22 de enero de 2010

CHILE

Plotinus, el filósofo griego dice que, “La Humanidad se equilibra entre los dioses y las bestias”.
Hoy ese equilibrio definido por Plotinus, podría ser entre democracia y fascismo.
El sostenía la indivisibilidad de la ontología del ser, y se refería al “UNO” (el ser) inseparable de la experiencia.
Como todo filósofo de la antigua Grecia, antecedió a muchas elaboraciones de otros pensadores que se planteaban la cuestión de quién lidera (la moral y la experiencia) y para qué se lidera, la sociedad.
Ese líder, a través del Estado, determinaría su equidistancia respecto a ese juicio tan extremo de convertirse en dios o bestia.
Los que no creen en paraísos se los crean con el culto a sus personas en la tierra, y allí emerge esa antigua necesidad de las sociedades y las naciones de tener un líder: para acercar ese paraíso.
Chile, ya tomó su decisión para equilibrarse entre los dioses y las bestias, y eligió a su líder.
Nadie quisiera haber votado por una bestia, y en 2010, los líderes convertidos en dioses circulan en instituciones especiales.
Eso sí que ojo, hasta el más capitalista quiere el Estado, y es el caso del nuevo presidente de Chile a partir de marzo.
Sebastián Piñera es un multimillonario en dólares. Dueño de empresas y accionista mayoritario en numerosas empresas. Desde las comunicaciones, el transporte, clubes deportivos, parques ecológicos, hasta clínicas privadas entran en un dossier suculento.
Sus raíces sociales se reconocen en la clase media chilena. Fue un tiempo senador y al rato se dedicó a las finanzas. No es un industrial del tipo Carlos Slim, y dicen sus enemigos que él no ha construido jamás una empresa o algo que se parezca a una industria. El es un maestro de las finanzas.
Compra bienes, capitales y empresas que mueven millones de dólares. Según su tío, Bernardino Piñera, un respetable sacerdote que estuvo en contra de la dictadura, en una entrevista el último sábado, hablaba de su sobrino como de “no estar interesado en el dinero propiamente tal”, pero “que su motivación era querer ser el primero en todo”. El dinero no era un fin en si mismo, sino un medio para hacer cosas y soñaba siempre con ser presidente.
Un trabajador empedernido de 18 horas al día, lleno de ideas, energía y de emprendimiento para hacer cosas y que las cosas funcionen.
Sus admiradores, que no son pocos en el mundo del liderazgo en Chile, piensan que si se le deja gobernar, va a colocar a Chile en una década en un estadio de desarrollo cercano al de los países europeos.
Hasta allí todo bien. El problema surge cuando se analiza el cómo fue elegido y la fuerza política que debió derrotar.
Fue elegido después de una masiva e intensa campaña mediática, para romper la continuidad de cuatro gobiernos de la coalición de centro izquierda y de paso quebrar la misma que se agrupa bajo la égida de Concertación de Partidos por la Democracia.
La campaña consistió en desacreditar lo más posible los logros de la Concertación para dar paso al concepto de cambio en todas aquellas facetas del gobierno que significaban eficiencia y probidad.
Inteligentemente, la campaña mediática no atacó el proyecto social de la Concertación, pero sí el uso de los recursos del estado y un conjunto de faltas a la probidad y de precisión en el uso de los recursos.
Una derecha muy vinculada aún a las fuerzas de la dictadura militar, dejó en el limbo el tema de los derechos humanos, y los medios que en casi un 100% están en poder de la derecha, manejaron editorialmente el tema para reducir su gravitación en el público.
La campaña se centró en desacreditar el proyecto político que sacó al país de la dictadura, pero evitando que el daño de la dictadura afectara al candidato de la derecha.
Consistió en una campaña mediática con un corte en la historia dejando las violaciones y los dolores del pasado lo más rezagado posible en el imaginario de la población. Lo que había hecho la Concertación malo o bueno era pasado, lo mismo que la dictadura.
La campaña del candidato fue elaborada por asesores estadounidenses ligados al partido republicano, según una periodista de una importante red local.
Fue montada en base a la esencia del neoconservadurismo, y los principios de Leo Strauss, el mentor de muchos de los ideólogos que ha instalado la agenda neoconservadora en EEUU. En breve. “De que el hecho (político) producido, contiene más impacto y elementos que desencadena, que los elementos que puedan gravitar por medio del análisis historicista en el hecho el presente”. (Strauss. L “¿Qué es la filosofía política”?).
El contenido, no deja de ser atractivo como método de análisis y aplicación en política, exhibiendo esa dosis de pragmatismo que se describe en la simplicidad de: “No importa el origen del ingrediente de la salchicha y como se hace, lo importante es que la coman”.
Sebastián Piñera venció con la aplicación de esa metodología en gran parte y esencialmente denostando al proyecto democratizador de la Concertación.
La Concertación no es un proyecto menor de la social democracia.
Como lo dije antes, se constituyó en el modelo de la tercera vía o de la social democracia progresista de nuevo tipo, que escogía la línea política del “entre medio o la zona del medio”, evitando la alienación que producen los extremismos, especialmente cuando el mundo después de la caída del campo socialista se volvió arrogantemente conservador.
Chile con la Concertación y considerando todos su defectos y proyectos pendientes en la estructura sociopolítica y económica, marchaba a su velocidad hacia una sociedad más igualitaria y menos excluyente.
El paso significativo de incluir en un pacto electoral parlamentario al Partido Comunista, en una alianza donde está la Democracia Cristiana que en su pathos y ethos es anticomunista, es uno de los indicadores de la dirección de progreso contra la exclusión a que estaba encaminada la Concertación.
No es desdeñable considerar que la Concertación navegaba a contra corriente, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda más fundamentalista. Su línea política del entremedio, no canalizaba el apoyo de todos los sectores, y es así que fue fácil montar una campaña anti Concertación desde la derecha y el neoconservadurismo porque las condiciones existían.
Por eso esta derrota de la Concertación es peligrosa, porque puede estar abriendo una compuerta hacia el fascismo que parecía aparentemente cerrada.
Los dirigentes de la Concertación, están empeñados en abrir su convocatoria política, para
los sectores que concuerdan mejorar el proyecto democratizador, pluralista y de mayor equidad.
Hay un recambio generacional en su dirigencia que es evidente, y sin embargo no cae en la falsa disputa generacional que ha sido también un caballito de batalla de la derecha para significar que el proyecto de la Concertación está agotado.
Por ese pasado largo y pesado de las naciones en búsqueda de un líder o un Mesías que asuma esa responsabilidad y solucione los problemas, hoy, con toda la intensa globalización en algunas áreas, donde no se ha podido funcionar en clave de globalización (o de modernizar) es en el área de la política.
A pesar de que los jefes de estado han sido definidos a veces como “mega administradores” de “naciones funcionando como empresas” en un mercado planetario, se observa un estancamiento en la política por el tema de la soberanía del estado.
Por esa soberanía en los regímenes presidencialistas en especial, a los jefes de estado llamados presidentes, se les deífica en cierta medida y tanto medios como público influenciado por esos medios, convierten a esos líderes en la “llegada del Mesías”.
Ese estancamiento también se detecta en esa necesidad imperiosa, en especial por parte de los poderes económicos, de conquistar el Estado como la presa mayor en un mundo eminentemente financiado y administrado por las corporaciones transnacionales y multinacionales.
El Estado es como un anatema que busca y mantiene soberanía en un mundo transnacional particularmente invasor. No se sabe exactamente si hoy se elige un líder por razones de Estado, o por razones comerciales o económicas.
Es la gran incógnita en Chile. No se sabe donde se ubicará en el tiempo el futuro presidente, en ese amplio arco que existe entre dioses y bestias.
Foto: Chile, Elecciones - La presidenta de la República, Michelle Bachelet, visitó al presidente electo, Sebastián Piñera. Comuna de Las Condes. / Autor: José Manuel de la Maza - Presidencia Chile
Fuente:Argenpress

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