Homenaje a una lucha inquebrantable

Se inauguró la obra de la artista Marie Orenzans, dedicado a Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, secuestrada y asesinada durante la última dictadura cívico militar. Su hija aseguró que su madre marcó el camino. Los años no inmovilizan su búsqueda de justicia.
“Es inútil seguir yendo a los juzgados y a las comisarías, es inútil seguir aquí mismo (por el Vicariato de la Marina). Nos ocultan todo”, enfatizaba una mujer en los primero días de abril de 1977 mientras golpeaba la cartera contra su pierna, como para dar más energía a su discurso. “Tenemos que ir a Plaza de Mayo porque allí se produjeron a través de los años las más grandes concentraciones y los hechos políticos y sociales más significativos. Y una vez allí, cuando seamos muchas, cosa que va a ser pronto porque es increíble cómo se están llevando a la gente, debemos ganar la calle y meternos en la Casa de Gobierno para imponerle a Videla qué es lo que pretendemos. Hay que reunirse y organizar esto”, decía, con la voz encendida, frente a un grupo de madres que buscaban a sus hijos. Era Azucena Villaflor, símbolo y emblema de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. El amor por sus hijos las impulsó a la calle. Con la dignidad a cuestas, emblemáticos pañuelos blancos y un paso inquebrantable escribieron una historia de lucha.
El viernes, a 33 años de la primera marcha, se descubrió el monumento homenaje a Azucena Villaflor, que es también el homenaje a todas las Madres de la plaza. “Las raíces son femeninas”, señala la creación de la artista marplatense Marie Orenzans.
En la primera marcha eran 14 mujeres que cargaban 14 historias de angustia y dolor. No hubo ronda ni pañuelos blancos. Durante media hora hablaron de sus hijos. La esperanza de encontrarlos con vida las fortalecía. El secuestro de Azucena y otras compañeras, meses después, no las inmovilizó. Continuaron su marcha.
Durante el acto realizado en la Plazoleta de los Derechos Humanos, Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, dijo de ella que fue “símbolo y emblema de ese grupo infatigable de mujeres que lucharon por la dignidad”. Cecilia De Vincenti, hija de Villaflor, señaló que “fue una mujer que marcó un camino” y el intendente Gustavo Pulti remarcó que “es un testimonio personal que representa el esfuerzo y la obra de todas las Madres”.
Fueron distinguidos tres padres como ciudadanos ilustres: Hugo Guangiroli, que llegó a la ciudad desde Brasil, Roberto Frigerio y Julio Genoud.
Cañón fue el primer orador. Hizo una reseña de los años de la última dictadura cívico militar. Dijo que se trató de un “plan de exterminio para terminar con un grupo nacional”. Describió la clandestinidad de los hombres de borceguíes y pasamontañas, los operativos, los secuestros, los golpes, el encierro, las torturas, los interrogatorios. “Existía una Argentina de noche y una de día. Un plan clandestino y un funcionamiento aparente de las instituciones del país”, apuntó el ex fiscal de Bahía Blanca.
Señaló que hubo 30 mil desaparecidos, que se apropiaron unos 500 bebés nacidos en cautiverio de los cuales 101 lograron recuperar su identidad. “Según ese plan riguroso establecido, se pautaba cuándo se los mataba y cuándo no, de acuerdo al peso que tuvieran. Y también podía ser colocado arriba de la madre para que la corriente eléctrica circulara por el cuerpo de la madre y el hijo”, relató.
“El golpe de Estado se practica -determinó Cañón- cuando ya el objetivo militar de los supuestos enemigos estaba totalmente desactivado. La última operación militar de envergadura de la guerrilla en Argentina fue el intento de copamiento de Monte Chingolo, en diciembre del año 75. Si se hubiera continuado con el gobierno constitucional con sus más y sus menos, hasta llegar a las elecciones, no había necesidad de producir un golpe de Estado. Pero la necesidad estaba dada. Porque había un objetivo mucho más profundo: el exterminio de un sector nacional”, sostuvo el titular de la Comisión por la Memoria.
Además, dijo, estaba establecida la implementación de un plan económico que fue anunciado por el ministro de Economía de la dictadura, Martínez de Hoz. “Logró impunidad hasta ahora porque afortunadamente la Corte determinó que el indulto que le concediera Menem ha caído y será juzgado por los crímenes que ha cometido”.
MEMORIA BASTARDEADA
Cañón sostuvo que “es fundamental que tengamos la suficiente capacidad de memoria”. “Hoy -determinó- se está bastardeando el concepto de la memoria, de la verdad histórica y de la justicia, comparándolo con hechos de la realidad cotidiana que nada tiene que ver con la dictadura militar. Comparar cualquier situación de cualquier momento histórico posterior a la dictadura, es por lo menos una canallada. Es absolutamente inaceptable”, aseveró.
“Una comparación de esa clase -añadió- hace el juego a los que quieren olvidar, sepultar, darle una pátina de liviandad a la atrocidad que significó la dictadura militar”.
Luego, el ex fiscal relató el infierno de los centros clandestinos de detención y el final de muchos de los detenidos. “Se estaba tabicado, no se podía hablar, estaban en el suelo, se comunicaban a través de señales en las paredes, se colocaban como el caso que mencioné el otro día en Avellaneda un palo en el recto de este chico que apareció flotando su cadáver en la orilla del Río de la Plata, del lado uruguayo, o colocar ratas en la vagina de una mujer, o arrancar las uñas de los pies. Esto es cruel describirlo pero hay que recordarlo, porque ese el procedimiento y la metodología que usó la dictadura”, relató.
ROMPER EL SILENCIO
Cuando la dictadura se instaló, el silencio fue abrumador. Pero “algunas voces comenzaron a moverse, algunas manos comenzaron a extenderse y la dignidad comenzó a aflorar con mucha fuerza”. Aparecieron las Madres en la Plaza de Mayo, acompañadas por sus maridos. “Las querían paralizar y circularon. Circularon una ronda interminable. Esto alarmó a los dictadores que no sabían cómo doblegar a este fenómeno que estaba apareciendo. Y por eso intentaron, con la primera desaparición y secuestro de Azucena y sus compañeras, cortar de raíz este fenómeno. Pero no pudieron hacerlo”.
Pulti, a su turno, destacó la militancia de Azucena “por la dignidad y por la fuerza del testimonio, que reivindica al ser humano, a las posibilidades de las ideologías para siempre. Yo sé que este testimonio está clavado en la eternidad”.
“A los jóvenes hay que darles educación”
Durante su alocución, Cecilia De Vincenti, hija de Azucena realizó un pedido público al gobernador Daniel Scioli, quien presenció el acto. “Yo sé que hay mucha gente que está pidiendo constantemente que los jóvenes sean puestos en prisiones desde más jóvenes. Me causa un dolor muy grande pensar que mi hermano y los jóvenes pelearon por un país mejor y más justo, para que haya educación y que hoy todavía hay gente en este país que sigue pidiendo que los jóvenes vayan presos. En realidad hay que darles educación”, sostuvo la mujer que despertó los aplausos de los presentes.
“Cuando tengamos saldado el tema de la educación podemos pensar en cárceles mejores y ver qué pasa con estos jóvenes. Hasta que no esté saldado el tema de la educación, no podemos pedir que vayan presos”, remarcó.
Cecilia se mostró emocionada por el recuerdo de su mamá. Recordó cómo se unieron las Madres, la infiltración de Astiz entre ellas y el secuestro de Azucena. “Para mí es una pérdida entrañable, mis hijos no tuvieron abuela y yo a partir de los 16 años me crié sin madre. Pero también sé que para la sociedad fue una mujer que marcó un camino”, señaló orgullosa.
Por Belén Cano

Se inauguró la obra de la artista Marie Orenzans, dedicado a Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, secuestrada y asesinada durante la última dictadura cívico militar. Su hija aseguró que su madre marcó el camino. Los años no inmovilizan su búsqueda de justicia.
“Es inútil seguir yendo a los juzgados y a las comisarías, es inútil seguir aquí mismo (por el Vicariato de la Marina). Nos ocultan todo”, enfatizaba una mujer en los primero días de abril de 1977 mientras golpeaba la cartera contra su pierna, como para dar más energía a su discurso. “Tenemos que ir a Plaza de Mayo porque allí se produjeron a través de los años las más grandes concentraciones y los hechos políticos y sociales más significativos. Y una vez allí, cuando seamos muchas, cosa que va a ser pronto porque es increíble cómo se están llevando a la gente, debemos ganar la calle y meternos en la Casa de Gobierno para imponerle a Videla qué es lo que pretendemos. Hay que reunirse y organizar esto”, decía, con la voz encendida, frente a un grupo de madres que buscaban a sus hijos. Era Azucena Villaflor, símbolo y emblema de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. El amor por sus hijos las impulsó a la calle. Con la dignidad a cuestas, emblemáticos pañuelos blancos y un paso inquebrantable escribieron una historia de lucha.
El viernes, a 33 años de la primera marcha, se descubrió el monumento homenaje a Azucena Villaflor, que es también el homenaje a todas las Madres de la plaza. “Las raíces son femeninas”, señala la creación de la artista marplatense Marie Orenzans.
En la primera marcha eran 14 mujeres que cargaban 14 historias de angustia y dolor. No hubo ronda ni pañuelos blancos. Durante media hora hablaron de sus hijos. La esperanza de encontrarlos con vida las fortalecía. El secuestro de Azucena y otras compañeras, meses después, no las inmovilizó. Continuaron su marcha.
Durante el acto realizado en la Plazoleta de los Derechos Humanos, Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, dijo de ella que fue “símbolo y emblema de ese grupo infatigable de mujeres que lucharon por la dignidad”. Cecilia De Vincenti, hija de Villaflor, señaló que “fue una mujer que marcó un camino” y el intendente Gustavo Pulti remarcó que “es un testimonio personal que representa el esfuerzo y la obra de todas las Madres”.
Fueron distinguidos tres padres como ciudadanos ilustres: Hugo Guangiroli, que llegó a la ciudad desde Brasil, Roberto Frigerio y Julio Genoud.
Cañón fue el primer orador. Hizo una reseña de los años de la última dictadura cívico militar. Dijo que se trató de un “plan de exterminio para terminar con un grupo nacional”. Describió la clandestinidad de los hombres de borceguíes y pasamontañas, los operativos, los secuestros, los golpes, el encierro, las torturas, los interrogatorios. “Existía una Argentina de noche y una de día. Un plan clandestino y un funcionamiento aparente de las instituciones del país”, apuntó el ex fiscal de Bahía Blanca.
Señaló que hubo 30 mil desaparecidos, que se apropiaron unos 500 bebés nacidos en cautiverio de los cuales 101 lograron recuperar su identidad. “Según ese plan riguroso establecido, se pautaba cuándo se los mataba y cuándo no, de acuerdo al peso que tuvieran. Y también podía ser colocado arriba de la madre para que la corriente eléctrica circulara por el cuerpo de la madre y el hijo”, relató.
“El golpe de Estado se practica -determinó Cañón- cuando ya el objetivo militar de los supuestos enemigos estaba totalmente desactivado. La última operación militar de envergadura de la guerrilla en Argentina fue el intento de copamiento de Monte Chingolo, en diciembre del año 75. Si se hubiera continuado con el gobierno constitucional con sus más y sus menos, hasta llegar a las elecciones, no había necesidad de producir un golpe de Estado. Pero la necesidad estaba dada. Porque había un objetivo mucho más profundo: el exterminio de un sector nacional”, sostuvo el titular de la Comisión por la Memoria.
Además, dijo, estaba establecida la implementación de un plan económico que fue anunciado por el ministro de Economía de la dictadura, Martínez de Hoz. “Logró impunidad hasta ahora porque afortunadamente la Corte determinó que el indulto que le concediera Menem ha caído y será juzgado por los crímenes que ha cometido”.
MEMORIA BASTARDEADA
Cañón sostuvo que “es fundamental que tengamos la suficiente capacidad de memoria”. “Hoy -determinó- se está bastardeando el concepto de la memoria, de la verdad histórica y de la justicia, comparándolo con hechos de la realidad cotidiana que nada tiene que ver con la dictadura militar. Comparar cualquier situación de cualquier momento histórico posterior a la dictadura, es por lo menos una canallada. Es absolutamente inaceptable”, aseveró.
“Una comparación de esa clase -añadió- hace el juego a los que quieren olvidar, sepultar, darle una pátina de liviandad a la atrocidad que significó la dictadura militar”.
Luego, el ex fiscal relató el infierno de los centros clandestinos de detención y el final de muchos de los detenidos. “Se estaba tabicado, no se podía hablar, estaban en el suelo, se comunicaban a través de señales en las paredes, se colocaban como el caso que mencioné el otro día en Avellaneda un palo en el recto de este chico que apareció flotando su cadáver en la orilla del Río de la Plata, del lado uruguayo, o colocar ratas en la vagina de una mujer, o arrancar las uñas de los pies. Esto es cruel describirlo pero hay que recordarlo, porque ese el procedimiento y la metodología que usó la dictadura”, relató.
ROMPER EL SILENCIO
Cuando la dictadura se instaló, el silencio fue abrumador. Pero “algunas voces comenzaron a moverse, algunas manos comenzaron a extenderse y la dignidad comenzó a aflorar con mucha fuerza”. Aparecieron las Madres en la Plaza de Mayo, acompañadas por sus maridos. “Las querían paralizar y circularon. Circularon una ronda interminable. Esto alarmó a los dictadores que no sabían cómo doblegar a este fenómeno que estaba apareciendo. Y por eso intentaron, con la primera desaparición y secuestro de Azucena y sus compañeras, cortar de raíz este fenómeno. Pero no pudieron hacerlo”.
Pulti, a su turno, destacó la militancia de Azucena “por la dignidad y por la fuerza del testimonio, que reivindica al ser humano, a las posibilidades de las ideologías para siempre. Yo sé que este testimonio está clavado en la eternidad”.
“A los jóvenes hay que darles educación”
Durante su alocución, Cecilia De Vincenti, hija de Azucena realizó un pedido público al gobernador Daniel Scioli, quien presenció el acto. “Yo sé que hay mucha gente que está pidiendo constantemente que los jóvenes sean puestos en prisiones desde más jóvenes. Me causa un dolor muy grande pensar que mi hermano y los jóvenes pelearon por un país mejor y más justo, para que haya educación y que hoy todavía hay gente en este país que sigue pidiendo que los jóvenes vayan presos. En realidad hay que darles educación”, sostuvo la mujer que despertó los aplausos de los presentes.
“Cuando tengamos saldado el tema de la educación podemos pensar en cárceles mejores y ver qué pasa con estos jóvenes. Hasta que no esté saldado el tema de la educación, no podemos pedir que vayan presos”, remarcó.
Cecilia se mostró emocionada por el recuerdo de su mamá. Recordó cómo se unieron las Madres, la infiltración de Astiz entre ellas y el secuestro de Azucena. “Para mí es una pérdida entrañable, mis hijos no tuvieron abuela y yo a partir de los 16 años me crié sin madre. Pero también sé que para la sociedad fue una mujer que marcó un camino”, señaló orgullosa.
Por Belén Cano
Fuente:AeppCdba.
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