1 de noviembre de 2009

EN BUSCA DE LOS RESTOS DE FEDERICO GARCÍA LORCA.

EMPIEZAN LOS TRABAJOS DE EXCAVACION EN BUSCA DE LOS RESTOS DE GARCIA LORCA
España busca al poeta fusilado
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
El sitio de la excavación en Granada se preserva con estrictas medidas de seguridad.

En medio de una gran expectación y con medidas de seguridad extremas, que van desde la continua vigilancia policial a las instalaciones hasta la firma de un contrato de confidencialidad obligatorio para todos los que participan en la operación, comenzaron ayer en Granada las labores de excavación en la zona en la que se presume que se encuentran los restos del poeta Federico García Lorca, asesinado por un comando franquista al inicio de la Guerra Civil Española. Los trabajos comenzaron pese a la decisión de la familia del poeta, que se ha negado a que se aclare si los restos del autor de Bodas de sangre descansan en esa fosa, y por expreso pedido de los familiares de otras dos víctimasdel franquismo cuyos cuerpos se presume que se encuentran en el mismo lugar.


Según los estudios previos realizados por la Junta de Andalucía, el sitio en el que se presume que se encuentran los restos de García Lorca ocupa una superficie de doscientos metros cuadrados que ha sido techada desde días atrás por una carpa bajo la cual se desarrollarán los trabajos de excavación. En el interior de la carpa se encuentran cámaras de televisión encendidas permanentemente, pero las imágenes que capten no se darán a conocer al público en bruto, sino que serán editadas evitando en todo momento que se puedan ver huesos o restos de vestimenta y otros objetos que sirvan para identificar a los cuatro cuerpos que según los análisis exploratorios previos se encuentran en el lugar.


El dispositivo de seguridad montado en torno de la carpa metálica y las medidas que se han tomado para evitar que los resultados de la investigación lleguen en bruto a la prensa tienen que ver con el pedido expreso de la familia de García Lorca que ha querido evitar lo que llaman “el circo” mediático. Los familiares del poeta aún no han clarificado ante la Consejería de Justicia andaluza si permitirán que se conozcan los resultados de los análisis una vez que terminen los trabajos, con lo cual es muy probable que dentro de dos meses, cuando las labores lleguen a su fin, se siga sin saber con certeza si los restos de García Lorca se encuentran o no en ese paraje granadino, a pocos kilómetros de la que era su casa familiar.


La presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, Maribel Brenes, explicó ayer que “no está previsto que los familiares entren al recinto, aunque estudiaremos las peticiones si las hay”. La Asociación ha sido una de las más activas a la hora de exigir que se conozca la verdad sobre el trágico final del autor de Doña Rosita la soltera y brindó desde un principio todo su apoyo a los familiares del banderillero Francisco Galadí, uno de los hombres enterrados junto al poeta granadino en el mismo paraje. En la misma fosa se presume que se encuentra también el maestro Dióscoro Galindo, cuyos familiares no han explicado si están a favor de la identificación de su cuerpo. Al igual que ocurre con los restos de Lorca, el equipo técnico que lleva a cabo la investigación sólo podrá dilucidar la identidad de los cuerpos si la familia aporta muestras de ADN, cosa que hasta el momento los familiares de García Lorca no han hecho.



Aunque sus contratos impiden que se comuniquen con la prensa, los miembros del equipo forense que participan en las excavaciones manifestaron días atrás a algunos medios de comunicación las dudas que tienen sobre las condiciones en las que se encuentran los huesos, que se presumen están entre 0,6 y 1,8 metro de profundidad, por el peso de la tierra y los años que han pasado desde los asesinatos. Una vez que concluyan las exhumaciones, los restos serán enviados al Laboratorio de Identificación Genética de Granada, donde un equipo dirigido por el forense José Antonio Lorente llevará adelante la identificación genética y antropológica.



Federico fue detenido el 16 de agosto de 1936 en casa de su amigo, el poeta Luis Rosales. La Guerra Civil había estallado un mes antes, el 18 de julio, y desoyendo los consejos de sus allegados, el escritor se dirigió a Granada, su tierra natal, que se encontraba bajo el control del bando franquista. Su padre, de nombre Federico igual que él, era un cacique progresista odiado por los terratenientes de la zona por su adhesión a la República y su crítica al caciquismo retrógrado granadino, lo que hizo suponer en un principio que el asesinato del hijo pródigo era también una venganza con tintes de disputa regional. Pero a Federico los fascistas lo odiaban por muchas más razones. Detestaban que fuera abiertamente homosexual y no podían soportar esa rara mezcla de catolicismo y anarquismo; “tradicionalista, monárquico y libertario a la vez”, como le gustaba definirse.



Nacido el 5 de junio de 1898, García Lorca era ya un autor célebre a los 38 años. Durante los últimos años de su vida había cobrado incluso fama mundial, luego de su paso por Nueva York, y gozaba un reconocimiento inaudito gracias al éxito que habían tenido entre el público obras como La casa de Bernarda Alba y Yerma, escritas durante sus últimos años. Ya desde joven se había codeado con lo más granado de la generación de su tiempo, como los poetas Rafael Alberti y Jorge Guillén, el cineasta Luis Buñuel y el pintor Salvador Dalí, con quien mantuvo una turbia y platónica relación.



Quizá fue su fama internacional, piensa su máximo biógrafo Ian Gibson, la que le dio a Lorca la confianza para acudir a Granada días después del estallido de la guerra. El franquismo no había mostrado aún su cara más criminal y la amistad que el propio Federico mantenía con personajes como José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, le impidieron sospechar que irían por él. “Esto es un horrible error”, les dijo a los hombres que siguiendo las órdenes del gobernador civil de Granada José Valdés Guzmán y del general Queipo de Llano vinieron a buscarlo ese día a casa de Luis Rosales. En la madrugada del 17 al 18 de agosto, García Lorca fue asesinado y enterrado luego en una fosa común junto al maestro Galindo y los dos banderilleros, Galadí y Arcollas. Años después, el dictador Francisco Franco defendió el crimen en un ejercicio de refinado cinismo: “Era un gran poeta –afirmó–, pero las autoridades tenían que prever cualquier reacción contra el Movimiento por elementos izquierdistas. Por eso fusilaron a los más caracterizados, y entre ellos a García Lorca”. Ian Gibson logró entrevistar para uno de sus libros a Ramón Ruiz Alonso, el matón que lo ejecutó. “Le he metido dos tiros por el culo, por maricón”, soltó apoyado en la barra de un bar sin una mínima pizca de arrepentimiento.

Dalí.
Frase de una ex presa de Devoto, escrita en un calabozo.
"dejad que las aguas corran y las estrellas salgan"

Romance de la luna, luna
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
habrían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua
el niño tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!
por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Muerte de Antoñito el Camborio
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan,
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas'
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
-Mis cuatro primos Heredias,
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
-¡Ay, Antoñito el Camborio,
digno de una Emperatriz
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
-¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil\
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.

Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín
.Otros de rubor cansado
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.

Madrigal apasionado
Quisiera estar en tus labios
para apagarme en la nieve
de tus dientes.
Quisiera estar en tu pecho
para en sangre deshacerme.
Quisiera en tu cabellera
de oro soñar para siempre.
Que tu corazón se hiciera
tumba del mío doliente.
Que tu carne sea mi carne,
que mi frente sea tu frente.
Quisiera que toda mi alma
entrara en tu cuerpo breve
y ser yo tu pensamiento
y ser yo tu blanco veste.
Para hacer que te enamores
de mí con pasión tan fuerte
que te consumas buscándome
sin que jamás ya me encuentres.
Para que vayas gritando
mi nombre hacia los ponientes,
preguntando por mí al agua,
bebiendo triste las hieles
que antes dejó en el camino
mi corazón al quererte.
Y yo mientras iré dentro
de tu cuerpo dulce y débil,
siendo yo, mujer, tú misma,
y estando en ti para siempre,
mientras tú en vano me buscas
desde Oriente a Occidente,
hasta que al fin nos quemara
la llama gris de la muerte.

La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Herido de amor
Amor, amor, que está herido,
herido,
de amor huido.
Herido,muerto de amor.
Decid a todos que ha sido
el ruiseñor.
Herido,
muerto de amor.
Bisturí de cuatro filos,
garganta rota,
y olvido.
Cógeme la mano, amor,
que vengo muy malherido,
herido,
de amor huido.
Herido,
muerto de amor.

Romance de la Guardia Civil española
A Juan Guerrero Cónsul General de la Poesía
Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capes relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento, vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.
La Virgen y San José,
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna, soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar, sin
peines para sus crenchas.
Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.
La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando atrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la sierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.
¡Oh ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.
(Fuente:Rdendh).

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