VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO - Informe de cómo ocurrió el crimen del estudiante
El asesinato de Kamenetzky se convirtió en un emblema de la búsqueda de justicia
Datos reveladores sobre su asesinato y cómo funcionaba el aparato represivo local que comandaba Musa Azar Curi.
El asesinato de Kamenetzky se convirtió en un emblema de la búsqueda de justicia
Datos reveladores sobre su asesinato y cómo funcionaba el aparato represivo local que comandaba Musa Azar Curi.
“Jorge Rafael Videla en calidad de jefe, Luciano Benjamín Menéndez, Antonio Domingo Bussi, Musa Azar Curi y Tomás Garbi en calidad de organizadores y Ramiro del Valle López Veloso en calidad de participe fueron integrantes de una organización delictiva que, habiendo usurpado el gobierno constitucional e instaurado el terrorismo de Estado en la Argentina, ingresaron al domicilio de la familia Kamenetzky por la fuerza, secuestraron el 9 de agosto de 1976 a Cecilio José Kamenetzky, lo privó ilegítimamente de su libertad, lo torturó salvajemente con fines políticos y el 13 de noviembre de 1976 lo asesinó cobardemente, por la espalda, en grupo y con el objeto de ocultar los anteriores delitos señalados. Cecilio José Kamenetzky tenía 18 años”.
La contundencia de los términos utilizados por el Ministerio Público Fiscal cuando solicitó la elevación a juicio oral contra los responsables del crimen del joven estudiante de abogacía, dan cuenta de que el secuestro, tormentos y asesinato de Cecilio no fue un hecho aislado, sino parte de un plan
Cecilio fue secuestrado de su domicilio en Roca (s) 1.195 el 9 de agosto de 1976 al mediodia."
sistemático pensado desde antes de la dictadura para eliminar a opositores políticos y que tuvo en Musa Azar Curi como el principal brazo ejecutor en Santiago del Estero.
Cecilio fue secuestrado de su domicilio en Roca (s) 1.195 el 9 de agosto de 1976 al mediodia."
sistemático pensado desde antes de la dictadura para eliminar a opositores políticos y que tuvo en Musa Azar Curi como el principal brazo ejecutor en Santiago del Estero.
Toda esa terrible historia comenzará a ser juzgada el próximo martes a las 9, en el primer juicio oral por lesa humanidad de la provincia, que tiene como principal imputados a Azar Curi, Garbi y López Velloso, miembros del violento aparato represivo local. Cecilio era un destacado estudiante que militaba políticamente en la Fundación Guevarista y que realizaba trabajos sociales. Sus compañeros de entonces relataban sus sueños de buscar un país mejor. Sus ideas fueron elementos suficientes para que el perverso aparato represivo local se ensañara con él. EL LIBERAL tuvo acceso al expediente judicial 836/09 de la causa, que narra con detalles sobre el por qué del asesinato de Kamenetzky y el contexto histórico en el que se produjo el brutal crimen.
Cecilio José Kamenetzky tenía 18 años, estudiaba derecho en la Universidad Católica de Santiago del Estero y había tenido una destacada trayectoria como estudiante de la primaria y secundaria, sobresaliendo como orador. Nació y vivió con sus padres, Elena Bulgarelli y Samuel Bernardo Kamenetzky y su hermana Adela, en la ciudad de Santiago del Estero.
El 9 de agosto de 1976, en el domicilio de la familia Kamenetzky, en Av. Roca (s) 1.195 de esta ciudad, Miguel Tomás Garbi –subjefe del Departamento de Informaciones Policiales (DIP), exhibiendo una credencial de la Policía de la Provincia y acompañado por otros policías, alrededor de las 13:30 horas, se lleva “detenido” a Cecilio José Kamenetzky. Lo llevaron por la fuerza, en un automóvil marca Peugeot, modelo 504, color amarillo, abollado y con manchas de óxido. Dicho automóvil es nombrado en numerosos testimonios como un vehículo utilizado por personal de la DIP para realizar secuestros y allanamientos.
Durante dos días la familia no pudo dar con el paradero de Cecilio, a pesar de recorrer comisarías, hospitales, etc., hasta que un vecino les informó que estaba en la DIP, dependencia a la que concurrieron y confirmaron que efectivamente se encontraba allí. La madre y la hermana de Cecilio iban diariamente a recoger un paquete de ropa sucia que devolvían limpia al día siguiente. En uno de esos envíos apareció una camisa perteneciente a Daniel Enrique Dicchiara, quien hasta ese momento se encontraba desaparecido. Reconocieron la camisa, en razón de mantener una estrecha amistad con su esposa.
Según consta en el expediente, en una oportunidad, a la familia de Cecilio Kamenetzky se le permitió verlo en la oficina de Musa Azar Curi en la DIP, adonde Miguel Tomás Garbi, recostado en un sofá, jugaba con una manopla de bronce, en clara actitud amenazante e intimidatoria.
Tras días de permanecer detenido en la DIP, el joven es trasladado al Penal de Varones en Alsina 850 y se le inicia una causa por infracción a la ley 20.840, caratulada “Supuesta Asociación ilícita e infracción a la ley 20.840” adonde también estaban imputados Luis Roberto Ávila Otrera, Juan Carlos Asato, Daniel E. Rizzo Patrón y otros que compartieron momentos con Cecilio durante el período de reclusión.
Indagatorias
El 2 de septiembre de 1976, Cecilio fue trasladado a la sede policial adonde el instructor, oficial principal Dido Isauro Andrada y el secretario policial, agente Antonio Álvarez, le tomaron declaración indagatoria, sin asistencia de abogado. Nuevamente es conducido a la cárcel. Posteriormente, el 23 de septiembre de 1976, el estudiante es llevado a sede judicial, para que sea indagado por el juez federal y su secretario. En el acta queda constatado que fue realizado sin abogado defensor presente. Sin embargo el magistrado dicta su procesamiento el 1 de octubre de 1976 por considerarlo responsable del delito de asociación ilícita “en concurso real con el de divulgación y distribución de material impreso con el propósito de alterar el orden institucional”, por lo que ordena su prisión preventiva.
Durante su detención en la unidad carcelaria, Kamenetzky relata a sus compañeros de prisión, los tormentos a los que fue sometido. Así lo atestiguó Ramón Orlando Ledesma Miranda, quien se encontraba detenido en el penal junto con Cecilio. Ledesma Miranda contó como su joven compañero de cárcel y otros reclusos solían ser retirados del Penal y devueltos luego de 5 días o más, en un estado lamentable “en malas condiciones, como ser totalmente golpeados, flacos”, según consta en los expedientes.
Miguel Ángel Cavallin, compañero de celda de Kamenetzky y Mario Giribaldi (otro desaparecido) atestiguó cómo Cecilio “contaba que durante sus torturas en la calle Belgrano, ponían especial énfasis en él por el hecho de ser judío, le decían ‘judío hijo de puta’”. Otro compañero del estudiante relataría años después, que en algunas conversaciones, Cecilio contaba “cómo Garbi y Ramiro López Veloso lo torturaban” y que se ensañaban con él por su “condición de judío y ‘comunista’”.
La firma de Azar Curi
Según consta en la causa, Kamenetzky y Giribaldi fueron retirados del Penal de Varones y llevados a dependencias de la DIP, con una autorización asentada en un papel firmado por Musa Azar Curi. En horas de la madrugada del 13 de noviembre de 1976, Kamenetzky fue asesinado por los disparos de Enrique Corvalán y Ramiro del Valle López Veloso, de acuerdo con la declaración de su propio jefe Azar Curi en sede policial. Allí argumentó que se trató de un intento de fuga, que Giribaldi se había logrado escapar y que Cecilio Kamenetzky fue abatido mientras intentaba saltar una tapia de los fondos del terreno.
Sin embargo, las pericias antropológicas señalarían años después, que Cecilio fue fusilado a corta distancia, por la espalda. La familia recibió la noticia de que hubo un tiroteo en la “Side” y temieron por la suerte del hijo menor. Para completar el cuadro dramático, ese mismo día el domicilio de los Kamenetzky fue allanado por militares que se robaron varios elementos.
Dos días después de estos hechos, Samuel, el padre de Cecilio, fue llevado en un automóvil por personal policial y no le permitieron que nadie lo acompañara. En el trayecto le comunicaron que debía reconocer el cadáver de su hijo en el Hospital Independencia. En la morgue, el cuerpo de Cecilio estaba en avanzado estado de descomposición, debido al intenso calor y a la falta de refrigeración. El velatorio fue realizado a cajón cerrado. Samuel para preservar de un dolor mayúsculo al resto de la familia, calló sobre cómo encontró los restos de su hijo. El pequeño cuerpo de Cecilio estaba destrozado.
En diciembre de 1976 los padres de Kamenetzky fueron citados por la Justicia Federal en donde se le entrega a la familia el acta de defunción, como una forma de intentar cerrar el episodio. Sin embargo, este hecho provocó que la familia iniciara una larga lucha por la verdad y la Juscia que en las próximas horas comenzará a hacerse realidad.
El aparato represivo se ensañó con la familia
Mientras Cecilio estaba detenido, Juan Bustamante -integrante de la DIP y cuyo seudónimo era “Sérpico”- rondaba constantemente a Adela, hermana de Cecilio. Se presentaba en los lugares donde ella se manejaba y entablaba conversaciones de índole política, exhibiéndole en una ocasión de manera intimidatoria, el arma que portaba. Adela contaría años después ante la Justicia, cómo a fines de agosto de 1976 la buscaron y la llevaron a la DIP. Allí Musa Azar Curi de manera amenazante le advierte que si alguna persona la contactaba por el tema de su hermano, debía ir a contarles a ellos, porque de lo contrario la pondrían a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Fue intimidada con amenazas, identificada en la Jefatura de Policía y llevada nuevamente a la DIP, de donde la dejaron ir. Además, la familia Kamenetzky soportó allanamientos con gran despliegue de personal militar, llevándose libros, máquinas de escribir, parlantes, discos y otros bienes, desde el momento del secuestro de Cecilio hasta el mes de diciembre de 1976.
EXPEDIENTE KAMENETZKY - Detalles cruentos de las operaciones del grupo de tareas local Documento judicial revela tormentos a los detenidos
Brazo ejecutor. Como jefe del Departamento de Informaciones Policiales daba las órdenes a los grupos de tareas represivos.El aparato represivo se ensañó con la familia
Mientras Cecilio estaba detenido, Juan Bustamante -integrante de la DIP y cuyo seudónimo era “Sérpico”- rondaba constantemente a Adela, hermana de Cecilio. Se presentaba en los lugares donde ella se manejaba y entablaba conversaciones de índole política, exhibiéndole en una ocasión de manera intimidatoria, el arma que portaba. Adela contaría años después ante la Justicia, cómo a fines de agosto de 1976 la buscaron y la llevaron a la DIP. Allí Musa Azar Curi de manera amenazante le advierte que si alguna persona la contactaba por el tema de su hermano, debía ir a contarles a ellos, porque de lo contrario la pondrían a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Fue intimidada con amenazas, identificada en la Jefatura de Policía y llevada nuevamente a la DIP, de donde la dejaron ir. Además, la familia Kamenetzky soportó allanamientos con gran despliegue de personal militar, llevándose libros, máquinas de escribir, parlantes, discos y otros bienes, desde el momento del secuestro de Cecilio hasta el mes de diciembre de 1976.
EXPEDIENTE KAMENETZKY - Detalles cruentos de las operaciones del grupo de tareas local Documento judicial revela tormentos a los detenidos
El poder absoluto de Azar Curi sobre el destino de los presos
En el transcurso de la instrucción de la causa, resultaron importantes los testimonios de Llapur Allall y José Manuel Silvetti. El primero en su carácter de Alcalde Mayor, jefe del Servicio Interno del Penal de Varones Provincial en el año 1976, declaró que “recuerda a los detenidos Kamenetzky y Giribaldi, con los que tenía un trato directo. Dice que estas personas, es decir, alguna de ellas, en forma asidua solían ser sacadas del penal, por personal del Departamento de Informaciones Policiales. Que para realizar estos procedimientos, los empleados designados para tal fin, solían traer una nota firmada en su mayoría por Musa Azar o bien por Garbi”.
Por su parte, José Manuel Silvetti, en su carácter de Director del Instituto penal de varones, en el año 1976 en su declaración recuerda como Kamenetzky y Giribaldi fueron retirados por personal del Departamento de Informaciones Policiales, vinieron “con una orden escrita en papel común y firmada” por Musa Azar Curi.
Las torturas sádicas y crueles
Las torturas sádicas y crueles
“Los detenidos eran sometidos a tabicamiento, engrillamiento, supresión de la identidad, condiciones de cautividad en tubos o leoneras, supresión de toda forma de comunicación humana, castigos permanentes como la picana eléctrica, amenazas de torturas, deficiente alimentación, falta de higiene, exposición en desnudez y otros padecimientos de connotación sexual, imposición de sesiones de tormentos físicos, brutalidad antisemita, entre otras barbaridades”, describe el expediente en el que se asentó la investigación por el crimen de Cecilio Kamenetzky.
Una policía contó cómo Musa hizo desaparecer a Giribaldi
Una policía contó cómo Musa hizo desaparecer a Giribaldi
Delia Myriam Carreras de Gómez, contó ante la Jefatura de Policía, el 25 de junio del año 1985, que en el transcurso del año 1976 prestó servicio en el Departamento de Informaciones. Señaló que en aquel entonces, pudo observar “la presencia de numerosas personas detenidas, entre ellas al ciudadano Mario Giribaldi al que únicamente lo conocía de vista, y que fue sacado del Departamento por Musa, “Pirulo” Garbi y Ramiro López. Aunque no supo el destino de Giribaldi, Delia dijo que “lo hicieron desaparecer, haciendo figurar a posteriori la evasión”.
Un Peugeot amarillo, el vehículo que usaban para los secuestros
Un Peugeot amarillo, el vehículo que usaban para los secuestros
Un automóvil Peugeot amarillo era usado por personal de la DIP en detenciones y allanamientos. A través de los numerosos testimonios, surge que fue el vehículo tanto para detener a Cecilio Kamenetzky y para llevarlo después desde el penal a la DIP.
En el expediente, Walter Bellido relató: “Que el siete de febrero de 1976, es secuestrado por Roberto Díaz y Miguel González quienes andaban en un Peugeot 504 de color amarillo. En ese auto iba también Ramiro López a quien conocía de la detención antes referida (...) es introducido al auto en donde le vendan los ojos y le atan hacia atrás, tirándolo sobre el piso del auto.”.
Luis Garay indicó: “Generalmente (los presos del penal) eran retirados en horas de la tarde en un auto Peugeot 504 amarillo que siempre manejaba Ramiro López”. Garay contó que un día se presentó Ramiro López en el penal en el mencionado vehículo para llevarse a Cecilio a la Side, pensando que iba a pasar hambre y frío le dio un poco de dinero y una campera al estudiante hasta que lo regresaran a la cárcel, “hecho que nunca sucedió”.
De la declaración de Rubén Aníbal Jantzon surge que en enero de 1975 fue secuestrado desde su lugar de trabajo, la oficina de Estadísticas y Censos ubicada en el Palacio de Tribunales y llevado en el Peugeot. De acuerdo con el expediente, “las personas que lo secuestran, eran cuatro hombres quienes decían actuar en nombre de la Policía, pero se niegan a presentar sus credenciales correspondientes, a pesar de lo cual reconoce a Ramiro López, a quien conoció por ser un personaje muy notorio de la Policía. Sin permitírsele comunicar la detención a sus superiores, es retirado del lugar de trabajo por la fuerza y trasladado, en un Peugeot color amarillo, hasta una casa ubicada en la Avda. Belgrano casi Alsina, donde funcionaba la DIP o Side”.
El sótano del horror
El sótano del horror
Los detenidos en el Departamento de Informaciones Policiales sabían que sufrirían tormentos cuando les avisaban que iban a ser llevados al sótano del edificio. Así surge del relato de los sobrevivientes, y en un caso, de un efectivo policial. “Los detenidos peligrosos eran llevados a un sótano, pude observar torturas a las que se los sometía”, atestiguó Carreras de Gómez, quien prestó servicios en la DIP, adonde vio cómo “lo pegaban a Giribaldi, es decir que le asestaban golpes de puño. El escenario de los hechos era el famoso sótano”.
El propio jefe incriminó a sus subalternos
El propio jefe incriminó a sus subalternos
Musa Azar Curi, en su testimonio ante la instrucción en la Jefatura de Policía, el mismo 13 de noviembre de 1976, pocas horas después del asesinato de Cecilio, declaró que “unos detenidos extremistas se habían fugado del Departamento de Informaciones, escalando la pared posterior”. “Constatando –prosigue- que un subversivo detenido integrante de una célula descubierta en esta provincia, de nombre José Cecilio Kamenetzky, al intentar evadirse escalando la pared de atrás del edificio desoyendo la voz de alto de oficiales encargados de la vigilancia, había sido eliminado al lado de esa misma pared, mientras que otro extremista, también integrante de una célula subversiva de nombre Mario Alejandro Giribaldi, había consumado la evasión escalando la misma pared y fugándose con rumbo desconocido”.
Es entonces que Azar Curi incrimina: “Se pudo establecer que en circunstancias que los oficiales Ramiro López y Enrique Corvalán cubrían puesto de refuerzo en la parte de atrás del edificio, viendo a ambos subversivos que escalaban la pared, dándoseles repetidamente la voz de alto y luego utilizando el arma provista, Corvalán primero y López después, habían eliminado a Kamenetzky cuando traspasaba casi la pared indicada, cayendo sin vida el subversivo hacia el interior”.
En la mira del fiscal
En la mira del fiscal
Musa Azar Curi estuvo a cargo de la Jefatura del Departamento de Informaciones Policiales. “Desde esa posición jerárquica daba las órdenes necesarias al personal policial del Departamento a su cargo para adecuar el accionar represivo en el lugar a las instrucciones que recibía de las autoridades militares superiores. En el caso investigado en este expediente, Musa dirigió a los policías a su cargo la orden de secuestrar a Cecilio José Kamenetzky, mantenerlo posteriormente en cautiverio, aplicarle tormentos durante la privación de su libertad y, finalmente, quitarle la vida”, señala el requerimiento fiscal al momento de hacer las imputaciones.
Agrega: “Sin sus órdenes específicas sería imposible que se haya victimizado a Kamenetzky y su familia ya que él tenía el dominio del hecho total e inmediato en los sucesos criminales relatados”.
ENTREVISTA - En diálogo con EL LIBERAL dio su visión acerca del primer juicio de lesa humanidad en Santiago
Para el fiscal Gimena, Azar Curi “controló secuestros y muertes”
Sostuvo que por las manos del ex policía “pasó toda la información referida a la vida de todos los santiagueños”.
Papel. Gustavo Gimena llevará adelante las acusaciones contra los represores imputados en el caso Kamenetzky.ENTREVISTA - En diálogo con EL LIBERAL dio su visión acerca del primer juicio de lesa humanidad en Santiago
Para el fiscal Gimena, Azar Curi “controló secuestros y muertes”
Sostuvo que por las manos del ex policía “pasó toda la información referida a la vida de todos los santiagueños”.
El fiscal federal, Gustavo Gimena, cumplirá un papel preponderante durante el desarrollo del juicio por el caso del asesinato del estudiante santiagueño Cecilio Kametezky, desde su lugar en el Ministerio Público asumirá la responsabilidad de evidenciar la culpabilidad de los imputados, entre los que se encuentra Musa Azar Curi, jefe del aparato represivo local.
En ese sentido, Gimena sostuvo en una entrevista con EL LIBERAL que durante el proceso de la Dictadura, ex titular del Departamento de Informaciones “controló estos secuestro y éstas muertes desde el dominio que tenía en este aparato organizado de poder que se sustentaba en las bases del Estado”.
El fiscal también brindó una minuciosa mirada acerca del primer juicio de lesa humanidad que se desarrollará, desde el próximo martes 14, en Santiago del Estero.
¿Hay pruebas contundentes para demostrar que hubo una organización criminal para desaparecer a opositores políticos en Santiago del Estero?
- No sólo en Santiago del Estero sino en toda la República, el tema del terrorismo de Estado en la Argentina en los distintos juicios que se llevaron a cabo para investigar lo sucedido en los ’70, comenzando con los primeros: la causa 13, donde se juzgó a los comandantes, a los que lideraron y organizaron el plan a lo largo y ancho del país, quedó plasmado con suficiente caudal probatorio que el terrorismo de Estado fue la aplicación y concreción de un plan pergeñado de antemano y con demasiada anterioridad al mismo Golpe de Estado y una guerra que jamás existió, que solamente era el pretexto para enmascarar lo que en realidad consistía este terrorismo, secuestrar personas, asesinar algunas, ocultar sus cadáveres y, en algunos casos, someterlos a tortura y liberarlas vaya a saber con qué criterio. Y esas personas que padecían este efecto del terrorismo debían responder a determinado perfil, gremialistas, abogados defensores de presos políticos, políticos progresistas en su momento, militantes de algunos partidos políticos u organizaciones sociales consideradas por los planificadores del terror como peligrosas en su estilo de vida que, al decir de ellos, debía ser occidental cristiana.
¿En el caso concreto de Santiago cómo estaba conformado este aparato de terror?
-Al igual que en otras provincias, la policía provincial estaba subordinada al poder militar, aquí en Santiago del Estero ese plan era dirigido y supervisado por personal militar, quienes se encontraban al mando del Batallón 141y también desde la 5ª Brigada de Infantería de Tucumán que hacía sentir su jerarquía sobre el batallón que existía en Santiago. Ese poder militar cumplía principalmente la acción de dirigir, planificar y encargarse que se plan macabro se cumpla en Santiago del Estero; los ejecutores concretos en la mayoría de los casos fueron policías, pero también hay casos que fueron los propios militares quienes fueron los autores materiales. Pero como regla podríamos decir eso, que quienes supervisaban y se encargaban que el plan se cumpla eran los militares, los concretos ejecutores, quienes entraban a las casas, secuestraban personas y aplicaban torturas en la mayoría de los casos eran las fuerzas de seguridad provincial; así se aplicó no sólo en Santiago sino en casi todas las provincias argentinas, donde los índices de la represión fueron menores en provincias como Buenos Aires, Córdoba y Tucumán, donde el ejército tuvo una participación mucho más que planificadores, responsables y veedores de que el plan se cumpla, también fueron los autores concretos en la mayoría de los casos. En provincias como Santiago y otras donde los índices son menores, comparándolas con los vergonzantes sucesos de Tucumán, Córdoba y Buenos Aires fue la policía la que hizo la mayor cantidad de desastres.
¿Fue Musa Azar Curi el brazo ejecutor de ese plan macabro en Santiago?
- Su responsabilidad surge a las claras, de su mismo legajo surge que fue el director del D2 (Departamento de Información Policial), por su escritorio y por sus manos pasó toda la información de Santiago referida a la vida, al acontecer, a las actividades (inclusive las privadas) que todos los santiagueños hacían. Fue que por su posición jerárquica, por su ubicación dentro de la estructura represiva policial, sabía lo que estaba sucediendo en la provincia y no sólo sabía sino que tenía poder para dar órdenes en el sentido de hacer o no hacer una determinada conducta dirigida a los agentes policiales de menor rango. Por eso su responsabilidad mediata, se aplica en casi todos los casos de la represión santiagueña, porque si bien en algunos casos no fue el actor material, sin embargo, controló estos secuestros y éstas muertes desde el dominio que tenía en este aparato organizado de poder que se sustentaba en las bases del Estado constitucional que ya había sido usurpado por estas fuerzas y esas posiciones jerárquicas que Musa ocupó hacían que dirija la actividad de este organismo de estructura de poder. Por esa posición es responsable de todo lo acontecido en Santiago durante su época al frente del D2.
De acuerdo con los testimonios de los sobrevivientes, ¿había un grupo parapolicial que ejercía una cruda violencia y aplicaba tormentos?
-Desde luego que esos grupos existieron en Santiago y fueron la última parte del eslabón de la cadena que llamamos estructura organizada de poder, allá en la cúspide estaban los autores de escritorio, los que pergeñaron el plan, y debajo de esa cadena, el último eslabón, es ese ejecutor final, todos ocupaban un rol indispensable porque el uno sin el otro no hubiesen logrado esta vergüenza para los argentinos y los autores directos, esos ejecutores del cual hablo, hubieron muchos en la policía de Santiago del Estero durante la época de la represión. Justamente tanto en el caso Kamenetezky, como en las mega causas que se vienen luego y en las que quedan por dilucidar, uno de los principales intereses que tiene el Ministerio Público es que no sólo se determine la responsabilidad de los autores mediatos, sino que también quienes ejecutaron el hecho, quienes en realidad dispararon el gatillo o aplicaron estos horrendos tormentos, sean condenados como autores directos y podamos individualizar a estos genocidas directos que hubo en Santiago del Estero.
¿Qué tipo de tormentos se aplicaban?
-Los mismos que en todo el país, picana eléctrica, submarino, colgaban a los detenidos de los pies con la cabeza hacia abajo, trompadas, introducciones en el cuerpo de elementos extraños, tormentos psicológicos y así podríamos seguir detallando más tormentos que se dieron en la república y que también existieron en Santiago, pero la verdad que son muy fuertes y muy tristes que vale la pena no mencionarlos por respeto a la memoria tanto de los que hoy no están como la de los que sufrieron estos tormentos y después fueron liberados, creo que es un tema que con mayor autoridad moral lo pueden contar ellos, la gente de los organismo.
Textos: Daniel Márquez y Rafael Ledesma.
Textos: Daniel Márquez y Rafael Ledesma.
Infografías: Pablo Álvarez y José Collado.
Fuentedeorigen:ElLiberal
Fuentedeorigen:ElLiberal
Fuente:Agndh
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