Dura sentencia para el “toro” Rodríguez, ex docente de la UCS
El ex agente de Inteligencia del Ejército Argentino y hasta hace poco más de un año profesor de las facultades de Ciencias Jurídicas y de Artes y Ciencias de la Universidad Católica de Salta, Martín Rodríguez fue condenado ayer a la pena de prisión perpetua, al haber sido encontrado penalmente responsable de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
por Martín Rodríguez
La sentencia fue pronunciada por el Tribunal Oral Federal Uno de la ciudad bonaerense de San Martín, que también condenó a la misma pena al ex subcomisario de la Policía Bonaerense Luis Abelardo Patti, al ex presidente de facto Reynaldo Bignone y al militar Santiago Omar Riveros.
Las penas se conocieron ayer poco después de las 16.30 h, momento en que el tribunal federal comenzó con la lectura de la sentencia.
Según informa la agencia Télam, la audiencia se abrió ante un auditorio colmado por representantes de organismos de Derechos Humanos
Rodríguez se había desempeñado en la guarnición militar de Campo de Mayo en 1977, en donde, con el grado de capitán, intervino en el secuestro y desaparición del ex diputado Diego Muñiz Barreto, cuyos hijos han seguido la causa judicial en la que se investigan los hechos.
El ex militar, natural de la Provincia de Misiones, adonde nació en 1946, se estableció en Salta tras graduarse como licenciado en Ciencia Política en una universidad privada de Buenos Aires. En Salta pudo acceder a la docencia universitaria, merced a sus contactos con responsables de la Universidad Católica de Salta.
Tras desempeñarse varios años formando a futuros licenciados en Relaciones Internacionales y futuros periodistas, Rodríguez fue detenido en febrero de 2010, siendo alojado entonces en el penal de Marcos Paz.
Rodríguez gozaba de cierto prestigio académico entre alunnos y profesores colegas de la Universidda católica de Salta. Inclusive durante al conocers su detención, hubo pronunciamientos públicos de elogio a la calidad y calidez d su persona, además de sus condiciones académicas, que nunca sospecharon el pasado del ex militar que por por la rudedaz de los procedimientos utilizados en sus “intervenciones militares” era conocido como el “Toro Rodríguez”.
FuentedeOrigen:NuevoDiariodeSaltaFuente:Agndh
DOS NOTAS DE DIEGO MARTINEZ EN 2010 CUANDO LO DETUVIERON
MARTIN RODRIGUEZ, CAPITAN DEL EJERCITO, DECLARO Y FUE PRESO
De torturador a profesor
“Su nombre de guerra era Toro, pertenecía a uno de los grupos de tareas más temidos”, contó hace años el ex sargento Víctor Ibáñez. El capitán se había reciclado como docente de la Universidad Católica de Salta. Quedó detenido en Marcos Paz.
Martín Rodríguez fue localizado por una investigación de Pablo Llonto.
Por Diego Martínez
Hace treinta años, como capitán del Ejército, Martín Rodríguez interrogaba a secuestrados en Campo de Mayo. Tras el retiro se recibió de licenciado en Ciencia Política en la Universidad Kennedy y se radicó en Salta. Fue entrenador de rugby del Jockey Club y dirigió la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica, que encabeza el arzobispo Mario Antonio Cargnello. Una investigación de Pablo Llonto, abogado de los hijos del ex diputado Diego Muniz Barreto, permitió identificarlo. Ayer, con 63 años y media vida impune, se presentó bolsito en mano en el juzgado de San Martín, a cargo de Juan Manuel Yalj. Dos horas después salió con esposas, que mostró con odio ante el fotógrafo de Página/12, y ya pasó su primera noche en el penal de Marcos Paz.
“Su nombre de guerra era Toro, pertenecía a uno de los grupos de tareas más temidos”, contó el ex sargento Víctor Ibáñez años atrás. “Terminó procesado por un asunto de robos de autos. Entre sesión y sesión de tortura les hacía firmar a los prisioneros un formulario de transferencia para quedarse con los vehículos”, recordó el ex guardia de El Campito.
La segunda pieza la aportó Juan José Fernández, secuestrado junto a Muniz Barreto en febrero de 1977. Ambos pasaron por las manos de Luis Patti y luego fueron trasladados a El Campito. El 6 de marzo, adormecidos, fueron arrojados al fondo de un arroyo en el interior de un Fiat 128. Fernández sobrevivió y, antes de exiliarse, declaró ante un escribano. Dejó constancia de un diálogo telefónico que escuchó en cautiverio:
–Habla el capitán Rodríguez, comuníqueme con el coronel Sambrano –grabó en su mente.
Luego el capitán transmitió información arrancada bajo torturas. Con esos datos, Llonto preguntó al Ejército cuántos capitanes Rodríguez había en Campo de Mayo en 1977. Respuesta: uno. Citado a declarar, Ibáñez no dudó al ver la foto del represor. “Era el más salvaje”, agregó.
Ayer a las once, con barba crecida, remera y saco gris, Rodríguez se presentó ante el juez. Ante la ausencia del fiscal Jorge Sica, declaró sólo ante Yalj y su secretario. Tres horas después salió esposado. “No vas a tener perdón”, le gritó Juana Muniz Barreto, que perdió a su padre cuando tenía quince años. Rodríguez se subió al patrullero y, a diferencia de Luis Patti, que se cubría las esposas, mostró las suyas para la foto.
“El corazón me latía fuerte –contó luego Juana–. Ahora siento paz: la satisfacción de haber logrado algo por lo que venimos batallando hace tiempo, la tranquilidad de saber que ya no está entre nosotros como un profesor respetable. Siento haber cumplido con mi deber de hija. Pensé todo el tiempo en mi papá, en lo feliz y agradecida de haberlo tenido quince años, en el orgullo que siento por su valentía, y estoy segura de que él estaría orgulloso de su hija”, confesó. “También pensé en mis hijos: éste es el mejor legado que puedo dejarles”, concluyó. Llonto se mostró satisfecho “porque en un mes, después de años de investigación, cayeron dos de los torturadores más salvajes de Campo de Mayo”. El otro es Carlos Somoza, alias Gordo, ex interrogador del Batallón 601.
Rodríguez nació el 14 de marzo de 1946 en Posadas, Misiones. Cuando se produjo el golpe de Estado era teniente primero. En diciembre de 1976 ascendió a capitán, grado que anteponía a su apellido y que permitió identificarlo. En 1976 y 1977 alternó destinos entre la Escuela de Servicios General Lemos y el Comando de Institutos Militares. Sus calificaciones a fines de 1977 demuestran que tenía un óptimo concepto por parte de sus superiores. “Un brillante oficial que prestigia al instituto”, escribió el coronel Eugenio Guañabens Perelló, que ahora afronta su primer juicio por crímenes de lesa humanidad.
El decano de la Facultad de Derecho de la UCA salteña, Armando Isasmendi, se enteró de la detención por Página/12 y dijo ignorar la citación judicial. “Sabíamos que estaba por declarar y estábamos a la expectativa de ver qué sucedía”, admitió segundos después Martín Andrés Rodríguez, homónimo y director de la carrera de Relaciones Internacionales.
–¿Lo sorprende la noticia?
–Y... sí, uno sabe que son militares de esa época, pero dice “son profesores”, mejor no meterse en esos temas.
–¿Muchos militares como profesores?
–Sí, la UCA tiene relación con Ejército y Gendarmería. También por el perfil de las materias: geopolítica, estrategia.
Un ex alumno consultado por Página/12 recordó a Rodríguez como “una persona querida, muy correcto”. “No era un defensor de los derechos humanos pero tenía posiciones racionales –recordó–. Muchas veces comentaba cosas de la dictadura pero nunca hablaba de su propio rol. Sólo decía que debía actuar la Justicia.”
FuentedeOrigen:Pagina 12, 13 de febrero 2010
Fuente:Agndh
LA UNIVERSIDAD CATOLICA DE SALTA Y SU PROFESOR PRESO
Buscando pruebas
El teniente coronel retirado Martín Rodríguez quedó detenido luego de declarar por la represión en Campo de Mayo. Desconcierto de sus alumnos en la UCA de Salta, que espera “un dictamen legal”.
Martín Rodríguez quedó preso en Marcos Paz.
Por Diego Martínez
Mientras el juez federal Juan Manuel Yalj analiza la declaración indagatoria del teniente coronel Martín Rodríguez, quien admitió su participación en operativos y en reuniones de oficiales de Inteligencia con el condenado general Fernando Verplaetsen, pero sólo “escuchó hablar” de un lugar de detención en Campo de Mayo, las autoridades de la Universidad Católica de Salta anticiparon que pedirán “un dictamen legal” para evaluar la situación del ahora ex profesor, preso en Marcos Paz. Sus alumnos, en tanto, no salen del asombro, aunque admiten que el militar no ocultaba que “cumplió órdenes” durante la dictadura y generaba discusiones cada vez que “decía que antes estábamos mejor”. Rodríguez no es el primer militar/profesor de la UCS que afronta problemas penales. El ex teniente Daniel Fernando Karlsson estuvo imputado pero fue sobreseído por su actuación durante la dictadura en el Regimiento de Infantería 9 de Corrientes. El coronel Manuel Cornejo Torino, ex director de Fabricaciones Militares, es juzgado por la venta de armas a Ecuador y Croacia.
Cuando aún no se habían reabierto las causas sobre el terrorismo de Estado, el sargento Víctor Ibáñez, ex guardia de Campo de Mayo, mencionó ante el periodista Fernando Almirón al “capitán Rodríguez”. Dijo que se apodaba Toro y que “pertenecía a uno de los grupos de tareas más temidos”. Un sobreviviente de El Campito relató un diálogo en el que un “capitán Rodríguez” transmitía a un superior información arrancada en un interrogatorio bajo tortura. Cuando el Ejército informó que había un solo “capitán Rodríguez” en Campo de Mayo, el juez Yalj lo citó a indagatoria.
El viernes, luego de informar del viaje a las autoridades de la universidad que según su web “se sitúa en la corriente occidental y cristiana”, Rodríguez se presentó bolso en mano en el juzgado de San Martín. Negó haber usado el apodo Toro, negó haber participado de interrogatorios y dijo desconocer “que alguna persona los haya realizado”. Admitió en cambio su participación en operativos y su relación con Verplaetsen, que va por segunda condena a perpetua.
–¿Cómo era el procedimiento si en alguna vivienda no les permitían realizar el control? –preguntó el juez.
–En ese caso no ingresábamos por la fuerza sino que, suponiendo que en dicho lugar se estaba intentando ocultar algún tipo de actividad relacionada con la subversión, se daba intervención a la policía y nos retirábamos –respondió impávido el profesor Rodríguez.
“Verplaetsen organizaba reuniones en las que se daban directivas, órdenes o se referían anécdotas sobre circunstancias que habían sucedido”, dijo sin entrar en detalles. “Se convocaba a todos los oficiales de Inteligencia en un aula para sesenta o setenta personas ubicada detrás de la oficina del coronel Verplaetsen”, agregó. Consultado sobre la existencia del centro clandestino, respondió que “escuchó hablar, se comentaba acerca de la existencia de un lugar donde había detenidos, pero de ninguna manera tomó conocimiento acerca de su ubicación o estuvo en dicho lugar”. Sólo admitió su presencia en la Universidad Kennedy, donde estudió Ciencia Política entre 1975 y 1978.
“La comunidad educativa está descolocada”, admitió ante El Tribuno el profesor Néstor Quintana. “Nunca imaginé lo que dice Página/12” (sic), agregó. El rector Alfredo Puig calificó la detención como “un hecho sorpresivo”, propuso “pensar en el principio de inocencia” y anticipó que pedirá un dictamen a los abogados de la UCS. “No lo puedo creer. Al profe lo aprecio un montón”, confesó su ex alumno Nicolás Ruiz. “Tengo una sorpresa enorme”, coincidió Santiago Tangona. “Sólo nos decía que cumplía órdenes, no nos animamos a preguntarle cuáles”, enriqueció el debate Julio Nakhle. “Solíamos discutir cuando decía que antes estábamos mejor”, agregó.
“La familia, el rugby y el Ejército son sus pasiones”, recordó el ex subteniente Federico Storniolo, director de informatesalta.com, donde publicó una foto suya, de uniforme, junto con Rodríguez. Confesó que decidió “servir a la Patria” luego de ver “un ejemplo” en su profesor, y luego de aclarar que “no reivindico, desconozco (sic) o niego lo que pudo haber pasado”, informó a sus lectores que “sobre estos temas tan sensibles como inconducentes (sic) se habla sólo de una verdad”. “La otra verdad algún día saldrá a la luz y entonces sí podremos decir que hay justicia y que la guerra se ganó (sic) no sólo por las armas”, concluyó. El periodista despidió al imputado con palabras de antología: “Con afecto, mi Teniente Coronel”.
FuentedeOrigen:Pagina 12, 18 de febrero 2010
Fuente:Agndh
Celebró la condena de Patti “Aún hay gente que cree que fue un accidente la muerte de Diego Muñiz Barreto”, dijo Guillermo Almeida, vecino de Villaguay
El ex diputado fue asesinado durante la última dictadura.
El ingeniero Guillermo Almeida, vecino de la localidad de Villaguay, que colaboró en la investigación del crimen de Diego Muñiz Barreto, recordó que “aún hay gente que cree que fue un accidente y no un asesinato hecho por los militares”. Explicó que la hija del ex diputado Muñiz Barreto visitó la ciudad para “rearmar el relato de lo que pasó con su padre y se encontraron cosas muy llamativas, como es el hecho de que al auto lo tiraron del puente que tiene mayor profundidad de agua en el arroyo, muestra clara de que hubo una logística previa o colaboración de gente de la zona”. También celebró la condena que la justicia le impuso al ex subcomisario Luis Abelardo Patti. “Mucha gente creyó que lo que le pasó a Muñiz Barreto fue un accidente, hasta que hace un tiempo se supo que en realidad fue asesinado por los militares”, contó Almeida en declaraciones al programa A quien corresponda (Radio De la Plaza).
Luego explicó: “Dos de los abogados querellantes y Juana, la hija de Muñiz Barreto, se pusieron en contacto conmigo y vinieron para armar el relato de lo que había sucedido con su padre. Los acompañé a los lugares y a las entrevistas”.
Recordó que “los militares lo llevaron hasta un arroyo a Muñiz Barreto y a su secretario, Juan José Fernández, y les inyectaron un somnífero, los pusieron adentro del auto y luego los arrojaron desde un puente a la parte más profunda del arroyo. Fernández pudo escapar y todo maltrecho caminó por la ruta hasta una casa donde lo auxiliaron, luego una camioneta lo llevó hasta Paraná y se fue al hotel Mayorazgo, pero ahí llamaron a la Policía por el aspecto que presentaba. Más tarde lo detuvieron y él contó que había tenido un accidente. Lo llevaron a Villaguay para averiguar datos”.
“A salir en libertad, Fernández contó su relato a un escribano y dejó constancia de lo que había pasado. Luego se fue a vivir Francia, donde se casó. Luego de su fallecimiento, la que fue su esposa se contactó con los familiares de acá y le envió ese documento que se usó como prueba en el juicio”, indicó Almeida.
El ingeniero contó que cuando hicieron la recorrida por Villaguay buscando pruebas y reconstruyendo el hecho, “la gente dijo que desde donde tiraron el auto es la zona del arroyo donde hay más profundidad. Así que se supone que hubo logística previa o que alguien de la zona colaboró con los militares”.
También se entrevistaron con el médico que vio el cuerpo de Muñiz Barreto y “brindó detalles de la muerte, por ejemplo que tuvo un fuerte golpe en la nuca y que fue inyectado con un somnífero”.
En referencia a Patti, Almeida afirmó: “Él apresó y torturó a Muñiz Barreto y luego se lo entregó a los militares, que fueron ellos quienes lo mataron haciendo parecer como que fue un accidente”.
Celebró la condena impuesta por la justicia al represor y remarcó que “es importante que la gente sepa que es un asesino, porque muchos lo votaron y no se daban cuenta de que estaban apostando por un verdugo”.
FuentedeOrigen:AnalisisDigital
Fuente:Agndh
RELATO DE LA MARCHA.
A partir de las 13 horas distintas organizaciones Políticas, de Derechos Humanos y Sociales, se congregaron en las inmediaciones de la Estación Lemos (Ruta 8 y 202) para concurrir a la lectura de las sentencias a los Represores Luís Abelardo Patti, Reynaldo Bignone, Santiago Omar Riveros, Juan Fernando Meneghini y Martín Rodríguez. La comitiva contó con la presencia de la Comisión por la Recuperación de la Memoria de Campo de Mayo, la Dirección Municipal de Derechos Humanos de San Miguel, la Comisión por la Memoria del Barrio Manuelita, el Serpaj Zona Norte, la Universidad de General Sarmiento, militantes pertenecientes a las agrupaciones políticas y sindicales: Partido Humanista (SM), Partido Comunista (SM), Corriente Tito Deleroni (SM), Partido Frente Grande (SM), MOPUVI (SM), Partido Intransigente (SM), MOSIL (SM), la CTA Regional Gral. Sarmiento, con numerosa participación desde organizaciones barriales sociales y políticas, el SUTEBA Gral. Sarmiento. Y varios micros con compañeros de Escobar, con sus banderas y fotos de los desaparecidos de esa localidad.
Con una larga columna de micros y autos, precedida por un móvil con equipo de sonido, se ingresó por PUERTA 4, atravesando gran parte de Campo de Mayo y por el Hospital Militar, y luego encolumnados detrás de las banderas de la Comisión Campo de Mayo desde Márquez y Libertador San Martín se marchó hacia el amplio escenario organizado por H.I.J.O.S, desde donde se transmitiría en directo la condena.
Con presencia del Grupo Mascaró se pudo filmar toda la marcha e ingreso al predio militar.
Alrededor de las 17:00 horas, desde las pantallas montadas a los costados del escenario, se escuchaba la condena a cadena perpetua con cumplimiento efectivo en cárceles comunes, para el represor Luis Patti, al igual que para los demás acusados, menos en el caso del ex comisario de Escobar Juan Meneghini que recibió la pena de 6 años prisión.
Y para seguir festejando este hecho histórico de condenas por crímenes de lesa humanidad, prisión perpetua por secuestros, torturas yasesinatos, y cárcel común a Luis Patti, Bignone, Riveros y al "Toro" Rodríguez nos quedamos para cantar junto a los chicos de la murga rosarina y "Los Auténticos Decadentes"
Informe de Tonio Fernández.
NOTA : Se presentó desde Rosario, la Murga "La Memoriosa", con una enorme aceptación y alegría de los compañeros presentes. Con letras en su canciones relacionadas a los juicios y la invitación, al cierre del recital, a subir al escenario convocados por H.I.J.O.S. a cantar y bailar junto a los Los Auténticos Decadentes.
M.G.
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