Sobrevivientes reconocieron a uno de los supuestos torturadores del D2
Raúl Morales y Luis Urquiza declararon ante el Tribunal Federal. Indentificaron al ex policía del D2 Miguel Gómez, quien negó las acusaciones. Menéndez tuvo un contrapunto con un juez.
Los sobrevivientes Raúl Ernesto Morales y Luis Urquiza reconocieron hoy al ex cabo del Departamento de Informaciones (D2) de la Policía Miguel Ángel Gómez, a quien acusaron ante Tribunal Oral Federal Nº1 de haber liderado sesiones de torturas en 1976, al tiempo que el imputado negó esas acusaciones, en el segundo juicio por la represión en Córdoba. El albañil Morales, cuya causa se suma a la de Ricardo Albareda y Moyano, dijo hoy ante el presidente del tribunal, Jaime Díaz Gavier, dijo que fue secuestrado en 1976 en su casa de Santa Rosa de Calamuchita y luego trasladado a Córdoba bajo la acusación de "montonero" y "peronista". Relató que en esta Capital fue detenido en el D2, donde fue torturado, trasladado a penales hasta su liberación en 1978. Tras los tormentos sufrió graves daños en su salud, que padece hasta hoy. A su vez, también en la octava audiencia del proceso oral y público, Urquiza reconoció esta tarde a Gómez y lo acusó de haber torturado a detenidos. Cuando Díaz Gavier, le preguntó como sabía que se trataba de Gómez, el testigo respondió que lo identificó por su voz. Además dijo que mientras estuvo detenido, alcanzó a observar a otros en la misma condición, al tiempo que señaló que quien tomaba las decisiones era el temible jefe del D2, Raúl Pedro Telleldín. A su vez, "Gato" Gómez señaló que durante 1976, cuando Morales fue secuestrado y torturado, él era sólo agente, por lo que no tenía rango para ordenar ninguna acción: “Nunca vi que se torturara a nadie en el D2, nunca cometí una tortura”. Tanto Gómez como el represor Luciano Benjamín Menéndez son los únicos imputados en la causa Morales, que se suma a la de Albareda y la de "Moyano", por el secuestro y torturas sufridas por Morales (ver La Causa, en el minisitio del Juicio al D2). Si bien es testigo en esta causa, también es una de las víctimas de la "patota" del D" y aguarda el comienzo del juicio de la causa "Gontero", en la que se analiza su caso y el de otros ex policías torturados por el D2.
Contrapunto entre el represor Menéndez y el juez Díaz Gavier
Es porque la defensa pidió que "liberen" al represor de la audiencia y le permitan pasar a una sala contigua. El magistrado contestó que no lo liberaba, sino que lo "desocupaba" y hubo risas en la audiencia. --
El represor Luciano Benjamín Menéndez se quejó hoy del presidente del Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba, Jaime Díaz Gavier, porque tras una orden del magistrado la audiencia se rió y el juez no sancionó el hecho, acusaciones que el funcionario rechazó.
La intervención de Menéndez fue antes de que comenzar a declarar Raúl Ernesto Morales, un albañil de 59 años que fue secuestrado en Santa Rosa de Calamuchita el 22 de marzo de 1976 y luego torturado por la "patota" del Departamento de Informaciones (D2) de la Policía, como ya relató en una entrevista concedida a este diario.
La queja y la respuesta. El ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, acusado junto a otro militar y otros cuatro ex policías, pidió la palabra para cuestionar a Díaz Gavier porque ayer, cuando su abogado había pedido que lo "liberaran" de la audiencia y pasara a una sala contigua, el magistrado dijo que no lo liberaba sino que lo "desocupaba", lo que desató risas en el recinto. "Ayer cuando nos retirábamos de la sala, escuché que alguien nos llamaba a los imputados desocupados. Eso me causó un gran disgusto, porque además esa expresión provocó risas en alguien, pero lo que hace más grave este episodio, desde mi punto de vista, es que el señor juez Díaz Gavier no reprendió esa actitud insolente", dijo Menéndez. "Sino, en lo que yo escuché, coreó a su vez esa expresión de desocupados. Como eso me parece una falta de respeto, quiero señalar mi más firme protesta y no sé si en los trámites de este asunto podemos dejar asentadas las mismas así como las expresiones insolentes", agregó, según pudo verse por la reproducción del diálogo que hizo Canal 10 al aire. La respuesta de Díaz Gavier fue inmediata: "Creo que usted ha malintepretado la palabra. Yo digo efectivamente desocupado de sus obligaciones procesales, y puede retirarse". "Eso fue lo que dije y lo vuelvo a decir cuando usted se retira de acá, se retira porque yo resuelvo porque usted está desocupado y puede retirarse de esta sala, finalizó el magistrado, que luego volvió a utilizar el término para autorizar que Menéndez, luego de la presentación de Morales, se retirara a la sala contigua.
EL TESTIMONIO DE UNA VICTIMA DE LA TORTURA
“Destruyeron mi vida”
Dos sobrevivientes del centro clandestino que funcionó en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba acusaron ayer al imputado Miguel Angel Gómez de haber conducido las sesiones de torturas a las que fueron sometidos en 1976. Más tarde, el acusado, juzgado por el Tribunal Oral Federal Nº 1 junto a Luciano Benjamín Menéndez y otros cuatro miembros del D2, admitió que se desempeñaba en dependencias de la D2, pero negó haber participado en sesiones de torturas.
La jornada comenzó con una queja de Menéndez, que ya tiene dos condenas a prisión perpetua en el haber, hacia el presidente del tribunal, Jaime Díaz Gavier. El militar dijo que un día antes, cuando su abogado pidió que lo “liberaran” para trasladarlo a una sala contigua, el juez expresó que lo “desocupaba”, frase que “provocó risas en alguien”, dijo. “Lo que hace más grave este episodio es que el señor juez no reprendió esa actitud insolente”, renegó Menéndez. “Creo que ha malinterpretado la palabra. Yo digo efectivamente ‘desocupado’ de sus obligaciones procesales”, le respondió el magistrado, y lo autorizó a retirarse una vez más de la sala de audiencias.
Raúl Ernesto Morales expuso los problemas de salud que aún padece por las torturas que recibió en manos del grupo de tareas del D2. Querellante y testigo, Morales tenía 26 en la medianoche del 22 de marzo de 1976, cuando fue secuestrado de su casa de Santa Rosa de Calamuchita. “Yo era un humilde albañil que vivía de mi trabajo y también tenía inquietud en poder ser útil en algo dentro de la comunidad. Nunca entendí por qué destruyeron mi vida, si nunca hice nada malo”, manifestó Morales, con visibles secuelas físicas y psicológicas del terror que vivió hace treinta y tres años.
El sobreviviente agregó que estuvo diez días en el edificio del D2, donde permaneció “vendado, atado de pies y manos, golpeado severamente, atormentado en condiciones infrahumanas”, dijo. “Pensaba que me podían matar, pero también pensaba que no merecía morir así, porque era un hombre de trabajo y no le había hecho mal a nadie”, afirmó.
El testigo dijo que por estar vendado nunca pudo ver a los torturadores, aunque sí tiene presente en su mente cuando una voz le preguntó: “¿Sabés quién es el Gato Gómez?” y respondió que “no”. La misma voz le respondió: “Ahora lo vas a conocer; yo soy el Gato Gómez y todos hablan conmigo”. Miguel Angel Gómez, alias “Gato” o “Sargento”, es junto a Menéndez uno de los dos imputados por el secuestro y las torturas a Morales. El segundo testigo que reconoció al policía fue Luis Urquiza.
A su turno, el imputado Gómez señaló que durante 1976 era sólo un agente, por lo que no tenía rango suficiente para ordenar ninguna acción.
(Fuente:Rdendh-Pagina12-Lavozdelinterior).
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