MOVIMIENTO GUEVARISTA REVOLUCIONARIO
¿Es el PSUV el partido de la revolución socialista?
Desde el punto de vista político, se presionó de todas formas a algunos partidos y movimientos para que ingresaran al nuevo partido de gobierno (psuv), y de esta forma, reeditar un virtual nuevo pacto de punto fijo, con la existencia de solo dos grandes tendencias: la derecha tradicional capitalista, y la nueva izquierda capitalista y reformista.
En este esquema diseñado por el bloque en el poder, no cabía ninguna posibilidad para los sectores revolucionarios, y así lo hicimos saber en su momento. Pese a todo lo anterior, no fueron pocos los movimientos que decidieron ingresar al nuevo partido. Algunos lo hicieron siguiendo la táctica del entrismo, otros alegaron que no había que dejar solas a las masas en la nueva aventura y tampoco faltaron los que pretendían cambiar todo desde dentro con un llamado “apoyo crítico”.
Cada uno de estos sectores deberá hacer su propio balance después de transcurrido bastante tiempo desde aquella decisión, pero lo que ya esta bastante claro, es que el PSUV es un partido pluriclasista en su base social, pero su dirección es una dirección burguesa y que representa a este sector social. No dudamos ni por un momento de la honestidad y compromiso revolucionario de la mayoría de la base social “bolivariana”, sino hablamos de las direcciones y la burocracia partidaria que allí se desarrolla.
La lucha de tendencias al interior de dicho partido, es casi nula, ya que el sector dominante se ha asegurado el control burocrático de prácticamente todas las estructuras. Se podrá argumentar que en distintos sectores existen realidades particulares distintas, pero eso nos puede hacer confundir tratando de explicar el todo por la parte, y explicar el fenómeno global a partir de pequeñas experiencias lo que no conduce a un diagnóstico acertado de la realidad.
Hoy el PSUV, pretende darle algo de sustancia al descolorido eslogan del socialismo del siglo XXI, que no es otra cosa que el viejo y gastado capitalismo con un rostro algo más social. Esta sustancia vendría de la mano de impulsar la formación política de sus cuadros dirigentes bajo la dirección del partido comunista chino, el mismo que dirige un estado de corte burgués, donde a sus trabajadores, se les paga salarios miserables y el mismo que hoy por hoy, mantiene a flote la economía de Estados Unidos a costa del robo de la plusvalía a su clase trabajadora y en el mantenimiento de una virtual esclavitud para los sectores más explotados. Todo el supuesto “milagro chino” con su acumulación gigantesca de capital, proviene de la súper explotación de su mano de obra y de las condiciones infrahumanas en que sobreviven sectores de su población.
Hablando de justicia...
La puesta en práctica de la policía nacional, la aprobación de la ley de control de armas y explosivos, y la virtual aplicación de la ley antiterrorista que no fue promulgada, implican un endurecimiento de la represión por parte del Estado. La pregunta que se formula sola es quien será el objeto de dicha represión.
Venezuela y no es un misterio para nadie que viva en este país, tiene uno de los índices de criminalidad más altos del continente y la seguridad no solo se ha transformado en un tema que entrega dividendos políticos, sino que además se ha convertido en un excelente negocio para la burguesía. Millones y millones de dólares se invierten cada año en las empresas que brindan seguridad a un segmento de la población que esta en condiciones de pagar por dicha seguridad.
De tal forma que el mantenimiento del actual clima de inseguridad pública, favorece en primer término a la burguesía ligada al lucrativo negocio de la seguridad. Es este sector empresarial el que absorbe la mayor parte de funcionarios activos y en retiro de las policías y de la fuerza armada, y es precisamente de donde provienen la mayoría de las bandas organizadas fundamentalmente en torno al delito de secuestros y de tráfico de armas.
El sicariato en todas sus variantes, actúa de manera permanente y organizada en Venezuela desde hace varios años. No es un misterio de donde provienen principalmente los sicarios.
Todos saben que es la policía y la guardia nacional, quien maneja el tráfico de armas en los barrios y en las cárceles del país en alianza estrecha con el narcotráfico, paramilitares y sectores de la burguesía ligada a este lucrativo negocio de la seguridad.
La policía y la guardia nacional, muchas veces cumplen funciones de custodia y escolta a la burguesía tanto dentro como fuera de su horario de trabajo, y esto los pone en condición de un pequeño ejercito privado a disposición de quien pueda pagar. De allí al sicariato, hay un solo paso y eso es lo que ha sucedido en estos años.
La inseguridad y el miedo de la población, sirven como un verdadero bloque de contención social a las demandas de la población, ya que la gente observa quien pone siempre las víctimas y quienes son los victimarios. En estos años de avance de las luchas sociales, el sector campesino ha pagado caro su movilización y lucha por la tierra. Ya son más de 300 dirigentes y campesinos asesinados por mandato de los terratenientes y eso no parece tener fin. En los sectores suburbanos y urbanos industriales, han sido los trabajadores los golpeados en forma salvaje por este flagelo.
En los barrios de las grandes ciudades, las bandas de delincuentes son quienes realmente tienen el control del sector atemorizando con su accionar y paralizando en los hechos, toda vida social comunitaria.
Estas bandas son armadas fundamentalmente por la policía, y muy especialmente en Caracas, donde la PM se destaca en el tráfico de armas y venta de municiones. No existe prácticamente ningún vecino que no conozca esta situación y los grados de impunidad alcanzados por estos parásitos policiales, llenan de indignación a toda la población que sin embargo, se siente impotente para actuar al observar el poder alcanzado por estos delincuentes. La lucha contra la inseguridad, es parte integrante de la lucha de clases y uno de los terrenos donde se expresa con toda su crudeza el papel que cumplen los aparatos represivos del estado capitalista.
La alianza de la delincuencia con muchos policías, empieza a expresar el quiebre profundo que sufren las instituciones del estado capitalista y esa creciente descomposición, es señal más que evidente de la crisis general del sistema que sin embargo, aún impone sus condiciones.
Esta situación se ve avalada al comprobar que en Venezuela la impunidad es total. Aún nadie esta preso en forma efectiva por las masacres cometidas durante la cuarta república, la violencia organizada y desatada por la derecha durante el golpe de Abril, aún no se castiga y ni hablar del asesinato de líderes sindicales y campesinos.
En el terreno económico, no ocurre algo diferente. Cientos de miles de fraudes, estafas, comisiones ilegales, enriquecimiento súbito, tráfico de influencias, sobreprecios, usurpaciones y robos descarados, quedan impunes y nada se puede hacer al respecto. Se produce un ilícito, se descubre, queda el escándalo, se promete una investigación y luego ya sea por acción directa de la policía o de los tribunales, el imputado logra salir del país y burlar la necesidad de justicia de todo un pueblo.
No ocurre los mismo con más de dos mil obreros, dirigentes, estudiantes, mujeres, campesinos y pueblos originarios que se encuentran ya sea encarcelados, o con régimen de presentación en tribunales. La policía, la ley y los tribunales, al servicio de la burguesía.
En tribunales, a pesar de la llamada depuración, siguen existiendo las mafias y las bandas organizadas de delincuentes del derecho burgués, que amparados en su investidura, siguen sirviendo los intereses de una clase putrefacta y parasitaria que no tiene nada que ofrecer que no sea su pestilencia burguesa.
Así las cosas, no es ningún alivio para la población la creación de la policía nacional ni el fortalecimiento de algunos órganos de inteligencia. Creemos que a medida se agudice más la crisis del sistema, más dura será la represión especialmente para las y los trabajadores. No hace mucho el presidente amenazó con la DISIP a los trabajadores de Guayana y con militarizar el Metro de Caracas si las y los trabajadores seguían exigiendo sus derechos.
La protesta social pretende ser transformada en un ilícito y se criminaliza la movilización por distintas vías. Al decir esto, no estamos defendiendo las provocaciones de la derecha fascista. Creemos que lo que busca la derecha con ellas, es justamente servir de cortina de humo para que luego se reprima a los trabajadores con el consentimiento de una parte de la población que puede asimilar la legitima protesta de los explotados por sus derechos, con un intento desestabilizador de la derecha fascista.
¿Vamos rumbo al socialismo?
Definitivamente no. A la existencia objetiva de una base social que aspira a un cambio de sistema político-económico que se oriente al socialismo, existe una dirección claramente burguesa que buscará por todos los medios defender sus intereses de clase a costa de lo que sea y que en este momento, hace usufructo de un lenguaje seudo revolucionario para asegurar granjerías y privilegios. Esta dirección acompañada por la burocracia y en alianza abierta con los sectores empresariales de los que ya forma parte, no duda ni un minuto que tiene que impedir el socialismo y se empleará a fondo en esa empresa.
No se trata como creen algunos compañeros de cambiar a un ministro o a un equipo económico. Si fuera así, estaríamos validando con nuestra opinión que el problema es la administración del sistema y no el sistema mismo. La apuesta que se hace desde la administración del estado, no es económica, sino es una apuesta de clase que responde en un último término a una decisión política largamente madurada.
La apuesta que ya se hizo por este sector gobernante, tiene que ver con el fortalecimiento de la burguesía en contra de la fuerza de trabajo y con la proyección de ese sector burgués a nivel latinoamericano. Eso no quiere decir que esta burguesía entre en abierta contradicción con el imperialismo, solo quiere negociar desde otra posición de poder y obtener así una tajada mas grande del pastel.
La reorganización del estado y hasta cierto punto su involucramiento en el sector productivo, no nos puede segar la vista en relación que este es un estado burgués y capitalista, que tiene por misión servir las necesidades del capital y cuando el estado entra directamente a la fabrica, tiene por misión regular en favor de la burguesía el mercado de la fuerza de trabajo y enfrentar directamente a la clase trabajadora. El capitalismo de estado no tiene otra misión que gestionar la acumulación de capital para luego ser entregado al sector privado. Esa es la lamentable historia no solo de América Latina, sino de muchos países europeos entre los que se pueden señalar los que formaron parte del bloque oriental.
La independencia de clase. Una necesidad revolucionaria.
Frente a todo este panorama descrito, a la clase obrera y a los sectores explotados de la ciudad y el campo, solo les cabe mantener su independencia de clase frente al gobierno y al estado, mediante la elaboración de sus pliegos reivindicativos y sus planes de lucha por mejorar sus condiciones de vida y avanzar en la elaboración de un programa de gobierno propio que efectivamente se proponga terminar con el sistema capitalista.
Esta necesidad política de la clase trabajadora, es también la esperanza de muchos otros sectores explotados, que ven como su calidad de vida desciende mientras la burguesía se fortalece. La activación de esos sectores sociales, no se producirá si primero no observan como la clase obrera conquista su propia independencia de clase y avanza resueltamente detrás de un programa revolucionario socialista.
La revolución socialista no ha fracasado, porque esta no se ha producido aún en Venezuela y para que se produzca, hay que organizarla desde ya en todos los lugares donde se encuentre un revolucionario.
Cuando hablamos de organizar la revolución socialista, hablamos de plantearnos el problema del poder y el ejercicio del mismo por la clase trabajadora. Eso necesariamente nos lleva a desarrollar un proyecto como clase que se asiente en un programa y en un tipo de organización que no solo realice el acto revolucionario y destruya el poder de la burguesía y su estado, sino que sea capaz de iniciar la construcción práctica del socialismo y desarrollarlo. Ese poder no puede ser un partido o movimiento, tienen que ser las masas de trabajadoras y trabajadores, explotados de la ciudad y el campo, organizados en un nuevo tipo de organización social revolucionaria. Esa es la genuina expresión del poder popular y de clase que se debe de organizar desde ya.
Esa perspectiva no nos hace perder de vista los objetivos del momento y su posterior desarrollo. No basta con llamar a la organización del poder popular en forma genérica. Este poder de clase debe tener expresiones concretas en cada lugar de trabajo, en cada universidad, liceo, campo o barrio, y esa organización no cae del cielo ni será regalo del estado. Son los revolucionarios organizados quienes deben impulsar esa construcción social desde lo más simple hasta lo más complejo.
Por esa razón es que las consignas “control obrero” o “consejos de trabajadores”, nos parecen justas, pero extemporáneas. ¿Cuales obreros controlan? ¿los de A.D? ¿los del psuv? ¿A cuales consejos nos referimos? ¿cuantos de esos consejos existen? ¿esos trabajadores tienen conciencia de clase? ¿quieren el socialismo? ¿donde están esos consejos organizados y cuantos hay?
Creemos que la revolución es algo serio y planificado y no solo consignas que expresan deseos que no tienen estos que ver con la realidad. La realidad actual para los revolucionarios, es de una desventaja de carácter estratégico que tiene expresiones en lo teórico, político, organizativo, social, cultural, económico-material, militar y numérico.
Esta realidad debe ser reconocida para poder ser cambiada y nuestro trabajo en la actualidad debe expresar las necesidades objetivas que nos separan de la revolución. Creemos que los revolucionarios debemos emprender una acumulación de fuerzas de carácter histórico en todos los terrenos antes planteados y dar respuestas reales a esas necesidades.
De allí que hemos formulado desde hace ya mucho, dotar a la clase obrera de una herramienta política de gran potencia, que sea capaz de llevar el problema del poder a las grandes masas y ayudar a su organización detrás de este objetivo. Esa es para nosotros la tarea de las tareas en este momento y como tal trabajamos en esa dirección. Las tareas agitativas son parte de este trabajo, pero no son el trabajo, a pesar que a veces todos nos confundimos en esta labor.
La construcción y el desarrollo de la herramienta política, sin duda que nos coloca en la senda que creemos correcta, pues nos fortalece para plantearnos el gran objetivo. Sin organización revolucionaria no habrá revolución socialista, ya que esta no se realiza por ósmosis ni por intuición de las masas y ni siquiera porque existan sectores adelantados dentro de la clase obrera. La revolución socialista es un acto científico revolucionario que requiere de una ingeniería social y de una construcción práctica que no admite improvisaciones. Esto no quiere decir que hayan recetas preestablecidas, pero sabemos que se necesita un colectivo con herramientas teóricas, con la convicción más firme, con una gran dosis de disciplina, con un plan estratégico y con una fuerza material que permita la construcción de un nuevo imaginario social y su puesta en movimiento para llevarlo a cabo.
Es por eso que hemos planteado la unidad de los revolucionarios a partir de una serie de definiciones iniciales que nos vayan acercando hacia el objetivo. Hemos planteado la elaboración de un programa que basado en la realidad social que vive nuestro pueblo, permita dar grandes pasos hacia el desarrollo de una conciencia de clase de las trabajadoras y trabajadores.
También hemos llamado a desarrollar en todo su potencial, la lucha de ideas y de masas por el socialismo como una corriente que empiece a expresar los deseos de cambio real que existen en el país.
Hemos invitado a las demás fuerzas revolucionarias, a examinar en forma detenida la situación de Venezuela y a romper en base a esa lectura, con el reformismo capitalista que ahoga y asfixia todo progreso de las masas y hemos dirigido nuestras fuerzas a empezar a construir el poder popular como expresión concreta de lo que tiene que ser el nuevo poder de las trabajadoras, trabajadores, pobres y explotados de la ciudad y el campo, en contraposición al poder burgués expresado en el estado y sus instituciones.
Estas son a nuestro juicio, las grandes tareas de los revolucionarios que además deben abordarlas en medio de una creciente lucha de clases, que se expresará en los próximos tiempos en forma aguda sobre todo en los sectores obreros. Debemos participar de esas luchas y potenciar nuestra propuesta en el seno de las masas. Nuestro gran desafío será construir en medio de la lucha y de una creciente necesidad de pasar rápidamente a otro momento histórico en cuanto al alcance de nuestro proyecto.
Nuestros objetivos están claros y hemos sido siempre muy precisos en cuanto a ellos. Debemos seguir por la senda trazada llevando a todo el pueblo, el optimismo de que viene otro tiempo y ese tiempo que viene, es el tiempo de la revolución socialista verdadera.
Vamos con alegría y llenos de orgullo por este hermoso camino revolucionario. Nadie nos regalará nada, porque todo tiene que ser conquistado. Hoy estamos mirando aún la historia y nuestra invitación es para que empecemos a realizar nuestros sueños y seamos constructores de una nueva arquitectura social.
En esta nueva arquitectura social, el papel más importante sin duda lo cumplirá la juventud y es hacia ella que debemos orientar nuestro esfuerzo. Vamos hacia la juventud desatando todas sus energías retenidas durante este tiempo. Allí esta la cantera de donde saldrán las mujeres y hombres que cambiarán para siempre esta historia de miseria y explotación. Vamos hacia la juventud con la verdad como arma política, con claridad, sin argucias ni medias tintas que a nada conducen. Vamos a organizar la rebeldía y a transformarla en ideas y acciones revolucionarias por todo el país. Tenemos que sembrar al Che por toda Venezuela y rescatarlo de la vitrina del mercado donde lo han colocado durante estos años. Vamos a sembrar Venezuela de revolucionarios.
Vamos todas y todos, trabajadoras, trabajadores, explotados, mujeres, jóvenes, pueblos originarios, campesinos, estudiantes, pobladores, comunidades, profesionales y soldados. La revolución que queremos ya viene, y con ella la alegría de construir para nosotros y no para la burguesía.
¡¡¡Construyendo la idea y el instrumento revolucionario!!!
¡¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!!
¡¡¡O revolución socialista, o caricatura de revolución!!!
Ver también:
- Venezuela necesita una revolución de verdad (Parte I)
- Venezuela necesita una revolución de verdad (Parte II)
(Fuente:Argenpress).
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