LA POESIA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía:
Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan.
Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
GABRIEL CELAYA ("Poesía urgente")
Rigoberto López Pérez
Carta de despedida a su madre poco antes de ajusticiar al dictador Anastacio Somoza García el 21 de septiembre de 1956
Rigoberto López Pérez
Carta de despedida a su madre poco antes de ajusticiar al dictador Anastacio Somoza García el 21 de septiembre de 1956

Mi querida madre:
Aunque usted nunca lo ha sabido, yo siempre he andado tomando parte en todo lo que se refiere a atacar al régimen funesto de nuestra patria y en vista de que todos los esfuerzos han sido inútiles para tratar de lograr que Nicaragua vuelva a ser (o sea por primera vez) una patria libre, sin afrenta y sin mancha, he decidido aunque mis compañeros no querían aceptarlo, el tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía...
Espero que tomará estas cosas con calma y que debe pensar que lo que yo he hecho es un deber que cualquier nicaragüense que de veras quiera a su patria debía haber llevado a cabo hace mucho tiempo.
Lo mío no ha sido un sacrificio sino un deber que espero haber cumplido.
Si usted toma las cosas como yo deseo, le digo que me sentiré feliz. Así que nada de tristeza que el deber que se cumple con la patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de bien como yo he tratado de serlo...
Si toma las cosas con seriedad y con la idea absoluta de que he cumplido con mi más alto deber de nicaragüense, le estaré muy agradecido.
Su hijo que siempre la quiso mucho,
Rigoberto
Vámonos patria a caminar (II) (Vámonos patria a caminar)
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.
Yo bajaré los abismos que me digas.
Yo beberé tus cálices amargos.
Yo me quedaré ciego para que tengas ojos.
Yo me quedaré sin voz para que tú cantes.
Yo he de morir para que tú no mueras,
para que emerja tu rostro flameando al horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.
Tiene que ser así, indiscutiblemente.
Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo.
Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.
Acompañarte en tu jornada, porque soy un hombre d
el pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo.
Ay, patria,
a los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos de un árbol de rocío agudo, violento de cóleras de pueblo.
Por ello pido que caminemos juntos. Siempre
con los campesinos agrarios
y los obreros sindicales,
con el que tenga un corazón para quererte.
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.
OTTO RENE CASTILLOLOS ESTATUTOS DEL HOMBRE
Thiago de Mello - Traducción de Pablo Neruda
Artículo 1
Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera.
Artículo 2
Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3
Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de la sombra y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4
Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo. Parágrafo: El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.
Artículo 5
Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira. Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras. El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia, porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.
Artículo 6
Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada del profeta Isaías, el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7
Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo.
Artículo 8
Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9
Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor. Pero que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10
Queda permitido a cualquier persona a cualquier hora de la vida el uso del traje blanco.
Artículo 11
Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama, y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12
Decretase que nada estará obligado ni prohibido. Todo será permitido. Inclusive jugar con los rinocerontes, y caminar por las tardes con una inmensa begonia en la solapa. Parágrafo: Sólo una cosa queda prohibida: amar sin amor.
Artículo 13
Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada fraternal, para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó.
Artículo Final
Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del pantano engañoso de las bocas. A partir de este instante, la libertad será algo vivo y transparente, como un fuego o un río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del hombre.
Thiago de Mello
Poema de Verónica Habichayn en homenaje a Yves Domergue y a su familia.
Te nombro y te alcanzo
Querido compañero
Poema de Verónica Habichayn en homenaje a Yves Domergue y a su familia.
Te nombro y te alcanzo
Querido compañero
te esperé en la esquina convenida
a la hora y el día señalado y ya sé que
nos harás falta en esta lucha interminable
Querido amor
Querido amor
no pudimos contra las balas cobardes
quisimos tantas cosas juntos y ahora
quedamos los dos atrapados en el mismo callejón
Querido hijo
Querido hijo
seguí recordando tus cumpleaños estos 34 años
pero quedaste estático en tus 22
y ahora sos mi menor hijo mayor
Querido hermano
Querido hermano
te busqué hasta en mis sueños
en cada compañero que te conoció o no
y hoy te encontré en mi ADN –te llevo en cada célula de mi ser
Querido Yves
Querido Yves
vos esperando en tu tumba improvisada
y yo esperando conocerte
compañero, amante, hijo, hermano, Yves: ¡Presente!
Huesos desnudos
de Eric Domergue a su hermano Yves
Veo tus huesos desnudos.Huesos perforados, delicadamente ordenados en una mesada.
Te miro y te reconozco.
Veo tus huesos desnudos, recorro tus miembros delgados, no quiero que
tomes frío... entonces te arropo.
Te arropo con tu primer grito en una clínica de París a la hora de la siesta del verano del ’54.
Te arropo con la sal del ancho mar que nos transportó a tierras desconocidas y argentinas.
Te arropo con la ascendencia que siempre te confirió ser el mayor de nueve hermanos.
Te arropo con aquel pulóver rojo igualito a mi pulóver rojo y al pulóver rojo
de nuestra única hermana mujer tejido con incansables manos de madre.
Te arropo con el corte de flequillo recto y nuca tapada, especialidad paterna para tus hijos varones.
Te arropo de cowboy y de tus furibundos ataques con disparos de cebita,
persiguiéndome entre los maltratados malvones del jardín.
Por fortuna, siempre corrí más ligero que vos.
Te arropo con tu camiseta blanca cruzada por una banda roja, disputando el mismo balón de cuero número cinco,
yo con los colores de Boca bien pegados al pecho.
Te arropo de uniforme escolar, de monaguillo, de mochilero, de apasionado por los números,
de inquieto estudiante universitario, de naciente militante revolucionario.
Te arropo con las canciones de Daniel Viglietti para juntos volver a entonar la cubana “Canción del elegido”,
esa que dice “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”.
Te arropo para nuestros encuentros furtivos cuando el país ya era una gran trampa
y vos un clandestino más.
Te arropo con tu único saco rústico, azul, gastado, y con tu postrera y ojerosa sonrisa frente al objetivo en el invierno del ’76.
Te arropo y vuelvo a devestirte de galante amante de Cristina, tu compañera.
Te arropo con los plomos que te apagaron y ahora
se vuelven contra quienes te quisieron ocultar por siempre.
Te arropo con los yuyos y las moscas de Carreras, con la tierra de Melincué que abonaste con tu carne dolida,
con las flores sobre tu tumba posadas por manos desconocidas para muertos desconocidos.
Te arropo con los guardapolvos blancos de niños y docentes empecinados en ponerles nombres a los habitantes más anónimos del paraje.
Te arropo con seis gotas de mi sangre para que tus huesos y mi plasma se fundan en un mismo e irrefutable ADN.
Te arropo con la mano amiga de quienes te encontraron, te desenterraron, te cuidaron,
te devolvieron una identidad y una familia.
Te arropo, te vuelvo a desvestir y te llevo conmigo.Hermano, amigo, compañero.
Partamos en busca de más huesos desnudos, que quedan tantos por hallar.

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