LOS JUICIOS POR TERRORISMO DE ESTADO EN ROSARIO Y LO QUE AUN HAY QUE ESPERAR EN 2011.
"Será un año de importantes condenas"
Así lo manifestó una de las abogadas que participó en las históricas jornadas que terminaron con las condenas a tres miembros del Ejército y dos agentes civiles. En 2010 también comenzó la causa Díaz Bessone que concluirá este año.
Juan Daniel Amelong y Oscar Pascual Guerrieri, condenados a cadena perpetua en 2010.
Imagen: Sebastián Granata
Por Sonia Tessa
La urdimbre jurídica del año inolvidable que fue 2010 para los derechos humanos de la región se construyó durante muchos años. Y está muy lejos de terminar. "En 2011 habrá importantes condenas", adelantó Nadia Schujman, abogada del equipo jurídico de Hijos. La primera condena en la ciudad fue el 15 de abril del año pasado: al mediodía, una multitud esperó expectante el fallo del Tribunal Oral Federal número 1 contra cinco represores, tres integrantes de Inteligencia del Ejército y dos agentes civiles. Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo fueron condenados a condena perpetua, de cumplimiento en cárcel común. Cuando el presidente del Tribunal, Otmar Paulucci, leyó las sentencias, todos los presentes supieron que ese momento quedaría en su memoria para siempre. Allí estaba Ramón Verón, sobreviviente del centro clandestino de detención Fábrica de Armas, que no sólo vivió para contarlo, sino también para ver cómo la justicia llegaba a condenar a algunos de los asesinos de su compañera, Hilda Cardozo. Allí estaba también Eduardo Toniolli, hijo de Eduardo, desaparecido que estuvo en la Quinta de Funes. Allí estaban ellos, pero también mucha gente que fue a manifestar su propia condena. Tres meses después, el comienzo de la causa Díaz Bessone terminó de configurar lo que será un año para recordar.
El fiscal federal Gonzalo Stara fue protagonista de los dos procesos. En la causa Guerrieri, formaba parte de la Fiscalía que condujo Mabel Colalongo. En Díaz Bessone, está a cargo de la acusación pública, acompañado por Mario Gambacorta. Para el funcionario, "no puede olvidarse que ambos acontecimientos jurídicos son la conclusión de un proceso que adquirió otro ritmo a partir de la anulación de las leyes de impunidad". Cree que habrá "un antes y un después" de la condena de la causa Guerrieri, ya que se trata de "el acontecimiento jurídico más importante de aquel proceso contra la impunidad de los crímenes de estado". Sobre el valor de la causa Díaz Bessone, Stara subrayó que "los hechos de esta causa tan emblemática estén siendo ventilados en un juicio oral y público, donde los imputados tiene todas las garantías para defenderse y que pueda arribarse a una sentencia, tienen un valor incalculable y resultaba una asignatura pendiente para todos".
Justamente, antes de la sentencia hubo muchos procesos. La condena social, la presión de los organismos de derechos humanos, la decisión política del gobierno nacional, la derogación de las leyes de impunidad, todo tuvo un valor en este resultado, pero también el paciente entramado jurídico ideado por abogados y abogadas querellantes, así como el compromiso de la fiscalía. Para Stara, un hito del proceso en curso -que se retomará el 7 de febrero, a las 9 de la mañana fue la decisión del Tribunal de autorizar al público a portar las fotos de los desaparecidos. Desde aquel día, el 9 de agosto pasado, los rostros de las personas desaparecidas se proyectan en el blíndex que separa la sala de audiencias sobre la espalda de los acusados, como una metáfora reparadora.
Los abogados que lucharon para que los juicios contra los genocidas se hicieran realidad saben que este año fue un mojón, pero nada termina acá. Para Schujman, "la sentencia en la causa Guerrieri fue importantísima para nuestra provincia, la primera a algunos de los responsables del ejercito, que llevaron adelante el genocidio perpetrado en nuestra provincia. Lamentablemente no pudieron ser juzgados (Leopoldo) Galtieri, (Luciano) Jauregui, (Juvenal) Pozzi, entre otros, pero eso no le resta importancia a las condenas que existieron, que fueron ejemplares", dice la profesional. Los años de impunidad hicieron que varios de los máximos responsables de la represión en la región murieran sin enfrentar ningún proceso.
La abogada de Hijos consideró que la sentencia de la causa Guerrieri "tiene un valor simbólico que sólo lograremos dimensionar en el devenir de la historia, pero que sin duda constituye un hito en el proceso de autoconciencia como pueblo. Tiene una dimensión reparadora para las víctimas, puesto que como dijimos en el alegato, viene a poner las cosas en su lugar, quienes debían ser juzgados los fueron, y quienes durante tantos años fueron desoídos, fueron finalmente escuchados", dice la profesional. Los abogados de estas causas unen su trabajo con la trabajosa militancia de años contra la impunidad, en el plano jurídico, pero también político y social.
Por su parte, Gabriela Durruty, del equipo jurídico de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, subrayó el valor de 2010, "no sólo por la sentencia histórica de las cinco perpetuas, sino por el comienzo de una causa tan emblemática como la causa Feced, que es la más importante de la represión, por cantidad de acusados y testigos. Como lo que se investiga centralmente es el SI, funciona como un prisma de cómo se implementó el terrorismo de estado en Rosario, porque el SI no sólo era un centro de detención y exterminio, sino también de distribución de detenidos".
Los 160 testimonios permiten trazar un mapa muy exacto de la represión en la región. Pero la escucha judicial de las palabras de los sobrevivientes tiene una repercusión mucho más amplia. "Este juicio es clave en muchos aspectos, y permite no sólo los testimonios que otorgarán la prueba irrefutable para condenar a los genocidas, sino también la riqueza de los testimonios de la inmensa cantidad de sobrevivientes que transitan con gran coraje contando su vivencia -apuntó Schujman . Eso nos permite la reconstrucción histórica de una época, y también le devuelve voz a una generación que no solo tuvo que vivir el horror del genocidio, sino también la sospecha, la indiferencia, la imposibilidad de escucharlos por parte de la sociedad en todos estos años".
Fuente:Rosario12
LA SITUACION DEL HOMBRE QUE FUE VICTIMA Y VERDUGO
El debate por el caso Chomicky
Por Sonia Tessa
Durante buena parte de este año, Rosario/12 dio cuenta del debate que suscitó la situación de Ricardo Chomicky, considerado en su doble condición de víctima y verdugo. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación desistió de acusarlo hace dos años, y se basó en un documento de la Unidad Fiscal de Investigación y Seguimiento de Violaciones a Derechos Humanos, que dirige Jorge Auat. Esa resolución argumenta por qué el Estado no debe perseguir penalmente los delitos cometidos por los secuestrados en los centros clandestinos de detención en calidad de colaboración. Y levantó la furia de muchos querellantes, que expresaron su bronca en una carta abierta. Así las cosas, Chomicky usó su derecho a declarar el 6 de octubre pasado, y contó su versión de los hechos. Dijo que siempre fue un detenido más, narró su secuestro, el 1 de diciembre de 1976, y aseguró que la única razón por la que obtuvieron privilegios en el Servicio de Informaciones junto a su entonces novia, y luego esposa, Nidia Folch, fue porque el comandante de Gendarmería y entonces interventor de la policía de Rosario, Agustín Feced, la encontró a ella parecida a su hija mayor.
Los testimonios de sobrevivientes desmintieron algunas de las afirmaciones de Chomicky. Oscar Bustos pudo reconocerlo en su detención, en septiembre de 1976, dos meses antes de la declarada caída. Lo mismo pasó con José Aloisio, que los escuchó ese mismo mes. Chomicky (le decían Cadi) había sido militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, y para muchos de sus antiguos compañeros su voz era conocida. Hubo momentos desgarradores, como la declaración de Juan Carlos Ramos, el Gurí, a quien Chomicky fue a buscar a su casa, el mismo 1 de diciembre de 1976. Ramos tenía 15 años y cayó junto a su padre, Generoso. Ramos recordó a dos compañeros desaparecidos, Carlos Izaguirre y a un joven de apellido Núñez. "Cadi, vos los delataste y están muertos. Los fuiste a buscar como a mí", le dijo, mirando al Tribunal. En otro momento, se dio vuelta para increpar al acusado. "Cadi, hablá", lo espetó.
En cambio, Mirta Castellini contó que Folch la picaneó al grito de "esta hija de puta anoche no me dejó dormir". La colaboradora -que está prófuga en la causa- reaccionó así ante las quejas de Castellini por las torturas sufridas. Cuando se retiró de la sala de audiencias, después de declarar, Mirta sacó una foto de su hermana, María Juana, que está desaparecida, y se dirigió directamente a Chomicky. "Ella es mi hermana, decime dónde está", lo encaró.
La más contundente al argumentar -en una crítica directa al documento firmado por Auat fue María Inés Luchetti de Bettanín. "En ese infierno hubo un infierno paralelo, unos militantes que habían optado por pasarse al enemigo. Que tenían una actitud de hostigamiento y el deseo manifiesto de que en la medida que nosotros estuviéramos muertos, ellos se salvaban", dijo la testigo, el 30 de noviembre pasado y aseguró que nadie los obligó a colaborar. "Todos los secuestrados tuvimos el mismo grado de no libertad", aseguró, y remarcó que esos colaboradores "hasta hoy mantienen un pacto de silencio. Hay que hacerse cargo de lo que uno elige. Por eso querello contra esta gente".
Fuente:Rosario12

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