Desterrados, ¿los “otros” desaparecidos?
A ellos, el modelo neoliberal los expulsó del país y no volvieron jamás a su tierra. De alguna manera constituyen (si me permiten la expresión) los desterrados, “Los otros desaparecidos”.
por Marcelo Padilla
Hay una historia que está reconstruyéndose. Es la historia de miles de luchadores sociales que alguna noche infame de silencio fueron ultrajados y secuestrados para no volver jamás a compartir nuestra tierra. Están en la memoria activa, sí, bien vivos en cada lucha social que encaran los sectores populares desde la recuperación democrática. Poco a poco reaparecen en los juicios contra los represores de la dictadura como fantasmas, para posarse de frente a las caras de sus torturadores.
Son una generación de pibes y muchachos, de mujeres combatientes que soportaron con coraje el brazo implacable del terror y del oprobio. Y enhorabuena que este gobierno haya tomado esa política, digan lo que digan los oportunistas y los condescendientes con aquel periodo. Nomás con verles la cara a la horda de asesinos frente a su hora maldita da cierto descanso. Faltaba que llegara la justicia, y no el ajusticiamiento que ellos implementaron. La justicia, en estos términos, sí reconcilia. No habrá olvido ni perdón, solo justicia.
Ahora bien, quisiera invitar a los lectores a reflexionar sobre esos “otros desaparecidos”, los desterrados económicos, los que se fueron para no volver más al país, tras sucesivas crisis económicas que padeció la Argentina, especialmente a fines de los ochenta y fines de los noventa. Fueron cientos de miles los que buscaron un destino en el norte de América o en Europa, principalmente. Y muchos de ellos son amigos o parientes, conocidos o compañeros de trabajo, vecinos y profesionales. A ellos, el modelo neoliberal los expulsó del país y no volvieron jamás a su tierra. De alguna manera constituyen (si me permiten la expresión) los desterrados, “Los otros desaparecidos”.
Cuentapropistas en bancarrota, profesionales precarizados, despedidos, obreros de la construcción, pintores de obra, músicos, estudiantes universitarios, arquitectos, ingenieros y odontólogos. Un mosaico social que perdió la Argentina y esparció por el mundo. Los más, están allá lejos, en las ciudadelas de la “falsa prosperidad”, laburando a destajo para garpar sus alquileres, conviviendo con familias ensambladas o compartiendo el arriendo; muchos intentando ayudar a familiares aquí, pero nunca holgados para pasarla tan bien como el imaginario indicaría. Las luces del capitalismo no irradian su energía para todos ni en sus propios modelos de vida.
Y son desaparecidos porque ya ni pueden venir tan siquiera a visitar a sus familias y amigos, porque la crisis de la que escaparon los estaba esperando, agazapada por estos años, para seguir complicándoles la vida.
Más de 800.000 argentinos se fueron del país a partir de la crisis económica de 2001, según un informe que difundió la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2008. Significa que, durante la ola emigratoria de la última década, partió el 2,1 por ciento de la población. 800.000 personas es como si hubieran partido todos los habitantes de la provincia de Santiago del Estero.
"Se trata, sin dudas, de la mayor ola emigratoria de los últimos cien años", confirma la demógrafa Susana Novick, investigadora del Conicet y del Instituto Gino Germani, autora del libro Norte-Sur, estudios sobre la emigración reciente de argentinos, publicado por la UBA en 2007.
¿Quién no tiene algún conocido que se fue para no volver? ¿Cuánto tiempo hace que no se comunican o no vienen por estos pagos? Desde el desierto vaya entonces un caluroso abrazo. Siempre los estaremos esperando.
Fuente:mdzonline
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