1 de octubre de 2010

ECUADOR.-INFORME ESPECIAL-



Estado de Excepción en Ecuador: Entre la odisea del socialismo y el diseño estratégico para la región
Por Juan Francisco Coloane
El movimiento de tropas que afecta la estabilidad política en Ecuador no es sorpresivo. Por el contrario, refleja un estado de situación que venía proyectándose desde que el Presidente Rafael Correa comenzó a revertir las prerrogativas de los enclaves tradicionales de poder. Uno de esos enclaves ha sido el ejército ecuatoriano, que ha mantenido un interés marcado por el ejercicio de la política y en el asumir la jefatura del Estado.

Es difícil anticipar qué podría ser, si es un golpe movimiento para saldar cuentas pendientes internas o es el diseño estratégico para la región. En ambos casos es grave, aunque sería gravísimo que fuera más de lo último. Honduras con Zelaya vienen inmediatamente a la mente.

No parecía creíble que Estados Unidos aún con la bonhomía de Barack Obama pudiera aceptar un modelo de socialismo de siglo XXI como lo profesa el presidente Correa. HiIlary Clinton estuvo en abril en Ecuador y pronunció elogios a la situación ecuatoriana, sin embargo la coyuntura actual es complemente diferente.

La crisis económica mundial no cede, una guerra ad portas en Irán, un golpe estado incubándose en Pakistán, leyes draconianas en Estados Unidos y Europa para detener la inmigración, y un proceso acelerado de recuperación de la hegemonía de Estados Unidos en la región.

En un momento reciente, en medio de la crisis económica y el desprestigio de EEUU por tener a George W. Bush en la presidencia, con Venezuela, Ecuador, Bolivia, y hasta cierto punto Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay convertidos en agentes antagónicos a la supremacía estadounidense, parecía inconcebible que la potencia mayor que es Estados Unidos perdiera la supremacía en la región que es la columna vertebral de su dominio en el hemisferio occidental

Correa llegó al poder con mucha popularidad anunciando cambios, y con el tiempo surgió el proceso de la constituyente de reformar a la Constitución con un 80% de apoyo popular.

En la situación ecuatoriana de transformación constitucional, los poderes tradicionales representados por los partidos políticos han sido mermados pero no han sido derrotados. Es posible que este movimiento de tropas no sea más que esta parte de la civilidad acudiendo a las Fuerzas Armadas para hacer salir del poder a este “usurpador” encarnado en la figura del presidente Rafael Correa.

El presidente Rafael Correa fustigó agresivamente a la clase política tradicional. Un periodista ecuatoriano entrevistado afirma: “Correa ha insultado a los miembros de los paridos tradicionales que han manejado el poder por lo que han hecho con el país y le ha sido difícil dialogar con ellos porque las premisas son diferentes”.

Parece que estos grupos políticos le “estarían pasando la cuenta” a Correa, y que el tema de la rebaja salarial en el ejército sería el pretexto para una decisión ya tomada en varios niveles. No se descarta el intenso proceso de lobby por parte de Estados Unidos para sacarle una mascada mayor al populismo de izquierda instalado en la región según la lectura del análisis acoplado a los alineamientos tradicionales. La continuidad de la tesis de autonomía del Gobierno de Lula, con la más que probable elección de Dilma Roussef en Brasil, inquieta demasiado al poderoso “establishment” de la política exterior estadounidense, que Barack Obama, lamentablemente no ha podido contener con su aire fresco de una nueva política internacional; lejos de la supremacía tipo guerra fría.

Una fuente periodística contactada en un viaje que hice a Quito en marzo de este año, me informó entonces de la personalidad del Presidente Rafael Correa con un dejo de insatisfacción, producto de un antagonismo generado entre Correa y algunos medios; como siempre aquellos de mayor circulación e impacto en la opinión pública.

Nos dice: “El presidente Correa tiene carácter mesiánico, y arrastra el problema de no haber arribado al poder con un partido político. Se apoya en un grupo heterogéneo y cuando habla del socialismo del siglo 21 es un grupo amplio que lo apoya, pero no es un partido político con inserción en las masas. Sin embargo también es apoyado por grupos que no profesan estos ideales”.

El Ministro de Defensa Javier Ponce ha sido un brazo derecho en la administración de Rafael Correa y en la contención de los apetitos políticos de los militares ecuatorianos y al parecer en esta coyuntura su rol no ha tenido el peso esperado.

“Javier Ponce es un periodista y escritor, pero en el fondo es un excelente analista político” dice nuestra fuente. “Proviene de una familia de izquierda de clase alta y el presidente Correa lo llamó para que manejara su oficina como su jefe de gabinete y después lo nombra en la cartera de Defensa”, agrega.

El ministro Ponce es un punto muy oscuro en el mapa del Pentágono respecto a las figuras que no podían existir en la discusión del futuro diseño estratégico en la región. Para algunos sectores del militarismo es como un infiltrado. Aún así, el 23 de septiembre último se reunía con Robert Gate, el jefe del Pentágono. El izquierdismo de Javier Ponce le está significando un costo a la estrategia de Rafael Correa de introducir su modelo de socialismo de Siglo XXI.

Rafael Correa no ha podido armonizar las obvias necesidades de participación popular con las demandas de los grupos tradicionales del poder, léase: banca, industria y agencias de servicios asociadas al capital transnacional en las áreas como energía, petróleo y telecomunicaciones. En este desencuentro, este movimiento de tropas ha encontrado el contexto propicio para su pronunciamiento decisivo.

“Correa ha querido que lo aplaudan los medios y cuando comenzamos a decir ciertas cosas ya no le gustó”, nos dice nuestro interlocutor en marzo con visión profética.

Escuchaba y pensaba en el gobierno de Rafael Correa con una oposición encubierta en apariencia, pero intensa y apasionada para recuperar el poder que no habían perdido, pero que se les estaba escapando de las manos.

Los cambios que ha efectuado Rafael Correa en este corto tiempo, igual dejan la impronta que Ecuador no será nunca el mismo, y que las elites tradicionales deberían encontrar una forma de organización social más representativa y participativa, si es que desean seguir gobernando.

Lo que ocurre en Ecuador, es la vieja polarización de la Guerra Fría entre socialismo o capitalismo fascista, pero con el ropaje nuevo adocenado de las transnacionales que vulgarizan todo hasta el punto que trafican con el poder en repúblicas y estados hechos a medias, con partidos políticos colocados en sus libretas de salarios e imposiciones.

Ecuador ofrecía esa posibilidad bastante similar a la que planteaba Salvador Allende 43 años atrás; una apertura al poder del pueblo y al poder popular. Pero no. El cavernario capitalismo no puede. Es una estructura que en lo político es completamente irracional a la hora de contabilizar rentabilidad y sus leales soldados que golpean hasta masacrar.

Todo se hace bajo la pantomima de la libertad, mientras los medios de información masiva son financiados por las mismas transnacionales que han cometido esos genocidios y se apoderan de la única instancia donde los pobres pueden negociar: El Estado.

Fue Honduras, ahora es Ecuador, mañana será Bolivia, esperemos que no sea, o Venezuela, y cualquier manifestación de disidencia a este capitalismo tan tramposo, malo y caro como lo ilustraba el analista David Borizón. Cada vez más no hay que ser tímido respecto a la dicotomía: o socialismo o barbarie.

Se acabó el tiempo de los análisis para contemplar o morigerar el comentario, es el tiempo de las opciones.
Fuente:Argenpress

En Ecuador se atenta contra la democracia y la libertad de expresión
Por Franklin Falcón (OPCION)
El gobierno de Rafael Correa ha resuelto eliminar las libertades políticas, hace pocos minutos declaró el Estado de Excepción y se ha tomado la señal de radio y televisión a nivel nacional, para emitir su versión sobre los sucesos que ocurren en el Ecuador desde tempranas horas de esta mañana, mientras su ministro del interior, Gustavo Jhalk, sostiene que el régimen no va a ceder a las exigencias de los miembros de la tropa de Policía y Fuerzas Armadas que se encuentran amotinados.

Al momento, la señal del canal público, Ecuador TV, es la única que se recibe en la televisión, así como en la radio. La construcción que hace el régimen a nivel mediático es que se trata de una conspiración de quienes se oponen al cambio, y para sustentar semejante falsedad, acude a personajes públicos descalificados para que expresen su respaldo al gobierno. Este es el caso de Abdalá Bucaram Puley, hijo del ex presidente Abdalá Bucaram Ortiz, que fue derrocado en 2007 por una rebelión popular, y es recordado por ser neoliberal y uno de los más corruptos de la historia. Así mismos se solidarizó, y extrañamente habló a nombre de los militares de la frontera, el ex ministro de Energía, Carlos Arboleda, quien fue parte del gobierno de Lucio Gutiérrez, también derrocado por las mismas causas.

Otro de los personajes que actuó en esta línea fue el rector de la Universidad Central del Ecuador, Edgar Samaniego, quien ha mantenido en esa casa de estudios un proceso de persecución política a los líderes estudiantiles de izquierda, y que es el responsable de que el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), Marcelo Rivera, esté tras las rejas por ya más de nueve meses, por el solo hecho defender principios como la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil y la gratuidad de la educación superior.

Al momento tratan de persuadir de que las cosas están en paz, pero nada dicen de los graves enfrentamientos que están ocurriendo en los alrededores del hospital en el que se encuentra asilado el presidente Correa. Los asambleístas de gobierno pretenden instalarse en el local del Consejo Nacional Electoral, mientras continúan las entrevistas a personajes progobierno.

Es un momento difícil para el movimiento popular organizado, para las fuerzas progresistas y de izquierda, por lo cual se espera la acción solidaria de los pueblos del mundo.


Llamado a la unidad por una democracia plurinacional de los pueblos
CONAIE
Un proceso de cambio, por más débil que sea, corre el riesgo de ser derrotado o juntarse a la derecha, nueva o vieja, sino establece alianzas con los sectores sociales populares organizados y se profundiza progresivamente.

La insubordinación de la Policía, más allá de sus demandas inmediatas, desnuda por lo menos cuatro cosas sustanciales:

1. Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y deslegitimar a los sectores organizados como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del Estado, lo que se ha hecho evidente por la rapidez con que reaccionó la fuerza pública.

2. La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al dialogo en la elaboración de las leyes. Hemos visto como las leyes consensuadas fueron vetadas por el Presidente de la República, cerrando cualquier posibilidad de acuerdos.

3. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lugar de propiciar el dialogo responde con violenta represión, como lo ocurrido en Zamora Chinchipe.

4. Este escenario alimenta a los sectores conservadores. Ya varios sectores y personajes de la vieja derecha pedirán el derrocamiento del gobierno y la instauración de una dictadura civil o militar; pero la nueva derecha, dentro y fuera del gobierno, utilizará esta coyuntura para justificar su total alianza con los sectores más reaccionarios y a los empresariales emergentes.

El movimiento indígena ecuatoriano, la CONAIE, con sus Confederaciones regionales y sus organizaciones de base manifiesta ante la sociedad ecuatoriana y la comunidad internacional su rechazo a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos también las acciones de la derecha que encubierta forma parte de un intento de golpe de estado, y por el contrario seguiremos luchando por la construcción del Estado Plurinacional con una verdadera democracia.

Consecuentes con el Mandato de las comunas, pueblos y nacionalidades y fiel a nuestra historia de lucha y resistencia contra el colonialismo, la discriminación y la explotación de los de abajo, de los empobrecidos, defenderemos la democracia y los derechos de los pueblos: ninguna concesión a la derecha.

En estos momentos críticos nuestra posición es:
1. Convocamos a nuestras bases a mantenerse en alerta de movilización en defensa de la verdadera democracia Plurinacional frente a las acciones de la derecha.

2. Profundizamos nuestra movilización contra el modelo extractivista y la implantación de la minería a gran escala; la privatización y concentración del agua, la expiación de la frontera petrolera.

3. Convocamos y nos sumamos a los diversos sectores organizados a defender de los derechos de los trabajadores, afectados por la arbitrariedad con que se ha conducido el proceso legislativo, conociendo que son reclamos legítimos.

4. Demandamos del gobierno nacional a deponer toda actitud de concesiones a la derecha. Exigimos que abandone su actitud autoritaria contra los sectores populares, a no criminalizar la protesta social y la persecución a los dirigentes; ese tipo de políticas lo único que provoca es abrir espacios a la Derecha y crea escenarios de desestabilización.

La mejor forma de defender la democracia es impulsar una verdadera revolución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en beneficio de las mayorías. En este camino la construcción efectiva de la Plurinacionalidad y el inmediato inicio de un proceso de revolución agraria y desprivatización del agua.

Esta es nuestra posición en esta coyuntura y en este periodo histórico.
Marlon Santi
PRESIDENTE CONAIE

Delfín Tenesaca
PRESIDENTE ECUARUNAIR

Tito Puanchir
PRESIDENTE CONFENIAE

Olindo Nastacuaz
PRESIDENTE CONAICE

Se diluye golpe de estado en Ecuador
Por Alberto Maldonado
A las 16:00 hs. de Quito (Ecuador) el golpe de estado ensayado por la ultraderecha ecuatoriana (seguramente con asistencia de organismos internacionales como la CIA, la USAID, la Ned, la SIP, el Grupo de Diarios de América) se está diluyendo, sin pena ni gloria.

Este momento, una marea humana se dirige al hospital de la Policía Nacional (en el centro occidente de Quito) a rescatar al Presidente Rafael Correa y llevarlo de regreso al Palacio de Gobierno (el Palacio de Carondelet) después de haber estado en una situación de secuestro, en manos de los principales actores de este fallido golpe de estado.
No hay que olvidar que el Presidente Correa fue operado por tercera ocasión en el hospital del Seguro Social Ecuatoriano y en tal virtud se encontraba imposibilitado de movilizarlo por sus propios medios. Sin embargo, fue lo suficientemente temerario como para presentarse en el cuartel policial (el Regimiento Quito No 1) en donde había comenzado, como a las 08:00 de la mañana, el amotinamiento policial.
A partir de esa hora, el Ecuador entero fue escenario de sin fin de rumores, especulaciones, decires y transmisiones en vivo y en directo de radios y estaciones de televisión. Todo lo cual daba la sensación de que el amotinamiento policial no fue sino la pantalla tras la cual comenzaron a actuar esas fuerzas derechistas (los pelucones) que desde hace tres años andan tras la persona de Correa y su Revolución Ciudadana. El propio jefe de estado, en más de una ocasión, ha denunciado que estos sectores golpistas tratan de salir de este mandatario, por cualquier vía, incluido el asesinato, que, en poco tiempo, ha sido capaz de conducir 6 procesos electorales y de ganarlos todos, como nunca antes había ocurrido en este país suramericano.
El alzamiento policial de este día jueves no fue sino un pretexto. La Asamblea Nacional (ex Congreso) había resuelto allanarse el día anterior, a un veto presidencial respecto de la nueva ley de Servicio Público; y en ese veto (un mecanismo absolutamente constitucional y legal, desde hace décadas) se eliminaban para militares y policías una serie de prebendas que recibían a título de ascensos, condecoraciones, cambios, etc.
Los sectores golpistas se aprovecharon de esta circunstancia para lograr la reacción violenta y sectorial contra esta aprobación legislativa, dándole un giro completamente falaz y diciéndoles que se había resuelto la supresión de una serie de derechos conquistados. Lo cierto fue que los mandos y la tropa policial, a primera hora, se declararon en una especie de inmovilización y recibieron al propio Presidente con abucheos y hasta con agresión física. Por suerte, la guardia presidencial y algunos funcionarios que lo acompañaban lograron rescatarle y refugiarse en el propio hospital de la Policía, que está junto al regimiento policial, a fin de que puedan darle los primeros auxilios y ponerle a buen recaudo de los revoltosos.
Mientras, la actitud policial fue inmediatamente respaldada en algunas ciudades del país, especialmente Cuenca, Guayaquil, Manabí. Y el esquema conspirativo quedó al descubierto en el momento que “fuerzas populares”, especialmente de maestros, de burócratas y de estudiantes universitarios de derecha, comenzaron a salir a las calles demandando la sustitución de Correa por una “Junta Militar-Civil” a designarse (¿)
En esta historia adquirían “primer nivel” grupos que se identifican con la Unión Nacional de Educadores (UNE) la FEUE (Federación de Estudiantes Universitarios) y el MPD (Movimiento Popular Democrático) que hasta hace poco estaban con la “revolución ciudadana” pero que cambiaron hacia la derecha desde el instante mismo en que el Gobierno Correa trató de rescatar el magisterio nacional, las universidades, hasta hace un par de años en manos de este partido político que se identifica como “marxista leninista” A ellos hay que agregar la dirigencia del movimiento indígena Pachakutec, que también quiso pescar prebendas a río revuelto, y que se ha ido a la derecha-derecha; y desde luego, sectores de la vieja política doméstica y de universitarios de la academia privada, a quienes la revolución ciudadana trata de obligarles a que, por lo menos, se orienten en el camino del desarrollo económico y social del país, y no como fuente de recursos económicos.
Pero bien, en esta tramoya, no faltaron algunos canales de televisión abiertamente opositores al régimen y estaciones radiales que se identifican desde hace rato con lo que el propio Correa les califica de la “peluconería mediática”.
Para el medio día, el panorama nacional comenzó a despejarse.
El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (General de ejército Ernesto González) en cadena nacional de radio y televisión, desmintió que las Fuerzas Armadas estén participando de la asonada y proclamó que respetan el orden constituido y sus autoridades libremente elegidas por el pueblo y de acuerdo a normas constitucionales. De Cuenca (la tercera ciudad del país) se presentó el propio jefe policial a desmentir que hay convulsión social y a decir que había tranquilidad y que las fuerzas policiales estaban cumpliendo con sus actividades normales.
Desde muchos países (Colombia, Venezuela, Cuba, México, Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Paraguay) comenzaron a llegar mensajes de sus jefes de estado denunciando el golpe de estado y exigiendo respeto al gobierno constitucional de Ecuador, no solo como tal sino en la persona del Jefe de Estado. Inclusive la OEA, tuvo pronunciamientos en ese sentido, no digamos UNASUR de la cual fue su presidente protempore precisamente Correa.
En horas de la tarde se había impuesto en todo el país, especialmente Quito, una “tranquilidad preocupante” ya que no terminaba de saberse el destino final del Presidente Correa, las manifestaciones populares en todo el país, la actitud de los conspiradores policiales y su destino final. Sin ser magos o adivinos, pero se puede prever que este intento de golpe de estado fue fallido y que seguramente se consolidará la institucionalidad en el país.
También había expectativa en torno a una sesión que estaba convocada para las 17:00 hs de Ecuador del pleno de la Asamblea Nacional ya que en horas de la mañana, la guardia legislativa (que también es policial) rodeó el edificio e impidió la entrada de todo asambleista, especialmente de los de Alianza País, que tuvieron que reunirse en otro local para rechazar el golpe de Estado.
Numerosos alcaldes y prefectos provinciales, dirigentes barriales y gremiales, inclusive legisladores de oposición, comenzaron a pronunciarse en contra del golpe de estado y de respeto a la constitucionalidad.
Seguiremos informando conforme vayan dándose los hechos concretos. Desde luego, en una situación como esta nadie puede asegurar a ciencia cierta que va a pasar en los minutos siguientes. Pero presumimos que el golpe ha sido liquidado, que el Presidente Correa sigue en funciones y que los golpistas y los jefes policiales que estuvieron en este suceso, paguen por su actitud.
Alberto Maldonado es periodista.
Fuente:Argenpress



GOLPE Y CONTRAGOLPE
Tras el levantamiento de sectores policiales y de la fuerza aérea, el presidente ecuatoriano fue secuestrado por los amotinados. Por la noche, fue rescatado en medio de un feroz tiroteo por tropas de
elite. Correa responsabilizó a grupos opositores por el intento de golpe.



TROPAS DE ELITE RESCATARON AL PRESIDENTE RAFAEL CORREA, SECUESTRADO POR LOS POLICIAS GOLPISTAS
“Se derramó sangre ecuatoriana inútilmente”
Unos mil policías se amotinaron en la mañana en el Regimiento de Quito en contra de una ley que recorta sus beneficios. El presidente terminó capturado. La gente salió a las calles a respaldar el gobierno. Por la noche, el desenlace.
“No voy a claudicar”, dijo con un tono emocionado el presidente Correa ante el levantamiento de los uniformados.

Imagen: EFE
“No habrá perdón ni olvido”, dijo un enfervorizado Rafael Correa ante una multitud tras ser rescatado por las fuerzas militares. Quito había vivido un día de caos después de que policías y algunos integrantes de las fuerzas armadas se sublevaran contra una ley impulsada por el gobierno y agredieran y secuestraran al mandatario en un hospital de la policía. Al conocerse los incidentes, la gente había salido espontáneamente a la calle a respaldar al gobierno. Con el correr de las horas había aumentado la tensión y la incertidumbre. Por la noche, comandos de elite de las fuerzas militares lograron rescatar al mandatario en medio de los choques con la policía. Hubo al menos 50 heridos a lo largo de toda la jornada.

El final fue tenso pero terminó con cánticos de alegría frente a la Casa de Gobierno. Correa tardó sólo siete minutos en llegar desde el hospital, donde estuvo por horas retenido, hasta el palacio presidencial. Desde ahí, el presidente ecuatoriano arremetió contra los sectores rebeldes. “¿Cómo pueden llamarse policías?”, se preguntó. “Se ha derramado sangre ecuatoriana inútilmente”, lamentó. Pero les advirtió a los que se levantaron que serían sancionados. “Avergüenzan a la institución policial. Tendrán que salir de las filas de la institución”, remarcó.

Cerca de mil policías se amotinaron en la mañana de ayer en el Regimiento de Quito, el principal cuartel del país. Los uniformados protestaban por la sanción de la Ley del Servicio Público, por la que se recortan algunos beneficios económicos para los integrantes de la fuerza. Después de dirigirse a los sublevados y advertirles que no daría marcha atrás con sus medidas, Correa sufrió golpes, balas de goma y gases lacrimógenos.

El jefe de Estado, que utiliza una muleta después de haber sido operado de una pierna, fue llevado al hospital de la Policía de la capital ecuatoriana. Desde allí, Correa habló con la Radio Pública y denunció que los policías intentaban introducirse en su habitación. “No voy a claudicar”, dijo con un tono emocionado. En esa entrevista, el presidente manifestó que la actitud de la policía parecía ir más allá de un simple reclamo y atribuyó la rebelión a un intento de golpe de la oposición. “Es una conspiración que se viene preparando desde hace tiempo”, añadió. Minutos después habló por la cadena Telesur el presidente venezolano. Hugo Chávez dijo que se había comunicado en varias oportunidades con su par ecuatoriano y que estaba secuestrado.

Por orden del Ejecutivo, se decretó el estado de excepción por una semana en el país.“Las Fuerzas Armadas están tomando todas las medidas dentro de la Constitución para garantizar el orden público”, declaró el ministro de Seguridad, Miguel Carvajal. El funcionario explicó que la medida habilita a los militares a salir a las calles para mantener el orden constitucional. Por su parte, el titular del Comando de las Fuerzas Armadas de Ecuador, Ernesto González, salió a confirmar su lealtad con el gobierno de Correa. El jefe militar despejó varios fantasmas y afirmó que sus compañeros de armas están subordinados a la máxima autoridad, que es el presidente de la República. El mismo Correa aclaró que de los 42 mil efectivos que tiene la Policía Nacional sólo unos dos mil mantenían una actitud que calificó como desquiciada, irracional y absurda.

Después de cinco horas sin noticias, el presidente Correa habló por radio. En esa comunicación, denunció estar secuestrado por los policías sublevados. En esas horas en las que estuvo en el centro médico, Correa recibió tres comisiones de los uniformados rebeldes. En cada encuentro, el mandatario ecuatoriano les repitió que no negociaría con ellos hasta que no depongan su actitud.

El presidente ecuatoriano no perdió la ocasión para acusar a la prensa “corrupta” por haber instigado a la rebelión policial con sus “distorsiones” de la información. “El Ministerio de Relaciones Laborales establecerá las compensaciones, eso no lo sabían. La ley ha sido súper buena, pero para que vean cómo se ha manipulado todo”, remarcó el presidente.

La ciudadanía le dio el apoyo a Correa. A primera hora de la tarde, desde el Palacio de Carondelet, pidieron a la gente que se trasladara al hospital donde estaba retenido Correa. Desde la Plaza de la Independencia, las personas se encaminaron hacia el centro médico. La policía los dispersó con balas de goma y con gases lacrimógenos. “La policía avanza y se repliega”, relató un fotógrafo ecuatoriano a este diario. El reportero estimó que cerca de unas cinco mil personas estarían en las afueras, escapando de la represión de los uniformados y de personas de civil que apuntaban contra los manifestantes, según reportó Telesur. Según informó el ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, en esos enfrentamientos habría resultado al menos una persona muerta y un número indeterminado de heridos.

El edificio donde funciona la televisión pública y la agencia estatal de noticias fue tomado momentáneamente por opositores. Uno de los que encabezó la toma, arengando por la libertad de expresión, fue el abogado del ex presidente Lucio Gutiérrez, Pablo Guerrero. Desde el oficialismo, apuntaron contra el ex mandatario derrocado en 2005 por la revuelta. El opositor acusó recibo y respondió: “El único responsable del caos que tenemos actualmente en el Ecuador es el gobierno abusivo, corrupto, prepotente de Rafael Correa”.

Por el contrario, el gobierno recibió el apoyo de la Corte Nacional de Justicia y de la Asamblea Nacional, que también fue ocupada por sectores contrarios al gobierno constitucional. La Organización de Estados Americanos (OEA), la Unasur, las Naciones Unidas, los Estados Unidos y otros gobiernos repudiaron la intentona contra el presidente Correa.

COMO EMPEZO EL DIA MAS AGITADO DE CORREA
“No daré un paso atrás”
El presidente Rafael Correa fue personalmente hasta el regimiento donde cientos de policías estaban amotinados por estar disconformes con una ley que recorta sus beneficios económicos. El mandatario ecuatoriano habló frente a las tropas y , abriéndose la camisa para mostrar que no llevaba un chaleco antibalas, los de-safió: “Si quieren matar al Presidente, aquí está, mátenme si tienen valor”. “No daré ni un paso atrás”, les advirtió Correa. Tras incidentes, el gobernante fue conducido al hospital de la Policía.

A primera hora, la ministra de Política, Doris Solís, declaró que el presidente consideraba disolver el Congreso y convocar a elecciones generales anticipadas, después de que su bloque legislativo rechazara parcialmente un proyecto de ley. Horas después, el presidente Correa fue personalmente hasta el Regimiento 1 de Quito, donde centenas de policías estaban acuartelados por la aprobación de la Ley de Servicio Público. Esa norma fue finalmente promulgada el miércoles y, entre otras cosas, proponía reducir los incentivos económicos que recibían los oficiales por ascensos, condecoraciones y antigüedad. La norma había sido ya aprobada por la Asamblea Nacional de Ecuador y vetada parcialmente por el Ejecutivo.

Cuando el mandatario fue hasta el regimiento donde estaban levantados los uniformados, fue repelido con bombas de agua y granadas de gas lacrimógeno. Los abucheos también fueron un arma que los policías empuñaron contra el gobernante. “La tropa, unida, jamás será vencida”, le hacían escuchar a Correa. Desde un balcón, Correa dijo lo que los policías no querían escuchar: que no habría marcha atrás con la ley. “Si quieren dejar a la ciudadanía indefensa y si quieren traicionar su misión de policías, traiciónenla”, advirtió a los acuartelados el presidente, que había ido acompañado por su ministro del interior, Gustavo Jalkh. “Este presidente, nuestro gobierno, seguirá haciendo lo que tiene que hacer”, agregó.

Según reportes, los agentes tenían tomados otros cuarteles en Guayaquil (suroeste) y Cuenca (sur). Pero la manifestación más numerosa fue la de la capital, que terminó con Correa retenido en el hospital de la Policía. La Ley de Servicios Públicos no sólo molestó a las fuerzas policiales, sino que también encendió una alarma en algunos sectores de la Fuerza Aérea. Unos 150 efectivos de esa arma ocuparon el aeropuerto de Quito e impidieron la salida y entrada de vuelos de la base Mariscal Sucre. Según informó el diario ecuatoriano El Universo, los militares rodearon el hangar donde están el helicóptero y el avión que generalmente usa el presidente, para evitar que el mandatario tuviera cómo desplazarse.


El análisis de Fidel Castro
Varias horas antes de la liberación de Rafael Correa, el líder cubano Fidel Castro dio por “perdido” el intento golpista en Ecuador y consideró que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, “no tendrán más alternativa” que condenarlo. “El presidente Rafael Correa se muestra firme e indoblegable. El pueblo está mucho más organizado. El golpe a mi juicio está ya perdido. Hasta Obama y la Clinton no tendrán más alternativa que condenar”, escribió Castro en un nuevo artículo de opinión publicado en el portal oficial Cubadebate.cu.

El ex presidente cubano calificó de “inverosímiles” las noticias llegadas desde Ecuador y destacó que entre los que rechazan lo ocurrido en el país se encuentran políticos conservadores como la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y el de Colombia, Juan Manuel Santos. “Hasta la Chinchilla protesta; incluso, el nuevo presidente de Colombia ha dicho que apoya a Correa”, afirmó Castro. Anteriormente, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, emitió una declaración en la que condenó y manifestó su “más enérgico rechazo” al “intento de golpe de Estado”, e instó al gobierno de Estados Unidos a condenarlo también.

LOS PRESIDENTES DE LA REGION LLEGARON A BUENOS AIRES PARA APOYAR A CORREA
La Unasur reaccionó sin fisuras
La Presidenta recibió en la Cancillería a sus pares de América del Sur y a la madrugada dijo: “Podemos celebrar que (Rafael) Correa ha sido liberado”. En el encuentro debatían si viajar hoy a Quito para reforzar ese respaldo.
Los presidentes de Perú (Alan García), Uruguay (Pepe Mujica), Bolivia (Evo Morales) y Chile (Sebastián Piñera).
Por Nicolás Lantos
“Podemos celebrar que el presidente (Rafael) Correa ha sido liberado. La situación en Ecuador se encuentra bajo control”, dijo la presidenta Cristina Fernández al abrir el encuentro con sus pares de América del Sur, que de urgencia llegaron a Buenos Aires para condenar el fallido golpe en Quito. La Presidenta y su marido, Néstor Kirchner, secretario general de la Unasur, siguieron desde temprano los acontecimientos y se comunicaron con sus pares de toda la región para coordinar una asamblea extraordinaria: ante la dificultad de hacerla en Quito, finalmente se decidió llevarla a cabo en la capital argentina, aunque se evaluaba que los mandatarios viajaran hoy a dar su apoyo al presidente Rafael Correa, que también ocupa la titularidad pro témpore de la organización continental. Además, manifestaron su repudio a la maniobra golpista y el total apoyo a las autoridades ecuatorianas.

“Sudamérica no puede tolerar bajo ningún aspecto que los gobiernos elegidos democráticamente se vean vistos presionados y amenazados por sectores que no quieren perder privilegios y prebendas”, se plantó desde temprano Néstor Kirchner, a través de un comunicado en el que transmitió el “compromiso y la más absoluta solidaridad del bloque regional” con Rafael Correa frente a la “sublevación al orden constitucional de sectores corporativos de las fuerzas de seguridad” ecuatorianas. “Sería un gravísimo retroceso para la región que volviéramos a aquellas épocas en que las minorías imponían sus decisiones por el uso de la fuerza –agregó–. El voto popular es el único camino legítimo para la toma de decisiones en nuestras sociedades.”

En el mismo sentido, poco después Cristina Fernández hizo lo propio a través de otro texto, en el cual reafirma que la República Argentina “condena” y “rechaza de manera categórica la sublevación de fuerzas militares y policiales que ponen en riesgo las instituciones democráticas en Ecuador”. La Presidenta sostuvo que “América latina no acepta más ataques a la democracia ni intentos de burlar la voluntad popular que se manifiesta en las urnas” y que “la Argentina estará al frente de la defensa de la democracia y los derechos humanos junto con los países hermanos de la Unasur y Mercosur”. Dicho y hecho, a primera hora de la tarde Fernández decidió levantar su agenda oficial para dedicarse a preparar el encuentro con sus pares.

Pronto se comunicó por teléfono con los mandatarios de la Unasur, que se plegaron a la propuesta: aunque la idea original era hacer el encuentro en Quito, para garantizar con la presencia de los presidentes la democracia ecuatoriana, la falta de garantías de que se darían las condiciones necesarias para el encuentro llevaron a que se decidiera realizarlo en Buenos Aires. Al convite sólo faltaron el paraguayo Fernando Lugo, por problemas de salud (está afrontando sesiones de quimioterapia para combatir un tumor), y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que se excusó por la cercanía de los comicios presidenciales en su país, que se llevarán a cabo el domingo. Ambos fueron representados por sus respectivos vicecancilleres.

En el ínterin, la Presidenta también pudo encontrar telefónicamente a Correa, que permanecía retenido. Fernández aseguró que encontró a su par “sereno” y “seguro” y que el ecuatoriano le ratificó que se encontraba “secuestrado” pero que no se dejaría “doblegar”. Luego, a primera hora de la noche, se dirigió al Palacio San Martín para esperar la llegada de las delegaciones. El primero en llegar fue el uruguayo José Mujica, que aterrizó en Aeroparque su helicóptero minutos después de las 21. Lo siguieron el boliviano Evo Morales, el peruano Alan García y el chileno Sebastián Piñera, al filo de la medianoche. Con más horas de viaje de por medio, el colombiano José Manuel Santos y el venezolano Hugo Chávez llegarían ya entrada la madrugada de hoy.

Aunque el hermetismo previo a la cumbre extraordinaria era muy fuerte, mientras se esperaba la llegada de los representantes de los miembros de la Unasur para tomar una decisión se barajaba la posibilidad de que hoy, a primera hora, sólo si las condiciones lo permitían, todos se trasladaran a Quito. Así lo confirmó, antes de ingresar al Palacio San Martín, el canciller Héctor Timerman.

Opinión.
Todo en movimiento
Por Mario Wainfeld
Pegado a la tele, al celular, leyendo los medios online, el cronista deplora estar en hora de cierre. Llegan imágenes en vivo desde Ecuador. El presidente Rafael Correa, liberado, sale al balcón del Palacio Carondelet y le habla a la multitud. Es fácil entender qué corean, una consigna clásica: “Correa, amigo / el pueblo está contigo”. Durante todo el día se vio al presidente (ex)poniendo el cuerpo, dando cuenta de un asombroso arrojo personal. Encaró a los policías sediciosos, habló en cuanta ocasión tuvo a mano (hasta desde un hospital), citó a Pablo Neruda. Hace un par de años, el cronista le hizo un reportaje en Quito. Los azares de la agenda de Correa forzaron una amansadora, muchas horas en su secretaría privada. Salvando las siderales distancias, su estilo era el mismo. Saltaba de un lugar a otro, cambiaba de itinerario, salía de sopetón a hablarle en lengua originaria a un grupo de maestros populares.

En el formidable libro Jefazo, el periodista argentino Martín Sivak escribe la crónica de un largo lapso que pasó junto al presidente boliviano Evo Morales. Describe características similares: activismo infatigable, audiencias a toda hora, pulsión por convocar actos a diario, afán por dedicarse a todo.

Lula da Silva, Cristina Fernández, Néstor Kirchner, ni qué decir Hugo Chávez, son también hiperquinéticos, hiperpresentes, enchufados 24 x 24 todos los días del año. Conducen países diferentes, tienen procedencias y prácticas distintas pero los homologa un modo directo, comprometido de hacer política. Todos somos semejantes a nuestros contemporáneos, acaso más que a nuestros ancestros.

La diplomacia presidencial de este Sur encastra con esa lógica. Muchos encuentros cara a cara, con agenda abierta, salteando las mediaciones convencionales. Los presidentes se exponen, conseguir consensos entre pares “en tiempo real” es un desafío.

Mandatarios de derecha, como el peruano Alan García o el chileno Sebastián Piñera, son tan enfáticos como el que más bancando a su par ecuatoriano. Una sabiduría colectiva mitiga las diferencias ideológicas: la paz y la estabilidad democrática son un recurso de la región. Recurso escaso, arduamente conquistado, sustento del crecimiento económico. El protagonismo local es otro signo de época. Barack Obama y Hillary Clinton defienden, de palabra, las instituciones de Ecuador. Pero los que acuden al galope a Buenos Aires, los que resuelven son los presidentes de Sudamérica. Brasil y Argentina han actuado siempre a la par, con sincronía y una eficacia inéditas.

La gobernabilidad es ardua. Nada está garantizado, baste recordar los golpes fallidos de Bolivia y Venezuela, el exitoso de Honduras, la bamboleante situación en Paraguay. Pero hay también aprendizajes colectivos, una solidaridad inédita.

El cronista termina esta columna. Seguirá prendido a la tele, al celular, a los online. Para dormir, habrá tiempo. Conmueve ver a Correa hablando sin parar, uno quisiera estar ahí. Es medianoche, hora argentina. Mañana a las 6, hora ecuatoriana, el presidente estará en su lugar de trabajo, con los diarios leídos, a mil por hora, sabiendo que no está solo en su país, ni en el vecindario regional.

LA MIRADA DE DOS ANALISTAS ECUATORIANOS
Los insubordinados están solos
Por Mercedes López San Miguel
Lo que empezó como una insubordinación policial por un tema económico derivó en una grave amenaza al orden democrático de Ecuador. Con el antecedente de la experiencia golpista en Honduras a la vuelta de la esquina, el gran interrogante en las horas agitadas de anoche era saber hasta qué punto se podía poner en jaque al gobierno de Rafael Correa. La tardía reacción de las fuerzas armadas leales al presidente precipitó el rescate del mandatario.

Horas antes, analistas ecuatorianos consultados por Página/12 señalaban que el levantamiento carecía de apoyos para prosperar. “No hay posibilidad de un triunfo político de los insubordinados, porque están solos, no tienen respaldo”, dijo ayer Adrián Bonilla, director de Flacso Ecuador. “Es distinto que Honduras, donde se dio la participación de organizaciones, gremios y partidos que apoyaron el golpe. Aquí nadie se pronunció a favor”, dijo José Luis Ortiz, analista del periódico El Expreso, de Guayaquil.

Sin embargo, durante la jornada llamó la atención que no se oyeran voces condenatorias de sectores de la oposición ecuatoriana. Los expertos fueron demasiado cautos al no usar el término “golpe de Estado”. “Nadie planteó ni la deposición ni la sustitución del mandatario. Es un secuestro violento del patrono políticamente significativo porque se trata del presidente”, dijo Bonilla.

Se le preguntó si el malestar en la policía venía de antes. “Ha habido una serie de regulaciones que erosionaron la autonomía de las instituciones y disminuyeron las competencias de los mandos. La gota que colmó el vaso fue la aprobación de una ley que regula el servicio público y elimina el texto que mantenía beneficios económicos a esas fuerzas”, dijo Bonilla. El analista agregó un dato. “El malestar coincidió con que dentro de la gobernante Alianza País unos 20 legisladores votaron en contra de las leyes de servicio público y de Educación Superior. Correa amenazó con la disolución de la Asamblea Nacional, pero quedó sólo en una amenaza”.

Para Ortiz, el gobierno no manejó bien el consenso. “En el Congreso, el oficialismo en algunos casos tuvo que negociar con la oposición, le envió el texto a Correa, quien lo vetó. Después el bloque oficialista no ratificó los acuerdos.”

Y eso que Correa quería hacer más eficiente y transparente a la policía.

OPINION
La Revolución Ciudadana bajo fuego
Por Gabriel Puricelli *
Un brote anómico de la policía ecuatoriana ha hecho trastabillar al “gobierno de la Revolución Ciudadana” de Rafael Correa. Lo que ha constituido desde el principio un golpe de Estado, en tanto arrebató de las manos del mandatario el monopolio de la fuerza legítima, fue una acción que parece inspirada en dosis parejas de oportunismo y de conspiración.

Quienes la decidieron saben que el presidente Correa ha optado desde siempre por una estrategia de poder que consiste en la renovación permanente de la legitimidad de su gobierno y que desdeña la cristalización del poder en partidos o instituciones. Como una bicicleta que sólo mantiene su equilibrio si sostiene cierta velocidad, se trata de un poder al que una embestida lateral puede hacer rodar por tierra, a condición de que su velocidad sea baja. Algunas indicaciones de pérdida de velocidad habían provenido de la ruptura del movimiento Pachakutik (brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie) con Correa, de las protestas recientes de algunos sindicatos y –sobre todo– de la ruptura del bloque parlamentario de la oficialista Alianza País (Patria Altiva I Soberana) en la Asamblea Nacional, a la hora de considerar el veto del Ejecutivo a la Ley de Servicio Público.

Estos hechos actuaron como señal para una fuerza golpista que estaba agazapada y que esperaba la ocasión de comprobar si el de Correa era un gobierno tan débil como los de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez, protagonistas de esa endémica inestabilidad ecuatoriana a la que Correa le puso fin. Puesto a prueba, ha demostrado disponer de unas reservas de energía ciudadana de las que carecieron sus predecesores, con su legitimidad carcomida por dosis variables de locura, corrupción y neoliberalismo.

La intentona se resiste a ser leída en clave de los viejos golpes del tiempo de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Es por eso que la hiperactividad diplomática de la Unasur y sus miembros y los reflejos ágiles de la OEA pueden ayudar a ponerle fin rápidamente. Es por eso que la reacción de los EE.UU. es claramente condenatoria y que hasta el pinochetismo chileno la rechaza. No se trata de una repetición de Honduras, en tanto no se puede trazar una correspondencia inmediata de los golpistas con una clase social.

En la medida en que termine de fracasar un golpe cuya acción no parece alcanzar a expandirse territorialmente, tal vez Correa decida avanzar en la propuesta que ya había hecho días atrás: ejecutar la “muerte cruzada” de Asamblea Nacional y presidencia que prevé la Constitución, para renovar otra vez su legitimidad en las urnas y recuperar velocidad de marcha. Sin ella, la Revolución Ciudadana puede ser vulnerable al ataque de la reacción.

* Coordinador, Programa de Política Internacional, Laboratorio de Políticas Públicas (http://www.politicainternacional.net).


OPINION
Ecuador tiene su Maldita
Por Martín Granovsky
Desde Brasilia
Corría la segunda vuelta de café cuando Lula dijo: “La izquierda hace una opción por la democracia”. Y después agregó: “La que da los golpes no es la izquierda. No fue nadie de izquierda el que dio el golpe en Honduras”.

La frase de Lula fue parte de la conversación que aceptó mantener ayer por la mañana con varios medios, entre ellos Página/12.

Vale un dato: cuando el presidente brasileño lanzó esa definición, a media mañana, no parecía estar al tanto del alzamiento en Ecuador, porque nombró a Rafael Correa dentro de los procesos de cambio en el continente y no mencionó ninguna chirinada.

Vale otro dato: un diplomático latinoamericano que pidió reserva de identidad contó ayer por la tarde a este diario que a las 9 de la mañana se reunieron en la sede ecuatoriana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso, un grupo de expertos y militares, entre ellos parte de la plana mayor de la Inteligencia de Ecuador. Y, al parecer, no sabían nada.

Es muy pronto para evaluar seriamente qué sucedió y qué sucederá en Ecuador. Pero en un análisis a fondo conviene quitar de en medio alguna retórica heroica que no aclara en absoluto el entendimiento.

Rafael Correa no es Salvador Allende. No lo es en términos personales, pero sobre todo vive otro tiempo histórico. Cuando Augusto Pinochet derrocó a Allende el 11 de septiembre de 1973, los Estados Unidos de Richard Nixon y Henry Kissinger ya habían comenzado la cuenta regresiva para América latina. Con ayuda de la elite uruguaya habían impulsado el golpe en Uruguay, y tras el de Chile vendría el golpe argentino de 1976.

La situación actual es diferente. Por un lado, ninguno de los procesos de cambio en América latina planea una revolución socialista, ni siquiera por la vía pacífica. Por otro lado, Washington no tiene en sus carpetas un dominó que acabe con las democracias.

Es verdad que la Administración Bush alentó el golpe contra Hugo Chávez en 2002 y coordinó actividades con los empresarios que lo encabezaron. También es cierto que en junio del 2009 el gobierno de Barack Obama o estimuló o encaró con demasiada contemplación el golpe contra el presidente hondureño Manuel Zelaya y las elecciones viciadas que remataron en el triunfo de Roberto Micheletti. Brasil fue muy duro contra el golpe. También la presidenta Cristina Kirchner. Por eso la Argentina no reconoce al nuevo gobierno y Néstor Kirchner llama “señor”, y no “señor presidente”, a Micheletti cuando se lo topa en algún acto internacional, como la asunción del colombiano Juan Manuel Santos.

El alzamiento ecuatoriano de ayer, ¿puede ser comparado con los golpes de la década del ’70, con el intento de golpe en Venezuela en 2002 o con el golpe hondureño de 2009? En principio, no.

Tres elementos más a tener en cuenta:

- Las relaciones de Correa con los Estados Unidos están en su mejor momento desde que asumió, en 2006. Por eso ayer la embajadora norteamericana en la OEA, Carmen Lomellín, dijo que su país “respalda al gobierno democrático de Rafael Correa”. Y por la noche la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, expresó “apoyo total” a Correa y dijo que los Estados Unidos deploran “la violencia y la ausencia de legalidad”.

- El vecino más complicado de Ecuador, Colombia, varió de posición cuando Santos asumió en lugar de Alvaro Uribe. Como gesto, Santos hasta le dio el disco duro de la notebook del jefe muerto de las FARC, Tirofijo, asesinado por tropas colombianas en territorio de Ecuador, lo cual desató una crisis diplomática que los dos países están suturando.

- Correa tiene más del 50 por ciento de aprobación popular, según las encuestas. En 2009 ganó su última elección en primera vuelta y su mandato se extiende hasta el 2013. Un record democrático si se tiene en cuenta que entre 1996 y 2006 ningún presidente había podido terminar su mandato. En 2009 el segundo, el ex presidente Lucio Gutiérrez, cuyo nombre circuló como presunto instigador de la rebelión de ayer, no había llegado al 30 por ciento de los votos.

Sería frívolo minimizar la crisis ecuatoriana, sobre todo cuando aún no se sabe si detrás del alzamiento policial hay un plan de la oligarquía costeña de Guayaquil. Por principio, además, cualquier riesgo para la democracia debe ser tomado en serio por Sudamérica, tal como hicieron ayer los países de la región: la debilidad de uno puede ser, si se la tolera, la debilidad de todos.

El indicio más urgente para evaluar cómo sigue la crisis es la seguridad personal del propio Correa. Y luego, si la crisis se resuelve bien, habrá que observar qué rumbo toma el presidente ecuatoriano. Una chance es que disuelva el Congreso y llame a elecciones para purificar su propio bloque, el de la Alianza País, que votó dividido el cambio de régimen para los policías. Otra chance es que ordene a sus cuadros políticos de confianza –que no abundan– el refuerzo del control institucional sobre los organismos del Estado. Por ejemplo, el control sobre esa policía que ayer quiso pasar a la historia como una peligrosa guardia bananera o, más acá, como la maldita Bonaerense del comisario Pedro Klodzyck.
Fuente:Pagina12

Venezuela advierte que golpe en Ecuador fue fabricado en un laboratorio de EE.UU.
El vicepresidente llamó a los venezolanos a movilizarse a favor de la democracia en Ecuador
Foto:Telesur
El vicepresidente llamó a los venezolanos a movilizarse a favor de la democracia en Ecuador (Foto: teleSUR). El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llamó a mantener una vigilia permanente en el país hasta que Ecuador triunfe, así lo informó el vicepresidente, Elías Jaua. Del mismo modo, aseguró que la problemática que vive el país andino forma parte de un golpe de Estado auspiciado por el laboratorio del Departamento de Estado de Estados Unidos.

El vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, aseguró este jueves que el conflicto en Ecuador no es una simple manifestación de la Policía Nacional sino "es otro golpe de Estado de laboratorio" de Estados Unidos.

"No es una huelga de policías, sino es otro golpe de Estado de laboratorio del Departamento de Estado de Estados Unidos", sostuvo el vicepresidente venezolano durante un acto público con el embajador de Ecuador en Caracas, Ramón Torres.

Jaua anunció una vigilia permanente a las afueras de la legación diplomática ecuatoriana hasta que triunfe el pueblo, que se encuentra en las calles para intentar liberar al gobernante ecuatoriano, Rafael Correa.

"El comandante en jefe (presidente venezolano, Hugo Chávez) ha pedido que el pueblo venezolano se mantenga en vigilia", declaró.

Chávez llamó a "mantener la movilización en toda las ciudades del país, en respaldo incondicional" a los ecuatorianos.

Ex presidente Lucio Gutiérrez lideró ataque contra televisión pública de Ecuador
Violentan entrada de televisora pública en Quito
Foto:Telesur
Violentan entrada de televisora pública en Quito (foto: teleSUR) El ex abogado de Lucio Gutierrez, Pablo Guerrero, lideró asalto a instalaciones de TV Ecuador, lo que confirma la teoría del presidente de Ecuador, Rafael Correa, según la cual Gutierrez forma parte del grupo que ha conspirado para llevar a cabo este golpe de Estado.

Las imágenes transmitidas por TV Ecuador sobre el ataque que sufrió su sede en Quito, muestran al ex abogado de Lucio Gutiérrez, Pablo Guerrero, liderando al grupo de personas que irrumpieron violentamente en el medio de comunicación.

El periodista de ecuatoriano, Marcos Párraga confirmó en conversación telefónica con teleSUR, que Guerrero junto con otras 40 personas rompieron las puertas principales de vidrio del edificio que contiene, además de la televisión, radio y prensa escrita de carácter público.

Párraga narró que Guerrero arengó en un discurso al grupo que lo acompañaba, inmediatamente después irrumpieron a la parte inferior del recinto con gritos de "fuera Correa" y trataron evitar que se siguiera transmitiendo.

Agresiones a la prensa internacional

Policías sublevados en contra del Gobierno de Ecuador, golpearon este jueves a dos fotógrafos de la AFP, además de despojarlos de cámaras y les obligaron a borrar material gráfico, denunciaron los reporteros.
Los fotógrafos fueron agredidos en los alrededores del hospital donde permanece secuestrado el presidente Rafael Correa, en el norte de Quito, recibiendo puñetazos y puntapiés por parte de los efectivos sublevados.

A uno de ellos le arrebataron una cámara fotográfica y otra de video, pero logró recuperar la primera en un forcejeo.

El otro fotógrafo fue retenido momentáneamente por cuatro agentes que también lo golpearon y le obligaron a borrar fotografías de la represión que los sublevados llevaron a cabo contra simpatizantes de Correa, que se dirigían hacia el centro médico para expresar su apoyo al mandatario.

"Me echaron gas en los ojos y me obligaron a borrar las tarjetas" electrónicas, relató el fotógrafo.

Correa afirma que policías sublevados eran infiltrados de Lucio Gutiérrez

 El presidente Correa se dirige al pueblo ecuatoriano luego de ser rescatado.
El presidente Correa se dirige al pueblo ecuatoriano luego de ser rescatado. Después de estar secuestrado por más de 12 horas en el hospital de la Policía en Quito, el presidente ecuatoriano fue rescatado en perfecto estado de salud. Al ser trasladado por la Fuerza Armada al Palacio de Carondelet, Correa aseguró que el ex presidente Lucio Gutiérrez está involucrado en el intento de golpe de Estado en su contra.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que los policías que se sublevaron este jueves contra su Gobierno y lo mantuvieron secuestrado por más de 10 horas, eran infiltrados al servicio del ex presidente, Lucio Gutiérrez.

"Pronto se descubrió (...) ahí salieron los verdaderos motivos 'nadie ha subido los sueldos como gobierno de la Revolución Ciudadana', me gritaron: '¡Mentiroso, fue Lucio (Gutiérrez)!'. La gente de Lucio, infiltrada, incitando a la violencia, ¡Cuanta irresponsabilidad!", dijo Correa en su primera aparición pública desde que inició la intentona para derrocarlo.
"Tuvo que ir el Ejército a rescatarnos (...) hay muchos infiltrados de partidos bien conocidos que quieren conspirar", agregó.

Ratificó que la ley de Servicios Públicos, aprobada la noche del miércoles y que era, según los rebeldes, la única causa de sus acciones, no será derogada.

"Por supuesto la Ley no será revocada. Con el diálogo todo, con la fuerza nada", dijo.

"Los cancilleres están trabajando en el planteamiento del SICA, todos lo vamos a apoyar" aseguró, al tiempo que dijo que todo el mundo respalda a Correa y la democracia de nación andina.

Por otro lado, subrayó que desconoce si existe alguna conexión entre los grupos de desestabilizadores que han intentado llevar un golpe de Estado en Bolivia y Guatemala, en años anteriores.

Manifestó que apoya a Rafael Correa, quien se encontraba secuestrado en el Hospital Metropolitano de la Policía, en Quito, la capital ecuatoriana.

A Correa "lo vamos a apoyar hasta las últimas consecuencias", aseguró el jefe de Estado guatemalteco, quien además dijo que no permitirán que los fusiles se apropien del Estado de derecho.

En cuantos a las acciones a tomar, señaló que en una primera fase se llevó el pronunciamiento de organizaciones multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y espera que el Grupo de Río también lo haga.

A su juicio, debido al golpe de Estado de Honduras y a este intento en Ecuador se ha luchado por el fortalecimiento de mecanismos multilaterales.

"Hemos estado luchando para fortalecer los mecanismos multilaterales, para hacer más contundente esto se va a fortalecer la Carta democrática de la OEA, para evitar que dinosaurios del pasado puedan quitarle a los pueblos su carácter democrático", aseguró.

A criterio de Colom, la unidad de Latinoamérica apuesta por la democracia, "pese a los dinosaurios que todavía piensan en un golpe mediático, de mercado para justificar y dejar a nuestros países pobres".

Correa explicó que, con la aplicación de la Ley de Servicio Civil, por la que protestaban los policías, se evitan los a busos, aprovechamientos de "bonos espirituales, sobresueldo cada tres meses", por lo tanto el Gobierno prohíbe ese tipo de barbaridades.

"Prohibimos todos eso bonos, canastas, condecoraciones. Lo prohibimos", reiteró.

Subrayó que los efectivos de la Policía Nacional, antes de la llegada de la Revolución Ciudadana, ganaban unos 250 dólares. Ahora "el policía que menos gana, gana 700 dólares, sin necesidad de bonos".

Sobre los señalamientos de los policías que le secuestraron, Correa indicó que los uniformados rebeldes le manifestaron que "no se han tomado en cuenta sus condiciones especiales de trabajo", y dijo que "es todo lo contrario, porque es la primera vez que un Gobierno reconoce beneficios a los funcionarios".

"Por primera vez se toman en cuenta, en el artículo 115, por primera vez se reconoce para la Fuerza Armada, policías, bomberos, sus horas extras, jornadas especiales y remuneraciones".

Rechazó que los policías no hayan leído la ley antes de sublevarse, en este sentido, el presidente Correa culpó a los conspiradores por manipularlos.

"La culpa la tienen los conspiradores de siempre, a través de los email (correos) que mandan tergiversando todo para ver si con la conspiración logran lo que no logran en la urnas", aseveró.

Expresó sentirse profundamente triste por la pérdida de vidas, y pidió un minuto de silencio por los fallecidos en el operativo que lo rescató.

"Los conspiradores de siempre secuestraron al Presidente y para liberarlo han caído hermanos ecuatorianos. Es un día de profunda tristeza que jamás creí que iba a llegar en mi gobierno de paz (...) la Policía que ha sido manipulada les pido empezar la reunión haciendo un minuto de profundo silencio", por los caídos.

Reiteró que los policías alzados no son todo el cuerpo, sino sólo unos pocos.

Relato de un valiente
El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, relató a los medios de comunicación de su país cómo se aproximó a las inmediaciones del Hospital Metropolitano de manera pacífica para rescatar al presidente Correa, junto a miles de personas.

''Miles de gases lacrimeógenos y finalmente con la mayor tranquilidad con una actitud pacífica llegamos hasta las puertas del hospital y miles de personas'', afirmó.

Explicó la forma violenta y agresiva como fue recibido en el centro de salud, donde los policías sublevados mantenían secuestrado al líder ecuatoriano.

''Dije que yo voy a sacar al Presidente, nos respondieron con gases lacrimógenos, a mí me pegaron en la cabeza'', declaró.


Unasur expresa enérgica condena contra intento de golpe de Estado en Ecuador

El canciller argentino, Héctor Timerman, leyó la declaración de la Unasur para rechazar el intento golpista en Ecuador.
Foto:TelesurEl canciller argentino, Héctor Timerman, leyó la declaración de la Unasur para rechazar el intento golpista en Ecuador. (Foto: teleSUR) Cancilleres del bloque visitarán este viernes la capital ecuatoriano para expresar apoyo al jefe de Estado ecuatoriano, quien estuvo secuestrado en un hospital de la ciudad de Quito por más de 12 horas, a manos de sublevados efectivos de la Policía Nacional.

Una enérgica condena expreso este viernes la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) contra el intento de golpe de Estado perpetrado contra el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y acordó la visita de los cancilleres de los países miembros del bloque a Quito para expresar su respaldo al jefe Estado ecuatoriano en las próximas horas.

los líderes de los países de Unasur reunidos en Buenos Aires aprobaron una declaración, leída por el canciller argentino, Héctor Timerman, en la que se "condena enérgicamente el intento de golpe de Estado y posterior secuestro del presidente Correa" y subraya la necesidad de que "los responsables de la asonada golpista sean juzgados y condenados".

Además, en el documento se advierte de que los gobiernos de la región "no tolerarán bajo ningún concepto cualquier nuevo desafío a la autoridad constitucional ni intento de golpe al poder civil legítimamente elegido".

"En caso de nuevos quiebres, adoptarán medias concretas e inmediatas, tales como cierres de fronteras, suspensión del comercio, tráfico aéreo, provisión de energía y servicios", agregó la declaración leída por Timerman.

Un grupo de efectivos de la Policía Nacional ecuatoriana secuestró al presidente Correa en un hospital de la ciudad de Quito, la capital del país, donde lo mantuvieron por espacio de más de 12 hora, hasta que fue rescatado a través de un operativo conjunto de fuerzas militares y unidades del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) del cuerpo policial.

En el proceso de rescate del mandatario ecuatoriano, que duró aproximadamente 35 minutos, se produjo un enfrentamiento entre los policías conspiradores y las fuerzas leales al Gobierno, el cual dejó un saldo de un efectivo del GOE muerto y cinco militares heridos

En la reunión extraordinaria de Buenos Aires, los mandatarios de las naciones que integran la Unasur además acordaron que, en la próxima cumbre ordinaria del bloque prevista para el 26 de noviembre en Guayana, se incorporará una cláusula democrática al tratado constitutivo de la Unión.

A la reunión, convocada de urgencia por la presidenta argentina, Cristina Fernández, y el ex presidente Néstor Kirchner en su calidad de secretario general de Unasur, acudieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Uruguay, José Mujica; Venezuela, Hugo Chávez; Perú, Alan García; Colombia, Juan Manuel Santos, y Chile, Sebastián Piñera, a los que luego se sumó el jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez.

Estuvieron ausentes los mandatarios de Paraguay, Fernando Lugo, hospitalizado en su país por una intoxicación, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, que participó en el cierre de la campaña electoral de esa nación.
Fuente:Telesur

El Colectivo de ex Presos Políticos y Sobrevivientes-Rosario, se suma a las organizaciones sociales, políticas, gremiales y estudiantiles de nuestro País, en repudio al intento de golpe de estado en Ecuador, en respaldo a UNASUR, MERCOSUR y ALBA, renovando el compromiso con  la militancia de la Memoria que nos obliga a recordar el mismo intento en Venezuela, Bolivia y el lamentablemente institucionalizado de Honduras.
Por la unión de todos los pueblos de la América del Sur, por la defensa de la democracia, por la militancia de la Memoria:
Acompañamos al Pueblo Ecuatoriano y su Presidente Rafael Correa.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

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