16 de febrero de 2011

JUICIO A MIRET: DECLARÓ TESTIGO-"MIRET ME TRATABA DE SUBVERSIVA".

DECLARO LUZ FAINGOLD EN EL JUICIO POLITICO AL CAMARISTA DE MENDOZA
“Miret me trataba de subversiva”
En agosto de 1975, a los 17 años, Faingold estuvo en cautiverio y fue torturada en el D2 de la policía mendocina. Ayer, ante el jury del Consejo de la Magistratura, dijo que el juez Luis Miret la visitó, la interrogó y luego la dejó en manos de los represores.
“Lo único que recuerdo es a Miret gritándome, tratando de encontrar algo en mi contra”, contó Faingold.Imagen: Gentileza Diario Los Andes

Luz Faingold conoció a Luis Miret en agosto de 1975, durante la experiencia más terrorífica de su vida. Ella tenía 17 años y estaba en cautiverio con otras diez personas en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Mendoza, donde había sido torturada y violada. El la visitó como juez federal subrogante, supo por el novio de Faingold que la adolescente pedía por favor que dejaran de ultrajarla, pero la dejó varios días más en manos de los torturadores. Ayer, luego de soportar durante 35 años que el hombre siguiera en carrera como un juez honorable, Faingold relató por primera vez sus padecimientos ante el jurado de enjuiciamiento del Consejo de la Magistratura que analiza la conducta de Miret, suspendido en su función de juez de la Cámara Federal de Mendoza y acusado de haber colaborado con la represión ilegal durante la dictadura.

“Yo estaba en muy mal estado, lo único que recuerdo es a Miret gritándome, tratando de encontrar algo en mi contra. Me preguntó por mis apuntes de la escuela”, recordó Faingold ante el jury que debe resolver si destituye o mantiene en su cargo al juez. La testigo de 52 años recordó que Miret le pareció “un nazi”. “No preguntó de dónde venía, qué me había pasado ni dijo que podía tener abogado defensor o negarme a declarar”, aseguró. “Mi apellido es judío y me sentí más discriminada aún por eso, que parecía terrible”, agregó en presencia de Miret, que por momentos intentó abandonar el rol de quien es sometido a un juicio político para convertirse en interrogador de la víctima.

Faingold cursaba el último año del colegio secundario e integraba una agrupación. Sus militantes fueron detenidos por los subordinados del brigadier Julio Santucchione, cara visible del terrorismo de Estado en Mendoza en los meses previos al golpe de marzo de 1976. Miret interrogó a los presos en el D2 y luego en los tribunales. “Me preguntó por mis apuntes. Yo tenía matemáticas y astronomía, nos habían pedido que todo lo que viéramos en la prensa relacionado con astronomía lo pegáramos en la carpeta y lo último que tenía era la copia del Apolo y del Soyuz (NdR: Naves espaciales estadounidense y rusa). Miret me preguntó ‘qué es este artículo del diario’, porque la Soyuz era soviética. Fue lo único que pudo encontrar que tuviera que ver con la izquierda”, recordó Faingold y despertó sonrisas en el tribunal.

Luego de los ocho días de cautiverio en el D2 y pese a que los padres habían pedido su restitución, Faingold fue trasladada a un instituto de mujeres de Mendoza. “Mucho después supimos que fue porque mis padres estaban divorciados o algún argumento de ese estilo”, dijo ayer. Durante el encuentro en tribunales, “Miret me gritaba, me trataba de subversiva”, recordó la sobreviviente. “Caminaba por una especie de estrado y gritaba”, dijo, y miró al ex juez. “Sí, usted caminaba, yo lo vi, estaba muy asustada, había pasado el peor momento de mi vida”, contestó cuando Miret preguntó de manera directa y pidió que describiera su despacho.

Faingold también recordó su violación, la semana que pasó sin comer y sin ir al baño y la visita de “alguien de traje” que abrió la puerta de su celda y la cerró de golpe cuando ella se le abalanzó pensando que iban a liberarla. “Después de 35 años supe por una foto que era el fiscal (Otilio Roque) Romano”, dijo en alusión al actual camarista, imputado por los mismos delitos, que logró postergar su jury de enjuiciamiento.

En segundo turno declaró Luz Agustina Casenave, la madre de Luz Faingold. La mujer de 80 años relató que junto con su marido y gracias a un conocido pudieron colarse en la audiencia de indagatoria a su hija. “Di un golpe a la puerta y cuando abrieron irrumpí en la pieza, estaba el señor Miret haciéndole la entrevista a mi hija, sin abogado ni nadie presente. Ella era menor de edad, le dije ‘señor, usted está cometiendo un delito porque la ley dice que debe tomarle declaración con los padres presentes, un tutor o abogado’. Me quiso retirar con cierta violencia, pero insistí y me quedé. Ahí lo conocí”, recordó.

“Mi hija estaba aterrada, apabullada, desesperada, y él buscaba algún delito, le faltaba una acusación”, dijo la madre, que luego relató el exilio en Francia. “Ella declaró sin ayuda legal de ningún tipo”, insistió la mujer cuando Miret pidió que le mostraran el acta de la declaración, firmada por Luz, sus padres y un abogado. La testigo explicó que el padre y el letrado llegaron más tarde, cuando la declaración ya había concluido. “Le solicité la restitución, salió, habló con otra persona, dijo que no y la mandó al instituto”, de donde fue liberada tras gestiones de su familia ante el Ministerio de Justicia de la Nación.
Fuente:Pagina12



16 de Febrero
JUICIO POLÍTICO AL MAGISTRADO
“Miret me trató como un nazi”
Cuatro testigos complicaron más al camarista federal. El juez, cada vez más cerca de la remoción
Por DANIEL CALIVARES

TESTIGOS. Faingold y Mochi complicaron al juez mendocino.
Pasan los testigos y el camarista federal Luis Miret queda cada vez más complicado ante al Jurado de Enjuiciamiento por haber omitido investigar delitos de lesa humanidad. Ayer Luz Faingold, su madre y dos ex detenidos contribuyeron para dejar al camarista federal más cerca de la destitución a raíz de sus testimonios.

EN EL PRECIPICIO. No era la primera vez que Faingold contaba su historia. Ya lo había hecho en el juicio por delitos de lesa humanidad que se lleva adelante en Mendoza (ver aparte) y en una ocasión había visitado la Comisión de Disciplina y Acusación del Consejo de la Magistratura, cuando la investigación sobre Miret parecía destinada al juicio político. De hecho, Faingold y su madre, quien también declaró ayer, fueron dos de las testigos clave que presentó hace unos meses el entonces consejero Héctor Masquelet. Pero esta vez era diferente, su testimonio ya tenía como contexto el juicio político y a la hora de hablar no hubo discrepancias con sus dichos anteriores.

“Yo estaba en muy mal estado, lo único que recuerdo es a Miret gritándome, tratando de encontrar algo en mi contra, me preguntó por mis apuntes de escuela”, relató la mujer que fue detenida en 1975. Hace 35 años, Faingold acompañó a su pareja, León Glogowsky, y a otra chica a una vivienda de unos amigos de ellos y luego de esperar en el auto varios minutos se bajó a buscarlos.

Al llegar a la casa y golpear, le abrieron la puerta rápidamente, la metieron y la encapucharon. Poco tiempo después estaba tirada en un calabozo del D2 y siendo abusada por sus captores, quienes la tendrían detenida allí por una semana a pesar de sus 17 años. Faingold en su declaración ante el Jurado de Enjuiciamiento también señaló haberse sentido discriminada por su apellido judío y explicó que Miret la trató “como un nazi”, cuando le tomó declaratoria. El juez, quien se había negado a devolverla a sus padres a pesar de la edad, la recibió en su despacho durante la detención para tomarle declaración.

“Me gritaba, me trataba de subversiva”, explicó la mujer, quien recordó que en la mitad de su declaración ingresó su madre, algo que fue confirmado por la propia progenitora. En ese sentido, Luz Casenave, en su testimonio recordó que Miret le estaba tomando declaración a su hija sin un abogado presente, por lo que cuando ella irrumpió en la oficina le hizo saber que estaba cometiendo un delito. “Mi hija estaba aterrada, apabullada, desesperada, él buscaba algún tipo de delito, le faltaba una acusación”, explicó Casenave.

EL NOVIO Y EL EXILIADO. Además de Faingold y su madre, también se presentaron ante el Jurado de Enjuiciamiento Gloglowsky y Prudencio Mochi, quien declaró mediante un sistema de videoconferencia. El primero de ellos, quien en 1975 era estudiante de Medicina y pareja de Faingold, explicó que a él lo torturaron y lo golpearon durante su detención. No obstante, eso no fue lo peor, según señaló, ya que dijo que lo que más le afectó fue “escuchar que Luz gritaba que la estaban violando”, algo que denunció ante Miret en su declaración.

En tanto, Mochi, desde México, donde es profesor en la Universidad Autónoma, afirmó que fue detenido en el mismo operativo que Glogowsky y Faingold y trasladado al D2 con un tiro en una pierna. En esas mismas condiciones fue llevado hasta Miret, ante quien quiso denunciar el secuestro y las torturadas aplicadas contra él y sus compañeros. Sin embargo, según explicó, el camarista le respondió, en una indagatoria hecha sin abogado defensor presente: “Confiese los delitos y del secuestro hablamos después”.

Ante esa respuesta, en el expediente judicial que hay por su detención figura que Mochi se negó a declarar. Para hoy está previsto que declaren algunos testigos ofrecidos por el camarista. Según fuentes del Consejo, entre ellos figuran el ex senador Miguel Mathus Escorihuela. Finalmente, el jueves declararían el fiscal Omar Palermo y la ex jueza Aída Kemelmajer de Carlucci, ofrecida por Miret.

“Unos vecinos vieron que los llevaban atados”
La hermana de Hugo y Julio Talquenca, quienes se encuentran desaparecidos, fue la principal testigo en la jornada de ayer del juicio por delitos de lesa humanidad que se desarrolla en nuestra provincia. Según explicó Patricia Talquenca, la madrugada del 14 de mayo de 1976, cuando ella tenía 13 años y sus hermanos 21 y 24, entró en su casa un grupo de hombres. “Desperté cuando mi mamá lloraba, me descubrieron y dos me apuntaron y me taparon”, afirmó la mujer, quien agregó que escuchó que su madre preguntaba qué le hacían a su hijo.
“Después se sintió silencio y cuando mi papá salió a la calle, ya se los habían llevado”, explicó Talquenca. Según la mujer, los vecinos comentaron luego que ambos jóvenes, uno de militancia socialista y el otro albañil, habían salido de la casa atados y subidos a un auto. Antes que la mujer había atestiguado Luis Figueroa, un vecino de los Talquenca. Figueroa explicó que la noche que fueron secuestrados los jóvenes hubo un gran operativo militar, con mucha gente armada y otros que iban por los techos de las viviendas.
Fuente:ElSolDiario

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