17 de agosto de 2010

LA PAMPA: Investigan nuevo caso de secuestro, torturas y abuso sexual - La complicidad del Obispo Arana‏

La fiscal federal Marta Odasso confirmó a El Diario que a partir del testimonio de Stella Maris Barrios en el juicio oral y público, decidió impulsar un expediente para esclarecer el hecho y buscar responsables.
El testimonio que durante la semana prestó Stella Maris Barrios ante la Justicia, donde describió el modo en que la secuestraron y la abusaron sexualmente mientras estaba esposada y encapuchada, sirvió para el inicio de una nueva investigación en la Justicia Federal de primera instancia de Santa Rosa.
La fiscal Odasso confirmó que impulsará la acción penal para esclarecer el hecho.
Barrios no figuraba entre las víctimas de la causa que ahora se ventila en el juicio oral y público. Declaró como testigo, ya que es hija de la víctima Nery Truchi de Sanders. Y se despachó con un escalofriante relato sobre lo que a ella misma le tocó vivir: lo contó por primera vez.
A Barrios la secuestraron en General Pico cuando era estudiante universitaria, en abril del ‘76. Le dijeron que quedaba detenida, le colocaron las esposas y le vendaron los ojos. Quedó sola en una habitación hasta que aparecieron unos policías. La subieron a un auto y “me sacaron a dar vueltas” mientras hacían comentarios para asustarla. En un momento pidió ir al baño. Frenaron. Le bajaron los pantalones para que orine. “Les pedí que me los suban porque yo no me podía vestir. Me pegaron una trompada en la cara diciéndome que los provocaba”, recordó acongojada.
“Luego empezó el manoseo, el aprovecharse... Prefiero no contar los detalles... Hasta que uno pidió que frenaran. ‘Estos son todo amor y paz y mirá como lloran’, dijo. Yo estaba muy triste, dolida y abusada. Nunca lo había contado, me daba miedo y vergüenza. Pensaba que la gente iba a decir: ‘algo habrá hecho’. Hoy lo cuento por mi mamá. Con 75 años, vino y denunció. Yo la tengo que acompañar. Lo tuve guardado mucho tiempo y ahora lo cuento”, explicó.
La fiscal Odasso aclaró: “Voy a tratar, en cuanto sea posible, de no molestarla más a ella (la víctima). Le pediré al Tribunal Oral, que tiene la declaración, una copia y la desgrabación, que es oficial. Y pediré una serie de otras pruebas. Por ahora no se sabe quiénes quiénes hicieron el traslado; en última instancia, si se necesita la llamaremos pero en lo posible trataremos de no molestarla”.

Preguntas

¿Qué verdad buscaban los represores cuando violaban a una mujer, una chica, una estudiante de 20 años, con las manos esposadas y los ojos vendados?¿Qué valores defendían? ¿La Patria, el hogar o la familia? ¿Cómo pueden justificar lo que hicieron ante sus hijos, sus mujeres, sus padres?
¿A eso llamaban luchar contra la subversión? ¿No les alcanzó con golpear? ¿Ni siquiera se saciaron con lastimar, quemar la piel de sus víctimas, ultrajar con la picana eléctrica? ¿Qué límites de la miserabilidad humana fueron capaces de traspasar?
¿Por qué se escondían en las sombras si no estaban perpetrando algo horrible? ¿Por qué necesitaron el alcohol para empujarse a la tortura? ¿Quién puede defenderlos? ¿Ni los códigos de los delincuentes, que no perdonan el abuso, quisieron respetar?
¿Por qué no tienen la valentía del arrepentimiento, de asumir sus culpas? ¿Por qué no cuentan? ¿Por qué no hablan? ¿Por qué niegan lo evidente? ¿Por qué bajaron las cabezas en el juicio después de las miradas desafiantes del primer día?
¿La complicidad de muchos liberó los frenos de sus perversiones? ¿Cual era el plan? ¿Hizo falta este juicio para que les creyéramos a las víctimas?
¿Cómo llegaron a tanto? ¿Cómo los dejamos?

Subzona 14: el obispo Arana, una llave que abría y cerraba celdas

El ex obispo de La Pampa Adolfo Arana fue una llave que abría y cerraba las celdas, y en algunos casos la sala de torturas de las víctimas de la Subzona 14. La importancia del papel de Arana surge de los testimonios de más de media docena de víctimas, cuyos familiares peregrinaban por el Obispado de Santa Rosa. En algunos casos, Arana dio la espalda, por lo que la cárcel y la tortura siguieron, y en otros, las víctimas tuvieron alivio.
Pero no fue el único cura mencionado como vinculado estrechamente a los represores. Otra víctima dijo que el cura Alberto Espinal literalmente la interrogaba en las confesiones.
El ex diputado provincial y ex secretario de la JP Hermes Accátoli (ex funcionario del gobierno de Marín en los ’90), secuestrado y torturado después del golpe militar, hizo dos referencias a la vinculación de la Iglesia con la Subzona 14.
Accátoli relató que un día, luego de varias semanas detenido e incomunicado, lo sacaron de la Colonia Penal de Santa Rosa para llevarlo a General Pico. Pensaba que era por una mala noticia: “Pensé que se había muerto mi padre, que era diabético, o que me querían sacar fotos con algunas armas, que era lo que buscaban en los interrogatorios”, dijo Accátoli.
Pero al llegar a la Comisaría Primera de Pico, la única que existía en esa ciudad, le dijeron que lo llevarían al hospital a ver a su padre. Este era un diabético crónico que atravesaba una crisis de su enfermedad, estaba cerca de un coma diabético.
Fue el propio ex funcionario marinista y ex diputado provincial quien dijo que su esposa le fue a pedir al obispo Adolfo Arana. Fue una gestión muy especial: los detenidos en la U-4 eran presos políticos y tenían un régimen especial. No sólo no tuvieron visitas en los primeros días, sino que no tuvieron acusación. La salida de Accátoli incluyó un encuentro con familiares, durante la visita a su padre, en el hospital Centeno. “Fue una gestión humanitaria”, dijo durante su declaración en el juicio por la Subzona 14.
Confesor de los militaresOtra de las víctimas que mencionaron al obispo Arana fue el ex periodista Nelson Nicoletti, ex director del diario La Capital y ex secretario general del Sindicato de Prensa. Aseguró que “los oficiales se confesaban con Arana y él les decía que estaba bien lo que hacían”.También cuestionó al obispo emérito Jorge Mayer, además de a Adolfo Arana. “Mayer en la carta dijo que iba los domingos a comunión y Arana, que me confesaba alguna vez...”, expresó.Nicoletti -ex seminarista- dijo que la Iglesia Católica fue “cómplice’” de la dictadura militar y las torturas. Confesor interrogador Ana María Martínez -otra de las víctimas que declararon, ex novia del historiador Hugo Chumbita- fue secuestrada en diciembre de 1975 junto al pampeano a quien conoció en el Instituto de Estudios Regionales. Estaba separada y tenía un hijo.Al enterarse de que los buscaba la Policía, se fueron a Capital Federal junto con Chumbita y el amigo que alquilaba el departamento. Allí fueron detenidos por un grupo de policías de civil en diciembre del ’75. “Nos mataron a patadas. Nos torturaron con agua en una mesada”, recordó su detención. También le aplicaron picana eléctrica.Antes de fin de año, los trasladaron a los tres a Santa Rosa. Martínez llegó inconsciente. “Estuve en la comisaría, me llevaron al hospital con un militar con una metralleta de custodia. Estaba embarazada, me transfundieron y perdí el bebé”, contó. Martínez volvió a la comisaría, pero no podía ni caminar. Llegó a pesar sólo 40 kilos. En la Primera, no la interrogaron policías ni la torturaron. “Si lo hacían, me moría”, dijo. En cambio, reveló que sí la interrogó en forma reiterada un sacerdote católico. “Cuando yo estaba así me iba a ver un cura que se llamaba (Alberto) Espinal y lo único que hacía era preguntarme si era montonera, si sabía las cosas que hacía Chumbita. También rezábamos, pero la intención era otra”, contó.La mujer reconoció a ese cura “alto y muy delgado” cuando vio la tapa del libro “Informe 14”, de los periodistas Norberto Asquini y Pinky Pumilla. Dijo que en la fotografía está al lado de Baraldini y del ex obispo Adolfo Arana. Se trata del capellán del Ejército Alberto Espinal.

El Juicio a los Represores - Carniceros humanos
El Proceso de Reorganización Nacional instrumentó su aparato represivo desde la ilegalidad, porque "el 24 de marzo de 1976 desembarcó [...] una banda de carniceros humanos que [...] perpetró una de las masacres masivas más escalofriantes del siglo XX", señala el periodista Eduardo Aliverti; y que llegó a su mayor escala de terror con la figura del "desaparecido". En la década del auge neoliberal y de las privatizaciones del gobierno menemista la figura emblemática fue la del "excluido". Eran aquellos pobres que no tenían trabajo, obra social, jubilación, nada de nada; el Estado los había abandonado. Biolcati se preocupa de la pobreza estructural que ellos mismos generaron y todavía subsiste, es innegable; así como Magnetto no tuvo vergüenza para especular con el dinero de los jubilados cuando les vendió a las AFJP las acciones de Clarín sobrevaluadas. El establishment que se preocupan hoy por la "plata" de los jubilados no denunció la estafa que sufrió esa "caja" cuando las usufructuaba el CEO de Clarín: 540 millones de pesos. Esa cifra habría que inscribirla en todas las sucursales de la Anses para que el pueblo argentino sepa cuánto le robaron a los jubilados en nombre del libre mercado.Todo se anuda si hacemos memoria; la Junta de la Dictadura no operaba sola, coexistían responsables políticos, como José Alfredo Martínez de Hoz, que dirigían y tomaban decisiones. También se sumaron desde la sociedad civil los sectores liberales y otros cuadros del campo político (hubo 310 intendentes radicales, 169 justicialistas, 109 demócratas progresistas, 94 del MID, entre otros), y la derecha se convertía en el principal movimiento hegemónico, enraizados en las clases altas de la sociedad y vinculados con sectores "tradicionales" (iglesia, empresariado, partidos políticos), pues veían en los movimientos populares una crucial amenaza a sus intereses de poder y económicos. Harían (o hicieron) cualquier cosa con tal de liberarse de esa tendencia política; y ya conocemos los resultados.
Acaso no está ocurriendo lo mismo con la demonización de este gobierno popular y nacional, cuando algunos dirigentes reciclados en democracia persisten con la diatriba "reconciliadora" de ciertos sectores políticos y eclesiásticos, por eso atacan y rechazan el proyecto en marcha que se consustancia con gobiernos como los de Lula, Chávez, Evo Morales, Mujica, o Correa?Muchos de los testigos y las víctimas de la represión participaban en política, en actividades sociales y culturales en la década del '70. Querían cambiar el país y por eso el brazo implacable de la dictadura y de los sectores concentrados de la economía cayó sobre cada uno de ellos.
Hablar del Juicio a los represores sin analizar las causas de por qué hubo secuestros, torturas, asesinatos, desapariciones, apropiaciones de bebés, es insustancial; los militares y la policía fueron los que hicieron el trabajo sucio y, a su vez, los garantes armados del plan económico (instrumentado por un civil) que finalmente se aplicó y cuyas consecuencias (deuda externa, desindustrialización, pérdida de conquistas laborales y sociales etc.) aún padecemos. La misma disputa prosigue hoy en día entre los dueños del capital, con sus políticos subordinados, y un pueblo que quiere vivir en un país inclusivo y más igualitario. Está pendiente el destino que nos reúna con nuestra verdadera historia, con la de la Patria Grande, que nos libere de la dependencia; y justamente no es la contada ni la pretendida por las corporaciones y los dueños de la tierra. Esa clase pudiente y antinacional se enriqueció y se hizo poderosa a merced de la sangre derramada de los pueblos originarios y de los trabajadores. La oligarquía para mantener sus privilegios no ha vacilado en financiar la represión; pero las grandes mayorías quieren vivir en una Argentina para Todos.
FuentedeOrigen:
www.eldiariodelapampa.com.ar
Fuente:Agndh

No hay comentarios: