Más crecimiento y mas miseria
Por José Antonio Vera
En medio de la distracción de la opinión pública por el culebrón que montó la derecha para hacer destituir al Ministro de Defensa Luis Bareiro Spaini, los jerarcas del Banco Central, en gozosa compañía del titular de Hacienda Dionisio Borda, anunciaron con pompa que “todo está en orden” y que el crecimiento del Producto Interno Bruto será del 9.0 %, a fin de año, lo cual situaría a la economía paraguaya entre las más saludables de la región.
Esa egolatría de los expertos podría explicarse mejor si fueran capaz de resolver la incomprensible ecuación, para el común de la gente, de ¿por qué el mayor crecimiento es igual a más miseria, por qué el número de más ricos se reduce pero cada uno de ellos es más rico y por qué, en medio de tanta bonanza bancaria, cada día hay más pobres y más empobrecidos en el país, con un 20 % de la población en la miseria absoluta?.
Esos fenómenos de la filantropía estatal decididamente el pueblo no entiende. ¿Habrá que cambiar de pueblo, como se preguntó Bertolt Brecht?.
También los felices popes de las finanzas paraguayas obvian hablar del destino, de la utilidad de esos guarismos, ¿hacia dónde van, a quienes benefician, en qué áreas de la actividad nacional se vuelca esa masa de ganancias?.
También podrían explicarnos a los neófitos, si crecimiento es igual a desarrollo y por qué los precios en constante alza de la canasta familiar no son indicadores de inflación, la que según ellos es bajísima, pero que desmiente el mercado.
Observando y, aún más, sufriendo los resultados de la política económica del actual Gobierno de los Cambios, objetivamente el pueblo no puede comprender los motivos de tanta alegría y el sentimiento de los especialistas de que están haciendo un buen trabajo, acumulando reservas monetarias que sólo están a disposición de los organismos bancarios extranjeros, que las exigen como garantía para darnos préstamos con los cuales nos endeudan y empobrecen aún más.
La realidad económica y social paraguaya es penosa, con cuatro millones de pobres y muy pobres entre sus seis millones 300 mil habitantes, un millón y medio emigrada, y con un salario mínimo de 320 dólares que apenas paga una empresa cada cinco.
Los sueldos están congelados desde hace tres años, pese a un acuerdo de aumento semestral progresivo y constante al que habían arribado las centrales sindicales con el Gobierno, nunca respetado por el Ministro Borda, quien ahora habla de que estudia una mejora en cinco puntos, al riesgo de generar fuerte repulsa de los trabajadores.
Las 17 etnias indígenas, con sus algo más de cien mil habitantes convertidos en parias, con alto grado de prostitución, alcoholismo, tuberculosis y sidáticos.
El 85 por ciento de las tierras cultivables en manos del dos por ciento de la población, y 300 mil familias sin un palmo para producir alimentos.
Paraguay es propietario de tres represas, dos gigantes binacionales, pero tiene pueblos enteros sin agua potable ni luz eléctrica.
Es común que, en todo su accionar, el conductor de Hacienda, funcionario formado en la línea monetarista del FMI, nunca haga mención a la ausencia de redistribución de las ganancias mediante planes de inversión, ni al vetusto e irracional modelo productivo cerealero y ganadero nacional, de alto rendimiento mediante el uso de órganos genéticamente modificados, que motiva el segundo pretexto de la intensa campaña de la oposición contra el proceso de cambios iniciado hace dos años.
La polémica está planteada entre las nuevas autoridades ministeriales, en particular la Secretaría de Estado del Servicio Nacional de Semillas (SENAVE), que prohíbe el plantío de maíz transgénico, en aplicación de normas vigentes en el país, y el gremio de los agro-exportadores, fundamentalmente de soja, centro de los mayores evasores del ridículo impuesto del uno por ciento que pagan por el volumen de ventas, que nunca son bien controladas, fruto de las coimas y corrupción reinante.
Las buenas cosechas y ventas de la mejor carne, totalmente destinadas a los mercados extranjeros, nunca revierten sus beneficios en el país, en concordancia con las exigencias del desarrollo nacional, a partir de reinversiones de parte de las ganancias en programas de industrialización, creadores de empleos y de bienestar para la población.
El informe del BCP fue difundido, sin pizca de ingenuidad, en medio de un ambiente político muy tenso a nivel nacional, cuando la ciudadanía atraviesa una coyuntura de temas importantes que se yuxtaponen, desde el cáncer que padece el Presidente Fernando Lugo, que un sector de sus opositores agrava todos los días, hasta una nueva contraofensiva parlamentaria, luego de un mes de conciliábulos con el gobierno.
Vueltos al ring, por decisión directa de los opositores, el equipo gobernante, junto con las fuerzas democráticas y progresistas que sostienen a Lugo, subieron con ingenuidad y convencidas de que el escenario era de diálogo y no de pelea, pero una vez más se equivocaron en la caracterización del bando contrario y recibieron el primer puñetazo.
El Ministro Bareiro Spaini, por observar una conducta patriótica, digna, de rebeldía al eterno sometimiento del ejército paraguayo a Estados Unidos, revirtiendo el sistema de las relaciones con el Pentágono, haciendo prevaler la soberanía nacional, tuvo que presentar su renuncia, en un acto muy festejado por la derecha, aunque en análisis sereno, apenas representa una victoria pírrica, con esmerado maquillaje mediático.
En su lugar fue designado su inmediato colaborador, el General Dionisio Pérez Bordón, quien meses atrás dio el puntapié inicial a una carta repulsa de Bareiro Spaini por la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Paraguay, actitud decente que provocó una reacción musculosa de los grupos más radicalizados de la derecha y timoratos adocenados de la izquierda.
Cuentan allegados que el ahora flamante titular de Defensa, cerca de medianoche, despertó a su superior para informarle que se había retirado humillado de la Embajada de Estados Unidos, en medio de una cena ofrecida por la jefa de misión, Eliana Ayalde, que resultó una invitación para hablar mal del Gobierno de Lugo, en presencia de su Vicepresidente, el liberal Federico Franco, cabeza visible de planes conspirativos, y en presencia de altos oficiales del ejército estadounidense.
En fuerte e inmediata reacción, e ignorando estilos diplomáticos, Bareiro Spaini recordó a la funcionaria que la soberanía nacional está por encima de cualquier interés y planes de toda potencia extranjera.
El Paraguay de ahora tiene un Gobierno elegido democráticamente y la voluntad de la mayor parte de la ciudadanía es establecer relaciones internacionales de amistad y cooperación con todos los países en el marco del respeto mutuo, sin importar el grado de poder de una y otra nación.
Esa postura fue el pretexto central de una furibunda campaña lanzada en febrero pasado desde el Parlamento contra el titular de Defensa, para someterlo a juicio político, intentona que no cuajó, pero que se relanzó hace unos días con el robo de seis fusiles de un cuartel, cuyos autores aún no han sido descubiertos, como es común en la vieja y larga cadena de saqueo de armas del ejército paraguayo.
Hay sospechas de que ese dolo pudo obedecer a un plan para conseguir un nuevo argumento contra Bareiro Spaini. Un General aparece como principal responsable y ha sido imputado por una Fiscala, quien se enfrenta al Tribunal de Justicia Militar que invoca derechos para juzgarlo en la siempre nebulosa intimidad castrense.
El tema militar ha tenido mucha influencia en la vida paraguaya del último medio siglo, un tabú que ha permitido la formación de una impune casta de millonarios, salidos de su alta oficialidad, una de las tantas áreas que permanecen intocadas por el Gobierno de Fernando Lugo.
Sin embargo, hay indicios de revisión, como lo demostró Bareiro Spaini cuya línea continúa su sucesor Pérez Bordon, al punto que asumió bajo duras acusaciones de delación, al servicio de la izquierda, proferidas por el Vicepresidente Federico Franco, cuya función en estos dos años ha estado dedicada a sabotear a Lugo.
Camilo Soares, uno de los referentes progresistas, en medio de su impugnación por irregularidades administrativas, recomendó a Franco que se someta a un tratamiento siquiátrico para combatir su complejo de inferioridad y su trauma por haber quedado último en las internas del Partido Liberal el mes pasado.
Fuente:Argenpress
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