27 de enero de 2011

CHACO: EX GERENTE DE CÁMARA DE COMERCIO FUE INFORMANTE DE LA DICTADURA.

Reportó para la inteligencia del Ejército
Ex gerente de Cámara de Comercio fue informante de la dictadura
Se trata de Carlos Alberto Báez. Su nombre aparece en la nómina del Batallón 601 de Inteligencia. Desde mediados de los años setentas, y por más 20 años, estuvo vinculado con las principales entidades que nuclean al empresariado chaqueño.

Carlos Alberto Báez, gerente símbolo de la Cámara de Comercio y Fechaco. Era informante de la dictadura.

La nómina desclasificada de civiles que reportaron al temible Batallón 601 de Inteligencia del Ejército durante la última dictadura sigue revelando el lado oscuro de algunos personajes chaqueños. Esta vez, quien fue descubierto por utilizar sus relaciones personales para delatar a sus pares en favor de la maquinaria del terror es un hombre que durante más de 20 años tuvo vinculación cercana con el empresariado chaqueño. Se trata de Carlos Alberto Báez, ex gerente de Federación Económica del Chaco y de la Cámara de Comercio de Resistencia. Su nombre y número de documento figuran en la lista de esa dependencia militar, responsable de la desaparición, tortura y muerte de miles de ciudadanos.

El hallazgo lo realizó en diciembre el publicista y dirigente empresario de dilatada actuación, Armando Sosa Mena. En una carta de lectores, y bajo el título “Sorpresa y desencanto”, Sosa Mena mostró su indignación ante lo que consideró una traición de quien hasta ese entonces consideraba “un gran amigo”. “El sector empresario puso de manifiesto su sorpresa y desencanto por la participación de un hombre que desde 1976 hasta no hace muchos años fue el gerente símbolo, primero en Federación Económica del Chaco (Fechaco) y luego en la Cámara de Comercio. Nos estamos refiriendo a Carlos Alberto Báez, (agente de reunión) DNI 7.458.023, clase 1936”, denunció el publicista.

Sosa Mena reconoce que hasta chequear que el Báez que figuraba en el listado era el mismo qué durante años trabajó a su lado nunca había dudado de su lealtad. Incluso reconoce que siempre se le entregó papeles que eran confidenciales dentro de las entidades empresarias. De hecho, el publicista confiesa que hasta la publicación de la carta de lectores en Norte tenía un diálogo periódico con él. “Después no me llamó más”, sostiene. “Posteriormente una persona me dijo que habló con él y Báez le reconoció que sí, que él había sido informante y que estaba muy arrepentido de eso”, asegura Sosa Mena, quien no toma este reconocimiento como un atenuante.

“Fue una gran defraudación y una gran irresponsabilidad de Báez, porque en Federación Económica y en Cámara de Comercio se trataban temas sensibles”, refuerza el empresario y también presidente de la Cámara de Comercio en los períodos 1986/88 y 1997/99. “No hacía falta andar con un fusil por la calle para que te metan preso”, reconoce. En este sentido, el publicista cree que el Ejército reclutó a Báez después de que se produjo el Golpe de 1976. “Él era gerente de Federación Económica antes del Proceso (de Reorganización Nacional). Mohando Soto, interventor de Federación Económica, designado por el gobierno militar, consintió la continuidad de Báez. Desde mi punto de vista fue ahí cuando él se inició como informante, seguramente influido o presionado. Un tiempo después, con la confianza que teníamos con él, lo llevamos como gerente de Cámara de Comercio donde estuvo hace no mucho tiempo”, comenta.

PAPELES
Si bien en la nómina del Batallón 601 hay desde torturadores probados y espías hasta empleados de ordenanza, el publicista comentó un episodio en el que se revela la posibilidad cierta de que Báez fuera un liso y llano delator. El último día de los 15 que estuvo detenido en la Alcaidía de Resistencia durante los últimos días de marzo y primeros de abril de 1976, Sosa Mena recibió la fatídica visita del mismísimo coronel Jorge Larrategui, jefe del Área 233 y uno de los jerarcas de la dictadura chaqueña.

Lo sentó frente a él y charlaron a solas en una habitación. En un momento dado, Larrategui sacó un papel manuscrito y se lo mostró, indignado. “Usted es un hipócrita”, lo increpó. “¿Por qué?”, se desencajó Sosa Mena. “Porque habla mal de sus compañeros guerrilleros. Por eso usted es un hipócrita”. Lo que tenía Larrategui en sus manos era un borrador manuscrito, con tachones, de puño y letra de Sosa Mena. El comunicado era una declaración pública de Fechaco repudiando el ataque de Montoneros a los cuarteles del Regimiento de Infantería Monte 29 de Formosa ocurrido en octubre de 1975. Ese papel era el mismo que Sosa Mena le había entregado a Báez para que lo pasase en limpio antes de que se publicara en los medios. “Siempre le dábamos los comunicados porque tenía mucha capacidad para redactar. Le dabas tres o cuatro conceptos y lo sacaba rápido”, recuerda ahora Sosa Mena.

Al ver el papel en manos de Larrategui, el publicista le explicó que era sólo un bosquejo de una gacetilla que se estaba armando a solicitud de la cúpula de Fechaco y que posteriormente se publicó en los medios locales. No obstante ese mismo día recuperó su libertad. Tiempo después, tuvo una charla con Báez recordando el episodio. Rápidamente el ahora confirmado espía del Ejército se desligó del hecho y elucubró varias teorías inculpando a otras personas de la entidad empresarial que tenían pasado o relación con militares. La charla quedó ahí.

“Ahora, atando cabos, me acuerdo que Báez siempre tenía carpetas con fotocopias de actas de reunión y de los comunicados y escritos que realizábamos en la Cámara de Comercio. Él decía que lo hacía por si se extraviaban y para hacer retoques de redacción”, recuerda con cierta indignación Sosa Mena.

Casualmente, tras la difusión del listado de los 98 civiles que reportaron desde el Chaco para la Inteligencia del Ejército, Báez, de 74 años, viajó a Tierra del Fuego con la intención de quedarse a vivir junto a su hija. No avisó a persona alguna de su entorno sobre esta abrupta desición. La sorpresiva partida del también escritor de poemas fue una movida curiosa para sus allegados, entre ellos Sosa Mena, quien hasta ese momento no tenía idea de lo que descubriría semanas después. “Le estábamos por hacer una fiesta de despedida, inclusive”, recuerda.

“Con Báez hay un gran dolor, porque lo considerábamos un gran amigo. Los que estábamos cerca jamás hubiéramos sospechado que él tendría una actitud tan peligrosa como esta", afirma Sosa Mena. “Ser un delator entre pares y amigos es una cosa indigna y vergonzosa”, sentencia.

EL BATALLÓN
Bajo la dictadura -y también desde tiempos previos- el Batallón 601 se especializaba en hacer inteligencia sobre todos aquellos grupos y personas consideradas subversivas, utilizando tácticas de infiltración, seguimientos, secuestros, torturas y desaparición final de sus cuerpos. Dependía de la jefatura II de la comandancia del Ejército y tenía destacamentos en todas las unidades que le reportaban directamente.

El Destacamento de Inteligencia 124 con asiento en Resistencia era una de esas dependencias castrenses. Con su base de operaciones por calle Brown al 156, el mismo tuvo varios jefes en su accionar durante la última dictadura: Armando Hornos (desde el 17 de noviembre de 1975); Herminio Quiroz (desde el 26 de noviembre de 1976); Roberto Martínez (desde el 27 de octubre de 1977); Ítalo César Pasquini (desde el 31 de octubre de 1979) y Dardo Herrera (desde el 30 de septiembre de 1981).

Con la difusión del listado del 601, se confirmó que la concreción de aquellos hechos contó con el aporte de Personal Civil de Inteligencia reclutado para infiltrarse en sindicatos, universidades, organizaciones políticas y sociales con el fin de recabar información para luego transmitirla a los grupos de tareas. Según explicaron los periodistas Adrián Murano y Franco Mizrahi, en la revista Veintitrés (publicación que difundió la nómina los más de 4.300 civiles de todo el país que actuaron dentro del Batallón), en la jerga del espionaje castrense, a esos informantes se los denominaba “Agentes de Reunión” y “Agentes de Producción”. En todo el país había unas 800 personas con esa especialidad. En el Chaco eran 19. Carlos Alberto Báez era uno de ellos.
FuentedeOrigen:ChacoDiaPorDiaFuente:Agndh


En la dictadura

Los civiles que reportaron al temible Batallón 601 en el Chaco
Casi un centenar de civiles trabajaron en el Chaco para el tristemente célebre Batallón 601 de Inteligencia entre 1976 y 1983. Forman parte del listado de más de 4.300 agentes dados a conocer a comienzos de este año. La nómina completa.
Por Bruno Martínez Miño

Edificio donde funcionaba el Destacamento de Inteligencia 124
Son 98 los agentes civiles que reportaban desde el Chaco al temible Batallón 601 de Inteligencia durante la última dictadura militar. El dato se desprende de la nómina desclasificada este año por el Ejército a solicitud del juez Federal porteño, Ariel Lijo, quien pidió conocer todos los nombres del personal que integró dicha dependencia militar, responsable de la desaparición, tortura y muerte de miles de ciudadanos.

A 27 años del fin de la última dictadura, el Chaco inició un camino sin retorno hacia la verdad. La realización de los juicios orales por la Causa Caballero y la Masacre de Margarita Belén son claros ejemplos de ello. Ahora, con la publicación de casi un centenar de agentes de inteligencia del Ejército que trabajaron en la provincia entre 1976 y 1983, se aporta tan sólo una pieza más a este rompecabezas que durante mucho tiempo estuvo cubierto por un gran manto de oscuridad.


Esta historia arrancó en el verano de este año. El 18 febrero, la revista Veintitrés dio a conocer la lista de más de 4.300 agentes civiles de inteligencia que reportaron para el Batallón 601 en la dictadura, un documento histórico que tuvo fuertes repercusiones en varias provincias. Sin embargo, en el Chaco pasó casi desapercibido, básicamente por dos razones. Una, tiene que ver con el escaso número de lectores que tuvo esa edición. Esta aseveración no hace referencia a un supuesto fracaso en las ventas –de hecho la revista se vendió como nunca-, sino que hubo un hombre que compró en Resistencia gran parte de la tirada que había llegado a la capital chaqueña con la clara idea de que nadie más pudiera conocer la información.

Con el rumor de que había un “comprador compulsivo”, algunos pocos revisteros antepusieron el derecho social a la información al mero beneficio económico que le representaba vender toda la edición de un tirón. “Decidimos esconder todas las Veintitrés que teníamos e ir vendiéndolas de a una. Al que preguntaba le decíamos que nos quedaba sólo un ejemplar”, confió a este medio la dueña de un kiosco céntrico.

El otro motivo tiene que ver con una omisión errónea que hizo la propia revista en el listado. En donde decía “Nómina del personal civil de inteligencia que revistó en el Destacamento 124 entre 1976 y 1983”, debería haber dicho: “Nómina del personal civil de inteligencia que revistó en el Destacamento 124 ‘Resistencia’ entre 1976 y 1983”. Faltaba sólo la ubicación de esa dependencia castrense. Esta falta fue detectada por CHACO DIA POR DIA al verificar los nombres y números de documentos con los que aparecen en el padrón electoral chaqueño del año pasado.

Así, este portal pudo confirmar que en aquel grupo de 4.300 agentes civiles había 98 que trabajaron para el Destacamento 124 de Inteligencia, con asiento en la capital chaqueña, el cual dependía del 601. La mayoría de ellos (los que están con vida, al menos) tiene poco más de 55 años y casi todos tienen domicilio en Resistencia. Algunos pudieron barrer bajo la alfombra su pasado y en democracia continuaron desempeñándose como profesores universitarios o folcloristas, entre otras actividades. Siempre con bajo perfil.


De todos modos, vale aclarar que la inclusión en la nómina del 601 no implica que los mencionados estén siendo investigados por la Justicia y mucho menos acusados de haber cometido crímenes de lesa humanidad. Pero todos fueron parte de la sección de Inteligencia de una de las fuerzas que gobernó el país en la dictadura. Y, dado el caso, sus testimonios podrían ser un importante aporte a las investigaciones por los delitos cometidos durante los años de plomo.


Entre los que sí se comprobó que participaron directamente en la maquinaria del terror, se encuentra Alberto Horacio Valussi, fallecido impune en agosto de 2009, a los 68 años. Valussi, que en el listado del Batallón 601 tiene el inofensivo rol de “dactilógrafo”, está acusado de participar en sesiones de tortura, como las que sufrió el ex detenido político, Hugo Barúa.


Además está sindicado como uno de los que participó del secuestro en Posadas de Fernando Piérola, uno de los fusilados en la Masacre de Margarita Belén. Mientras reportaba para al Ejército, Valussi se mostraba a la sociedad como un simple profesor de historia que dictaba clases en el colegio Don Bosco y en la Universidad Nacional del Nordeste. El propio Barúa, ironías del destino, fue alumno de Valussi y lo reconoció mientras lo torturaba.


EL 601
El listado del Batallón 601, que lleva la firma del actual jefe de Inteligencia del Ejército, César Milani, fue entregado al juez Lijo por Ramón Torres Molina, titular del Archivo de la Memoria. Anteriormente, Torres obtuvo la nómina gracias al decreto 4/2010 firmado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner que desclasificó esa información a comienzos de este año.


La nómina total incluye los nombres de 1.599 personas que se desempeñaron como agentes civiles de inteligencia en el Batallón 601 y 2.353 que cumplieron tareas en distintos destacamentos y secciones en diferentes lugares del país. El documento se complementa con una lista de 345 militares. Se estima que sólo el 10% eran agentes con identidad cambiada.


Bajo la dictadura -y también desde tiempos previos- el Batallón 601 se especializaba en hacer inteligencia sobre todos aquellos grupos y personas consideradas subversivas, utilizando tácticas de infiltración, seguimientos, secuestros, torturas y desaparición final de sus cuerpos. Dependía de la jefatura II de la comandancia del Ejército y tenía destacamentos en todas las unidades que le reportaban directamente.


El Destacamento de Inteligencia 124 de Resistencia era una de esas dependencias castrenses. Con su base de operaciones por calle Brown al 100, el mismo tuvo varios jefes en su accionar durante la última dictadura: Armando Hornos (desde el 17 de noviembre de 1975); Herminio Quiroz (desde el 26 de noviembre de 1976); Roberto Martínez (desde el 27 de octubre de 1977); Ítalo César Pasquini (desde el 31 de octubre de 1979) y Dardo Herrera (desde el 30 de septiembre de 1981).


Con la difusión del listado del 601, se confirma que la concreción de aquellos hechos contó con el aporte de Personal Civil de Inteligencia (PCI) reclutado para infiltrarse en sindicatos, universidades, organizaciones políticas y sociales con el fin de recabar información para luego transmitirla a los grupos de tareas. Según explican los periodistas Adrián Murano y Franco Mizrahi, en Veintitrés, en la jerga del espionaje castrense, a esos informantes se los denominaba “Agentes de Reunión” y “Agentes de Producción”. En el organismo revistaban en todo el país unas 800 personas con esa especialidad. En el Chaco eran 19.


Luego estaban los “Analistas” –o “Agentes de Apoyo y Procesamiento”- encargados de clasificar los informes. Eran 475, repartidos en distintas especialidades: agentes, asesores generales, asesores informáticos y asesores universitarios. Estos últimos eran, en su mayoría, docentes que monitoreaban los contenidos académicos para detectar presuntos mensajes subversivos camuflados en bibliografías sugeridas y planes de estudio. Eran consultados, además, sobre las distintas actividades estudiantiles que se desarrollaban en las universidades.


Los que podían ser utilizados en los operativos recibían la clasificación de Agentes de Seguridad. Era el grupo más nutrido de la nómina: 930, en todo el país, mientras que en el Chaco eran ocho. La lista aportada por el Archivo de la Memoria incluye a mozos, ordenanzas, mecánicos, dibujantes, fotógrafos, radioescuchas, contadores y operadores de sistemas. También a espías y torturadores.


El Batallón 601 quedaba en familia: reclutaba a los informantes civiles entre los familiares del personal militar o avalados por otros agentes. Y varios de ellos incluso siguieron formando parte de la estructura de inteligencia del Ejército aún en democracia.


LA LISTA
A continuación se detalla la nómina del personal civil que trabajó para el Destacamento de Inteligencia 124, con asiento en Resistencia, entre los años 1976 y 1983. Todos tienen junto a su nombre el rol que, en teoría, desempeñaban dentro del Destacamento (Valussi es un claro ejemplo de que las tareas de los empleados no quedaban acotadas sólo al rol que aparece en la nómina):

Abuin, Raúl Ernesto. Según el listado del 601, su tarea era de radio operador.
Acevedo, Casimiro. De acuerdo a la nómina de inteligencia, era radioescucha.
Acevedo, Nicasio. Auxiliar de Personal.
Acosta, Ignacio. Mecánico.
Aguirre Guarranochea, J. F. Agente Secreto.
Alegre, Víctor Gregorio. Radioescucha.
Alegre, Pedro Alfredo. Dactilógrafo.
Amione, Ángel Miguel. Auxiliar de Contaduría
Arriola, Presentado Ramón. Dactilógrafo
Báez, Carlos Alberto. Agente de Reunión.
Balmaceda, Luciano. Radio operador.
Barros, Miguel Ángel. Agente de Seguridad.
Bauso, Miguel Ángel. Agente de Reunión
Benítez Espinosa, Pablo. Auxiliar de Logística.
Borchichi, María Angélica. Programador.
Bordón, Rufino Irrito. Mantenimiento.
Campuzano, Juan Carlos. Dactilógrafo.
Candia Vera, Ceferino. Radio operador.
Cano, Fernando Enrique. Agente de Reunión.
Canteros, Julio César. Agente de Reunión.
Canteros, Pedro Omar. Agente de Reunión.
Casamayor, Raúl Eduardo. Radioescucha.
Casullo, René Enrique. Agente de Seguridad.
Cerquand, Carlos Antonio. Dactilógrafo.
Ciliberto, Gustavo. Radio operador.
Cleva, César Antonio. Auxiliar de Contaduría.
Coronel, Alfonso. Dactilógrafo.
Cortéz, Jorge Roberto. Perfograboverificador Servicio de Computación de Datos.
Curuchet, Reinaldo. Radio operador.
De Biasio, Horacio. Agente de Reunión.
De Langhe, Enrique Rubens. Operador Servicio de Computación de Datos.
Delfino, Luis Enrique. Dactilógrafo.
Delturco, Durán. Radio operador.
Demonte, Cosme Ignacio. Agente de reunión.
Dib, Luis Alberto. Agente de Reunión.
Diloff, Nicolás Agustín. Peón.
Edl, Otto. Fotógrafo.
Encina, Raúl. Mozo.
Enríquez, Guillermo Ángel. Dactilógrafo.
Escobar, Ramón Alfredo. Radio operador.
Fernández, Rodolfo. Auxiliar de inteligencia.
Galíndez, Lucila Estela. Operador Servicio de Computación de Datos.
Giordano, Álvaro Oscar. Operador Servicio de Computación de Datos.
Giovannini, Mirtha Eve. Analista Servicio de Computación de Datos.
Gómez, Pablo Albino. Agente de reunión.
Gómez, Rubén Gerardo. Agente de reunión.
González Servin, Livio. Auxiliar de personal.
González, Demetrio. Dactilógrafo.
Izquierdo, Juan Carlos. Agente de reunión.
Juárez, Alfonso. Radio operador.
Lancelotti, Roberto Daniel. Auxiliar de archivo.
Lanzi, Hugo Omar. Dactilógrafo.
Lardone, Ricardo. Agente de Reunión.
Lavera, Francisco Alberto. Agente de reunión.
López, Laureano Ramón. Asesor universitario.
Maciel, Laureano. Radio operador.
Maestropiedra, Ernesto. Agente de censura.
Maidana, Federico Jorge. Agente de Reunión.
Maidana, Héctor Osvaldo. Auxiliar de Archivo.
Mamczur, José Bladimiro. Dibujante.
Medina, Ignacio Eduardo. Radio operador.
Melgarejo, Juan Ramón. Radio operador.
Mendoza, José Emilio. Dactilógrafo.
Monfardini, Victor Manuel. Conductor.
Montagner, Héctor Armando. Auxiliar de Archivo.
Morales, Ernesto Medaro. Dactilógrafo.
Nieto, Carlos Rubén. Programador Servicio de Computación de Datos.
Nocetti, Mario Héctor. Dactilógrafo.
Núñez, Crispin. Agente de Reunión.
Olivar, Edgardo Santiago. Dactilógrafo.
Pereyra, Ricardo. Perfograboverifiador.
Ormaechea, Alberto Jorge. Agente de reunión.
Pfluger, Miguel Ángel. Operador Servicio de Computación de Datos.
Pérez, Juan. Agente de Seguridad.
Ramírez, Carlos Horacio. Agente de Seguridad.
Ramirez, Felix Jorge. Dactilógrafo.
Rivas, Oscar. Asesor Universitario.
Robles, Juan Alberto. Agente de Seguridad.
Rodas, Sergio Oscar Félix. Agente de Seguridad.
Rodríguez, Carlos. Dactilógrafo.
Ruiz Díaz, Oscar Alcides. Dactilógrafo.
Salinas, José Claudio. Analista Servicio de Computación de Datos.
Salinas, Néstor Francisco. Auxiliar de Inteligencia.
Sánchez, Antonio. Mantenimiento.
Sánchez, Antonio Carlos. Radio operador.
Sánchez, Heriberto Hipólito. Radio escucha.
Seguridadovia, Víctor. Agente de Reunión.
Sejas, José Luis. Dactilógrafo.
Suárez, Máximo. Dactilógrafo.
Tesoriere, José Roberto. Agente de Seguridad.
Tuso, Eduardo Roque. Agente de Reunión.
Ubaldón, Eloi Miguel. Agente de Seguridad.
Valussi, Alberto Horacio. Dactilógrafo.
Vera, Julio César. Agente de Reunión.
Verón, Aldo Carlos. Dactilógrafo.
Vescovi, Hugo Eugenio. Perfograboverificador.
Yfran, Ricardo. Dactilógrafo.
Zarate, Rodolfo Alejandro. Radioescucha.
FuentedeOrigen:ChacoDiaPorDia
Fuente:Agndh                                                         

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