Hugo Chávez, 12 años de mandato con gran popularidad
Por Odalys Troya (PL)
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cumple hoy 12 años en el poder con un programa de país orientado hacia el socialismo y con una aprobación popular por encima del 54 por ciento.
Pese a los obstáculos durante su mandato, que han ido desde un fallido golpe de estado hasta una férrea y persistente campaña mediática de descrédito, el jefe de Estado ha sorteado satisfactoriamente 13 de 14 procesos electorales, entre referendos, elecciones regionales y generales.
Chávez, con un programa enfocado hacia la refundación del país a partir de una nueva Constitución, fue electo en 1998, presidente de Venezuela con el 56,5 por ciento de los votos.
"Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro", dijo al pueblo el 2 de febrero de 1999.
El dignatario, que puso fin a 40 años de democracia representativa con alternancia de los partidos Acción Democrática y Copei, apostó por el poder popular y por la construcción de un nuevo Estado, adaptado a los requerimientos de lo que llamó el "socialismo del siglo XXI".
Con estos horizontes, en abril de 1999 el pueblo fue convocado a un referendo consultivo, el primero de su tipo en Venezuela, con el fin de decidir si se instalaba o no una Asamblea Constituyente cuyo fin sería la elaboración de una nueva carta magna.
El 15 de diciembre de ese mismo año, la población venezolana en consulta vinculante aprobó con el 71,19 por ciento de los votos la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual contiene 350 artículos que garantizan la democracia participativa y protagónica.
Pese al rechazo de sectores de la oposición, la nueva Constitución Bolivariana ha permitido al pueblo mayor participación en la vida pública nacional, y al gobierno elaborar políticas inclusivas.
Las diversas misiones en áreas de la salud, la educación, y los programas alimentarios puestas en práctica en estos 12 años constituyen hechos concretos que apuntalan el cambio impulsado por el presidente Chávez.
Son reconocidos por entidades internacionales como la Organización de Naciones Unidas los logros de su gobierno en materia social en estos 12 años.
La erradicación del analfabetismo; la reducción de la pobreza, que pasó del 70 por ciento cuando asumió el poder al 23,8 por ciento; el incremento de la matrícula escolar con casi 10 millones de personas en distintas modalidades del sistema educativo -un tercio de la población total del país-, son sólo algunos ejemplos.
Lo cierto es que el 54,7 por ciento de los venezolanos valora como buena o muy buena la gestión de Chávez, según Jesse Chacón, director de la encuestadora Gis XXI, basado en un sondeo realizado en enero.
Este día, de acuerdo con Rodrigo Cabezas, de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en varias capitales del mundo se harán actos de apoyo a Chávez y al proceso de cambios que lidera.
La víspera, el vicepresidente Ejecutivo, Elías Jaua destacó que como herencia de Ezequiel Zamora, considerado el más grande defensor de la lucha campesina en Venezuela, e inspirado en el pensamiento de Bolívar, Chávez coronó la presidencia del país hace 12 años.
Durante el acto conmemorativo por el 194 aniversario del natalicio de Zamora, junto al pueblo de Cua, en los Valles de Tuy, estado de Miranda, Jaua subrayó que los seguidores del proyecto bolivariano tienen el compromiso de acelerar la marcha para convertir a Venezuela en un país verdaderamente libre.
Es por eso que los militantes del PSUV se alistan para darle continuidad al proyecto impulsado por su máximo líder, rectificando los errores, buscando nuevas alternativas, despojándose de viejos rezagos de la IV República, y aportando ideas nuevas.
Y para allanar el camino debaten en todo el país las Líneas Estratégicas de Acción Política del PSUV con miras a garantizar la victoria en las elecciones de 2012.
Chávez, quien es el máximo líder de los socialistas, considera clave la materialización de esas líneas para superar retos como las elecciones venideras, para las cuales ya anunció su candidatura.
Una de las estrategias principales es la conformación de un gran Polo Patriótico integrado por partidos, sectores populares y organizaciones comprometidas con la Revolución Bolivariana.
Fuente:Argenpress
El problema de la profundización del proceso revolucionario en Venezuela
Por Homar Garcés
Durante los doce de gestión del Presidente Hugo Chávez han surgido voces que quisieran acallar y amortajar el espíritu subversivo de la revolución en Venezuela, atrincherados como están en posiciones de autoridad, en sus diversas formas o modalidades, lo cual ha impedido que se construya un amplio movimiento popular, capaz de asumir la conducción del proceso revolucionario de un modo pleno e independiente.
En ello se evidencia una total discrepancia con los postulados fundamentales que debieran caracterizar a la revolución bolivariana, esto es, el respeto a la soberanía popular y el cambio estructural del Estado que, a su vez, tendría que proyectarse en un cambio cualitativo de las relaciones de poder. Así, a los ojos de las masas populares, alrededor de Chávez pululan quienes, diciéndose revolucionarios, usufructúan el poder e impiden la materializar la democracia participativa en manos de esas mismas masas populares.
Esto demuestra suficientemente la necesidad de plantearse la sustitución, gradual o inmediata, de esta dirigencia reformista para la cual la revolución se hizo sinónimo de oportunidad para enriquecerse y cambiar sustantivamente su antiguo nivel de vida. Ello supone establecer, desde ya, un abandono de sus prácticas clientelares, de manera que el pueblo pueda hacer la Revolución con un contenido realmente participativo y protagónico, sin apelar a fórmulas desgastadas del pasado que sólo servirían para truncar la transformación revolucionaria de la sociedad venezolana. Supone, al mismo tiempo, asumir una línea radicalmente subversiva que facilite la comprensión popular de lo que es la Revolución Bolivariana, cuáles son sus metas, vías y potencialidades, enmarcada en lo que sería su mayor conquista: un verdadero poder popular. Al respecto, es necesario comprender que la democracia -elevada a su más alta y genuina expresión mediante la participación y el protagonismo del pueblo- implica la transformación y el cese definitivo de todas las manifestaciones organizativas de la democracia representativa. Con ello se estará dando un salto cualitativo en la proyección y consolidación de la Revolución, dejando de ser ese híbrido contradictorio que muchos acusamos y confrontamos a diario.
De lo que se trata, entonces, es que los sectores populares, conscientes de las paradojas que padece el proceso revolucionario, comiencen a disputarle los espacios de poder a la dirigencia derechista actual y genere sus propias formas organizativas, su propia teoría revolucionaria y, por consiguiente, su propio poder; de tal forma que se practique realmente la consigna de “darle todo el poder al pueblo”. Esto implica enfrentar y poner al descubierto la falta de identificación de una gran parte de la dirigencia chavista con los principios esenciales del proyecto revolucionario bolivariano. Urge, por tanto, que los diversos sectores populares puedan desarrollar formas de autodeterminación y articulen concepciones alternativas de cómo debe ser la sociedad de nuevo tipo planteada por el socialismo revolucionario.
En síntesis: los choques, desviaciones y contradicciones que afloran en el proceso revolucionario venezolano hacen obligatoria la maduración de elementos revolucionarios, dispuestos -incluso- a crear órganos de poder paralelo a los tradicionalmente existentes. Como lo indicara Mao Tse-Tung alguna vez: “Si tenemos una teoría justa, pero nos contentamos con hacer de ella un tema de conversación y la dejamos archivada, en lugar de ponerla en práctica, semejante teoría, por buena que sea, carecerá resignificación”. Esto ocurre cuando se adopta una actitud conservadora que, en el fondo, es reaccionaria, nunca revolucionaria. Cuando la revolución va por otro cauce, es preciso que sean las mismas masas populares quienes acometan, sin las restricciones legalistas que se les anteponen a fin de impedirles su participación y protagonismo, sea cual sea su origen, la tarea de enrumbarla por el cauce correcto, lo que se traducirá, sin duda, en mejores posibilidades de construir el socialismo revolucionario en el país.
Fuente:Argenpress
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