Fue un promisorio ajedrecista santafesino, secuestrado por la dictadura militar. En un emotivo acto y ante una gran concurrencia, se descubrió una placa en su memoria en el barrio María Selva
La idea surgió poco tiempo después de que Diario UNO diera a conocer su historia. La vecinal Unión y Trabajo, del barrio María Selva, aprovechó la decisión del Concejo Municipal de Santa Fe de sesionar en los barrios y acercó su propuesta: que la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Rivadavia y Ruperto Godoy, a sólo cien metros de la avenida Aristóbulo del Valle, pasara a llamarse Gustavo Ramón Bruzzone, en homenaje al promisorio ajedrecista santafesino secuestrado en Rosario, en 1977, durante la última dictadura militar.
La idea surgió poco tiempo después de que Diario UNO diera a conocer su historia. La vecinal Unión y Trabajo, del barrio María Selva, aprovechó la decisión del Concejo Municipal de Santa Fe de sesionar en los barrios y acercó su propuesta: que la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Rivadavia y Ruperto Godoy, a sólo cien metros de la avenida Aristóbulo del Valle, pasara a llamarse Gustavo Ramón Bruzzone, en homenaje al promisorio ajedrecista santafesino secuestrado en Rosario, en 1977, durante la última dictadura militar.
Ayer por la tarde, esa iniciativa se concretó: en un emotivo acto y ante una gran concurrencia, se descubrió una placa en homenaje a Bruzzone, quien tenía sólo 22 años cuando un grupo comando lo interceptó en el momento en el que iba a retirar su auto a un taller mecánico, con el objetivo de emprender el regreso hacia Santa Fe para festejar el cumpleaños de su madre.
El clima acompañó
La cita era a las 15.30, pero el clima hizo que mucha gente se acercara antes al lugar. Entre ellos, el joven ajedrecista Atahualpa Larrea, del barrio Santa Rosa de Lima, quien jugó algunas partidas con los presentes.
La cita era a las 15.30, pero el clima hizo que mucha gente se acercara antes al lugar. Entre ellos, el joven ajedrecista Atahualpa Larrea, del barrio Santa Rosa de Lima, quien jugó algunas partidas con los presentes.
Otro amante de los trebejos que estuvo en la plaza fue Roberto Servat, el único santafesino que llegó a ser maestro internacional. También había alumnos de la escuelita de ajedrez que dirige Rodolfo Bruzzone, hermano de Gustavo.
La gran concurrencia despertó la curiosidad de algunos vecinos del lugar, que se fueron acercando. Luego llegaron ex compañeros de la escuela secundaria, en representación del Comercial Domingo Silva, e incluso de la Facultad de Ingeniería Química, donde Gustavo cursó ocho materias hasta que su militancia política lo llevó a dejar la carrera.
Las sillas ubicadas en primera fila estaban reservadas para las Madres de Plaza de Mayo, quienes remarcaron la importancia que tuvo Irma Godone, mamá de Gustavo, en los primeros años de lucha. Chocha, como la conocen en el barrio San Martín, donde vive desde hace más de medio siglo, no pudo disfrutar del homenaje a su hijo por problemas de salud: “Estoy muy emocionada y agradecida.
Estoy contenta porque mi hijo tiene una placa ahí, en una plaza, que es un lugar mucho más lindo que un cementerio”, afirmó.
El primero en tomar la palabra fue Daniel Sanjuan, presidente de la vecinal Unión y Trabajo, quien destacó la lucha de Gustavo “por un país más justo”.
Luego fue el turno de Celina Kofman, en representación de las Madres de Plaza de Mayo: “Hoy no está aquí físicamente la mamá de Gustavo, pero sabemos lo importante que es esto para ella.
A partir de hoy, Gustavo va a estar en esta plaza, que es sinónimo de vida, un lugar donde se reúnen los jóvenes, que son nuestra esperanza para la creación de una política con ética”.
Por su parte, el intendente de la ciudad, Mario Barletta, expresó: “La reunión hoy, en este lugar, nos permite estar siempre atentos a la recuperación de la memoria.
Es un homenaje a aquellos que en algún momento tuvieron un dilema, una circunstancia por la cual tuvieron que dejar todo.
Su propio espacio, su propia tierra, su propio lugar, dejando primero parte de su vida y luego su vida entera. Es responsabilidad de todos mantener vivo el recuerdo, mantener viva la memoria.
Explicarle a cada uno de nuestros jóvenes, de nuestros niños, por lo que muchos lucharon en la Argentina durante mucho tiempo para hacer posible la recuperación de la democracia”.
Los encargados de descubrir la placa fueron dos pequeños ajedrecistas, y el acto se cerró con la palabra de Fito, hermano de Gustavo:
“Es un orgullo para mí, para mi vieja, para todos los que conocieron a mi hermano, que esta plaza lleve su nombre. A Gustavo se lo llevaron cuando era un pibe. Tenía apenas 22 años. A mi hermano no lo dejaron vivir”, sostuvo.
Desde ayer, una plaza de la ciudad lleva el nombre de uno de los 30 mil jóvenes que desapareció la dictadura militar.
A más de 33 años del golpe de Estado, aún hay juicios pendientes, sobre todo en Santa Fe. Por eso, el homenaje a Bruzzone es importante: porque deja en claro que no hay olvido ni perdón para los torturadores y secuestradores de bebés.
Que no hay reconciliación posible con los genocidas. Y que nadie clama venganza. Simplemente juicio y castigo. Nunca más.
(Fuente:Rdendh).
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