Indican que la golpiza previa al traslado de las víctimas fue “criminal”
Para ex presos políticos, “la Masacre de Margarita Belén había comenzado en la Alcaidía”
Los imputados Alberto Luis Patetta (izquierda), Jorge Carnero Sabol (medio) y Horacio Losito (derecha) antes que comience la audiencia, toman un café.Quienes pasaron este martes por el Tribunal Oral Federal Criminal en carácter de testigos recrearon las últimas horas de las víctimas de la llamada “Masacre de Margarita Belén” en las que habrían recibido una sesión de tortura que “duró entre 4 y 5 horas y fue sin parar”.
“Los castigos fueron tremendos. Hasta hoy recuerdo los sonidos de los cuerpos sonando como tambores y los gemidos. Era imposible salir vivo de eso”, recordó el ex detenido político Hugo Ramón Barúa. En tanto, Ramón Eduardo Luque, detenido cuando realizaba el servicio militar en 1976, relató que las condiciones de arresto en la Alcaidía “antes que la recuperación de un preso, buscaba aniquilarlos”.
El salto temporal entre el hecho que hoy se investiga, Masacre de Margarita Belén, y el proceso de enjuiciamiento en marcha para determinar veracidad de los delitos y sus responsables, tiene sus consecuencias lógicas y una de ellas tiene que ver con la supervivencia de quienes fueron testigos de aquel episodio.
Este martes, esto se comprobó con la notificación de cuatro personas fallecidas cuyos testimonios habían sido solicitado por las partes. Conformado el Tribunal, 9.15, comenzó la nueva audiencia por la Causa Margarita Belén que salpica a 8 ex militares y un ex policía por “homicidio” y “desaparición forzada de personas” de unos 22 presos políticos en la madrugada del 13 de diciembre de 1976 cuando eran trasladados de la Alcaidía hacia la provincia de Formosa.
La versión oficial indica un supuesto fusilamiento en intento de fuga.
Así, el primer testigo de la jornada fue Hugo Ramón Barúa. Hoy con 56 años de edad, este empleado se encargó de reproducir sus recuerdos de cuando fue un preso político y compartió el lugar de detención, en ese entonces Alcaidía, con los que resultaron ser víctimas de episodio en cuestión. Sintéticamente, Barúa acentuó la versión de muchos otros presos de la época en que el día anterior al “traslado” fue atípico.
“Yo fui testigo de la masacre”, comenzó diciendo aunque de lo que pudo dar fue, por su registro sonoro, fue de la sesión de tortura que antecedió al momento en que los 22 detenidos fueran llevados del penal. “Después de la cena comenzaron los castigos; fue tremendo.
Hasta hoy recuerdo los sonidos. Calculo que fueron unas 5 horas sin parar lo que duró la golpiza”, manifestó. “Se escuchaban los cuerpos sonar como tambores y los gemidos; era constante el golpeteo. Era imposible salir con vida de eso.
La masacre de Margarita Belén ya había comenzado en la Alcaidía. Yo siempre digo que para mi fusilaron a unas morcillas”, dijo en sentido figurado por como se imagina que habrán quedado los cuerpos de los detenidos tras la extensa y feroz golpiza que dijo escuchar desde su celda. “
Nunca entendí por qué si la orden de fusilarnos ya estaba dada, hubo ese ensañamiento con ellos. No entiendo la saña y el sadismo. Además, nunca hubo intención de ocultar lo que pasó. Después del 13, los mismos guardias que pasaban, para amedrentarnos, nos decían que nos portemos bien y nos mantengamos tranquilos o íbamos a terminar como nuestros compañeros”, recordó Barúa. GOLPIZA INFERNAL
Al cabo de 40 minutos de declaración, le llegó el turno a otro ex detenido político durante la última dictadura militar.
Ramón Eduardo Toledo, quien con 55 años, rememoró cuando estando cumpliendo con el servicio militar en junio del 76 fue arrestado y alojado en la Brigada de Investigaciones y luego en la Alcaidía hasta el 80 que lo llevaron a la provincia de Córdoba y devuelto al Chaco para que finalmente en el 82 saliera en libertad completamente.
El testigo coincidió plenamente con otros ex presos políticos sobre las malas condiciones de detención a las que eran sometidos. “Se vivía una situación de aniquilamiento antes que de recuperación”, sentenció para recordar que el 12 de diciembre fue “un día inusual. “Después de la cena se desató una golpiza infernal y dura.
Fue desmedida, casi criminal. y fue larguísima, entre 4 y 5 horas duró”, indicó.
Fuente:DiarioChaco.
Masacre de Margarita Belén-Día 19
Hugo Barúa: “Fusilaron a morcillas humanas”
Así lo afirmó el ex preso político. El enfermero de la policía Blas Verón contó que vio una decena de cadáveres en el Regimiento de la Liguria, durante las pericias médicas. Hoy declaran Luis Albano Rossi, Antonio Zárate y Ricardo Vassel.
Hugo Barúa. Caricatura: Alejandro GallardoTras el fin de semana largo, la reanudación del juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén avanzó expeditivamente; por cuanto del listado original de ocho testigos, sólo se presentaron tres a declarar.
La audiencia comenzó con los testimonios de lo “Ramones”: Ramón Barúa y Ramón Luque, ambos detenidos por razones políticas en la Alcaidía. Y el enfermero policial Blas Verón dio el cierre con una titubeante declaración, en la que contó lo que vio en un galpón del Regimiento de la Liguria: diez cuerpos en hilera sobre el piso, cada uno con entre cuatro y cinco tiros cruzándoles el pecho.
En el banquillo de acusados, los nueve imputados, un comisario y ocho militares, escucharon atentamente los testimonios en la fecha en que se cumplen 160 años de la muerte de José de San Martín, prócer libertador del cono sur que una vez dijo: “La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene (…) La Patria no es abrigadora de crímenes."
Comenzó en la Alcaidía.
Barúa, presidente de la “Asociación de ex detenidos políticos durante la última dictadura cívico militar Padre Brisaboa”, habló tranquilo y con claridad y hasta se permitió la osadía de “mojarles la oreja” a los nueve imputados que lo escuchaban: “Que me disculpen los cerdos, pero esta piara de Lavalles nunca va a tener la altura ni la dignidad de los Dorregos que torturaron e hicieron desaparecer”, ironizó. Contundente, afirmó: “La masacre comenzó en la Alcaidía, fusilaron morcillas humanas, porque no se puede aguantar tanto castigo”.
La noche del 12 de diciembre de 1976, el testigo vio a Octavio Ayala, jefe de la guardia más dura de la alcaidía, junto con los oficiales “Mono” Monzón y Juan Ramón Rodríguez Valiente, que comenzaban a llamar o mandar a buscar a detenidos cuyos nombres leían de una planilla.
Las luces de las celdas fueron apagadas en su totalidad y solo permanecieron encendidas las del pasillo del pabellón donde los presos tenían prohibido mirar. “A eso de las 9 de la noche comienza a escucharse el castigo”, contó Barúa, acompañado desde el público por toda su familia.
“Fue tremendo. Con los presos sociales calculábamos que habrán sido como cinco horas castigo sin parar”, precisó.
Al finalizar, Barúa recordó un dialogo del oficial Vitorrello, de la guardia de la alcaidía
-“¿Viste lo qué pasó?”, preguntó a otro oficial.
-“Al ‘Corto’ lo cortaron”, respondió sin esperar que su interlocutor diera una respuesta.
El “Corto” era Reynald Zapata Soñez, militante oriundo de Entre Ríos asesinado en la Masacre junto con su compañera Emma Beatriz Cabral.
Cadáveres en La Liguria.
Después de los testimonios de Barúa y Luque le llegó el turno al enfermero de la policía (jubilado) convocado por la defensa. Verón declaró cerca del medio día en una sala de audiencia semivacía y por momentos se lo vio titubeante, sobre todo al describir el estado y la cantidad de los cadáveres a los que se les practicó una serie de exámenes médicos, no una autopsia, como se encargó de resaltar la jueza y presidenta del Tribunal Oral Federal, Gladys Yunes.
Presenció cómo el médico de guardia, “el doctor Saénz”, examinó un grupo de cadáveres del “enfrentamiento”, a pedido del Ejército. “Me fue a buscar en dos ocasiones el mismo día, siempre por la mañana antes del almuerzo. La primera vez vi 4 ó 5 cuerpos, y la segunda otros 4 ó 5”, contó Verón, a quién los militares que estaban todos de fajina y presentes en esa oportunidad - no recordó sus nombres - impidieron acercarse o tocar los cuerpos.
“Pudo haber estado el doctor Grillo presente”, concedió.
Los cadáveres estaban en hilera sobre el piso, vestidos, con heridas en el pecho, cuatro o cinco por cadáver. “Todos los que recuerdo eran masculinos, no vi orificios de salida, y algunas heridas pudieron ser por la espalda”, indicó el enfermero.
En ocasiones similares, al momento de constatar un “occiso”, Verón participaba en el trámite administrativo de “registración” de las pericias. Sin embargo, en esta ocasión, él no hizo nada de eso, ni le consta que otro enfermero lo haya hecho. El enfermero Rodolfo Gómez trabajaba con él, pero cree haber sido el único enfermero que acompañó al doctor Sáenz.
La fuga imposible.
Ramón Luque, detenido en junio de 1976, mientras hacia el servicio militar, después de pasar tres meses en la Brigada de Investigaciones, es trasladado a la alcaidía, “Más que recuperar detenidos era una situación de aniquilamiento”, recordó. Nunca antes había declarado, en la sala seguían sus palabras su familia y los hermanos Camilo, Lucas y Alejandro Segovia, hijos del inolvidable Zitto.
“El 12 fue un día inusual, después de la cena comienza una golpiza infernal. Se escuchan gritos, órdenes y contraórdenes. Después se escuchan ruidos de motores Diesel, característicos del Ejército”, añadió.
Refirió que por lo que pudo escuchar, los militares se concentraron en el comedor, donde sucedió el apaleamiento, y negó cualquier posibilidad de una fuga “por la cantidad y la duración de los golpes”.
Cuando terminaba su declaración contó el caso de un empleado de Vialidad Provincial de apellido Domínguez, que le dijo haber presenciado la Masacre mientras se encontraba cazando cerca de un riacho que atraviesa la zona.
Dos veces rescató la figura de Zitto Segovia: “Él lo guardó a Luis Franzen en algún lugar de Villa Libertad y mostró solidaridad en un momento en el que nadie lo hacía” relató.
Informe: Gonzalo Torres
Edición: Marcos Salomón
Fuente:ChacoDiaPorDia
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