30 de septiembre de 2010

SANTIAGO DEL ESTERO: JUICIO POR KAMENETZKY-INSULTOS PARA MUSA AZAR CURI.

Un testigo rompió en llanto y sus familiares insultaron a Azar Curi
Casi sin poder articular palabra, Héctor Galván, ex detenido en la “Side santiagueña”, relató los tormentos sufridos en medio de un tenso silencio en el recinto del Juzgado Federal. Cuando ya no pudo continuar hablando, quebrado por el dolor, sus hijas señalaron a Musa: “Todo esto es por ése que está sentado allí”, gritaron.
El día 6 del proceso oral y público que se desarrolla por el asesinato de Cecilio Kamenetzky contó con momentos de máxima tensión durante los testimonios de los ex presos políticos, Héctor Galván, Raúl Coronel y Gustavo Urtubey, quienes se conmovieron y por momentos se quebraron al relatar los padecimientos que soportaron luego de las detenciones por parte de Musa Azar Curi, Tomás Garbi y Ramiro López Veloso, imputados en la causa y que formaron parte del grupo de tareas represivas local.
Además, declararon Andrés Dicchiara, hermano de un desaparecido (Enrique Dicchiara) y Jorge Rosenberg, quien se refirió a la personalidad de Kamenetzky; mientras que Marcelo Bustos no declaró debido a que se encontraba de viaje en Córdoba, por lo cual será convocado para las próximas audiencias.

El testimonio fue seguido por Musa Azar Curi, que fue insultado por la hija de Galván durante la audiencia. “Esto es por culpa de ese hijo de p… que está ahí sentado”, le espetó la joven."

Héctor Galván, empleado público y músico de 60 años, aportó uno de los más escalofriantes testimonios de lo que lleva la causa cuando relató sus padecimientos. Antes de entrar a la sala, el testigo clavó su mirada sobre los represores, pero los recuerdos de sus tormentos fueron más fuertes y al momento de comenzar la declaración se quebró en llanto, hecho que llevó a interrumpir la audiencia por unos minutos.
Consultado por el tribunal sobre si estaba dispuesto a testimoniar o si prefería recuperarse y volver luego, Galván respondió que sí y entre lágrimas dijo a la presidenta del tribunal: “Doctora, yo vengo aquí porque quiero que se haga justicia, yo nunca participé de ninguna agrupación política ni milité, lo que viví en los peores días de mi vida no se lo deseo a nadie”.
Luego de ello, el testigo comenzó a narrar lo sucedido desde el 8 de mayo de 1976 hasta los primeros días de septiembre, tiempo en el que estuvo en cautiverio luego de ser secuestrado desde su domicilio por personal del Departamento de Informaciones Policiales (DIP). “Yo venía de cuidar a mi papá que estaba internado, y cuando estaba acostado en mi pieza mi mamá vino a decirme que me buscaban para que vaya a tocar a una fiesta, le pedí que les dijera que no podía porque no estaba de ánimo, pero como insistieron e invocaron el nombre de un amigo, me fui hasta la vereda”, contó.
Dijo que mediante engaños fue conducido hasta un “Chevy” que estaba estacionado frente de su casa, donde recibió un culatazo con una pistola en la cabeza y fue introducido dentro del vehículo y trasladado hasta la denominada “Side santiagueña”. Conmovido, expresó que en ese momento deseó que “mi madre no haya visto esa imagen, mientras me pegaban”. Una vez en la DIP, fue golpeado y picaneado, entre otros malos tratos.

Hoy declararán tres testigos con lo cual el proceso oral concluiría con la ronda testimonial. "

“Me metían y sacaban la cabeza del agua; en un momento, cuando se me corre la venda por la brutalidad con la que me trataban, veo que Ramiro López estaba sentado al costado de la bañera y Musa Azar parado en la puerta del baño”, relató Galván con voz quebrada.
Pero ésa no fue la única oportunidad en la que el músico fue sometido a torturas en la sede de la DIP. En otra lo desnudaron, lo recostaron en una cama y le aplicaron corriente. “Después me pegaron y me patearon en la cabeza, cuando se me sale la venda vi a Ramiro López, varios policías, uno de apellido Marino, y Musa Azar que estaba sentado en una silla con los brazos cruzados y apoyados sobre el respaldo de la silla”, contó.
Durante los tormentos le preguntaban por una bolsa que pertenecía a Mario Giribaldi, con quien Galván había compartido la escuela en el Bachillerato Humanista. “Yo les dije que no sabía nada, pero igual me pegaban”, narró.
Al cabo de unos días fue trasladado a un centro clandestino de detención en Tucumán, donde tenían alojados a los detenidos en un galpón y en el que la única comida que les brindaban era sopa y cáscaras de naranja o mandarina. “Nos peleábamos por la cáscara de mandarina, porque tenía más sabor que la de naranja”, contó el testigo que se alimentó de esa durante los meses de detención, bajando de sus 66 kilos normales a los 47.
En el lugar que reconoció como “Los Arsenales”, Galván fue introducido a un lugar donde pensó que estaba solo, pero después de unos minutos escuchó unos quejidos y se dio con eran de Giribaldi. “Le pregunté a Mario en qué me había metido y él me dijo que lo hiciera cargo de todo a él; estuvimos un rato y en un momento cuando logro mirar levantando la cabeza, por debajo de la venda, veo que no estábamos solos, había mujeres, chicos y ancianos en un gran galpón, es una imagen que nunca me la pude borrar de la cabeza”, contó un conmovido Galván, quien manifestó haber conocido el “horror y el terror” porque de noche “venían alcoholizados, sacaban siete u ocho detenidos para matarlos, a otros los enterraban vivos en un pozo”.
Al final de su testimonio que fue seguido por un respetuoso silencio por gran parte de la sala, totalmente indignada, Galván rogó sollozando que “ojalá que esto no le pase a nadie, menos a mis hijos, fue lo peor que le puede pasar a un ser humano”. Ese momento fue interrumpido por una de sus hijas que en medio de llantos gritó: “Esto es por culpa de ese hijo de p… que está ahí sentado”, señalando a Musa Azar Curi, que inmutable siguió las declaraciones.
Por último, Galván solicitó protección para él y su familia por temor a posibles represalias, ya que según una carpeta que recuperó de la vieja D2, le realizaron un seguimiento hasta el año 1996, es decir, durante 20 años.
Otros testimonios
Por su parte, Raúl Coronel también se mostró emocionado durante algunos tramos de su declaración, en la cual narró que fue detenido por Tomás Garbi en febrero del ’75 y que recuperó la libertad recién casi ocho años después. Añadió que obtuvo una “libertad vigilada”, en los primeros tiempos de democracia.
Después de ser torturado en la DIP por el aparato represor local, conoció a Cecilio Kamenetzky durante su cautiverio en el Penal, quien le había contado de los padecimientos a los que fue sometido por ser “judío y comunista”.
En tanto, el aviador Gustavo Urtubey relató que fue detenido en febrero de 1976, luego de colaborar -por orden de la Secretaría de Gobierno provincial- con el Operativo Independencia que se realizaba en Tucumán contra guerrilleros.
“Pensaban que yo había colaborado con los guerrilleros, hasta que comprobaron que no fue así; mientras tanto fui torturado durante dos meses en la ‘Side’ hasta que finalmente me dejaron en libertad”, recordó Urtubey, quien contó con lágrimas en los ojos que al día siguiente de ser liberado, su hija de 16 años (hoy sobreviviente), fue secuestrada por el grupo de tareas que manejaba Musa Azar Curi desde la DIP.
Fuente:ElLiberal                                                  

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