de Salta se manejaba con “impunidad”
De Gracia declaró en el marco del juicio escrito que en el Juzgado Federal Nº 2 de esta ciudad se sigue en contra de los coroneles retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Gentil y Hugo César Espeche, quienes están acusados de privación ilegítima de la libertad y homicidio doblemente calificado por la Masacre de Palomitas, la matanza de 12 presos políticos (11 estaban en la cárcel de Villa Las Rosas y el duodécimo estaba en la provincia de Jujuy) en las cercanías de esta pequeña localidad, el 6 de julio de 1976.
El testimonio de De Gracia, también pedido por el defensor oficial ad hoc que asiste a Espeche, el abogado Bernardo Sola, sirvió para dejar en claro, una vez más, que los militares que se autoproclamaban la reserva moral de la patria, y sus acólitos, aprovechaban el poder que concentraban para rapiñar hasta en los ámbitos más impensados: en este caso, ascensos en muy corto tiempo y la obtención de campeonatos de fútbol mediante el apriete a árbitros y jugadores de equipos contrarios.
De Gracia fue jefe de la Policía de Salta entre 1979 y 1981, vino a reemplazar al teniente coronel Juan Carlos Grande (ya fallecido). Según contó, lo mandaron para normalizar a la Policía provincial, desgastada por “irregularidades”, casi todas referidas a la administración y al gobierno de la fuerza.
El militar afirmó que cuando llegó a Salta le llamó la atención la “impunidad” con la que se manejaba la cúpula, que no rendía cuentas a nadie. Además, sus integrantes habían alcanzado el grado de comisario general en muy corto tiempo, diez años cuanto mucho, mientras que otros policías que reunían los requisitos para ser promovidos, nunca habían recibido ascensos. Entre los que habían realizado “carreras meteóricas” enumeró a Guil (del que dijo que “tenía un poder absoluto”), Enrique Trovatto, “Sapo” Toranzos, Roberto Arredes, Abel Murúa. Todos ellos integraban lo que popularmente se conoció en Salta como “la patota de Guil” que está sospechada de haber cometido violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar.
En 1980 De Gracia dio de baja a estos policías; el coronel admitió que existían otras irregularidades, pero dijo que “no se podían probar”.
Añadió en este sentido la existencia de un equipo de fútbol de la Policía, el Sargento Suárez. Este equipo había ganado cuatro campeonatos: su táctica infalible consistía en detener a los árbitros y a los jugadores de los equipos contrarios. Además, los jugadores del Sargento Suárez figuraban como policías, y cobraban sueldos como tales, pero cuando De Gracia los convocó a trabajar, renunciaron. Por estos hechos se inició un sumario contra Grande, recordó De Gracia.
Sobre el fusilamiento de los presos políticos, contó que habló con Espeche cuando lo visitó en su detención y que este le contó que Mulhall le había ordenado sacar a los detenidos de la cárcel de Villa Las Rosas y entregárselos a Grande en el acceso a Salta para que fueran trasladados a Córdoba.
Hoy también declaró el coronel retirado Jorge Mainoli, amigo de la infancia de Espeche. Negó conocer la doctrina de seguridad nacional, en la que la dictadura basó la represión interna. “Yo lo que hacía era aplicar el reglamento militar”, respondió ante una pregunta de la abogada Tania Kiriaco, representante de familiares de víctimas.
Por otra parte, reconoció que un capitán, tal era el grado de Espeche en julio de 1976, podía integrar la plana mayor de un Regimiento.
De la audiencia de hoy, a cargo de la secretaria penal del Juzgado, Isabel Falú, participaron familiares de las víctimas, Nora Leonard, Cristina Cobos y Elia Fernández; Blanca Lezcano y Mirta Torres, por Familiares de Detenidos Desaparecidos; el defensor de Espeche, y los abogados querellantes: Kiriaco, representante de algunos familiares; Martín Avila, por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación; Flavia Salim, por la Secretaría de Derechos Humanos de Salta; Gabriel Sánchez y Fermín Aranda, por la Universidad Nacional de Salta. También estuvo la rectora de esta casa de estudios, Stella Bianchi.
Está previsto que la semana próxima Espeche concurra al Juzgado para ampliar su declaración indagatoria.
Por Elena Corvalan, periodista, directora de Radio Nacional Salta
El martes se reanuda el juicio
Martes 12 de Enero8:30 Isolina Ramallo
Jueves 14 de Enero
8:30 Ampliación de indagatoria de Espeche
A 35 años del asesinato de Eduardo Fronda, reclaman el juicio
Treinta y cinco años del asesinato de Eduardo Fronda, su hermano Luis Rubén urgió a la justicia federal de Salta que ponga fecha para el comienzo del juicio oral que debe determinar la responsabilidad de los dos procesados en la causa, Joaquín Guil y Juan Carlos Alzuguray.

"En Salta la justicia federal es muy lenta. Esto es así de la mano de algunos jueces como el juez Miguel Medina, que esperó que Joaquín Guil cumpla los 70 años para indagarlos", sostuvo el hermano del primer desaparecido en Salta.
"Guil debería estar en una prisión común, como Etchecolatz (el jefe de la policía bonarense también imputada en múltiples delitos de lesa humanidad).", señaló Fronda. Y lamentó que en Salta cada 24 marzo se haga un silencio político notable, "particularmente significativo en quienes en el PJ tienen la responsabilidad política de hablar". Luis Fronda convocó a la misa que por su hermano Eduardo se realizará hoy a las 20 en la iglesia de San Francisco.
Fuentedeorigen:Nuevodiariodesalta.
Masacre de Palomitas: dos testigos trataron de exculpar al principal acusado

Por Elena Corvalan (x)
Dos coroneles retirados aseguraron que el también coronel retirado Hugo César Espeche no tenía posibilidad de negarse a cumplir la orden de trasladar a los 11 presos políticos que luego fueron asesinados en la denominada Masacre de Palomitas cometida el 6 de julio de 1976 en la provincia de Salta, Argentina.
(x) Directora de Radio Nacional Salta. Editada por la Red de Noticias DH
Publicado el ( Viernes, 08 de Enero de 2010 )
COMENZO EL JUICIO A LOS RESPONSABLES DE LA MASACRE DE PALOMITAS
Tres represores en el banquillo
Los coroneles retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche son juzgados por el fusilamiento de once presos políticos del penal salteño de Villa las Rosas. Por ese crimen hay otros cinco represores con prisión preventiva.
Hugo César Espeche encabezó la comisión militar que retiró del penal a los presos posteriormente fusilados.
Por Diego Martínez
Al atardecer del 6 de julio de 1976, once presos políticos del penal salteño de Villa las Rosas fueron trasladados por oficiales del Ejército y fusilados a un costado de la Ruta 34, en un paraje conocido como Palomitas, departamento de General Güemes, a más de 30 kilómetros de la capital de Salta. El caso pasó a la historia como la Masacre de Palomitas. Esta semana, con más de un tercio de siglo de demora, la Justicia federal de Salta comenzó a juzgar por esos crímenes a los coroneles retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche. Otros cinco represores ya están procesados con prisión preventiva. Como el juicio tramita por el viejo código de procedimientos penales, los testimonios se realizan a puertas cerradas y sólo se registran por escrito.
La Red de Noticias Derechos Humanos denunció la semana pasada “la llamativa morosidad de la Justicia federal” en Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Catamarca, y destacó que a más de cinco años de la nulidad de las leyes de impunidad “los imputados siguen gozando de una siniestra impunidad”. Hasta el momento hubo un solo juicio, en Tucumán, que concluyó con las condenas de los célebres Menéndez & Bussi (el ex gobernador tucumano sigue gozando de arresto domiciliario en un country de Yerba Buena). El segundo juicio comenzó el mes pasado, en Salta. Por el secuestro y la desaparición del escribano Melitón Bustos, el Tribunal Oral Federal de Salta juzga a los militares Luis Angel Zirpolo, con arresto domiciliario en su casa de Tucumán, y Carlos Alberto Arias, en la Unidad 34 de Campo de Mayo. El proceso se reiniciará recién el 3 de febrero.
El primer juicio por la Masacre de Palomitas, que instruye el juez federal Carlos Olivera Pastor, arrancó el miércoles con el testimonio de los coroneles Joaquín Cornejo Aleman y Guillermo Zuviría. Ambos fueron ofrecidos como testigos por el defensor del imputado Espeche, quien hasta abril gozó de arresto domiciliario en Comodoro Rivadavia, donde creó la firma de seguridad Espe SRL. El privilegio concluyó cuando trascendió que se movía con absoluta libertad. Según la información difundida por H.I.J.O.S. regional Salta, ambos militares aseguraron que el entonces capitán Espeche no tenía posibilidad de negarse a cumplir con la orden de trasladar a los presos desde el penal, que le había impartido el coronel Mulhall, entonces jefe de la Guarnición Militar Salta. Cornejo Aleman, que era segundo jefe del Regimiento de Caballería de Salta, declaró bajo juramento que el día del fusilamiento estaba en Buenos Aires y que se enteró por teléfono aunque no le brindaron detalles. “De eso no se hablaba”, admitió el militar, quien reconoció que es familiar de Pablo Outes, uno de los fusilados, y que nunca habló del hecho con la familia. El coronel Zuviría, amigo personal de Espeche, explicó que como jefe de una subunidad Espeche estaba obligado a acatar la orden superior.
La causa por la masacre se reabrió en 2002. En mayo de 2003 el juez federal Miguel Medina (investigado por el Consejo de la Magistratura por la demora en la instrucción) procesó a los tres militares que seis años después juzga el subrogante Olivera Pastor. Mulhall, que llegó a ser interventor de la provincia, fue el encargado de entregarle al juez federal de facto Ricardo Lona una nota con la versión oficial de la masacre: “Una comisión del Ejército que procedía al traslado de presos subversivos hacia Córdoba fue interceptada y atacada por otros subversivos”. Gentil era el interventor de la policía y Espeche, quien encabezó la comisión militar que los retiró del penal. Según el informe de la Red de Derechos Humanos, hay otros cinco represores procesados por la masacre: Juan Carlos Alzugaray, Joaquín Guil, Luis Donato Alvarez, Andrés del Valle Soraire y el condenado Menéndez.
Las causas por delitos de lesa humanidad en el NOA proseguirán el mes próximo con un nuevo juicio a Bussi, Menéndez y otros seis imputados por crímenes en la Jefatura de Policía de Tucumán. Aún sin fecha confirmada, también se realizaría en 2010 el juicio por la desaparición del ex gobernador salteño Miguel Ragone, que también tiene entre los acusados a Menéndez, Mulhall, Gentil, Guil, y otros cuatro represores.
Fuentedeorigen:Pagina12
Fuente:Rdendh
1 comentario:
Dios quiera que se haga justicia y que este pobre inocente mi padre que esta preso por ser utilizado como chivo expiatorio quede libre y que Dios se encargue de devolverle el tiempo perdido.
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