es inexorable que la democracia real de razas y oportunidades tome asiento y vigor definitivo en esa nación. El trabajo no va a ser fácil. Por eso se observan con preocupación y mucha inquietud los actos del gobierno del presidente Barack Obama sometiéndose a viejas políticas agresivas y de guerras de los Estados Unidos contra otras naciones y pueblos del Medio Oriente y de África, además de una a un débil, pero muy peligrosa y angustiadora tendencia a continuar aplicando en la América Latina del Sur y del Caribe, restricciones y formas de presión que mantengan las líneas principales del mal trato que ha venido dando ese país a las naciones latinoamericanas y del Caribe. Desde un principio el presidente colombiano Uribe Vélez mostró el vigor de su alianza política y militar como el gobierno del presidente republicano George W. Bush. En pago de esa adhesión, Bush dio a Uribe Vélez una de las más altas condecoraciones de su país a los gobernantes que sirven sus intereses. A la condecoración se añadieron las ayudas de Bush para que el gobierno demócrata, contrariamente a lo que anunció en su campaña electoral el actual presidente Barack Obama, mantuviera las ayudas de guerra, en dinero, en armas, y en soldados reservistas de los Estados Unidos en el conflicto interno de Colombia. Ha sido una alianza descarada y grosera del presidente Bush de Estados Unidos con el presidente Uribe Vélez de Colombia, con la no sorprendente cooperación para ese fin de la nueva Secretaria de Estado, la señora Hilary Clinton, que de todas maneras, dentro del propio partido demócrata representa una tendencia de centro derecha, más allá de los esfuerzos de su propio marido, el ex presidente Bill Clinton, coautor con el presidente colombiano Andrés Pastrana Borrero del apoyo militar y financiero a la guerra de los gobiernos colombianos contra los sectores levantados en armas. Obviamente, el presidente colombiano Uribe Vélez está feliz porque el presidente Barack Obama, también da apoyo, armas y soldados en retiro, para el conflicto interno colombiano.
Yo me tengo que preguntar con angustia profunda, si la política exterior de Estados Unidos para, Colombia la decidirá el presidente Barack Obama o su Secretaria de Relaciones Exteriores y quienes están detrás de ella.
Mientras tanto, tengo que registrar con energía el incremento de la violencia en Colombia con decenas y centenares de asesinatos permanentes de gentes del pueblo, campesinos, indígenas, trabajadores urbanos, y activistas democráticos en los departamentos de Córdoba, Sucre, Antioquia, Valle, Chocó, Cesar, Llanos Orientales, Norte de Santander y otros departamentos y regiones de Colombia. Los muertos ya no son sólo de guerrilleros reales o supuestos, de campesinos y obreros, de sindicalistas, e incluso de terratenientes para el simple y criminal objetivo de despojo económico y social. Ahora da susto, de nuevo, mirar las informaciones de los periódicos regionales, mientras el presidente Uribe Vélez se dedica a mover fríamente todas las teclas políticas del Estado y de la coalición de congresistas que lo acompañan, para llevarlos a la aprobación definitiva de la reforma constitucional que permita su tercera reelección. Voy a comenzar a leer información histórica sobre como manejaron los gobiernos de Estados Unidos a los dictadores suramericanos y del Caribe que instaló en esos países, como Somozas de Nicaragua; Batista de Cuba; Stroesner de Paraguay; Pinochet de Chile; Jorge Videla de Argentina; Trujillo de República Dominicana; Maximiliano Hernández de El Salvador; Jorge Ubico de Guatemala; Juan Vicente Gómez de Venezuela; García Moreno de Ecuador; René Barrios de Bolivia; Bordaberry de Uruguay; Duvalier en Haití y tantos otros en todas las naciones de Americe Latina, y de las islas del Caribe, desde nuestra independencia hasta nuestros días.
Foto: Colombia – Alvaro Uribe Veléz, presidente de la República. / Autor: Felipe Ariza – SP – Presidencia Colombia
(Fuente:Argenpress).

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