30 de septiembre de 2009

PROPONEN A MARTÍN ALMADA PARA PREMIO " DERECHOS HUMANOS 2008".

ASOCIACION AMERICANA DE JURISTAS
Proponen a Martín Almada para "Premio Derechos Humanos 2008"

Foto:publimetro.
El Nobel Alternativo y activista paraguayo de derechos humanos, Martín Almada, fue nominado para el "Premio Derechos Humanos 2008" de las Naciones Unidas por la Asociación Americana de Juristas (AAJ).

Así lo destaca una carta de la presidenta de la organización, Vanessa Ramos.

Al recordar que el galardón de derechos humanos de la ONU debe entregarse el 10 de diciembre próximo, la nominadora dice que el paraguayo Almada tiene suficientes méritos para recibir la distinción.

Además de recibir amenazas y ser objeto de querellas por realizar denuncias contra torturadores y ex soplones de la dictadura stronista (1954/89), Almada ha sido y sigue siendo un incansable defensor de los derechos humanos en el Paraguay, señala el escrito.


"Martín Almada ha sido incansable en su lucha contra la impunidad en Paraguay y por su valentía es objeto de amenazas, persecución e intimidación", puntualiza la misiva.

Almada es miembro del Consejo Ejecutivo de la AAJ, graduado de derecho y tiene un doctorado en educación de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina, recuerda.


"Fue víctima de la dictadura de Stroessner y encarcelado y torturado desde 1974 al 1977 por haber defendido su tesis doctoral Paraguay, Educación y Dependencia y apoyado el movimiento cooperativo", añade."


Su esposa, la maestra Celestina Pérez, fue asesinada en 1974. En 1977, gracias a gestiones de Amnistía Internacional y otras organizaciones recobró su libertad y se asiló en Panamá", agrega.

Almada trabajó en la UNESCO del 1978 al 1992, como consultor para Latinoamérica en la Oficina de Educación y Ambiente y desde su regreso a Paraguay se ha dedicado a dirigir proyectos de justicia social y autosuficiencia económica y de desarrollo sostenible para mejorar las condiciones de los sectores más empobrecidos del Paraguay, indica el escrito.
(Fuente:ABC).


Historia inconclusa con los Archivos del Terror
Relato de una víctima. El hallazgo de los documentos secretos de la Operación Cóndor en Paraguay. Desgajamiento de una familia. Los miedos que no acaban. La Justicia pendiente
Por MARÍA JULIA MAYORAL

Por el auricular, la voz de una mujer desconocida: "Profesor, sus papeles no están donde busca..."
Almada entregó a Fidel una fotocopia de su libro testimonial (agotado en estos momentos) sobre la Operación Cóndor.


Había terminado la dictadura de Stroessner en Paraguay y Martín Almada, de regreso en su tierra, empezaba en la ciudad de Asunción lo que quizás sería la última fase de 15 años tras la pista de quienes lo detuvieron el 26 de noviembre de 1974, vejaron cada palmo de su cuerpo durante tres años de encierro, mataron del corazón a Celestina —la esposa— y desgarraron a la familia, cuyos miedos y desentendimientos aún hoy no desaparecen.
"La publicidad sobre las indagaciones era una forma de protegerme la vida; Stroessner ya no estaba, pero toda su gavilla seguía ahí, dominando puestos clave de la vida nacional, como sucede todavía hoy." No era difícil que los medios de prensa le prestaran atención; se trataba del primer paraguayo Doctor en Educación, acababa de realizar con éxito su labor de consultor en la UNESCO, y era el único que hasta entonces había presentado una querella contra el ex dictador.
Por el cambio constitucional a finales de la década de 1980, tenía el amparo legal (habeas data) para reclamar sus antecedentes penales a un juez nacional, quien a su vez hizo la solicitud a la Policía. Luego de la negativa policial por "no contar con antecedentes" Almada, graduado también de jurisprudencia, solicitó al juzgado penal de Asunción el allanamiento del Archivo Central de la Policía. La prensa dio cuenta de la gestión.
Entonces, la inesperada llamada de alerta: Su expediente está en una comisaría en las afueras de la ciudad; tengo los planos del edificio. Allí tienen los papeles secretos del Cóndor. Almada no tardó en recibir en su casa a la informante y obtener los documentos para continuar la pesquisa."Así, el 22 de diciembre de 1992 encontramos toneladas de documentos reveladores de la represión en Paraguay como parte de la Operación Cóndor, conocida e incentivada por el Gobierno de Estados Unidos.
"Nuestra primera decisión, explica, fue pedir apoyo moral; no sabíamos cuál sería la reacción del Ejército y de la Policía. Mandamos una carta al juez español Baltazar Garzón. "No lo conocíamos personalmente, pero sabíamos de sus investigaciones sobre las masacres de las dictaduras en Chile y Argentina a petición de familiares de muertos y desaparecidos".A manos del doctor Garzón llegó sin pérdida de tiempo uno de los textos encontrados por Almada. "Reunión de Inteligencia", decía el documento que pudiera considerarse el acta constitutiva de la Operación Cóndor.
"Sabíamos el valor de aquel documento, pero realmente lo dimos a conocer como un acto desesperado, nadie podía asegurarnos la vida tras aquel hallazgo.
"La mencionada Reunión de Inteligencia fue preparada por el general Manuel Contreras, jefe de la policía secreta de Chile. El documento, precisa Almada, da cuenta de cómo los órganos represivos de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay se unieron para realizar aquel operativo de largo alcance llamado Cóndor.
JUSTICIA PENDIENTE.
Aunque los llamados Archivos del Terror en Paraguay fueron encontrados a finales de 1992, hace apenas unos 20 días que un juez ordenó llevar a prisión al general Alejandro Fretes Dávalos, calificado por Almada como el cóndor número Uno de ese país sudamericano. Cada nación, comenta, tuvo cóndores líderes en los órganos de Inteligencia. En los archivos de la comisaría en las afueras de Asunción hallamos cerca de 400 órdenes de detención y tortura decretadas por ese militar.
Entre los torturados y desaparecidos por decisión de Fretes Dávalos, estuvo el dirigente comunista Francisco Tatter, detenido en Buenos Aires en 1976; con la misma ropa que lo apresaron allí apareció luego en la foto que le tomaron en Asunción después de ser fuertemente torturado.
A mí también me fotografiaron luego de las golpizas y las picanas eléctricas; los torturadores solían llevarle esas imágenes a las familias como parte de la política de terror, recuerda el investigador.
Al caer la dictadura de Stroessner, aproximadamente 10 torturadores fueron detenidos y procesados; con esto el nuevo Gobierno trató de aplacar la sed de justicia de los ciudadanos; pero no fueron tocados los autores intelectuales de la Operación Cóndor; esas cabezas pensantes estaban en el Ejército, la Policía solo ejecutaba el trabajo sucio, afirma Almada.
Por eso, advierte, es tan importante que ahora pueda empezarse un proceso judicial contra un alto jefe como Fretes Dávalos. Otro paso alentador es la investigación que realiza un juez de mi país, quien ha entrado en contacto con colegas de Buenos Aires. Podemos hacer una red por la justicia; nos llevará tiempo, es un proceso lento porque no hay voluntad política en nuestros países para encarcelar a los criminales, mas soy optimista, asegura.
FAMILIA QUEBRADA
Almada confiesa sentir miedos cuando tiene cerca personas uniformadas. Las pesadillas no lo abandonan en las noches de sueños a medias, y todavía hoy está pendiente la conversación con sus tres hijos, quienes crecieron sin la madre, buscando en el seno familiar al culpable, porque los torturadores sembraron las dudas en sus almas de niños: Su mamá, les dijeron, está muerta por ser la esposa de un comunista.
Así también azuzaron los odios entre las familias. A la madre de Almada le advertían que el encierro y los pesares del hijo en prisión eran a causa de la mala elección de pareja porque la muchacha era una subversiva; y a la suegra del profesor le comentaban lo mismo, pero en sentido contrario: el culpable del infarto de su hija es Almada.
Celestina, de 32 años de edad, no había resistido la falsa noticia de los militares sobre la muerte de su esposo, comunicada por teléfono justo a las doce de la noche del décimo día de tortura mental. Durante los nueve días anteriores, le habían hecho escuchar por teléfono los gritos de desesperación de Almada mientras era torturado.
RASTREO DE ASESINOS
No aparece en ningún código legal de su país y quizás en ningún otro, pero Martín Almada fue condenado en 1974 por un tribunal militar por el delito de "terrorista intelectual". Nunca entendió el porqué: solo era un profesor universitario apegado a la verdad, sin filiación comunista alguna.Entonces no había oído hablar de la Operación Cóndor. La primera referencia se la ofreció en lengua guaraní un comisario de policía, quien fue a parar a la prisión por no haber informado sobre la actividad revolucionaria del hijo. "Estamos en manos del Cóndor", fue la advertencia secreta en el dialecto indígena.
Con la ayuda de ese militar caído en desgracia, fue poco a poco conociendo los nombres de los oficiales y de los torturadores directos, y una primera pista de dónde encontrar información en un futuro, mediante la lectura de la Revista Policial, a la cual tendría acceso años más tarde estando en París como consultor de la UNESCO, adonde viajó tras su liberación gracias a la intervención del general Omar Torrijos.
Con toda esa carga de información incorporada a su cultura personal retornó a Paraguay en 1989. Lo ocurrido después ya se sabe: una inesperada llamada le abrió caminos que hoy sigue recorriendo con su denuncia precisa y decidida, como acaba de hacer en La Habana en el encuentro internacional Contra el terrorismo, por la verdad y la justicia.
(Fuente:Rdendh).

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