27 de agosto de 2010

MASACRE DE MARGARITA BELÉN: JUICIO ORAL:DÍA 22.

Masacre Margarita Belén-Juicio Oral-Día 22
Ejecutados de un disparo en la nunca, a quemarropa
Así murieron dos de las víctimas del fusilamiento ocurrido el 13 de diciembre de 1976. Es lo que declaró Miguel Nieva, perito del EAAF, en una audiencia especialmente virulenta. Este viernes restituyen los restos de Luis Díaz. “Lucho”, presente.
Miguel Nieva, antropólogo forense
Fue una jornada larga y agotadora, con declaraciones de siete testigos, (uno por la querella y los restantes por la defensa) que ganó interés a medida que avanzaba y terminó pasadas casi siete horas después de haber empezado.
El protagonismo lo tuvo el trabajo realizado por el Equipo Argentino de Antropología Forense desde el año 2005 a la fecha para la identificación de los cuerpos NN de militantes asesinados en la Masacre de Margarita Belén.
Primero, un enfermero convocado al Regimiento de La Liguria a realizar pericias forenses a un grupo de cuerpos de asesinados y un suboficial encargado de reparar el camión acribillado el 13 de diciembre declararon que no vieron, ni oyeron, ni preguntaron, ni quisieron saber nada.
Después cuatro peritos de la defensa deslizaron tímidamente sus críticas al trabajo del EEAF. Justamente, en el final estuvo lo mejor; el licenciado en criminalística Miguel Nieva, del Equipo, realizó una exposición contundente y sin fisuras, y explicó las etapas del trabajo de investigación, exhumación y análisis de los restos óseos perteneciente a cinco asesinados en la Masacre de Margarita Belén.
Ellos son: Carlos Zamudio, Emma Cabral, Luis Díaz, Alcides Bosch y Carlos Duarte. El primero presentaba “una fractura de fémur izquierdo al momento de la muerte” y los dos últimos “orificios de bala en el cráneo, con una trayectoria desde atrás hacia adelante y de arriba hacia abajo”.
Hubo además escenas de pugilato verbal entre las partes que hicieron la delicia del público presente. “Están muy belicosos”, advirtió la presidenta del Tribunal Oral Federal, Gladys Yunes, aguantándose la risa, durante uno de los choques entre querella y defensa.
Este viernes, a las 12, en la sede del Tribunal de calle Yrigoyen serán entregados los restos de Luís Díaz a su familia. Acto seguido será velado en la casa de sepelios Edymar en calle Güemes. A las 16.30, se realizará frente a la Casa por la Memoria “Ex Brigada de Investigaciones (Centro Clandestino de Detención)”, un acto de homenaje antes de su inhumación en el cementerio, 34 años después de su asesinato
EAAF
Nieva, perito forense oficial, claro y preciso, desarrolló su exposición con un power point y después contestó preguntas del Tribunal y las partes sobre su trabajo en octubre de 2005 y años posteriores.
Describió el estado de los cuerpos de Cabral, Díaz, Duarte (este último caso con una pericia realizada en julio pasado) Zamudio y Bosch.
Explicó el estado de los restos óseos y los distintos rastros de las heridas que encontró en ellos. Después de la exhumación se realizaron análisis en laboratorio: placas de radiografía y estudios de odontología entre otros exámenes.
En el caso de Lucho, se encontraron con un esqueleto muy degradado por el paso el tiempo, por lo cual no pudieron constatar lesiones. Las de Duarte y Bosch presentaban el cráneo con orificios compatibles con el ingreso de un proyectil. Pudo reconstruirse la trayectoria, lo cual develó que ambos fueron ejecutados desde atrás y a muy corta distancia. “Este tipo de lesiones, producto de ejecuciones, es típica en las exhumaciones que realizamos en el EAAF” contó Nieva.
Zamudio tenía una fractura perimortem en el fémur izquierdo. “Este tipo de lesiones se producen en el momento circundante a la muerte, antes, o muy poco después. El golpe tiene que haber venido desde adelante, se descarta que haya sido originada por un proyectil, y devela mucha energía”, precisó.
Trabajó en casos de crímenes de lesa humanidad de la última dictadura cívico militar junto con Juzgados de Resistencia, Sáenz Peña, Santa Fe, Bahía Blanca, entre otros. En el exterior, colaboró en Kosovo, Colombia, Paraguay, y Bolivia. Es docente en Rosario y en la UBA, en la carrera de posgrado de Medicina Legal.
En cuanto al protocolo que se sigue en los trabajos de exhumación afirmó:" Hacemos un trabajo científico, el protocolo señala la metodología a seguir, pero hay que adaptarse a las distintas condiciones de trabajo". En cuanto a la función de un geólogo opinó que su utilidad en el caso en cuestión es bastante nula, "sirve para localizar sepulturas clandestinas, pero en una exhumación no tiene mucho sentido".
EL ENFERMERO Y EL MILITAR
Eusebio Rodolfo Gómez, enfermero. Fue dubitativo: “Creo que trabajaba en sanidad policial el 13 de diciembre de 1976” arrancó. Era enfermero y secretario personal del Doctor Saénz, el médico que realizó una serie de pericias a una decena de cadáveres en el Regimiento de La Liguria. “No sé absolutamente nada”, dijo y explicó que se quedó en el patio de armas, sin penetrar en los galpones donde estaban los cuerpos. Preocupado, aclaró “No participé en nada. Soy diácono, me enseñaron a vivir en paz y a decir la verdad”. Sin embargo negó saber, o haber visto algo de interés para develar la verdad de los hechos. Por declaraciones suyas anteriores pudo saberse que en el libro de registro de Sanidad aparecen asentada dos visitas al Regimiento, una con Sáenz y el enfermero Blas Verón, (cuando declaró dijo no recordad si había estado Gómez) y otra, más temprano, con el médico de la policía, imputado en la causa “Caballero 2” y testigo fallido Héctor Grillo.
El militar José Alfonso, retirado de 74 años, es suboficial mayor. En 1976 se encargaba de la columna de automotores de la compañía de Comunicaciones 7, bajo las órdenes del mayor Athos Rennes –imputado-. Con los hombros caídos y cierto desgano, respondió preguntas y contó lo poco que sabe.
Después del 13 de diciembre, le entregan un camión Mercedes Benz 11.14, lavado, sin toldo, con el costado izquierdo averiado por una balacera y un parabrisas o una puerta destrozada. Lo arregló y lo pintó. “Me dijeron que habían atacado la columna”. Es todo lo que sabe. Nunca preguntó nada más al respecto.
Recordó la existencia de una ambulancia Unimog y contó que el parque automotor quedaba cerrado en su ausencia. “La llave la tenía yo, y el duplicado estaba en el despacho de Rennes”.
PERITOS DE LA DEFENSA
Los peritos por la defensa atacaron el trabajo realizado por el EAAF, de forma solapada; objetando formalismos o diferencias de criterio para impugnar la validez de las muestras:
-Elvira Venthey: en 2005 fue auxiliar de campo, en 2006 perito de parte. “Tuvimos escasa participación”, se quejó. Reconoció que era Carlos Skidelsky, juez de la instrucción, el que dirigía los trabajos. Preguntada por si había realizado un informe en disidencia dijo que no, que las hicieron constatar en el informe final. En este momento el testimonio de la testigo se vuelve confuso, primero desliza que no se le habría permitido dejar constancia de sus críticas, para después afirmar que el que instruía la causa era el fiscal Jorge Auat, visiblemente nerviosa.
Entonces el fiscal Wiens Pinto solicitó que se le recuerde a la testigo el 275 (que habla sobre el “testigo falso o reticente”) ante la mirada fulminante de la esposa Losito, pero la sangre no llegó al río, ya que la testigo fue disculpada ante el lapsus por el Tribunal porque ese tema no forma parte de la causa. Continua su declaración, criticando que no se hayan utilizado guantes, y afirmando que se esa manera se puede contaminar una muestra, pero reconociendo que no sabe cómo.
El licenciado en criminalística Daniel Bled y el médico legista Claudio Scalamogna fueron los más formales del grupo, sobre todo el segundo que no hizo objeciones al trámite y afirmó haber realizado su trabajo conforme a las normas que lo rigen. Bled manifestó que el lacrado y empaquetado de las cajas con las muestras de restos óseos estuvieron bien hechas y siendo un perito propuesto por los imputados se quejó de no haber podido trabajar en equipo con los profesionales del EAAF, con una dilatada trayectoria nacional e internacional en la identificación de los cuerpos NN de víctimas de crímenes de lesa humanidad.
Roberto Torrás, el barbado y voluminoso geólogo, simpático, con apariencia de duende súper desarrollado, comenzó con un furcio: ante una pregunta introductoria al cuestionario realizada por el abogado defensor Carlos Pujol respondió: “Sí señor fiscal”, fuerte y claro, y las risas fueron totales.
Varias veces recalcó que “no habla pavada” contó que lo suyo fue el peritaje geológico en las “calicatas” (fosas) con un estudio “megascópico” ( con lupa, sin microscopio) para el análisis sedimentológico, la granulometría y un largo etcétera de no haber sido re encauzado a la materia de análisis por la jueza.
TE ESPERO A LA SALIDA
Hasta esta jornada, la vigésimo segunda, siempre los chispazos verbales se produjeron en la sala de audiencia, momento en que se tiran contra todos, querella vs defensa, fiscalía vs defensa o el Tribunal llamando al orden a las partes, más un largo etcétera..
Pero en este caso, el cruce más fuerte se dio después del cuarto intermedio post declaración de Elvira Venthey. El inefable Pujol acusó al Fiscal Wiens Pinto: “Coaccionó a la testigo”, denunció.
Es que el fiscal Pinto encaró a la mujer en el pasillo que lleva a la sala, cerca del baño, una zona muy concurrida en ese momento, con agentes del SPF, gendarmes, y familiares de víctimas e imputados.
Contó que le pidió a la mujer que le presente las denuncias a las que se había referido en su declaración, porque en su papel de fiscal tiene obligación de investigar. “Además, no existen las coacciones cuando el testigo finalizó su declaración”, aleccionó. “Pídalo en la audiencia”, lanzó en plena cara la jeza Yunes. “Cuando yo quise hacerlo, no me dejaron”, contragolpeó el fiscal. Pero la cosa quedó ahí. “Hoy (por este jueves) están muy belicosos”, sentenció la jueza.
Informe: Gonzalo Torres
Edición: Marcos Salomón

No hay comentarios: