2 de mayo de 2009

PERSECUCIONES.

Por Néstor Sappietro (APE)
Todo el día los medios de comunicación insisten en instalar la discusión... Todo el día.
De la mañana a la noche. No hay forma de evitarlo.
Quiera o no quiera, usted es atropellado por algún entrevistado famoso, por alguna encuesta callejera, por algún político busca votos... No faltan tampoco los ignotos panelistas, la señora de la esquina concheta, ni el señor de barrio de la clase media. Todos tienen su lugar en este revoltijo de opiniones destinado a encontrar a los culpables de la inseguridad.
La triste conclusión mayoritaria apunta a los pobres como la causa de todos los males.
Sólo unas pocas voces señalan a la pobreza, al abandono, a la orfandad...
Sólo unas pocas voces hablan de los hambreadores que se ocuparon de extirparle el futuro a varias generaciones que quedaron afuera de todo; y cuando uno dice todo se refiere a todo. Educación, salud, una vida digna, un sueño, una ilusión...
Entonces, la discusión termina siendo resuelta de una manera simple.
La culpa de todo la tienen los pobres. El enemigo son los pobres. La inseguridad la generan los pibes pobres. Así, se disponen marchas, se pide baja de imputabilidad, pena de muerte... y en algunos rincones de nuestra geografía se organizan sociedades secretas y no tan secretas para perseguir a los pobres...
En La Paz, una ciudad ubicada en la provincia de Entre Ríos, “los vecinos de las calles asfaltadas” exigen a las autoridades que frenen la llegada de pobres desde Buenos Aires. Hablan de un plan secreto para "desparramar" habitantes de las villas porteñas por todo el Litoral y se juntan para tratar de conseguir pruebas que confirmen sus sospechas.
La información refiere que en las reuniones hay profesionales, docentes, enfermeros, peluqueros, amas de casa, alumnas de escuelas privadas, convocados por un rumor: el que insinuó la posibilidad de que personas de la Villa 31, ubicada en Retiro, Capital Federal, vayan a parar a La Paz.
Aunque hubo desmentidas oficiales, las voces discriminatorias atraviesan el aire de la ciudad: Se dijo que había "caras raras", que el arribo de "subculturas" podría provocar "una colisión con las costumbres locales" y que si entre los pobres había delincuentes, existía la posibilidad de "contagio".
El intendente paceño, Francisco Nogueira, sostiene en el informe que “están llegando a la ciudad personas con familias que se habían ido a trabajar afuera y que han perdido el puesto laboral por la crisis. Vuelven por encontrarse sin trabajo y por la inseguridad de las grandes ciudades".
En la manzana 428 de La Paz hay 36 familias nuevas. Los techos de las viviendas son de polietileno, por esa razón el lugar fue bautizado: Los Toldos. La gente del lugar espera la llegada de los servicios esenciales... y se defiende como puede de la discriminación.
Una de las formas elegidas por los vecinos de Los Toldos para ejercer su defensa fue por medio de una carta donde rechazan los dichos de los autoconvocados: "Forman una sociedad cerrada e intolerante. A esa sociedad no queremos pertenecer. Antes de transformarnos en seres insensibles y atrevidos, pertenecientes a ‘su’ sociedad, es nuestra elección que nos sigan llamando ‘gente rara’ y nos inventen el origen que menos culpa les genere".
Ellos aseguran haber nacido en La Paz, y se afirman, dignamente, a pesar de la persecución y la intolerancia: “Chapaleamos barro cuando llueve, mientras ellos miran el cielo desde su cómoda 4x4. No somos delincuentes. Tenemos el mismo derecho que ellos a la vivienda y a la educación”.
(Fuente:Argenpress).

No hay comentarios: