Causa Caballero
Juicio oral – día 2
El ex fiscal Carlos Flores Leyes, un muerto sin certificado de defunción
Por Marcos Salomón
El dato surgió ayer, cuando finalizaba la lectura del requerimiento fiscal. El juicio continuará hoy, a las 8.30, en la Facultad de Ingeniería. Un imputado con un ataque de tos; otro con diabetes y un tercero con ganas de ir al baño, motivos de sendos cuartos intermedios.
Como el primer día, la jornada de ayer del juicio oral y público por la Causa Caballero transcurrió con absoluta calma y normalidad, hasta finalizar la lectura completa del requerimiento fiscal contra los doce represores imputados (dos ex militares y diez ex policías) por crímenes de lesa humanidad ocurridos en Chaco, entre 1975 y 1979.
En poco menos de tres horas, incluyendo dos cuartos intermedios, por Secretaría del Tribunal Oral Federal (TOF) se completó la lectura, que continuará hoy, a las 8.30, nuevamente en la Facultad de Ingeniería de la UNNE, pero en este caso con los requerimientos de la querella.
Del contenido del requerimiento, se desprende que los testimonios que se escucharán durante el primer juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad de Chaco serán realmente crudos, con torturas, vejaciones de las más variadas, violaciones, en definitiva, historias del horror contadas por sobrevivientes que pasaron los peores días de sus vidas durante los tormentos sufridos en la Brigada de Investigaciones (tanto cuando funcionó por Marcelo T. de Alvear como por calle Juan B. Justo) y en la alcaidía de Resistencia.
PERMISO PARA IR AL BAÑO
Cuando pasaron dos horas de la audiencia, que comenzó 8.50, el defensor oficial Juan Manuel Costilla pidió un cuarto intermedio al Tribunal (integrado por Víctor Alonso, Lucrecia Rojas Manuel Moreira), porque su defendido, Ramón Esteban Meza necesitaba ir al baño.
El café del cuarto intermedio y un mejorado y ágil acceso –salvo por el chaceo- mejoraron el humor de todos. De regreso a la sala de audiencias, Meza se durmió en parte de la lectura como algún periodista.
En tanto, el ex militar Luis Alberto Patetta, tomaba nota esporádicamente, en un cuaderno de espiral que luego guardaba en el chaleco antibalas que lo protege, y de vez en vez, se frotaba el nudillo de la mano izquierda y resoplaba.
El resto de los represores: Gabino Manader, José Francisco Rodríguez Valiente, Humberto Lucio Caballero, José Marín (alias “Cabo Sotelo”), Enzo Breard, Francisco Orlando Álvarez, Rubén Héctor Roldán, Oscar Alberto Galarza, Ramón Andrés Gandola y el ex militar José Tadeo Luis Bettolli, repitieron la misma actitud del primer día del juicio, ergo ni se inmutó.
TOS Y DIABETES
Poco tiempo antes de terminar el segundo día del juicio oral y público, Álvarez comenzó con un ataque de tos. De inmediato, su abogado, Ricardo Osuna, pidió permiso al Tribunal para que su defendido pudiera permanecer el resto de la audiencia en una sala contigua a la principal.
Trascartón, José Oscar Gómez, abogado de Galarza (el mismo que HI.J.O.S. descubrió caminando por la vereda cuando debía estar preso), pidió que se le permita a su defendido hacerse una medición del nivel de azúcar porque es diabético.
En principio, Alonso, el presidente del TOF, accedió a ambos pedidos mientras iba a continuar la lectura de la requisitoria fiscal. Justo en ese momento, el abogado querellante Mario Bosch intervino y pidió no continuar con la lectura hasta el regreso de ambos imputados para asegurar así el derecho de defensa.
Alonso, entonces, determinó que todos permanezcan en la sala hasta que Álvarez se recupere del ataque de tos y Galarza se mida el nivel de azúcar en sangre. Con ambos en la sala, todo prosiguió normalmente.
¿Y EL CERTIFICADO DE DEFUNCIÒN?
Cuando restaban no más de cinco minutos para el epílogo, surge una pregunta de Alonso a uno de los secretarios que procedía a la lectura: ¿Dónde está el certificado de defunción de Carlos Flores Leyes? El ex secretario del Juzgado Federal de Resistencia y ex fiscal federal en primera instancia falleció a finales del mes pasado.
El funcionario judicial, acusado de ser la pata judicial de la represión orquestada durante la última dictadura cívico-militar, debía ser uno de los enjuiciados en el marco de la Causa Caballero. Para llegar a este punto, uno de los testimonios clave fue el de José Luis Valenzuela, subsecretario de Derechos Humanos de Chaco.
En rigor, en Secretaría sólo consta un fax enviado y fechado en Córdoba, anunciando la muerte del ex fiscal sin que se tenga el certificado de defunción en el expediente de la causa.
Por las dudas, el fiscal Germán Weins Pinto preguntó por los certificados de defunción del ex Brigada de Investigaciones José María Cardozo y del ex SIDE Horacio Alberto Valussi. Ambos obraban en el expediente.
AL GRITO DE…
Sabiendo que mañana continuará la audiencia con la lectura del requerimiento de la querella, el TOF levantó la audiencia casi al mediodía. Consultado por la prensa, Alonso prefirió no hacer declaraciones hasta que comiencen los debates que, en principio, sería el próximo 12 de mayo y muy probablemente en la sede del Tribunal sobre calle Yrigoyen.
Como será de ahora en más, primero se retiró los tres jueces del Tribunal –más el magistrado suplente y los secretarios-, luego la Fiscalía y el público en general. Por último, salieron los represores fuertemente custodiados por el Servicio Penitenciario Federal (que concurra a la sala con armas que, visiblemente, no están cargadas), la Gendarmería (custodia dentro de Ingenierías) y la Policía Federal, a cargo de la seguridad en el perímetro de la Facultad.
Afuera, el público aguardaba con la música de Lila Ibarra y de otros artistas de Cultura por Justicia. También se escuchó una versión tana de la Marcha Peronista, en clave de tarantela. Ésta vez, los represores volvieron a sus celdas al grito de: “Asesinos, asesinos…”.
Juicio oral – día 3
Causa Caballero
“¿Vos sos Aranda…?”
Por Marcos Salomón
Con esta pregunta respondió Ramón Esteban Meza a una consulta del cronista de este diario. Uno de los hermanos Aranda fue detenido por éste ex policía, acusado de crímenes de lesa humanidad. Un federal pidió al público que no se “mire tanto” a los represores.
Con total tranquilidad finalizó ayer la tercera y última audiencia en la Facultad de Ingeniería, en el marco del juicio oral y público por la Causa Caballero, que dejó un par de “escaramuzas” legales menores durante el proceso, pero lo más fuerte se dio cuando la custodia retiró a los represores.
La audiencia comenzó poco antes de las 9, con la lectura de la requisitoria de los querellantes, representados por Mario Bosch. Como en veces anteriores, hubo primero una interrupción para que uno de los imputados pueda ir al baño y luego se realizó el habitual cuarto intermedio de las 11.
Tal como sucedió con la requisitoria fiscal, la de la querella anticipa testimonios desgarradores de ex presos políticos que sufrieron todo tipo de torturas en la Brigada de Investigación y en la alcaidía de Resistencia, entre 1975 y 1979.
De todas maneras, aún no finalizó la lectura de la requisitoria de la querella, que se retomará durante la cuarta audiencia, el próximo miércoles, a las 8.30. Ahora, el juicio por la Causa Caballero continuará en la sede del Tribunal Oral Federal sobre calle Yrigoyen (junto a Correo Argentino).
CUESTIÓN DE
ABOGADOS
Ni bien comenzó la audiencia, el abogado defensor Ricardo Osuna, que representa a Gabino Manader, José Marín (alias “Cabo Sotelo”), Francisco Orlando Álvarez y Ramón Andrés Gandola, advirtió que en esta tercera jornada del juicio se debía nombrar como codefensora a la abogada Olga Mongelós.
Sin embargo, después se retractó, ya que Osuna tenía otra audiencia pero fue suspendida, además sus defendidos no estaban dispuestos a asumir el costo económico que implicaba aceptar la representación legal de Mongelós. Por ende, el presidente del Tribunal Oral Federal (TOF), Víctor Alonso, declaró abstracta la situación que, sin embargo, continuó tras el cuarto intermedio
NO MIRAR
La lectura de la requisitoria se desarrolló sin problemas. En cada pausa de la audiencia, los ex militares Luis Alberto Patteta y José Tadeo Bettolli aprovechaban para intercambiar opiniones, mientras el primero continuaba con sus anotaciones en el cuaderno que guarda en el chaleco antibalas.
El resto de los imputados (José Francisco Rodríguez Valiente, Humberto Lucio Caballero, Enzo Breard, Rubén Héctor Roldán, Oscar Alberto Galarza, más los nombrados) continúan las instancias del juicio sin inmutarse.
En ese contexto, el público que ingresó por primera vez a la audiencia, observaba a los represores e intentaba identificarlos. Curiosos, miraban, se paraban y no disimulaban el paneo que sus ojos hacían sobre cada uno de los doce imputados.
Hasta que, imprevistamente, uno de los custodios del TOF, vestido de traje (es decir, de civil), con equipos de comunicación como los de las películas, los espetó: “No miren tanto” a los represores.
Entre sorprendidos e indignados, público y parte de la prensa tuvo un intercambio con este custodio, que resultó ser un policía federal de difícil apellido polaco: Zarnchonwscky.
Intervinieron la Fiscalía y la Secretaría, quitándole dramatismo y minimizando la situación. La justificación: “Están recelosos por la protección ordenada por el TOF”.
LO MEJOR, AL FINAL
Al regreso del cuarto intermedio, los que quedaron afuera cuando se retomó la audiencia, no pudieron ingresar por órdenes de los jueces que integran el TOF (Alonso, Lucrecia Rojas y Manuel Moreira).
Pasado el mediodía, finalizó la tercera jornada del juicio oral y público por la Causa Caballero. Entonces, llegó el momento de bajar a los imputados para regresarlos a sus celdas.
A medida que se iban retirando, el cronista de este medio iba haciendo preguntas uno a uno, sin muchas esperanzas de respuestas, pero entendiendo que el peor esfuerzo es el que no se hace.
Primera sorpresa: cuando se retiraba Meza, apoyado en su bastón y ayudado por la custodia, respondió a la requisitoria periodística sobre el juicio en su contra. Pero, la respuesta fue una pregunta: “¿Vos sos Aranda…?”. Cuando se percató de que se trataba de la prensa, siguió su camino hacia el celular del Servicio Penitenciario Federal.
De un lado, junto a una escalera, estaba la prensa (periodista y dos reporteros gráficos), por el pasillo que formaban Policía Federal y Gendarmería, pasaban los imputados, del otro lado de ese cordón de seguridad, estaban los hermanos Carlos y Julio Aranda.
Cuando Meza preguntó por Aranda, se refería a Carlos, más conocido como “El Ratón”, militante de la CTA Chaco, del sindicato municipal Protejer y empleado de la Comuna capitalina. Aranda fue detenido y torturado por Meza.
Segunda sorpresa: el último en retirarse, llevado en andas en su silla de ruedas, fue Gandola, otro que, muy distendido, respondió a la requisitoria periodística en los 30 segundos de contacto cara a cara: “Yo no sé nada…”, se limitó a decir para retirarse sonriente.
AFUERA
Afuera, como siempre, los militantes “hacían el aguante” (ex presos políticos, la agrupación H.I.J.O.S., Cultura por Justicia, piqueteros, la Comisión Provincial por los Derechos Humanos, mientras sonaba de fondo la ya clásica Todavía cantamos de Víctor Heredia.
En esta tercera jornada del histórico juicio oral y público por delitos de lesa humanidad, los represores fueron despedidos con uno de los tradicionales cánticos de organismos de derechos humanos: “Cárcel común, perpetua y efectiva; ni un genocida suelto por calles argentinas…”.
Un codefensor a la derecha
Antes de finalizar la tercera jornada del juicio oral y público por la Causa Caballero, hubo un breve intercambio entre defensa, querella, fiscalía y jueces por el nombramiento de la abogada Olga Mongelós como codefensora.
Si bien en un principio se había desestimado esta posibilidad, cuando se pasó la cuarta jornada de las audiencias para el próximo miércoles, nuevamente Ricardo Osuna planteó la imposibilidad de estar presente.
En este caso sí fue incorporada Mongelós como codefensora, luego de que sus futuros defendidos aceptaran su representación legal a viva voz. Cuando le tocó el turno a José Marín (alias “Cabo Sotelo”), salió el chiste fácil: “Figuradamente, sacó su acordeón (el mismo que tocaba mientras eran torturados los presos políticos) y dio la nota Si”.
No es la primera vez que Mongelós participa de una instancia judicial como ésta. El año pasado, fue la abogada defensora del policía Pedro Címbaro, acusado de reprimir a los “sin techo” que ocuparon las casas de un barrio en Puerto Vilelas, allá por enero de 2006.
FuentedeOrigen:DiarioDeLaRegion
Fuente:Rdendh
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