El vientre de la pobreza
lo despierta en la mañana
con hilachas de vida, con estrellas perdidas.
El ruego se arrastra en sus manos morenas
que golpean mi vergüenza,
que alimentan mi culpa.
Gorrión de la ciudad enferma
que vomitó tu destino de muerte,
quisiera que volaran tus alas pequeñas.
Alfareros de la pena
forjaron tu destino, en una cloaca de tiempo
inclemente, que castiga
cada esperanza, cada recuerdo,
cada caricia perdida.
Es una flor que se marchita
tu silenciosa imitación de la alegría,
agotemos entonces la locura del abrazo,
será apenas un mendrugo de cielo
merodeando en los cartones del frío.
lo despierta en la mañana
con hilachas de vida, con estrellas perdidas.
El ruego se arrastra en sus manos morenas
que golpean mi vergüenza,
que alimentan mi culpa.
Gorrión de la ciudad enferma
que vomitó tu destino de muerte,
quisiera que volaran tus alas pequeñas.
Alfareros de la pena
forjaron tu destino, en una cloaca de tiempo
inclemente, que castiga
cada esperanza, cada recuerdo,
cada caricia perdida.
Es una flor que se marchita
tu silenciosa imitación de la alegría,
agotemos entonces la locura del abrazo,
será apenas un mendrugo de cielo
merodeando en los cartones del frío.
(Fuente:Argenpresscultural).
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