2 de septiembre de 2010

CAUSA ORLETTI: TESTIMONIOS DE ADDIEGO Y GONZÁLEZ CARDOSO.

Causa Orletti (juicio a genocidas): testimonios de Carmen Addiego y Jorge González Cardoso

TESTIMONIO DE MARIA DEL CARMEN ADDIEGO
María del Carmen contó que ella y su compañero, Hugo Méndez, fueron detenidos la mañana del 15 de junio. Explicó que la despertaron ruidos, que se dio cuenta que había entrado un grupo en la casa donde vivían, en Villa Ballester, que estaban vestidos de civil y portaban armas, que dos personas entraron a su habitación, le dijeron “no te pongas histérica” y le pegaron un cachetazo. Pensó que venían por Hugo, pero que no lo iban a agarrar porque no estaba, ya se había ido a trabajar. Un uruguayo la interrogó, mientras los otros, cree que argentinos, entraban a todas las habitaciones en busca de objetos y armas. Contó también que, en un momento, encontraron documentos sobre el movimiento sindical uruguayo que Hugo había escondido. Siguió explicando que la metieron en un auto, le hicieron bajar la cabeza y la trasladaron, que sintió el ruido cuando cruzaban la Av. Gral. Paz hacia la capital y que comenzaron a hablar por radio poco antes de cruzar las vías. Recordó que en ese momento oyó la palabra “sésamo” y que luego se abrió una cortina metálica e ingresaron al lugar, la bajaron y la sentaron en un banco largo. Entonces también sintió que entraba un camión y que bajaban a otra persona, pudo reconocerlo como Hugo, de quien se enteró luego que lo habían agarrado cuando iba a tomar el tren.

La testigo relató que los separaron y a ella la tiraron en una pieza en la que, poco tiempo después, hicieron ingresar a otra persona a la que, por lo que pudo escuchar, intentaban curarle el brazo. Recordó: “En un momento se me cae la venda de los ojos y con mucho miedo de que me vieran, abrí los ojos”. Allí pudo ver a un hombre y, por sus características físicas, creyó que se trataba de Gerardo Gatti. Otro día escuchó que se hablaba de amputarle el brazo y, tiempo después, vio una foto de Gatti ya amputado. También explicó que, más tarde ese día, trajeron a otra persona, que se pudo dar cuenta que se trataba de una mujer y que, mientras todo esto sucedía, “no sabía nada de Hugo pero imaginaba que lo estaban interrogando”. Luego la llevaron a otra habitación que tenía colchonetas en el piso y, unas horas después, llevaron a Hugo que había sido torturado. El mismo día llevaron allí a Jorge González Cardozo y Elizabeth Pérez, a Julio Rodríguez Rodríguez y a una mujer embarazada.

María del Carmen explicó que esos primeros días siguieron así: “Hugo siendo interrogado y nosotros ahí, uno escuchaba gritos, escuchaba golpes y la radio muy potente”. Siguió recordando: “allí el paso del tiempo lo pautaban los timbres, los recreos y al final del día se ponía más violento.” La testigo también contó que, inicialmente, a ella no la interrogaron, pero cuando lo hicieron, se dio cuenta que quienes llevaban adelante el interrogatorio eran uruguayos, incluso le dijeron: “si vos llegas a ser liberada en algún momento, te tenés que olvidar de todo esto porque ¿vos te das cuenta de dónde somos nosotros no?” En una segunda oportunidad, fue también torturada.

Recordó que el día 17 llegó Francisco Candia, un militante comunista que había estado preso en Uruguay, a quien cree que habían encontrado utilizando los datos de la agenda de Hugo. “Las torturas esa semana se centraron en Hugo y en Candia”, “éramos todos como NN, estábamos ahí tirados los que tenían identidad para ser interrogados eran ellos”.

María del Carmen explicó que había uruguayos y argentinos en Orletti. Entre los uruguayos pudo identificar a Campos Hermida. También supo por investigaciones posteriores que Gavazzo, Cordero, Gilberto Vázquez, José Arab, Ricardo Medina y Jorge Silveira operaron en Argentina. Refirió que, durante su cautiverio, un uruguayo le dijo: “Esto es un pulpo, vos te crees que no pasa nada. Nosotros somos como un pulpo y nuestros tentáculos llegan a todas partes.”

Uno de los últimos días, su compañero le contó que lo habían sacado varias veces a la calle para concurrir a las citas que tenía en la agenda. Pero Hugo había engañado a los represores en todas las ocasiones, alterando datos e impidiendo ir al lugar correcto, por eso le dijo a ella que creía que a él lo matarían y a ella la liberarían, lo que efectivamente sucedió. La testigo relató, entonces, que un día, cree que el 20 de junio, torturaron a Hugo sin siquiera interrogarlo y luego se lo llevaron en un camión que regresó pronto y sin él. A la mañana siguiente, se enteró a través de un guardia que habían matado a su compañero. El mismo día 21, Campos Hermida le dijo a ella, a Julio Rodríguez y a la mujer embarazada que los iban a liberar. Explicó que Julio aún está desaparecido, que no sabe nada de lo sucedido con la mujer, y que a ella la dejaron en Juan B. Justo y Bahía Blanca, no sin antes advertirle: “no te podes encontrar con nadie, tenés que volver al Uruguay y borrarte, vas a estar vigilada, no podes ponerte en contacto con nadie, no podes abrir la boca, nada.” Antes de subirla al auto le dijo “yo quiero que veas quién te libera” y le sacó la venda. Al poco tiempo de salir, se exilió en Europa, realizó diversas denuncias, fundamentalmente ante órganos de Naciones Unidas, pero no supo cuáles fueron las circunstancias de la muerte de Hugo hasta después del 2000, cuando pudo ser identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense.


TESTIMONIO DE JORGE GONZÁLEZ CARDOSO

Jorge refirió las circunstancias de su detención. Explicó que en Uruguay estuvo detenido dos veces a comienzos de la década de 1970 y entonces cruzó a Argentina y fue aceptado como refugiado por el ACNUR, iniciándose gestiones para que ingresara a Europa. Entretanto, comenzó a trabajar vendiendo libros y se reencontró con un compañero de celda, Ramón Tarter, quien lo invitó a alojarse en su casa. Cuando asesinaron a Zelmar Michelini y a Gutiérrez Ruiz también fueron a buscarlo a él y no lo encontraron, pero entonces decidieron ir a la casa de Ramón que, según cree, estaba en Pacheco.
Sin embargo, no tuvo resultados. Contó que un grupo de aproximadamente diez personas se hizo presente y él fue detenido, esposado y trasladado en un vehículo cerrado que parecía una camioneta. En el camino comenzó a sufrir golpes y otros tormentos. Siguió relatando que llegaron a un lugar donde se abrió una cortina metálica, lo bajaron, continuaron golpeándolo y reconoció la voz del uruguayo Nino Gavazzo, que le dijo que “pertenecían a las fuerzas conjuntas”. Luego fue llevado a una sesión de tortura, donde le preguntaban por sus contactos con Cuba y con otros uruguayos.
Continuó contando que después lo trasladaron a una piecita en la planta alta junto a su señora, donde había otras personas que conoció allí: Hugo Méndez, María del Carmen Martínez, Julio Rodríguez y una mujer embarazada. Después llegó Candia y un tiempo más adelante, el hijo de Rodríguez Larreta. Explicó que desde esa habitación pudo escuchar una negociación para liberar a Gerardo Gatti a cambio de “unos palos verdes” y que en un momento hubo un gran revuelo porque habían detenido a Marta Bianchi. También refirió que cuando detuvieron a los Santucho, él fue llevado junto a ellos a un simulacro de fusilamiento fuera de Orletti.
Contó finalmente que su detención duró alrededor de 40 días, luego de lo cual fue trasladado a Uruguay. El testigo recordó quiénes lo interrogaban: “puedo comprobar que había uruguayos… después esto sigue en Uruguay y entonces converso, ya a cara descubierta (…) entonces sabía quiénes eran, porque en esa época estaban muy tranquilos…”. Se refirió a Gavazzo y Cordero. También rememoró algunos apodos utilizados por los represores: “el paqui” o “paquidermo”, “el jovato” o “el viejo”, “pajarovich”.
Fuente:Ag.PacoUrondo

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