19 de octubre de 2010

LOS JUZGA UN TRIBUNAL LOS CONDENAMOS TODOS.

VIVIR PARA CONTARLO
Por Sonia Tessa y José Maggi

Juicio a Díaz Bessone: "Era una película de terror, era espantoso", señaló uno de los testigos al referirse ayer al centro clandestino de detención que funcionó en la ex Jefatura de Policía de Rosario.

JUICIO A REPRESORES: CUATROS TESTIMONIOS DE QUIENES SUFRIERON LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD
"No se puede cargar con tanto dolor"
Así lo señaló ante el Tribunal, Ana Koldorf, uno de los testigos que declaró en el juicio. También lo hicieron Juan Pablo Bustamante que criticó a su ex defensora oficial, Cosidoy; Gustavo Mechetti y Laura Torresetti, quien pidió no ahondar sobre su tortura.
Díaz Bessone, Lofiego y Scortecchini solicitaron seguir la audiencia desde una sala contigua.


La etapa crucial de la causa Díaz Bessone comenzó ayer con cuatros testimonios de quienes sufrieron los delitos de lesa humanidad que se ventilan en el juicio oral y público. Entre los testimonos figuró el de Juan Pablo Bustamante quien denunció que la actual camarista Laura Inés Cosidoy -quien había sido designada su defensora oficial- "amenazó a mi madre con hacerla detener por desacato sino dejaba de molestarla pidiéndole información sobre mi". Otro de los testigos fue Gustavo Mechetti, contó su detención el 26 de marzo de 1976, y su traslado al Servicio de Informaciones (SI) desde la cárcel de Coronda. Mechetti fue llevado en febrero de 1977 y permaneció allí dos meses, convencido de que su destino era ser ejecutado. "Era una película de terror, era espantoso, espantoso, espantoso", dijo Mechetti cuando le preguntaron sobre las condiciones de detención en el SI. Otra testigo fue Laura Torresetti, quien tres veces dijo que no quería ahondar sobre su tortura, aunque sí recordó que los compañeros decían que Lofiego quería "divertirse" en la sesión de torturas. La cuarta testigo del día fue Ana Koldorf: "Mi detención tiene 34 años y el testimonio inicial que hice tiene 26. La memoria es muy fluida, estos olvidos que tenemos son bastante sanadores. No se puede cargar con tanto dolor de manera permanente".

* El Tribunal, presidido esta semana por Jorge Benegas Echagüe, e integrado también por Otmar Paulucci y Beatriz Barabani, escuchó el largo testimonio de Mechetti. "Era una película de terror, era espantoso, espantoso, espantoso", dijo Mechetti cuando la abogada querellante de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Gabriela Durruty le preguntó sobre las condiciones de detención en el SI. "En Santa Fe al menos estábamos solos todo el día en el calabozo, hasta que venían y nos reclamaban para los interrogatorios. Al menos no veías frecuentemente personal que te fuera acosando todo el tiempo. Acá había la misma mugre, la misma pésima comida y la fricción permanente del personal de guardia, 24 horas todos los días", relató. Recordó también que había tres jefes de guardia. Uno era Managua, al que recuerda como el que generaba mayor fricción, el otro era Sargento y el tercero Darío. "Tenían perfiles distintos, una guardia era más violenta, otra más tranquila, en la otra no pasaba nada", recordó.

En el centro clandestino de detención fue recibido a los golpes, y luego fue interrogado. Recordó que Lofiego, luego de los interrogatorios, cambió de actitud, y mantuvo varias conversaciones con él. Es que Mechetti era oficial principal de Montoneros, y distintos miembros de las fuerzas de seguridad se acercaban para conocerlo políticamente. "Las condiciones de detención de ese momento, que eran muy rigurosas, producían un divorcio entre el prisionero y la estructura que quedaba afuera. A veces el interrogatorio sirve para vengarse o castigar, o para obtener información fresca, que yo no tenía. La organización se había modificado tanto en los meses que yo llevaba detenido. En mi interrogatorio me preguntaban banalidades, tonterías. Yo no tenía información de primera, de manera que saqué la conclusión de que era una venganza de Feced hacia mí", dijo Mechetti.

"¿Recuerda los motivos por los que fue detenido?", le preguntó el abogado defensor de Lo Fiego, Germán Artola. El fiscal Gonzalo Stara cuestionó la pregunta, ya que no es objeto del proceso, pero Benegas Echagüe le dio vía libre. "Empecé a militar cuando tenía 15 años. El hecho que llevó a mi detención fue una casualidad. Esto me lo contó el oficial que me detuvo, porque le resultó rara la patente del auto en el que iba. Lo estricto es eso. Mediando entre las dos circunstancias, otra alternativa que usted no desconoce es que se había producido un golpe de estado", contestó Mechetti. Sobre los interrogatorios, Mechetti puntualizó que "lo normal era la picana". Cuando terminó su testimonio, los aplausos inundaron la sala, que estaba llena de público.

* La segunda testigo de la mañana fue Laura Torresetti, que era militante de la Juventud Comunista y fue secuestrada el 12 de mayo de 1976, junto a Hugo Méndez y el padre de éste. Tres veces dijo la testigo que no quería ahondar sobre su tortura, aunque sí recordó que los compañeros decían que Lofiego quería "divertirse" en la sesión de torturas. Torresetti recordó que en agosto, cuando ya la habían trasladado a la Alcaidía, con otras prisioneras, llegó al lugar una joven que ingresó como NN, pero se identificaba como Dolores Aguirre y sufría amnesia. Estaba en muy malas condiciones. Un día fue llevada a un interrogatorio, y al volver contó que había sido torturada en presencia de sus dos hijas, Josefina -de cinco meses y Mariana, de un año. Las niñas habían recibido golpes también. En septiembre, se produjo el traslado de Ruth González, que fue llevada por Feced, Lofiego y el entonces jefe del SI, Raúl Guzmán Alfaro, en un taxi hacia la muerte. Aunque las otras presas espiaron por una pequeña ventana de la alcaidía, no alcanzaron a distinguir si Feced también subió en el vehículo. Cuando recordó la despedida de Ruth, admitió que la emoción volvía a invadirla, como le ocurrió ese día de septiembre de 1976. "Ella sabía cuál era su destino. Tenía dificultades para caminar, iba como un condenado a muerte, pero ni siquiera tuvo tanta suerte", relató Torresetti. También el final de su testimonio recibió aplausos de los presentes. Cuando la testigo salió de la sala, Josefina González -la niña golpeada por la patota a los cinco meses se le acercó. Las dos se abrazaron durante un rato, emocionadas.

* Por la tarde fue el turno de Bustamante quien narró lo vivido "desde el 24 de mayo de 1976 hasta el 11 de marzo de 1983, que es el tiempo que pasé en el Servicio de Informaciones sufriendo apremios, y en donde reconozco al Ciego Lofiego". El testigo se detuvo en narrar puntualmnte un caso que invoclura a quien hoy es una camarista federal: Laura Inés Cosidoy. "En su momento fui condenado por la justicia militar en 1976 76 y en 1979 el juez federal Guillermo Tschopp me inicia un juicio donde tenía como defensora oficial a Cosidoy, a quien no vi nunca. Sin embargo mis familiares sí la vieron, aunque no tuvieron información a través de ella, e incluso recibieron el maltrato de quien era entonces mi defensora. Mi madre concretamente fue maltratada por Cosidoy quien la amenazó con hacerla arrestar por desacato si seguía hinchándole".

"Reconozco que tal vez mi madre no haya estado con las mejores formas para tratarla -agregó-, pero no era forma de tratar a una madre que venían reclamando justicia desde hacia varios años".

* La cuarta testigo fue Ana Koldorf. "El 29 de mayo de 1976 fui a visitar a un par de amigas a una pensión de Santiago al 1200. Cuando me fui a retirar, se presenta una tormenta importante y las chicas me dicen que me quede. Mis amigas eran Liliana Paz y Elvira Marquez, me quede a dormir. A la madrugada, entre 4 o 5 de la mañana, nos despiertan golpeando y gritando 'requisa'. Entran muchas personas en patota, soldados y policías. Nos llevan a la Jefatura de policía. Me llevan al Servicio de Informaciones, a la rastra. Me llevan a una habitación o pasillo ancho, vendada y atada me ponen contra la pared. En esa situación varios me insultan, incluso uno me pregunta el apellido y al decírselo me insulta peor y me dan varios coscorrones por tener apellido judío. Paso muchísimas horas parada, a la noche, supongo que era la noche, me sacan, me encapuchan, me atan las manos, me bajan las escaleras del mismo modo en que me habían subido y me ponen en el baúl de un vehículo con una manta o frazada encima, me parece que me pusieron unas llantas encima como para que no me pueda mover. Me doy cuenta que era el baúl por las emanaciones de gas. Pasan unos 40, 50 minutos, una hora. Haciendo un paréntesis, mi detención tiene 34 años y el testimonio inicial que hice tiene 26, es muy posible que tenga lagunas en mi memoria. La memoria es muy fluida, lábil, dúctil, por lo tanto estos olvidos que tenemos son bastante sanadores. No se puede cargar con tanto dolor de manera permanente, de alguna manera la memoria nos ayuda a pasar a un lugar más profundo de la mente. Recorremos una hora y no tengo idea a dónde. Me bajan y me meten haciéndome agachar la cabeza como si hubiese una gran persiana a un espacio muy grande que supongo puede ser un depósito o galpón vacío porque retumban las voces. En ese lugar me desnuda, me suben a una mesa, me atan, me tiran agua y empiezan a torturarme con la picana en todas partes del cuerpo. Todos eran varones, uno de ellos estaba sentado en la cabecera de la mesa al lado mío que me iba preguntando mientras los demás me torturan de pie porque no había muebles. Después de una hora se detienen y dicen que tienen hambre".

"El otro episodio que quiero contar fue cuando nos quisieron sacar del pabellón para fusilarnos, no recuerdo si fue en junio o julio del 76. Una noche empezamos a escuchar mucho movimiento, entra una de las celadoras y nos grita que cerremos las ventanas y que nos acostemos. Al rato entra un tipo con uniforme, creo que era de la infantería de policia, gritándonos que preparemos a 15 de nosotras que nos iban a venir a buscar. Vimos cómo iban llegando féretros. Después nos enteramos que había habido un atentado contra Feced luego de un partido de futbol. Que la intención era duplicar el número de esos muertos con lo de las 15".

Al comenzar la audiencia, Ramón Genaro Díaz Bessone, José Lofiego y José Antonio Scortecchini solicitaron seguir la audiencia desde una sala contigua. De este modo, evitaron enfrentarse con los testigos.
Fuente:Rosario12

18 de octubre de 2010
Juicio Díaz Bessone: la palabra de los testigos
Descenso y ascenso del averno
Podrá discutirse hasta la eternidad la existencia o no de Dios. Pero ya no se animará a decir que el infierno es una fábula bíblica quien haya escuchado las declaraciones de los primeros cuatro testigos del juicio oral y público que se sustancia en el Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario (TOF”), contra un parte de la patota de la dictadura que comandó el temible Agustín Feced. Este lunes, Gustavo Mechetti, Laura Torresetti, Juan Pablo Bustamante y Ana Koldorf ‒sobrevivientes del terrorismo de estado‒ relataron el horror de los hechos que sufrieron en el Servicio de Informaciones de la Policía de Rosario con una entereza envidiable. “Vivimos una película de terror y espanto”, señaló Mechetti. “Luego de estos 7 años de cárcel, 1322 días, creo sentirme con todo el derecho de reclamar justicia por la ignominia sufrida”, reclamó Bustamante.

Juan Pablo Bustamante.

En su declaración brindada este lunes ante el TOF2, Juan Pablo recordó que fue detenido el 24 de mayo de 1976 a la salida de su trabajo en el frigorífico Swift, y que pudo identificar entre sus secuestradores al sub Comisario Raúl Guzmán Alfaro. En su pormenorizado relato indicó que fue ingresado al SI por Lofiego.

Bustamante rememoró los durísimos tormentos a los que fue sometido. “Me dieron golpes de puño, luego fui atado a una silla, donde recibí más golpes, patadas, picana, todo lo que hacen en la tortura. Fui desnudado. Recibía amenazas hacia mi persona y familiares”, graficó el testigo. “En esa una semana en el SI, todas las noches fui torturado”, agregó Juan Pablo.

“En la tortura no hay tiempo ‒refirió Bustamante‒. El hecho de vivir la tortura es un estado sin tiempo, cuando me dicen que pasaron 24 horas parecían muchísimo más”.

Juan Pablo indicó a los jueces que “las condiciones de vida en el SI eran terribles. Por los sufrimientos del propio cuerpo y la tortura de otras personas” .

Bustamante testificó que luego de que le obligaron a firmar declaraciones inventadas pudo ver claramente el rostro de uno de sus torturadores. “Vendado y esposado, quien me invita a firmar me dice “bajate la venda, qué me importa que me veas la cara”. Era Lofiego”, dijo Juan Pablo.

El ex detenido político declaró que luego le realizaron un “Concejo de Guerra” y que después fue varias veces trasladado a otras unidades de detención. En la cárcel de Coronda, Juan Pablo ‒entre otros‒ vio con vida a Daniel Gorosito, una de las víctimas de este juicio que posteriormente fue desaparecido. “Un día a Gorosito, lo llevan a enfermería, cuando vuelve comenta que lo iban a dejar en libertad, que era imposible, y que temía por su vida”, recordó Bustamante quien agregó que “más adelante llegan compañeros de Concordia, que nos dicen que habían leído en el diario que hubo un enfrentamiento en el que perdió la vida Gorosito”.

Ya en el año 79, todavía detenido en Coronda, Bustamante comentó que se le resentó como defensora oficial la actual jueza Laura Cosidoy ‒la cual el año pasado declaró haber sido amiga del dictador Leopoldo Galtieri‒. Juan Pablo afirmó que ante los reclamos de su madre para que Cosidoy intercediera por su hijo, la entonces defensora la amenazó con “iniciarle una causa por desacato”.

Bustamante planteo al TOF2 que “luego de estos 7 años de cárcel, 1322 días, creo sentirme con todo el derecho de reclamar justicia por la ignominia sufrida. Quiero que estas personas sean condenadas por sus atrocidades, por los vejamenes que pasamos los que estamos vivos, por todo eso vengo a exigir justicia”.

Juan Pablo recordó las conquistas laborales que la dictadura suprimió inmediatamente al dar el golpe de estado. “Lo que puedo colegir es que ese golpe militar fue hecho para un sector de nuestra sociedad que se benefició económicamente”, afirmó Bustamante. “Bien claro fue el Minsitro de Economía de los Genocidas, José Martínez de Hoz, cuando dijo “venimos a dar una vuelta de página””, rememoró el ex detenido. “Esto sufrido que estamos contando, es pequeño respecto al daño sufrido por la sociedad”, concluyó Bustamante, que en la actualidad es Secretario de Derechos Humanos de Amsafé Provincial, el gremio de los maestros estatales.

Ana Koldorf.

Ana Koldorf era en 1976 una joven estudiante, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El relato que Ana ofreció al tribunal fue breve pero contundente. En un momento de su testimonio, señaló una de las tantas injusticias a las que la impunidad sometió a los detenidos: “Quiero decir que mi detención tiene 34 años, mi testimonio 26. Es posible que tenga lagunas en mi memoria, la memoria es muy fluida, lábil, dúctil, los olvidos son bastante sanadores. Las personas que vivimos esto no pueden cargar con tanto dolor, tanto sufrimiento”.

Koldorf precisó que el 29 de mayo de 1976 fue secuestrada en la pensión de estudiantes donde vivían unas amigas, ubicada en calle Santiago 1200 de la ciudad de Rosario. “La tarde del 28 de mayo de 1976 se presenta tormentosa ‒relató Ana‒. Mis amigas Liliana Paz y Elvira Marquez, me dicen que me quede. A la madrugada tipo 5 nos despiertan golpeando la puerta y gritando “requiza”. Se presentan soldados y policías, recorren la pensión. Nos asustamos mucho. Nos detienen a Liliana y a mi, nos bajan, requizan la casa, antes de sacarme me vendan y atan las manos, me sacan hacia un vehículo que estaba en la calle. Mucha gente en las veredas, me suben a patrullero. Nos suben a los empujones por las escaleras que van hacia el SI, y me paran y llevan a una habitación o pasillo ancho, vendada y atada contra la pared. Estoy muchas horas, pasaban hombres que me insultaban, me daban coscorrones, había otras personas que estaban detenidos igual que yo. No pude hablar con ninguno. En esa situación me insultan, uno de ellos me pregunta el apellido, me insultan peor y me dan coscorrones porque era judía”.

Ana detalló cómo fueron los tormentos a los que la sometieron los hombres de Feced. “Me meten a un espacio muy grande ‒indicó‒, como un vacío. Retumban las voces. Me desnudan, me suben a una mesa, me mojan, me aplican picana en todas partes del cuerpo. Todos varones. Uno de ellos, sentado en la cabecera de la mesa al lado mío. Luego de varias horas de torturas hacen un recreo, dicen que tienen hambre. Se acomodan en la mesa en la que yo estoy acostada, apoyan las bandejas, las bebidas. Uno se sienta a mis pies, por debajo de la venda le veo la cara, pero no se quien es.
Estando en la Alcaidía una tarde lo vi pasar, llamo a mis compañeras, y me dicen es Seichuc, Jefe de Informaciones”.

Luego Koldorf prosiguió: “Me siguen torturando, me preguntan por nombres, me desvanezco y me despierto con uno de ellos que me desata la mano y me hace respiración boca a boca. Un señor gordo, con grandes bigotes, medio fofo. Dice: “ya está, está bien”. Me desatan, me visten y me ponen lo mismo con lo que me habían traído y volvemos”.

Laura Torresetti.

Laura Torreseti manifestó que fue detenida el 12 de mayo de 1976 “por hombres de uniforme marrón, fuerzas conjuntas según dijeron”. La ex detenida política describió que fue “trasladada primero a la Comisaría 5ta, y luego alojada en el SI, donde fui torturada, aunqeu no quiero ahondar en detalle”.

Toresetti indicó que vio “a gente de la patota debajo de la venda. Divisé a Lofiego, Omar, Jorge, César Piriz la Pirincha, Lofiego, Guzmán Alfaro”.

“La tortura la realizan en un lugar donde debía subir escaleras, el mismo día que llegué. Luego me bajan”, declaró Torresetti. “No pude ver al personal, sí me pareció ver a una persona que era similar a Lofiego. Cuando termina la tortura alguien viene y me dice: “soy Omar y te voy a vestir”. Me bajan y estoy un día en una camilla”.

Laura señaló que luego fue trasladada a la Alcaidía “para mediados de junio, donde estuve con muchas compañeras detenidas, llegamos a ser 30 personas, en lugar de 12 por 4. Dormíamos en colchones en el piso”.

Entre otros episodios Torresetti comentó que “un día cayó detenida una mujer como NN. Sufría amnesia. Dolores Aguirre, que cae con sus dos hijas. Se la llevaron una de noche, se podía ver que la subieron a un taxi, estaba Lofiego, Feced, Guzmán. Cuando me trasladan en noviembre a la cárcel de Devoto, me entero que apareció muerta con familiares”.

Gustavo “El Mono” Mechetti.

Gustavo Mechetti fue el primero en declarar este lunes. Ex militante montonero, fue detenido el 26 de marzo 1976, y refirió en su testimonio cómo fue paseado por diferentes cárceles del país hasta que fue trasladado al Servicio de Informaciones.

El “Mono”, como lo apodaban sus compañeros, recordó “las condiciones tenebrosas” a las que fue sometido, los castigos “con picana” que recibió en aquel el centro clandestino por la patota de Feced. “Te hostigaban las 24 horas, todos los días”, indicó.

El ex detenido identificó los nombres de varios de sus torturadores. Además de Feced, Mechetti señaló a los guardias “Managua, Sargento y Darío” y a los policías “Lofiego, el “Cura” Marcote, Finito. Picha, Kun Fu, kunfito, kuriaqui y el Ronco”.

El sobreviviente también recordó que pudo ver durante su cautiverio en el SI a otro compañero detenido, Osvaldo Vermeulen quien permanece desaparecido. “Estaba herido, no se le efectuaron curaciones, que le causaban más daño”, afirmó Mechetti. En la sala de audiencias se encontraba la Madre de Osvaldo, Norma, integrante de Madres de Plaza 25 de Mayo. El ex detenido fue muy gráfico para describir lo que vivió en el SI: “Fue una película de terror, espantoso”.

Aguante

Mientras dentro del tribunal declaraban los primeros cuatro testigos del juicio ‒de una lista de 160‒, afuera se realizó una larga jornada de aguante organizada por el Espacio Juicio y Castigo Rosario, que incluyó una radio abierta, la demarcación que une el camino desde el Servicio de Informaciones (en Dorrego y San Lorenzo) con el Tribunal (Oroño 940) y un festival de músicos populares.

Cabe recordar que los imputados de este juicio son el general retirado Ramón Díaz Bessone, los ex policías José Rubén Lo Fiego, Mario Marcote, Ramón Rito Vergara y el civil Ricardo Miguel Chomicky. Todos están acusados de privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos y asociación ilícita. Díaz Bessone y Lo Fiego además están procesados por 15 homicidios el primero y dos el segundo.
Fuente:DiariodelJuicio                                                                                    

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