20 de enero de 2011

MENDOZA: AYER DECLARÓ UN TESTIGO DEL OPERATIVO EN QUE MURIÓ PACO URONDO.

El asesinato de Urondo

En el primer juicio oral y público que se realiza en la capital de Mendoza por delitos de lesa humanidad, ayer declaró un testigo del operativo en el que murió Francisco “Paco” Urondo. Se trata de Horacio Canela, quien en 1976, junto a su hermano Miguel, presenció lo sucedido desde su negocio de corralón en Guaymallén. El testigo declaró que mientras Urondo era fuertemente golpeado, su mujer, Alicia Raboy, ingresó corriendo al corralón y les entregó la beba (Angela, luego recuperada por sus familiares). El abogado de la querella, Pablo Salinas, recordó que respecto de la versión de que Urondo se suicidó allí con una pastilla de cianuro, “consta en la causa que según la necropsia realizada por el doctor Pinga las causas de la muerte fueron las graves contusiones craneanas”. El testigo brindó una declaración domiciliaria debido a su edad avanzada. Durante la jornada, los integrantes del Tribunal Oral Federal 1 se trasladaron a la casa de un segundo testigo, Hugo Enrique Talquenca, padre de dos desaparecidos. Los jóvenes Hugo Alfredo y Julio Félix, de 21 y 24 años, fueron secuestrados en mayo de 1976 en la casa familiar. Por la causa Urondo están imputados los ex policías Juan Agustín Oyarzábal, Eduardo Smaha, Luis Rodríguez y Celustiano Lucero, acusado de haber sido quien golpeó a Urondo en la cabeza. Por la desaparición de los hermanos Talquenca el único imputado es el ex coronel Tames Yapur, de 87 años, internado en el Hospital Español
Fuente:Pagina12


LESA HUMANIDAD: EL JUICIO
El padre de dos desaparecidos narró cómo fueron secuestrados sus hijos
Otro testigo se refirió a cómo fue capturada la mujer del poeta Paco Urondo. Además, los organismos criticaron al juez Romano. El Tribunal visitó a los declarantes.
POR DANIEL CALIVARES
El Tribunal se traslada al domicilio de dos testigos.
 
TESTIGO. Luz Faingold

La habitación está vacía. Sólo hay un par de cacharros distribuidos en el piso. La pieza donde dormían Julio y Hugo Talquenca hace 34 años ya no es la misma, todo lo que había allí y lo que los recordaba ya no está. No obstante, no hace falta, su padre los recuerda en todo momento desde que fueron secuestrados, el 14 de mayo de 1976. Nunca más se volvió a saber de ellos. Justamente, para recoger el testimonio del hombre, el Tribunal Oral Federal 1 se trasladó ayer hasta su casa, en Gutiérrez.

HERMANOS. Según explicó Hugo Enrique Talquenca –de más de 90 años, enfermo– la noche en la que fueron secuestrados su hijos, alrededor de ocho personas, pertenecientes a las Fuerzas Armadas, ingresaron a su casa de la calle Julio A. Roca de Gutiérrez, en Maipú. Eran alrededor de las 3 de la madrugada cuando varios autos y conscriptos rodearon toda la manzana, según le explicaron sus vecinos después del hecho. Guiando a todos los militares había un móvil policial, ya que, aparentemente, las fuerzas armadas no conocían la zona.

Apenas ingresaron a la vivienda, explicó Talquenca, él y su mujer fueron sacados de la cama, arrojados al piso y, con una sábana, les vendaron los ojos. Al mismo tiempo fueron por uno de los hermanos, Hugo Alfredo, que tenía 21 años y militaba en la Juventud Guevarista, además de trabajar en la bodega Furlotti y estudiar en la escuela Pablo Nogués. Cuando llegaron a la habitación que el joven compartía con su hermano Julio, de 24 años, quien se desempeñaba como albañil junto al padre, ambos se despertaron y Julio preguntó: “¿Qué es lo que hacen con mi hermano?”.

Esa sola pregunta bastó para que los secuestrados lo levantaran también de su cama y se lo llevaran. Tras el secuestro, el padre de ambos se unió a familiares de detenidos y a Madres de Plaza de Mayo, pero nunca pudo averiguar nada de sus hijos. El día posterior al hecho fue a realizar averiguaciones al comando militar, pero no hubo resultados positivos, tampoco los hubo cuando intentó colocar la denuncia en la Comisaría Décima ni cuando recurrió a la Iglesia. Talquenca también acudió a la Justicia federal y llegó a presentar tres hábeas corpus, pero recibió sendos rechazos, uno de ellos, firmado por el camarista imputado por no investigar delitos de lesa humanidad, Luis Miret.

LA CAUSA URONDO. Mientras una parte del tribunal, encabezada por el juez Héctor Cortés, se encontraba con Talquenca, otra parte, liderada por el magistrado Alejandro Piña se trasladó a Guaymallén para tomarle testimonio a Horacio Canela, quien fue testigo del secuestro de Alicia Raboy y estuvo a pocos metros de donde fue asesinado Francisco Paco Urondo. Según explicó el hombre, él se encontraba junto a su hermano Miguel, trabajando en un corralón que poseían en Guaymallén, cuando se dieron cuenta de que una mujer (Alicia Raboy) “entra y le tira la nena a mi hermano”, señaló.

Esa nena era un bebé de unos meses, Ángela Urondo, hija de Raboy y Urondo. “Después, llega la gente que la venía persiguiendo, eran cuatro personas con chaqueta y pantalón azul”, explicó Canela, quien agregó que estaban armados. “La sacaron a patadas y la tiraron a la acequia”, explicó el hombre, refiriéndose a Raboy, y afirmó que a Urondo lo habían matado en la esquina de Tucumán y Remedios de Escalada.

Tras haberse llevado a la mujer, uno de los cuatro hombres le sacó la nena a Miguel Canela y se la llevó. “Nunca se identificaron, llegaron atropellando”, explicó el hombre, quien dijo que, junto a Urondo y Raboy, había otra mujer. La persona a la que alude Canela es Renné Ahualli. En cuanto a ella, el testigo explicó que, en la mitad de la cuadra, había un baldío. “Se escapó por ahí, llegó a la calle Dorrego, se tomó el trole y escapó para el centro”, contó.

En cuanto a Urondo, el hombre señaló que ni él ni su hermano pudieron verlo, porque estaban dentro del negocio, pero que los comentarios de los vecinos se referían a que el poeta había sido asesinado. “Dicen que le dieron un culatazo al hombre y, después de ahí, nada más”, explicó Canela ante el juez y los asistentes. Tanto en el caso de Canela como en el de Talquenca, el Tribunal decidió trasladarse a sus casas, debido al estado de salud y la avanzada edad de los testigos.


La denuncia de Otilio Romano, basada en dichos inexistentes
En su edición de ayer, diario Los Andes dio a conocer que el camarista Otilio Romano presentó ante el Juzgado federal 3 una denuncia por falso testimonio en contra de Luz Faingold. La mujer, la semana pasada, fue una de las testigos en el juicio por delitos de lesa humanidad y, en esa oportunidad, declaró que el camarista la vio en el D2. Debido a esos dichos, Romano, imputado por no investigar delitos de lesa humanidad, argumentó que él nunca había estado en ese centro clandestino y aclaró que, para realizar su denuncia, se había basado en lo publicado por diarios de mayor circulación (una nota hecha por la agencia de noticias Télam), por no contar con la versión grabada original de las declaraciones ante el Tribunal que lleva adelante el juicio. Este hecho lo hizo caer a Romano en una denuncia errónea, explicó el abogado del Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, Pablo Salinas. Por un lado, en la denuncia Romano explica que “Faingold miente cuando afirma que no le quise recibir la denuncia por violación”. Esto era afirmado por la nota periodística. Sin embargo, en su declaración, Faingold nunca dijo esto, sino que cuando se refirió a Romano fue para afirmar: “En un momento me abrieron la celda y vi al que reconozco ahora como el (ex) fiscal Romano, pensé que era un abogado y le dije ‘¿Me voy?’, y dijo ‘No’ y cerró la puerta”. Cuando Faingold dijo esto, uno de los jueces del tribunal dio lectura a una resolución en la que Romano pedía al también juez Luis Miret que no la restituyera a los padres y la trasladara a alguna institución juvenil, hecho que, posteriormente, se produjo. Según lo publicado por Los Andes, Romano también aseguró, basándose en esa nota periodística imprecisa, que Faingold mentía cuando dijo que Miret la interrogó en 1975 sin la presencia de un abogado defensor. No obstante, la mujer explicó que, cuando Miret la interrogó, se escucharon gritos, y luego ingresaron a la oficina del juez sus padres, acompañados de un abogado defensor. Incluso, la testigo explicó que ante Miret no denunció la violación por vergüenza. Tras hacerse pública la denuncia de Romano, Salinas explicó que esta es errónea, que “es inaceptable que se pretenda revictimizar a Luz Faingold” y aseguró que Romano sólo busca “amedrentar a los demás testigos”.

Hoy continúa el debate
A partir de las 9, el Tribunal Oral Federal 1, le tomará declaración a Pedro Tránsito Lucero. El hombre estuvo detenido, junto a su mujer, en 1976, cuando era periodista del diario Los Andes. El padre de Lucero es Pedro León, quien fue interventor en la provincia hasta el golpe de Estado.
Fuente:ElSolDiario


Duro relato de un padre al que le secuestraron los hijos en 1976
Hugo Talquenca contó cómo secuestraron a sus dos hijos -militantes socialistas- durante la dictadura. También declaró un anciano que vio cómo raptaron al montonero “Paco” Urondo.
miércoles, 19 de enero de 2011
Los miembros del Tribunal Oral Federal 1 se trasladaron hoy hasta el domicilio de dos testigos de edad avanzada para tomar sus declaraciones sobre la desaparición durante la última dictadura militar de dos hermanos de militancia socialista y del poeta Francisco "Paco" Urondo, militante de Montoneros.

El abogado de la querella, Pablo Salinas informó que los jueces junto a fiscales, querellantes y abogados de los acusados -una docena de ex militares y policías de alto rango- entrevistaron a Hugo Enrique Talquenca, padre de Hugo Alfredo y Julio Félix, ambos socialistas de 21 y 24 años desaparecidos el 14 de mayo de 1976.

Talquenca detalló ante los jueces Juan Antonio González Macías, Héctor Cortez y Alejandro Piña, pormenores del operativo de secuestro nocturno de los hermanos en la casa familiar por un grupo de personas vestidas de civil que llegaron fuertemente armadas en tres vehículos particulares y un móvil policial.

En la segunda visita declaró Horacio Canela quien en 1976 con su hermano Miguel presenciaron desde su negocio de corralón en Guaymallén detalles del operativo en el que murió Francisco Urondo.

Según la instrucción judicial "tras una persecución de 30 cuadras al auto en que iban Urondo, su pareja Alicia Raboy con una beba (Ángela, luego recuperada por familiares) y René Ahualli fue interceptado por un grupo de represores en la esquina de Escalada y Tucumán, frente al negocio de los Canela".

El testigo declaró que mientras Urondo era fuertemente golpeado, su mujer ingresó corriendo al corralón y entregó la beba a los hermanos pidiendo que la cuidaran pero luego fue apresada y también golpeada por los perseguidores, aunque Ahualli pudo escapar del lugar.

Respecto de la versión que afirma que Urondo se suicidó allí con una pastilla de cianuro, Salinas dijo que "consta en la causa que según la necropsia realizada por el doctor Pinga las causas de la muerte del militante Montonero fueron las graves contusiones craneanas".

Salinas reseñó que "por la causa Urondo están imputados los ex policías Juan Agustín Oyarzábal, Eduardo Smaha, Luis Rodríguez y Celustiano Lucero, a quien las pruebas indican que fue el que golpeó a cachazos de su arma la cabeza de Urondo”.

“Por la desaparición de los hermanos Talquenca el único imputado es el ex coronel Tames Yapur, de 87 años, que ayer pasó de prisión domiciliaria a quedar internado en el hospital Español por problemas de salud", remató el abogado querellante.
Fuente:DiarioLosAndes

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